Yuki no supo cómo volvió a casa, se fue dejando llevar por la inercia, o quizá fue Kyo el que le ayudó. Cuando se quiso dar cuenta estaba en su habitación, de pie, solo. Se metió en la cama totalmente vestido y se tapó hasta las orejas, acurrucándose. Sin quererlo, sollozó de nuevo hasta que se quedó profundamente dormido.
Kyo, coma casi cada noche no había podido dormir. Por una parte, pensaba en que haría al día siguiente con Sayu. Ella era muy buena amiga pero...De pronto le vino a la cabeza Yuki, no sabía la razón pero al recordar todo lo ocurrido en el baño sintió que ante todo le tenía que proteger. aquel día, indefenso, llorando...sintió...
Yuki se despertó sobresaltado e intentó saltar fuera de la cama, pero no pudo. Era como si su cuerpo se negase a responderle. Por primera vez desde que vivía en aquella casa, no fue el primero en levantarse, en salir, ducharse, desayunar... Sólo se quedó tendido, sin moverse.
Kyo estaba preocupado. Yuki JAMÁS se había comportado así... Sin pensarlo demasiado, dirigió sus pasos perezosamente hacia el piso superior y, por primera vez en su vida, fue más allá de su cuarto, deteniéndose delante de la habitación de Yuki.
-¿Si...?- musitó Yuki, cuando llamaron a su puerta suavemente
Tardó en contestarle. Algo indescriptible... algún sentimiento incapaz de ser expresado con meras palabras recorría
-Soy..yo, soy...Kyo
-P...pasa...-la respuesta también tardó en llegar
-¿Cómo te encuentras?-dijo, sonrojado, con la vista puesta en el suelo-es que...al no bajar...
Kyo no pudo continuar.
Yuki le miraba, en semipenumbra, sorprendido.
-Bien... gracias por preocuparte...-susurró, sonrojándose levemente
-De..de nada- armándose de valor continuó-Quiero que sepas que lo de volver a empezar era en serio.
El corazón le empezó a latir fuertemente, haciendo que cada vez estuviera más colorado.
-Yo...te..
Yuki se sonrojó aún más
-¿S... si...?
-Yo..te..te aprecio mucho- eso era, le apreciaba nada más o tal vez...
Yuki se acurrucó
-Yo también te aprecio mucho, Kyo...
Reaccionando a lo que acababa de decirle... o quizá a lo que ninguno de los dos se atrevía a decir, Kyo instintivamente se empezó a acercar a él, hasta posar la mano en su bello rostro.
-Yuki...
Yuki dio un respingo, pero no se apartó
-¿S... si...?
Kyo se acercó a un más, sin decir ni una palabra. Sólo pensaba en esos ojos tristes, en esa boca que parecía que gritase que deseaba ser besada...
-¿K...Kyo...?- susurró. Estaba cerca, mucho... podía... podía olerle, podía notar el calor que emanaba de su cuerpo, el fuego que le consumía.
No sabía lo que sucedía, lo único que le importaba era estar junto a Yuki.
Yuki le miró y, por una vez, necesito... necesitó... Se aferró a él, con fuerza, acurrucándose sobre su pecho sin importarle nada, dejándose llevar como nunca había hecho.
Kyo tenía entre sus brazos a la persona que antes odiaba y temía...
Cuando era pequeño se mostró tal y cómo era y la gente le hizo daño, por eso ahora tenía miedo, miedo a quitarse esa máscara que durante tanto tiempo lo había protegido... y que ya formaba parte de él. Sabía que así jamás sufriría... nadie le haría daño... y, de igual forma, nadie nunca podría llegar a amarle por quien era, un muchacho asustado que buscaba comprensión y cariño... La confusión lo invadía y, de pronto, su cuerpo se paralizó.
-Kyo...-Yuki se aferró a su cintura, temblando. Quería decirle tantas y tantas cosas... y era incapaz de abrir la boca, ni siquiera podía pensar en nada. Su mente era un torbellino- Kyo...-volvió a musitar.
Al oír como Yuki pronunciaba su nombre, se estremeció, era la primera vez que lo decía con tanto...cariño.
-Yuki..-le abrazó fuertemente, intentando demostrarse que no era un sueño.
Su cuerpo ardía... notaba el calor penetrando en cada uno de sus poros, reviviéndole. Se quedaron abrazados ni supieron el rato hasta que Tooru, extrañada, les llamó desde abajo
-¿Yuki? ¿Kyooo?
Ese frágil momento se rompió en mil pedazos. Kyo se separó rápidamente.
-Yo...-no pudo continuar. Se fue corriendo de la habitación para encerrarse en el baño y, en una esquina, empezó a llorar amargamente.
Yuki notó que su respiración era agitada. No se sentía bien... no... ¿por qué había tenido que irse?
-Kyo...-susurró, como un pequeño lamento.
Acabó por levantarse cerca del mediodía, algo tambaleante. Intentó hacer los deberes, ayudar a Tooru o... bueno, cualquier cosa que lo mantuviese ocupado, pero fue inútil. Sus mejillas estaban sonrojadas y sus ojos parecían afiebrados. Para colmo, no respiraba bien...
-Por favor...-musitó- que no esté enfermo...
Kyo después de salir del baño, se subió al tejado cómo solía hacer.
-¿Porqué?-susurró
se pasó allí toda la tarde cuando de pronto se oyó un golpe y un grito de Tooru
-¡¡¡Kyo!
Yuki estaba en el suelo, con una silla volcada, la taza que llevaba en la mano rota y no muy buen aspecto. Respiraba con dificultad, con un gesto de dolor.
Cuando Kyo vio la escena tembló.
-Tooru, llama rápido a Hatori, dile lo que ha pasado.
-Vale, ahora mismo llamo
Mientras, Kyo le cogió en brazos y le llevó a la cama. Le tapó y se le quedó mirando, estaba inconsciente...
-Yo...lo siento, tenía que protegerte y no lo he hecho. Yuki yo...
Se acercó y le besó la mejilla.
-K..Kyo...-.susurró, revolviéndose, con el ceño fruncido.
Kyo, estaba demasiado preocupado y no oyó que había hablado y prosiguió.
-Por favor, cúrate rápido, no puedo estar sin ti...
Dejó escapar un leve quejido y, pocos minutos después, llegó Hatori, casi corriendo
-¿Cuánto lleva así?
-Debe llevar unos diez minutos más o menos-contestó rápidamente Tooru
-Eso que más da la cosa es que lo cures ¿no?
-No, no da igual... Salid ambos, tengo que desnudarle
Kyo se calló de repente y se fue, sin poder reaccionar. Se ponía nervioso sólo de pensar en lo que le acababa de decir.
-Kyo, espera... Mejor ayúdame... No quiero hacerle daño y un peso muerto es siempre difícil de mover...
-¿Cómo, que te ayude?
-No..claro, ya te ayudo-dijo sonrojado
Hatori le incorporó por las axilas y Kyo le sacó la camisa, tras desabrocharla, después pasaron hasta los pantalones. El trabajo del médico era rápido y eficaz. Yuki estuvo desnudo en apenas cinco minutos
No sabía dónde mirar, sólo de pensar en tener al lado el cuerpo de Yuki desnudo...
-Su cuerpo está demasiado seco...- Hatori le tocaba, sin pudor, por todo el cuerpo
-¿Pu..puedo ayudar en algo más?-dijo, levemente sonrojado.
-Sí... coge agua no muy fría y un paño... y pásaselo por el cuerpo, eso bajará la fiebre
-De acuerdo.
no había tiempo para pensar en tonterías, Yuki estaba enfermo y tenía que ayudarle. Se dirigió rápidamente al baño, cogió un recipiente y lo llenó de agua tibia. También cogió una toalla, la más suave que encontró, y volvió junto a Yuki. Poco a poco fue mojando la prenda y recorriendo con él la frente, el pecho, el cuello...
El muchacho se quejaba, medio moviéndose. Abrió los ojos con dificultad, intentando fijar la mirada
-Voy a comprar una cosa, vigílale...- Hatori salió sin decir más, casi corriendo.
-Yuki..-en ese momento no sabía que decirle, así que siguió humedeciéndole el cuerpo.
-¿Qué...? Estoy... mareado...-musitó
-Aún estas muy débil, no hables.
-¿Qué estás...? ¡¡Ah! ¡¡No, no me mires!- intentó taparse, sin mucho éxito
Kyo se sorprendió.
-¿Qué pasa?
-Por favor...-se le escaparon las lágrimas. Se sentía débil y torpe, sin fuerzas, desamparado- No me mires... por favor, te lo suplico... mi cuerpo es tan... tan... horrible...-demasiado esfuerzo. Yuki tuvo que recostarse de nuevo, jadeando
Le cogió la mano fuertemente y le miró a los ojos
-¿Por qué piensas eso?-dijo, tiernamente-tu cuerpo es perfecto...-susurró sonrojándose.
-No... es... como el de una chica... apenas... tengo vello ni... musculatura... Mi espalda es... pequeña y... mi cintura demasiado estrecha- musitó, con bastante dificultad.
Kyo posó un dedo es sus labios.
-Calla...incluso enfermo quieres decir la última palabra. Tu cuerpo es muy bonito, no digas tonterías.
Se acercó de nuevo y le besó en la mejilla.
Yuki le miró, con los ojos abiertos por la sorpresa. Se rozó la mejilla, sonrojándose
-¿Ky... Kyo?
De pronto, casi espontáneamente, le abrazó.
-No vuelvas a pegarme estos sustos, tonto.
El cuerpo de Yuki tembló, aunque se quedó apoyado en el de Kyo, sin emitir sonido alguno de desagrado.
-Lo... lo siento
-No digas lo siento, di que no volverás a asustarme. Con eso me vale.
-No... no volveré a asustarte...-susurró, sonriendo
Cuando Hatori regresó, Yuki dormía apaciblemente, tapadito con la manta. Kyo le vigilaba, muy atento.
-Vaya... ¿No te parece que está algo mejor...?
Yuki tuvo que permanecer en cama un par de días y, por fin, cuando pudo volver al colegio, lo hizo entusiasmado. Hasta que la vio... se acercaba a Kyo... le susurraba algo al oído, sonreían... murmullos... Yuki se sentó en su pupitre.
Kyo vio de lejos a Yuki y se dirigió hacia él.
-¿Cómo te encuentras?
-Bien... gracias-musitó, ausente, sin mirarle
Eso le dolió mucho.
-¿Por qué me tratas de este modo?
-Sayu te está esperando- le dijo, alzando el rostro y clavando unos ojos que ya bien conocía, cargados de furia y dolor, en los suyos.
Eso le llenó aún más de rabia. Le cogió del brazo y se lo llevó a la azotea, mientras gritando le dijo a la chica que tenía cosas que hacer.
-¿¡Qué haces...? ¡¡Kyo!- Yuki llegó jadeando.
No te entiendo...Siempre me preocupo por ti, intento ser amable y tu...me tratas como si fuera una mala persona.
Yuki bajó el rostro, avergonzado
-Lo siento... yo... ¡¡No aguanto que estés así con ella!- espetó, sonrojándose de golpe.
-Y yo estoy harto de que no entiendas que...
-¿¡Qué? ¿¡Que te gusta? ¡¡Pues muy bien, ve con ella! ¡¡No entiendo porqué me has hecho subir aquí!
-¡¡¡De verdad que eres tonto!
Sin dejarle decir nada, se acercó bruscamente y le abrazó, con fuerza, pegándole a él.
-El único que me importa eres tú-susurró, sonrojado
Yuki le miró, jadeando
-Kyo...-medio gemido ahogado medio lamento. Sin pensar, se acercó a él, a sus labios... Se acercó hasta que notó su aliento sobre los suyos... Y no pensó más. Cuando sus bocas se unieron, sintió una descarga que le hizo estremecerse. Se aferró aún más a él, temiendo derretirse, temiendo perder el control
Kyo le respondió el beso. por fin esos labios que tanto deseaba eran suyos, todo lo que tanto había deseado se cumplía.
