6. UN PACTO CON EL DIABLO

¡Ryuichi Ryuichi!

¡Yuujiiiiiiiiii!

¡Aguanta¡¡¡¡Aguanta Ryuichi por favor!

¡Te odio!

¡APARTATE!

Se levantó de golpe. El corazón le latía a una increíble velocidad. Su cuerpo no paraba temblar, cubierto de una capa de sudor frío. Se levantó, tembloroso, y se dirigió al baño. Le parecía que el corazón le iba a salir por la boca. Se apoyó en el mármol, creyendo que sus pies no serían capaces de aguantar su peso mucho más. Se miró al espejo, oscuras y profundas ojeras marcaban su rostro. No podría disimularlas mucho más. Y Tohma, que ya se había fijado en ellas, le propuso que fuese a su casa, pero él se negó. No tenía intención de que Tohma le sacase información y menos de que viese que clase de pesadillas estaba teniendo últimamente. Abrió el grifo, dispuesto a mojarse un poco la cara, pero no tuvo tiempo, ya que tuvo que echarse sobre el retrete a vomitar. Cuando hubo acabado, se sentó en el suelo. Se sentía débil y enfermo.

Y la verdad es que no era extraño, ya era la tercera vez que vomitaba en esa noche. Se preguntaba que era lo que le quedaba en el estómago por vomitar. Y eso no era nuevo, cada noche le ocurría lo mismo. Poco a poco iba perdiendo las fuerzas, y la voz. Sentía arder su garganta y un desagradable sabor en su boca. Al día siguiente no podría cantar, le dolía muchísimo la garganta, y cada vez le costaba más tragar o hablar. Faltaban tres días para el domingo, Shuichi y él tendrían que ir a ese lugar donde Tsuya le había dicho. Se desesperó al recordar que al día siguiente tenía un concierto. No sé como voy a cantar... no me encuentro con fuerzas ni para levantarme.´´

El teléfono empezó a sonar. ¿Quién llamaría a esas horas? Se preguntó. Pero de todos modos no se sentía con fuerzas para hablar con nadie, así que dejó que el teléfono siguiera sonando y sonando hasta que se oyó el contestador automático.

La voz que menos deseaba oír en ese momento resonó por la habitación. –Hola Ryuichi ¿Cómo estás¿Te he despertado? Es que me aburría mucho y he decidido llamarte. –La voz de Tsuya tenía un tono burlesco, como si saboreara cada una de las palabras que decía. -¿En qué soñabas¿Tal vez...? –Su voz adoptó un tono cruel. -¿...soñabas en como matabas a tiros a mi hermano...¿O quizás soñabas con Yuuji? –Ryuichi dio un respingo, sintiendo como le volvían las nauseas de nuevo. –Yuuji, Yuuji, Yuuuuuujiii... –Repetía cantando. –Me he enterado que mañana tienes un concierto ¿verdad? En ese caso iré a verte. En realidad soy un gran fan de Nittle Grasper ¿No estás contento?

Ryuichi se levantó de golpe y corrió a coger el teléfono.

-¡Hijo de...! –Gritó al auricular. -¡Ni se te ocurra venir o...! –Pero solo gritaba a un objeto, Tsuya ya había colgado.

Frustado, colgó el teléfono. ¿Cómo había conseguido ese desgraciado su número? Aunque, pensándolo bien, Tsuya prácticamente lo sabía todo de él, así que no tenía sentido preguntárselo.

Las cosas cada vez iban de mal en peor. No sabía como escapar de aquello, pero sabía que hiciese lo que hiciese, no iba a acabar bien. Sus ojos recorrieron la habitación, buscando una salida. Pero no había ninguna, estaba atrapado entre dos realidades que no podía dejar atrás por mucho que corriese. El mundo se le estaba cayendo encima, y él no tenía fuerzas suficientes para sostenerlo.

Sus ojos pararon en un cajón, y lo abrió. Ahí estaba su vieja navaja de bolsillo. La cogió y la acarició con cariño. Cerró los ojos, intentando recordar el momento en que se la regalaron. Era un día de invierno de hacía ya muchos años. Sonrió al recordar aquella expresión de frío de Yuuji con el regalo entre sus manos. Abrió los ojos para encontrarse con el presente, en aquella oscura habitación. O quizá era su corazón el que se oscurecía. Tenía gracia, aquel día que le regalaron la navaja había sido uno de los mejores de su vida. Que irónico que algo tan preciado para él le había llevado casi a la muerte... Dejó la navaja encima de la mesa. –No pienses en eso ahora. –Se dijo. –Ocurrió hace mucho tiempo. Demasiado.

Salió al balcón. Cogió la baranda con fuerza y miró hacia abajo. Pero no vio nada, tan solo la oscuridad de la noche. Si me tirase¿sentiría al menos por un instante la sensación de volar?´´ Se preguntó. Era tentador. Deseó lanzarse al vacío y escapar de todo. Cerrar los ojos para siempre. Poder descansar por fin y huir de todo lo que le atormentaba...

Pero no lo hizo. No podía. Porque esa vez no estaba solo. Esa vez estaba Shuichi. No podía abandonarle a su suerte. Porque sabía lo que era estar solo. Sufrir en silencio, retorcerte en el dolor sabiendo que nada ni nadie puede entender tu desgracia ni ayudarte. Sentir tanto dolor hasta el punto de ahogarte. Ver como la deseperación y la locura se va adueñando de tu cuerpo y tu mente y que no puedes hacer nada para evitarlo.

Se apartó de la barandilla y entró e la habitación, algo conmocionado. Se sentó en la cama apoyando el rostro entre sus manos. No podía morir, no podía huir. Tampoco quería caer en errores del pasado. Pero no podía quedarse sin hacer nada mientras observaba como iba enloqueciendo. O tal vez ya empezaba a hacerlo, puesto que la impotencia se convirtió en furia. Cogió la navaja y se rasgó sin ningún miramiento la piel del brazo, salpicando las paredes de sangre. No le importó y volvió a cortarse bruscamente la pierna. El pijama blanco de Ryuichi se tiñó al instante de rojo color de la sangre, y esta vez se clavó el cuchillo hasta el fondo del brazo, y fue cortando lentamente, con la respiración entrecortada, desde el hombro hasta el codo, desgarrando la piel como si fuese tela, mientras la sangre no paraba de salir abundantemente de las heridas abiertas. Siguió cortándose, sin sentir una pizca de dolor y intentando apaciguar todo esa furia acumulada en su interior. De repente, todo el enfado cesó al instante. Ryuichi perdió las fuerzas y cayó al suelo , sangrante. Se arrastró como pudo hasta el lavabo, dejando el suelo manchado de la sangre que no paraba de brotar de sus heridas. Entonces el dolor empezó a sentirse, notó como la sensación de dolor invadía sus brazos y sus piernas rápidamente como si fuese un veneno mortal. Estaba inmovilizado por el dolor palpitante que sentía y le temblaba todo el cuerpo.

-Eres penoso... Ryuichi... –Se dijo. –Das... pena...

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Ryuichi caminaba por los pasillos de N.G. El dolor de garganta había apaciguado bastante y todavía se sentía con fuerzas de cantar. Pero no era eso lo que le preocupaba. En ese momento estaba concentrado en intentar ignorar el dolor de las heridas del día anterior. Se arrepentía muchísimo de haberlo hecho, puesto que ahora el dolor se estaba cobrando el arrebato. No podía mover casi los brazos, puesto que el dolor se extendía por todo el brazo y le palpitaba de manera insoportable. Se paró, cerrando los ojos con fuerza, y se mordió el labio, pues ahora le dolía mas que antes. ¿Acaso era una especie de castigo?

-Ryuichi¿Estas bien? –Dijo K a sus espaldas. –¿que te pasa?

-K... –Ryuihci intentaba disimular la expresión de dolor de su rostro. Pero K se dio cuenta al instante. Le cogió del brazo y le subió la manga rápidamente.

Apartó el brazo bruscamente, pero era demasiado tarde, K había podido ver claramente las cicatrices de los cortes de la noche anterior. Quedaron callados los dos, quietos en medio del pasillo. K le miró a los ojos, y se podía ver la preocupación reflejada en ellos, pero no solo preocupación, sino que también había furia en los ojos azules de K, furia y enfado.

-¿Vas a poder seguir engañándome Ryuichi? –Preguntó apretando los puños. -¿Después de lo que he visto?

Ryuichi no dijo nada. Tampoco sabía que responderle.

-Lo habías superado hace mucho tiempo... soy tu amigo Ryuichi, y Tohma también. Ambos estamos muy preocupados por ti... –Le cogió de los hombros. –Hemos estado cuidando de ti todo el tiempo, y lo seguiremos haciendo porque te apreciamos mucho todos. Porque aunque tu creas que no lo mereces, todo el mundo te quiere Ryuichi, y no sabríamos vivir sin ti. ¿No lo entiendes? No eres alguien despreciable, eres una buena persona, no queremos perderte. ¡Y si lo estás pasando mal pídenos ayuda! Sabes muy bien que todos te ayudaremos sin pensárnoslo ni una vez. Queremos que vuelvas a ser el mismo Ryuichi que conocemos.

-Entonces... entonces... ¿qué queréis...? –Ryuichi le miró desolado, con lágrimas en los ojos. -¿Queréis que... que siga siendo un farsante...?

-¿Qué estás diciendo...?

-Lo sabes muy bien K... –Ryuichi miró al suelo. –Yo... yo no soy la persona que conocéis... solo soy un hipócrita y un farsante que lleva una máscara de inocencia para intentar esconder el monstruo que lleva dentro...

-¡Ya basta! –Gritó K. -¡Deja de decir tamañas estupideces¡Tu no eres un monstruo¡¿Quien ha vuelto a meterte esas ideas en la cabeza¡Dime quien te está destruyendo de tal manera otra vez! –K le cogió de los brazos y le abrazó con fuerza. - ¡Por favor no vuelvas a lo de antaño, por favor¡No... no quiero volver a verte así¡Tienes que volver a ser el Ryuichi feliz y despreocupado que tanto queremos todos!

Ryuichi se apartó de K de un empujón. –No... no es verdad... ¡Tu... tu me odias!

-¿Que estas diciendo...? –Dijo K dolido, sin comprender. -¿Cómo iba yo a odiarte?

-Es Yuuji... Yuuji quien... –Se tapó la boca con la mano, derramando lágrimas sin parar.

-¿Pero de qué me hablas? –K intentó acercársele, poco a poco. –Yuuji no tiene nada que ver con esto... no vuelvas a atormentarte con ello... ¿Por qué... vuelves a pensar en eso otra vez¿Quién te está haciendo esto¡Ya sufriste bastante, no vuelvas a empezar de nuevo!

-¡TE EQUIVOCAS! –Gritó Ryuichi tapándose los oídos. -¡Yuuji me odia!

-¡Ryuichi! –Intentó detenerlo, pero Ryuichi salió corriendo por los pasillos.

K se apoyó en la pared y se deslizó lentamente hasta quedar sentado en el suelo. Otra vez... no habían podido hacer nada para evitar que su amigo volviese a caer en los terribles recuerdos. El pasado había vuelto a atacar, y lo malo es que esta vez Ryuichi no iba a dejarse ayudar. Había que darse prisa.

Cogió el móvil y marcó el número de Tohma.

-¿Diga?

-Tohma... hemos llegado tarde.

-¿K¿No hablarás de...

-Si... Ryuichi... a mencionado a Yuuji.

-Oh no... otra vez no... –La voz de Tohma parecía desolada.

-¿Te falta mucho para llegar?

-No... estoy justo enfrente. Voy enseguida. Hasta ahora.

-Adiós.

Se levantó preocupado. Y se dirigió hacia la habitación donde debían esperar hasta la hora del concierto. Abrió la puerta, allí estaba Ryuichi, observando a Kumagoro que sostenía entre sus manos. Noriko se le acercó.

-K. –Le dijo al oído. –Ryu-chan está muy extraño. Últimamente lo veo más triste y serio que de costumbre... pero hoy... ¿Qué está pasando con nuestro Ryu-chan K?

-No lo sé... –Y lo dijo sinceramente. –De verdad que no lo sé...

En ese momento entró Tohma. Que en el mismo momento en el que vio a Ryuichi, se dio cuenta que cada vez las cosas estaban peor. Miró a K, que le respondió con una mirada de asentimiento. Pero no pudieron hablar nada, puesto que entraron a avisarles que tenían que salir al escenario. Ryuichi se levantó dejando a Kumagoro olvidado en la mesa, y se dirigieron todos al escenario sin mediar una palabra.

Empezó el concierto, de algún modo Ryuichi se sentía aliviado al poder cantar. De hecho, años antes, había descubierto la música gracias a eso. Y realmente servía para poder olvidarse, al menos un rato de todos sus problemas. La voz le salía como si nada, y el dolor de garganta se había esfumado. Todo su cuerpo se liberó con el sonido de la música y se sintió muchísimo mejor. Olvidó por unos instantes a Ryotsu, a Tsuya, a todo lo que le estaba pasando, dejó de pensar en todo aquello que le hacía tanto daño y se dejó llevar por la emoción del momento.

Pero aquello no duró mucho, y es que su torturador no le iba a dejar ser feliz en ningún momento. Y cuando Ryuichi creía que todos sus problemas habían desaparecido, la dura realidad le golpeó más fuertemente que nunca. Pudo distinguir claramente a Tsuya entre todo el público, como si sus ojos tampoco le quisiesen dejar ser feliz y hubiesen ido hacia él expresamente. Y en el momento en que le vio todo se le volvió a venir abajo. Todo el dolor que había logrado amainar empezó a invadir su cuerpo rápidamente . Dejó de cantar. Todo el mundo le miraba extrañado y preocupado. Pero no se dio cuenta. En ese instante no veía nada. Su mente se había separado de su cuerpo y había vuelto al pasado. De nuevo, estaba en aquella feria a sus veintidós años, oyendo la familiar música infantil, delante de aquella atracción giratoria.

¡Te odio!

Esas palabras resonaron en sus oídos. Odio odio odio... La voz de Yuuji que tanto había intentado olvidar volvía a escucharse como si le tuviera justo delante. Y lo tenía, realmente. Pudo ver como le miraba con esos ojos llenos de lágrimas y le decía aquellas palabras .

-¡Te odio! –Aquellas duras palabras... tan impregnadas de odio. Se lo dijo de todo corazón. Realmente le había odiado. No, aun ahora le odiaba.

Todo se volvió borroso, no sabía donde estaba, solo podía oír los gritos de fondo y sentir como su cabeza no paraba de dar vueltas. Lo último que recordó ver fue a Yuuji alejándose entrela multitud, gritándole... te odio.

Después todo se volvió oscuridad.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Shuichi escuchaba la televisión preocupado. Estaban emitiendo las noticias, y habían dicho que Ryuichi se había desmayado en medio del concierto.

-Ryuichi... –Shuichi se levantó y cogió la chaqueta. Pero no pudo dar un paso más, ya que los brazos de Yuki lo rodearon y lo acorralaron contra la pared.

-¿Dónde te crees que vas criajo? –Le dijo seriamente.

-Ryuichi... se ha desmayado... –Respondió algo inseguro. –Voy a ver como está...

-¿De veras? –Yuki no iba a ceder. –Podrás ir a verle cuando me cuentes de una vez que demonios te ocurre.

-Pero Yuki... –Shuichi intentó parecer convincente. –Estoy bien... de verdad solo es que... bueno... no me encuentro bien estos días y...

-¡No soy idiota! –Gritó, Shuichi cerró los ojos. -¿Vas a decirme otra vez conflicto interior´´¿Te crees que no me he dado cuenta¡ya no eres tu Shuichi. Has cambiado tan radicalmente que incluso me asusta¡¿por qué no me lo quieres contar¡Yo te conté lo mío¿no¡Creí que ya habíamos superado la etapa de guardarnos secretos!

-Ya... ya lo sé... pero... –Shuichi empezó a llorar. –Yo no sé que hacer Yuki... estoy perdido... ojalá pudiera contártelo... pero es que estoy asustado...

-¿De qué tienes miedo Shuichi? –Yuki se suavizó. –Mirame a los ojos. –Cogió la barbilla de este y le obligó a mirarle. -¿Tienes miedo de que te odie por algo¿Tienes miedo que deje de quererte...? –Yuki le sonrió. –No seas tonto. Yo maté, Shuichi. –Shuichi abrió mucho los ojos. –Maté a Yuki. Te lo conté... ¿y tu me odiaste? No. Me dijiste que no importaba el pasado, que me seguías queriendo a pesar de todo... ¿por qué piensas que voy a darte la espalda ahora?

Era verdad... Yuki había matado a alguien también... por primera vez era consciente de lo que había tenido que pasar Yuki. Como le pudo cambiar tanto el carácter después de aquello...

Pero esta vez era diferente... Porque él no era tan fuerte como Yuki... Porque el era débil...

Y también porque estaba ese tipo... Tsuya. ¿Qué era capaz de hacer ese hombre malvado si le decía una palabra a alguien de lo que había pasado? Cualquier cosa. Les estaba protegiendo... no podía decir nada... estaba acorralado...

-Yuki... –Se le echó a llorar en sus brazos. –No puedo decírtelo... de verdad que no... mierdaaaaaaaaa...

Yuki lo apretó contra sí. Abrazándole con sus fuertes brazos.

-Shuichi...

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

-Hola Shuichi soy yo.

-Ryuichi... perdona por no haber ido a verte el otro día... es que Yuki...

-No te preocupes, lo imaginé.

-Al final has tenido que telefonearme tú. ¿Cómo estás?

-Tranquilo, estoy bien. tan solo fue un mareo.

-¿Pero que pasó?

-Nada... solo me vinieron a la cabeza viejos recuerdos que no quería recordar y... –Se lo pensó mejor. –Bueno nada importante. Hace días que no duermo bien... ¿cómo estás tú?

-Mira... mal. Pero es normal supongo... Yuki ayer intentó que se lo contara, pero no pude... Además, Tsuya... no creo que le hiciese gracia. Es peligroso para ellos saber algo.

-Bien hecho. A mí también me hicieron lo mismo. K, Tohma... Todos se están dando cuenta de que algo malo pasa... pero si queremos protegerlos lo mejor es no decir nada.

-Tienes razón.

-Bueno Shuichi... te he llamado para eso...

-Si, ya... Hoy es el día que tenemos que ir a ese lugar ¿no?

-Por desgracia sí...

-¿Qué querrá ese hombre de nosotros...? No me suena nada bien...

-A mí tampoco... pero por nuestro propio bien será mejor que no faltemos.

-Vale... ¿esta noche entonces?

-Hasta entonces...

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

K entró en el bar y miró hacia donde estaban Yuki y Tohma, ya sentados.

-Veo que ya habéis llegado. –Le dijo sentándose. -¿Habéis tenido que esperar mucho.

-No te preocupes. –Respondió Tohma sonriente. –Acabamos de llegar.

-En ese caso no importa. –K les miró seriamente. –Bueno, se suponía que esto era para hablar de cómo estaban esos dos. Aunque después de lo que pasó el otro día en el concierto no se que podemos pensar.

-Es cierto... –Tohma removió con la cucharita el café. –Antes de despertar del desmayo, Ryuichi no paraba de mencionar a Yuuji...

-¿Pero quien es Yuuji? –Preguntó Yuki sin comprender.

-Ah... bueno... –Tohma y K se miraron, habían hablado demasiado. –Bueno Yuuji es una persona que influyó mucho a Ryuichi en el pasado...

-Si bueno... –Yuki encendió un cigarrillo. –Y supongo que eso es lo único que me diréis ¿no? por vuestras caras imagino que no teníais intención de explicarme nada.

-Eiri-san...

-Lo comprendo, de verdad. Supongo que Sakuma no quiere que nadie lo sepa. Al fin y al cabo es su pasado y no tengo porque entrometerme pero...–Yuki les miró serio.-Pero no es lo mismo esta vez. Shuichi también está metido en esto y sea lo que sea que pase voy a descubrirlo. No es cuestión de enterarme del pasado de Ryuichi o no, yo solo quiero ayudar a Shuichi. Además, ya me imaginaba que ese tipo guardaba cosas escondidas que no quería que nadie supiese.

-¿De... de verdad? –Dijo K muy sorprendido.

-No era muy difícil de imaginar, la verdad. –Yuki suspiró. –Es una persona muy extraña, su comportamiento, su forma de cambiar de personalidad tan radicalmente bajo determinadas circunstancias... Bueno, todo en él me hacía pensar que escondía cosas.

-Ya bueno... –Tohma le miró. –Está bien, te lo explicaremos, pero bajo ninguna circunstancia debes decir nada.

-¡Pero Tohma...! –Protestó K.

-K, Eiri tiene razón, esta vez no es solo Ryuichi, también Shuichi tiene problemas. No le podemos esconder y dejar que Shuichi acabe igual que Ryuichi años atrás.-Dijo Tohma.

-No diré nada. –Aseguró Yuki.

-Está bien... Ah, antes que nada. He localizado la casa de Ryotsu. –Dijo K.

-¿Enserio¿Y también estaba como ellos? –Le preguntó Tohma

-No lo se. –Suspiró K. –Está desaparecido.

-¿Desaparecido?-Exclamaron Yuki y Tohma sorprendidos.

-Pues si. Hablé con su madre y me dijo que su hermano Tsuya había ido a buscarle, pero que no había tenido noticias de él. –Explicó.

-¿Entonces... que podemos sacar de todo esto...? –Preguntó Yuki.

-Tsuya... –Todos miraron a Tohma. –Tsuya. El hermano de Ryotsu podría tener algo que ver.

-¿Y por qué piensas eso?

-Bueno no lo sé... pero me parece muy extraño que alguien vaya a buscar a su hermano, pero que después no informe de nada a su madre. Se supone que su madre también está preocupada, lo normal sería llamarle...

-Puede que él esté desaparecido también. –Dijo K.

-Puede. –Tohma cruzó los brazos sobre la mesa. –O puede también que esté ocupado en otra cosa...

-¿Adonde quieres llegar...? –Le preguntó Yuki.

-Ryuichi menciona a Yuuji... cae en una depresión que superó años atrás... ¿por qué debería volver a pensar en ello? –Dijo Tohma. –Tal vez alguien se lo esté recordando...

-¡Hablas de...? –Exclamaron Yuki y K.

-Exacto. Un chantaje. –Tohma suspiró. –Puede que me equivoque... todo esto no son más que especulaciones.

-Pero podrían ser bien ciertas. –Dijo K, tamborileando con los dedos en la mesa nervioso.

-¿Pero entonces donde entra Shuichi en todo esto? –Preguntó Yuki intentando descubrirlo.

-Eso no te lo puedo decir, puesto que no tengo ni idea pero.. –Tohma les miró seriamente. –Creo que si descubrimos donde entra Ryotsu... todos los enigmas quedarán resueltos.

-Probablemente tengas razón Tohma. Pero no hay manera de encontrar a ese chico, te lo aseguro –K frunció el ceño. –He usado todo tipo de métodos y contactos. Pero no puedo encontrarle. Está totalmente desaparecido. La ultima vez que fue visto fue el día en que quedó con Shuichi y Ryuichi... y eso fue como empezó todo.

-Debemos seguir investigando. No podemos hacer nada mas. –Suspiró Tohma. –Aun así tenemos a un sospechoso y muchas dudas. Pero algo me dice que vamos por el buen camino.

-Siempre has tenido buena intuición. Espero que no te falle esta vez. –Dijo Yuki sonriendo sarcásticamente.

-Yo también lo espero... –Tohma miró a Yuki. –Ahora te explicaremos el pasado de Ryuichi.

-De acuerdo. –Yuki se sacó el cigarrillo de la boca. –Entonces... ¿Quién es Yuuji?

-Bueno... –Tohma miró a K. –Yuuji es...

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

-¿Estas listo? –Ryuichi le dio el abrigo. –Cógelo, va a hacer frío esta noche.

-Yuki... no ha llegado aun... –Un Shuichi preocupado tomó el abrigo y se lo puso. –Va a preocuparse.

-Entonces déjale una nota escrita. No tenemos tiempo que perder, además no creo que te dejase ir si estuviese aquí. –Dijo fríamente Ryuichi. Cambió su expresión al ver el rostro lleno de tristeza de Shuichi. –Perdona. No... no quería hablarte así. Es que estoy asustado y preocupado.

-¿También... es por Yuuji no? –Ryuichi abrió mucho los ojos. –No sé quien es, no sé que tiene o tuvo que ver contigo. Tampoco sé lo que pasó. Pero algo es evidente, y es que no acabó bien. Y tu no paras de darle vueltas desde que todo ocurrió... por eso no paras de torturarte una y otra vez.

Ryuichi miró al suelo, y se mordió el labio intentando contener las lágrimas que se acumulaban en sus ojos con solo escuchar ese nombre.

-Ryuichi. No soy nadie para decirte nada. Ni tampoco puedo darte frases de consuelo puesto que no sé lo que ocurrió pero... –Le miró con tristeza. –Por mucho que te lamentes no vas a cambiar nada, y solo vas a ganar más dolor del que ya estás soportando. Fuera quién fuera Yuuji, forma parte del pasado. Es en el presente donde tenemos problemas, donde nos estamos esforzando para no acabar totalmente destruidos por todo lo que pasa. Ya estás sufriendo bastante... no añadas más cosas que te hagan todavía más daño.

A pesar de que Shuichi no lo veía, las manos de Ryuichi no paraban de temblar. Tan solo pensar en Yuuji le era insoportable. Las heridas del pasado dolían demasiado como para ignorarlas... Le dio la espalda a Shuichi y se dispuso a salir de la casa.

-Tu no sabes nada. –Dijo con dureza. –Vámonos ya. No podemos llegar tarde.

-... –Shuichi cerró la puerta alicaído. Y después empezó a caminar por las oscuras y vacías calles. Sin poderse imaginar jamás cual iba a ser el destino de aquella noche.

Habían llegado ya a la calle. Era un mal barrio. De hecho eran los suburbios de la ciudad. El sitio más peligroso y oscuro de la ciudad. Calles estrechas y oscuras donde no eras capaz de darte cuenta si alguien te seguía. De ambiente denso, pero a pesar de eso en ese lugar estaba siempre presente un frío helado capaz de acuchillarte la piel. Ese lugar donde los hombres corruptos llevan a cabo sus oscuros negocios. Un barrio de asesinos y ladrones. Alí estaban ellos.

-La calle Ángeles Caídos ¿eh? –Comentó sarcástico y nervioso Ryuichi. –Nunca mejor llamado ¿no crees? El lugar donde los ángeles expulsados de los cielos vienen a consumirse...

-Tal vez no solo los ángeles se consumen aquí... –Dijo Tsuya a sus espaldas.

Ryuichi y Shuichi se giraron asustados. Realmente estaban aterrorizados. Sabían que no podía pasarles nada bueno. Y el solo hecho de no saber que era lo que Tsuya se proponía era desesperante.

-Ya estamos aquí... –Dijo Ryuichi notando como las frías gotas de sudor resbalaban por su rostro. -¿Qué es lo que quieres?

-Uhmm... yo de ti me calmaría un poco Ryu-chan... –Dijo con ironía. –Ni siquiera he empezado a hablar. Pero aquí hace mucho frío, vamos dentro.

-¿...dentro...? –Dijo Shuichi con desconfianza.

-Así es. –Se giró y les hizo una seña de seguirle con la mano. –Seguidme.

Les condujo por las peligrosas calles, hasta llegar a un edificio abandonado, era el número que ponía en la tarjeta. –Me imaginé que vendríais aquí, pero me adelanté, tenía ganas de veros. –Dijo riendo para sí.

-... –Los dos chicos, sin estar nada seguros de querer entrar le siguieron, a pesar de que sus pies estaban deseando salir corriendo de aquel lugar.

Era un edificio triste y gris. Por dentro todo estaba podrido y medio derruido. Las paredes, llenas de pintadas y las ventanas rotas. El color de las paredes que algún día debió de ser blanco, ahora había tomado un tono grisoso.

Pasaron por lo que en su época debió ser el vestíbulo. La antigua mesa del portero que guardaba la entrada del edificio, estaba totalmente carcomida por las termitas. Y en el suelo se podían ver manchas de aspecto grasoso. Llegaron a un antiguo ascensor de color rojo apagado, que por lo visto a pesar de sus años todavía funcionaba.

-Pasad. –Les dijo Tsuya sin borrar esa sonrisa burlona de la cara. –Pasad. El ascensor es seguro. –Les dijo al ver las caras de duda en los dos cantantes. Finalmente entraron, y el ascensor se puso en marcha traqueteando para llegar a la tercera planta, eso si no se paraba antes. Una vez en el rellano, se dirigieron hasta la puerta número dos. Si puerta podía ser llamada... de hecho, tan solo quedaba la mitad de arriba de la puerta, puesto que la parte de abajo no estaba, como si la hubieran partido por la mitad.

-No os preocupéis por el aspecto que tiene todo esto. –Les dijo Tsuya irónicamente. –Está totalmente abandonado, pero hace varios años, pobres y delincuentes vivían aquí, por tanto no está en muy buenas condiciones. Aunque pensándolo bien... nada de lo que hay en este barrio está en buenas condiciones. –Se rió con ese tono que tanto desagradaba a Shuichi y Ryuichi. –Al fin y al cabo la pobre gente que vive aquí no tienen la suerte de tener ese don para cantar y ganar dinero... Aunque está visto que las personas que más suerte tienen no son siempre las más honradas... –Taladró con la mirada a Ryuichi. –Por suerte algunos se ganan su propio castigo.

Ryuichi apretó los puños. No le gustaba nada el rumbo que estaban tomando las cosas. Pero prefirió callar por el momento, intentaría no caer en las sucias trampas de aquel hombre demonio. Se pararon sorprendidos cuando entraron en el piso, puesto que habían cuatro hombres más en la sala.

-¿Qué... que ocurre aquí...? –Shuichi dio un paso atrás. Aquello le recordaba algo que no le gustaba nada.

Tsuya echó a reír. –No te preocupes Shuichi, no van a haceros nada malo. –Le miró con una sonrisa de satisfacción. –Aquí no nos andamos con rodeos. No como aquel chico... ¿cómo se llamaba...? Ah, si... Aizawa Taki-kun...

-¡Serás...! –Ryuichi le agarró el brazo para detenerle.

-Tranquilo... No caigas en su trampa como yo...

-Ryuichi...

-Vale, vale, basta ya de sentimentalismos ¿eh? –Se acercó a ellos, que retrocedieron, haciendo que Tsuya todavía se regocijara más de lo bien que estaba saliendo su plan. –Vayamos al grano. Estos chicos son unos amigos míos. Esperan no tener que intervenir si no cooperáis... –les sonrió con la más mala intención. - ¿Pero vais a cooperar no?

-¿No decías que no te ibas con rodeos? –Le espetó Ryuichi desafiante. –Dinos porque demonios nos has hecho venir aquí.

-Si, si. Tienes razón. –Les dio la espalda y se fue a sentar en un viejo balancín. –Pues empecemos lo que hemos venido a hacer realmente. Quiero hablaros de negocios.

-¿Negocios? –Shuichi buscaba el doble sentido de aquella frase. -¿Con nosotros?

-Así es. Veréis... –Tsuya empezó a balancearse lentamente. –Estos hombres que están aquí de hecho trabajan conmigo. Es que tenemos un pequeño negocio oculto ¿sabéis? Pero últimamente andamos cortos de personal. Y creo que vosotros sois los más adecuados.

-¿Pero... que estás diciendo...? –Ryuichi no entendía nada. No podía ser que solo les hubiese citado para eso. ¿Y todo el odio¿Y esas ganas de venganza que habían podido ver en sus ojos¿solo quería que trabajaran para el?

-Oye¿de que clase de trabajo estamos hablando...? –Preguntó Shuichi sin fiarse.

Tsuya dejó de mecerse. –Bueno... uno que os va como anillo al dedo. Trabajareis... de asesinos.

Se hizo el silencio en la sala. Ryuichi y Shuichi se habían quedado paralizados ante aquellas palabras. ¿Asesinos¿¡Quería que trabajasen de asesinos¿¡Después de todo lo que habían tenido que pasar... quería que volviesen a matar?

-E-estás de broma... –Tartamudeó Shuichi. –Es... una broma...

-No Shindo, no es una broma. –Dijo Tsuya mirándole seriamente ahora. –Si os pensáis que voy a dejaros vivir felices y en paz después de matar a mi hermano lo lleváis claro.

-No... –Ryuichi dio un paso atrás. –No lo haremos... por nada del mundo...

-Oh... Por supuesto que lo haréis... os lo aseguro... –Los ojos de Tsuya mostraban ahora unas ganas de sangre y venganza imparables. -¿No querréis sufrir las consecuencias verdad?

-¡Nos da igual la s consecuencias hijo de puta! –Gritó Shuichi. -¡De verdad creías que aceptaríamos?

-¡Denuncianos si quieres! –Corroboró Ryuichi. -¡Cuéntale a la policía todo lo de Ryotsu¡Nos da igual¡Preferimos ir a la cárcel a añadir más muertes a nuestra conciencia¿¡Te pensabas que nos ibas a poder chantajear con eso?

-Jajajajaja- Rió. -¿La cárcel¿denunciaros? –Les miró como si se compadeciera de su estupidez. -¿Y vosotros de veras creíais que iba a hacer un chantaje tan estúpido¡como si eso os fuese a hacer aceptar¡Por favor! –Apoyó la cabeza en una mano, con las cejas alzadas. –La cárcel es el peor sitio donde podéis ir chicos.

-¡Enserio¿¡Y que vas a hacer si no aceptamos eh?

-Bueno... –Tsuya suspiró. –Tenéis muchos amigos ¿verdad? –Shuichi y Ryuichi se pusieron tensos. –Sería una pena, porque podría pasarles algo malo, y como estaríais entre rejas... no podríais protegerles...

-¡Serás cabronazo! –Ryuichi se le acercó, pero tuvo que parar puesto que los hombres que habían se pusieron en posición amenazante.

-Yo de ti no haría eso. –Le dijo con sorna. –En fin... como os decía... Pondré un ejemplo. Shuichi... Tienes buenos amigos ¿no es cierto?

-¿Qué pasa con eso? –Dijo este desconfiado.

-¿Cómo se llama ese amigo tuyo...? Ese de la moto...

-¡No te atrevas a tocar a Hiro! –Gritó fuera de si Shuichi.

-Ahhh... cierto, Hiro. –Dijo Tsuya ignorándole. –¿Tocarle yo? No sería capaz. Pero... tiene una bonita moto... ¿Qué marca es?

-¡Hasta donde quieres llegar?

-Bueno... sería una pena que una moto tan bonita se rompiese a causa de un desafortunado incidente... Ya estoy viendo la noticia. ¡Trágico accidente¡Hiroshi Nakano, de Bad Luck, ha muerto a causa de un fallo en los frenos de su moto¡Ah, y de pasó se ha llevado por delante al famoso novelista Eiri Yuki!

-¡HIJO DE...!

-Ey ey ey…. –Dijo Tsuya fingiendo falsa preocupación. -¿Y esos nervios¿No es bueno alterarse tanto Shindo-Kun... Te puede subir la tensión. –Rió de nuevo.

-Shuichi. –Dijo Ryuichi adelantándosele. –Con todos estos tipos aquí no podemos hacer ningún disparate.

-Sabio consejo Ryuichi. –Dijo sonriéndole hipócritamente. –Pero tu también tienes buenos amigos Ryu-chan... Está Noriko... Y esos dos que tanto se preocupan por ti, Seguchi y ese tal K.

-Déjate ya de tonterías. –Ryuichi le dirigió una mirada de odio. -¿Y nos llamas asesinos a nosotros? Precisamente tu eres mucho más despreciable que nosotros. Llevas un sucio negocio y además nos amenazas con dañar a nuestros seres queridos si no hacemos lo que nos dices, y después vas con esos aires de santo... que asco me das.

-¿Yo te doy asco? –Le señaló con un dedo acusador. -¿Y que me dices de ti Ryuichi? Finges día y noche con esa falsa máscara de inocencia. Una persona que se odia tanto a sí mismo que es incapaz de mostrar su verdadera cara y solo es un hipócrita farsante... Si yo te doy asco, tu me das pena. ¿Te piensas que tienes amigos? Esos amigos no te quieren a ti, de hecho ni siquiera te conocen. A quien quieren es a esa persona por la que te haces pasar y que hasta al final te has creído que eras. Pero no importa lo mucho que te lo creas, porque ese no eres tu. El verdadero Ryuichi está ahora delante de mí, y no es más que un asesino que no merece ni ser llamado persona. Ese Ryuichi que tanto yo como tu odiamos... –Le sonrió con desprecio. –Y que también odia Yuuji.

Ryuichi cerró los ojos con fuerza, intentando soportar tanta crueldad reducida a palabras. Pero que tanto le dolía porque sabía que era verdad. Porque a pesar que durante todo el tiempo intentaba ignorar esa verdad aplastante, seguía estando allí, acechándole.

-¿Ves? –Dijo cruel. –Ni siquiera eres capaz de contradecirme, ni siquiera eres capaz de contener las lágrimas cuando escuchas ese nombre que tanto te atormenta y que no eres capaz de olvidar.

-¿Por qué no lo dejas de una vez? –Dijo Shuichi poniéndose enfrente de Ryuichi. -¿Acaso te piensas que por decir todo eso tu dejas de ser el repugnante ser que eres¿O es que crees que eres mejor persona que el¡Todos en el fondo no somos perfectos¡Y puede que Ryuichi tenga algo de malo según tú¡Pero tu eres el más miserable de todos¡Porque hurgas en las heridas de las personas como un carroñero para conseguir lo que quieres, y amenazas para presionarles¡¡¡Tu eres el peor de los monstruos!

-Puede que tengas razón, pero yo al menos lo admito, no como ese hipócrita que intenta esconderlo y cubrir sus pecados con su asquerosa falsedad. –Les miró con asco. –No voy a ser mas amable con vosotros. Aceptáis, y nada les pasará a vuestros amiguitos. No lo hacéis, y ya podéis iros vistiendo de luto.

Se podían oír las aceleradas respiraciones de los dos cantantes. Aquello era demasiada presión. En ese momento si que estaban perdidos, y no podían negarse.

-¿Por qué nos haces esto...? –Shuichi se derrumbó en el suelo, llorando sin parar. –Por favor... no... no sigas... perdónanos por favor... lo de tu hermano fue un accidente...

-Es cierto... –Ryuichi echó a llorar a lágrima viva como un niño pequeño, aunque si que se sentía pequeño. Pequeño y solo. –Déjanos vivir... si... si nos haces aceptar... no podremos soportarlo... nos moriremos...

-Miraos... –Tsuya empezó a reír de pura y cruel felicidad. –Suplicándome que salve sus almas como unos pobres ángeles caídos. Seguid así, porque cuanto más sufrís mejor lo paso yo... he deseado tanto haceros sufrir de esta manera... poneros contra la espada y la pared y obligaros a hacer algo que todavía destroce más vuestros pobres corazones... hacer que sufráis de tal manera que ni siquiera el suicidio pueda salvaros. –Les sonrió diabólicamente. –Pues lo siento mucho por vosotros, por que no voy a mostrar misericordia. Rogad a Dios todo lo que queráis, el señor no cuida de gente como nosotros chicos. Hasta el más piadoso os ha abandonado. –Siguió riendo, ese hombre lleno de odio, sed de sangre y rencor. Les miró con esos ojos llenos de locura y les dijo.

-Vais a aceptar y hacer este pacto conmigo... Ryuichi Sakuma, Shuichi Shindo, os acabáis de encontrar cara a cara con el diablo.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Uah... que horror de tío. Me ha salido más malvado de lo que imaginaba. xDD es realmente como un demonio eh? Me da un mal rollo y eso que soy su creadora...jajajaja bueno a nuestros pobres y atormentados protagonistas se les ponen las cosas cada vez peor... ya os avisé.. ese psicópata realmente quiere hacerles sufrir hasta la muerte... tiene serios problemas mentales xDDD aveces se me va un poco la olla y me da por cargarme aunos cuantos personajes en una hoja, pero esta vez ni morir en paz les dejo, aysss jajaja

Bueno, en el próximo capitulo se explicará por fin el misterioso pasado de Ryuichi. Se descubrirá quien es ese Yuuji del que tanto hablan, y que es lo que pasó! Espero que os haya gustado y que me sigan leyendo! Bye bye na no da!

Muchas gracias como siempre por dejarme review a:

A M-cha --> como ves, sigo xD.Gracias por dejarme siempre review! Te lo agradezco muchisimooo! o

A Kitsune-shikon--> Sigues pensado que Tsuya debe odiarlos de esa forma ? xD en cuanto a tu duda, no, no va a ser un RyuichixSuichi. Los protagonistas de la historia son ellos pero no van a tener rollos de amor ni nada de eso, ya bastantes problemas tienen pobrecitos TT y aviso que las cosas se complicaran todavía más

A Issichan--> Como siempre dejando tu review. Te estoy eternamente agradecidaa! En cuantoa Shuichi, no tiene muy claro eso de decirle a Yuki, veremos que pasa -

A AsNekon--> Muchas gracias por tu largo review! Me halagas mucho, me alegro que te guste mi forma de escribir, hago lo que puedo . La verdad es que tienes razon en cuanto al tema, me decidí a hacerles sufrir en el fic, mostrando sus facetas mas oscuras jojojo en vez de centrarme en una historia amorosa, aunque quizá me este pasando conlos pobres!xD.Mucha suerte en los examenes, yo también los tengo estas semanitas.

Muchas muchas muchas gracias por todos sus reviews. Sois mi apoyo moral! xD. ¡Cuidénse, nos vemos en el próximo capitulo!