7. ASESINOS

Ryuichi y Shuichi oían las diabólicas palabras de aquel ser monstruoso, aquella reencarnación del mismísimo diablo. Esa persona, si así podía ser llamada, les odiaba hasta tal punto, que era inimaginable. No quería matarles, quería destruirles. Estaba loco, totalmente loco, y quería arrastrarlos a ellos en su locura. Aunque ya lo había conseguido en parte.

-Y bien. Por ese silencio deduzco que aceptáis el trato. –Dijo con satisfacción. –Entonces vayamos a los negocios.

-Tsuya... –Ryuichi, con el rostro tapado por mechones de pelo, intentaba convencerse de que no le estaba ocurriendo algo así. –No es por tu hermano ¿verdad?

-¿Qué dices? –Los ojos de Tsuya perdieron durante unos instantes su seguridad. Pero enseguida lo recuperaron. Se levantó del balancín. –Claro que lo es. ¿Por qué iba a hacer todo esto sino?

-Por alguna otra razón... la que sea... todo esto, todo lo que haces y lo que dices no es una simple venganza... no solo nos odias, nos detestas, sientes tanto rencor hacia nosotros que ni siquiera la muerte de tu hermano sirve para justificar tus actos. –Levantó su mirada y le miró directamente a los ojos. -¿Cómo sabes lo de Yuuji?

-¿Qué como lo sé…? –Tsuya sonrió, todavía algo desarmado. –Eso no debería importarte… Yo estaría más preocupado por el hecho de que lo sé, y, además, no podéis negar mi petición. Así que, mis nuevos asesinos… -Se levantó recobrando la seguridad y el tono de voz arrogante. -…tengo un trabajillo para vosotros, para que vayáis cogiendo practica. –Se rió para sus adentros, alegrándose de las expresiones de los dos cantantes que tenía controlados del todo. –Realmente mi plan está saliendo mejor de lo que esperaba. –Se dijo para sí.

-Tsuya… -Shuichi, carcomido por el miedo, buscaba la manera de hacer algo. –Por favor… no podremos… no seremos capaces… nos cogerán…

-Pues más vale que no os cojan. –Le sonrió. – Os recuerdo que yo controlo los hilos. Tengo poder suficiente y conozco vuestros puntos débiles. Un solo paso en falso y vuestros seres queridos sufrirán las consecuencias. Lo juro por mi hermano asesinado.

Se hizo el silencio en la oscura habitación. El único sonido que se oía era el del viento. De pronto el silencio se rompió debido al golpe contra el cristal de una de las ventanas. Todos voltearon a mirar, un pequeño pajarillo, huyendo del frío, había chocado contra la ventana, y ahora se deslizaba por el vidrio, dejando un rastro de sangre. Afuera comenzó a nevar.

-Es increíble la facilidad con la que puede consumirse una vida… -Tsuya miraba, ahora serio, la ventana manchada de rojo. – Un solo movimiento… -Apuntó a Ryuichi con su dedo, como si fuera una pistola. –Solo uno... ¡Bang! –Imitó un disparo. –Y todo se acaba. Hasta la mejor vida. No importa quien seas, o cuanto hayas vivido… -Ryuichi miraba fijamente a los ojos a Tsuya, dándose cuenta de que eran grises. – Tu vida se esfuma en menos de un segundo. –Bajó la cabeza, apartando los ojos de Ryuichi con una sonrisa cínica en la boca. –Eso si tienes la suerte de morir rápido. Hay quien se consume como un cigarro en boca de un hombre.

Nadie dijo nada. Se había formado una especie de círculo respetuoso en el que nadie osaba pronunciar palabra. Tsuya volvió a mirar a Ryuichi. Y a éste le dio la sensación de que estaba leyéndole el pensamiento. Esos ojos grises le analizaban, llegaban hasta los mas escondidos rincones de su mente, lo sabían todo sobre el. Todo. Ésos ojos… juraría… que ya los había visto antes… No… no era posible… únicamente veía en él el recuerdo de su amigo Ryotsu, fallecido por su culpa…

Pero aún así… no era su físico lo que le llamaba la atención, sino sus ojos, su mirada demente, su expresión de odio… ¿Dónde lo había visto antes¿De que le sonaban aquellos ojos grises…? Se acordó de Yuuji. Él lo sabía, conocía la historia de Yuuji… Sí, y se aprovechaba de ello, porque sabía que aquel era su punto más débil.

La mirada que ahora le dirigía le hablaba sin palabras, le hablaba de Yuuji, le decía que lo sabía, que no podía ocultárselo. Y también sabía lo que pensaba, lo que le andaba rondando por la cabeza últimamente… había metido el dedo en la llaga. No, no solo eso, había tocado la parte que más le dolía, y disfrutaba con ver como se retorcía de dolor sin poder hacer nada. Así era, estaba atado y no podía moverse. Estaba a merced de Tsuya y éste no pensaba soltarlo.

Estaba perdido.


Yuki no podía creer lo que oía. Le acababan de explicar la historia de Ryuichi y Yuuji, y aun no podía creerlo. ¿Quién lo iba a decir? Con razón aquel chico se había vuelto loco… Realmente había tenido que sufrir mucho… Yuki no pudo evitar sentir compasión y tristeza por aquel que parecía estar siempre feliz.

-Parece imposible… -Dijo poniéndose un nuevo cigarrillo en los labios, pero sin encenderlo.

-Ryuichi… da la sensación… que no haya tenido ningún problema en su vida… -Tohma puso expresión de tristeza. –Por desgracia es todo lo contrario…

-Cierto… -K se pasó los dedos por el pelo. –Pero, como dijimos, lo de Yuuji lo había superado ya hacía muchos años… ¿Por qué precisamente ahora…?

-No tengo la menor idea… -Tohma los miró muy serio. –Pero esto no es una simple recaída de Ryuichi… hay muchos cabos sueltos. Shuichi, Ryotsu, Tsuya… Hay algo más sin duda.

-Por ahora no podemos hacer más. –Yuki se levantó. –Tendré vigilado a Shuichi. Vosotros vigilad a Ryuichi… Intentaremos averiguar todo lo posible. Si descubrís algo informarme de ello.

-Igualmente Eiri-san. –Tohma y K también se levantaron. Tohma le dirigió una mirada de aliento a Yuki. –Esperemos que esto acabe pronto.

-Pronto… y bien.

Yuki caminaba por las calles nocturnas. Hacía frío y nevaba. Todavía no acababa de asimilar la historia que le habían contado. Ya decían que cada persona es un mundo... Cuando las desgracias ocurren... Cada uno reacciona de una manera totalmente diferente... Él, Yuki Eiri, cuando mató a Kitazawa se cerró al mundo. No solo al mundo, se encerró en si mismo y nunca pensó que volvería a abrirse. Pero entonces apareció Shuichi, que le tendió una mano salvadora y le sacó de la oscuridad en la que se había sumido... Shuichi, con su incondicional sonrisa, con su alegría e inocencia únicos de él... Ahora se estaba encerrando como él mismo lo había hecho años atrás, y sabía, de experiencia propia, que no era fácil salir de ese tipo de estado. Pero si anteriormente fue Shuichi el que le había salvado, ahora era su turno de ayudarle. Últimamente las cosas habían ido muy bien entre los dos, Shuichi parecía que cada día lo amaba más, y Yuki, con la calidez del cantante se había ido volviendo cada vez más cariñoso, siempre con ese toque de frialdad que le caracterizaba, pero había cambiado mucho en realidad. ¿Pero por qué cuando las cosas iban de bien a mejor...¿Por qué todo había empezado a ir tan mal? No, no iba a dejar que acabase mal. Iba a arreglarlo, fuera como fuera.

Llegó a casa. Cuando giró la llave para entrar se dio cuenta de que estaba cerrado con dos vueltas, cosa que solo hacían cuando dejaban la casa sola. Pero si Shuichi estaba en casa... ¿por qué la había cerrado con dos vueltas de llave?

Entró preocupado. -¿Shuichi? Shuichi¿estás en casa? – Se sacó el abrigo con rapidez y corrió a las habitaciones preocupado. -¿Shuichi estas en casa? –Era inútil, Shuichi no estaba... ¿pero adonde podría haber ido a esas horas? Y era muy raro que si se marchaba sin avisar no le dejará ni una nota.

-Shuichi... ¿por qué ya no confías en mi?


Shuichi caminaba por las calles en dirección a casa. Sus ojos ahora no reflejaban ningún sentimiento ni expresión, mientras recordaba lo ocurrido anteriormente...

Flash back

-¿Qué... qué es esto...? –Ryuichi miraba un papel que le había dado Tsuya.

-¿Es que no es obvio? –Dijo con superioridad. –Las personas a las que habéis de matar viven en una casa ¿no? –Rió. –Y la casa esta en la dirección que pone en el papel.

-Pero... ¿ya? –a Shuichi le temblaban las manos que sostenían el papel. -¿por qué tan pronto...?

-¿Qué más da cuando? –Tsuya se acercó a Ryuichi y se puso a su lado. -¿Sabes cual es el apellido de la familia a la que vas a asesinar Ryuichi? –Le susurró al oído. – Yoshikawa...

A Ryuichi se le cayó el papel de las manos. Le dio la sensación que se le paraba el corazón. Yoshikawa... no... no podían ser ellos... era una simple casualidad... pero... viniendo de Tsuya cualquier cosa podría...

No! no quería ni pensarlo. Si se negaba iban a matar a todos sus amigos, tenían que protegerlos... Protegerlos, protegerlos, protegerlos... La última vez no pudo proteger a aquellos a los que amaba. Esta vez no iba a volver a fallar... aunque le destruyese por dentro.

-Bueno... –Tsuya se dirigió a la puerta de la habitación. –Me ha encantado hacer negocios con vosotros. Ya podéis marcharos y... mentalizaros –Rió con maldad. –Deberéis acabar con las vidas de la familia que vive en ese dirección que os he dado dentro de una semana. Hasta la vista. –Se marchó.

Fin de flash back.

Llegó a casa. Entró y enseguida Yuki se le echó encima.

-¿Dónde has estado hasta tan tarde? –Yuki estaba muy preocupado, pero se hizo el enfadado para que Shuichi no se diera cuenta. -¡Tienes idea de la hora que es!

Shuichi no respondía. Únicamente miraba al suelo. Yuki, se dio cuenta que estaba más mal aun, y le abrazó sin previo aviso.

-Yu---Yuki... ¿qué...? –Shuichi se sorprendió

-Me habías asustado... –Shuichi, antes estas palabras abrió mucho los ojos, todavía más sorprendido. –No dejaste ni una nota... pensé que..

-Yuki... –Shuichi también le abrazó. –Perdona... yo...

-Shuichi... –Yuki se separó y le miró seriamente. –Escucha. Te ayudaré. Te lo prometo, te ayudaré. No se que te ocurre, y no quiero obligarte a contármelo. Solo cuando estés preparado para explicármelo... pero hay algo que no quiero que olvides. Algo que yo no me di cuenta durante muchos años hasta que te conocí, que fue mi gran error. No estás solo Shuichi. No estas solo. Recuerda que me tienes a mí, y a muchos amigos. Por favor, pídeme ayuda siempre que la necesites. Porque yo te quiero.

Shuichi empezó a llorar de nuevo. Últimamente lloraba sin parar. Pero era algo que no podía evitar. Se abrazó a Yuki muy fuerte, sintiendo la calidez de su cuerpo contra sus entumecidos miembros, y ahora su congelado corazón...

-Gracias... gracias Yuki... –Decía mientras no paraba de llorar contra el pecho de Yuki. –Eres demasiado bueno para mi... perdoname...

...Eres demasiado bueno... y yo no te merezco...


Ryuichi se encontraba de nuevo solo en su casa. Pensado en todo y en nada a la vez.

-Yoshikawa... Yoshikawa... –Ese apellido lo conocía... pero no. No podía ser... no podían ser ellos... ¿O sí?

Sacudió la cabeza quitándose esa idea de la mente... solo le faltaba comerse el coco con otra cosa más... miró la mesilla de al lado de su cama, allí estaba la navaja... loa cogió y la observó. Todavía estaba manchada de la sangre del otro día, cuando perdió la cabeza... fue al lavabo y la limpió. Una vez limpia decidió dejarla lo antes posible en el cajón. No quería volver a dañarse, puesto que después tenía que sufrir las consecuencias que no eran nada agradables...

-Esto es horrible... –Dijo casi en un susurro. –Ni siquiera con lo de Yuuji lo pasé tan mal...

Salió corriendo al balcón y gritó con todas sus fuerzas. Un grito desgarrador, lleno de todos los malos sentimientos que se encontraban dentro de el.


Los siguientes días que precedieron la desgracia pasaron lentos y tristes, llovió todos los días. Y ya no había nadie que pasara por alto el cambio que habían experimentado los dos anteriormente hiperactivos cantantes. Ni siquiera ellos se veían con fuerza para fingir que todo iba bien. Todos estaban preocupados por ellos, pero no había nada que pudieran hacer.

Shuichi y Ryuichi ya no cantaban ni la mitad de bien que antes. Shuichi ya no saludaba con su habitual ''lariho''. Y hacía días que no se veía a Kumagoro con Ryuichi. Las sonrisas desaparecieron totalmente de los rostros de los chicos. Ya no eran los mismos.

Y ya jamás volverían a serlo.

Llegó el día. Pasada la semana llegó la noche en que tenían que ir a casa de los Yoshikawa para... matarlos...

Ese día Shuichi pasó todo el tiempo que pudo con Yuki. Y Ryuichi salió con Tohma, K y Noriko, que intentaron animarle. Pasó el día más rápido de lo que hubieran deseado... y llegó la noche. Yuki y Shuichi hicieron el amor más apasionadamente que nunca. Shuichi le dio todo su amor y Yuki el suyo. Una vez acabado, Yuki le estuvo acariciando el pelo suavemente hasta que se durmió, y Shuichi le abrazó con fuerza hasta que llegó la hora de marchar. Se levantó, se duchó y se vistió mecánicamente como un autómata. Una vez acabado se puso delante de Yuki.

-Perdóname Yuki... perdóname… eres tan bueno... yo no merezco estar contigo. Adiós para siempre mi amor. Te quiero. –Dicho esto le besó y se marchó.


Ryuichi y Shuichi caminaban en silencio, no se miraban, podría decirse que ni siquiera respiraban. Tan solo caminaban mirando al suelo con la mirada perdida, intentando no pensar en nada, en nada de lo que estaba a punto de ocurrir. Llegaron a la casa. Las luces estaban apagadas, probablemente todos estarían durmiendo. Se miraron por primera vez en todo el recorrido, a ambos les temblaban las manos. Intercambiaron expresiones en las que se lo decían todo... Miedo, culpa, dolor, arrepentimiento... No estaban nada seguros de lo que iban a hacer, ni siquiera sabían si iban a ser capaz de hacerlo... pero no podían huir, si lo hacían sus seres queridos iban a ser dañados, tenían que protegerles... aunque eso les costara su alma... no podían escapar, no podían entregarse y tampoco podían suicidarse... aquello era el infierno.

-Shuichi... –Dijo Ryuichi con un nudo en el estomago. - ¿Recuerdas... donde estaban cada uno...?

-Sí... –Shuichi sentía mucho frío. –Tsuya... dijo que deberíamos... bueno... que nos encargáramos de los padres... y después fuéramos al dormitorio de la hija... aquí tengo la llave de la casa...

-...

Sin necesidad de agregar nada más, se dirigieron a la puerta. Con sus corazones encogidos. Sus mentes estaban en blanco. Abrieron con cuidado la puerta y entraron. En silencio se introducieron en la casa y quedaron en el recibidor. Ryuichi miró a su alrededor. Aquella casa... sí, efectivamente la conocía. Tsuya les había obligado a matar a la familia expresamente por él. Sabía que se acordaría y que le dolería aún más. Tragó saliva. Hacía años que no entraba en aquel lugar... ¿Por qué...¿Por qué le estaba pasando aquello...¿Tsuya no tenía suficiente haciéndole asesinar otra vez...? Por lo visto no. Shuichi le puso una mano en el hombro que le sobresaltó, haciéndole salir de sus pensamientos.

-Ryuichi... –Le susurró Shuichi con una mirada llena de tristeza. – yo... –Pero no dijo nada. ¿Qué podía decirle? Ni siquiera podía calmarse a si mismo... ¿cómo iba a calmarle a él?

-Lo siento... –Ryuichi se pasó una mano por el rostro, y se dio cuenta de que estaba llorando... –Acabemos lo antes posible... –Se dirigieron a las habitaciones.

Subieron en silencio. A medida que caminaban Ryuichi sentía como los recuerdos acudían a el. Se acordaba de Yuuji... y de Kaori... Sí... esa casa la conocía, por fin se acordaba... ya había estado muchas veces en ese lugar. Se paró.

-¿Ryuichi...? –Shuichi se giró a mirarlo.

-Shuichi... no... no puedo... –Si antes temblaba ahora estaba paralizado. –No puedo hacerlo... de verdad...

-... –Shuichi sentía las lagrimas aflorar de sus ojos. El tampoco podía hacerlo. Pero cuando pensaba en Yuki... en todos sus seres queridos... Le daba un pequeño empujón para seguir subiendo las escaleras... Pero si Ryuichi le decía eso... todo se venía abajo y no creía poder continuar... –Ryuichi piensa... piensa en todos tus amigos... si no lo hacemos... Tsuya los matará...

-Pero... pero... –La lagrimas rodaban abundantemente por sus mejillas. Ahora si que se había acobardado. En ese momento había entendido el plan de Tsuya a la perfección... Lo había dejado entre la espada y la pared. Totalmente. –Shuichi... tu... tu no lo entiendes... este lugar... yo conozco a las personas que...

Pero no pudo continuar, porque una voz les llamó la atención.

-¡Quienes sois? –Un hombre, con escoba en mano, les amenazaba con el palo de esta. Detrás suyo se encontraban una mujer de la misma edad que él, y una chica joven, de unos veinte años. La familia al completo, les había descubierto.

Si no estaban ya acorralados entre sus sentimientos, ahora si que no podían decidir. Ya les habían visto, no podían echarse atrás.

Uno, dos, tres, cuatro...

Shuichi y Ryuichi se arrojaron sobre el hombre y la mujer sin pensar en nada. El hombre intentaba darle con la escoba, pero se le cayó de las manos. La mujer chillaba, y la hija gritaba aterrorizada contra la pared.

...cinco, seis, siete, ocho...

Los dos cantantes solo podían contar. En su mente únicamente oían los números, para intentar no escuchar los gritos de las personas a quien estaban matando con sus propias manos.

-¡PAPAAAAAAAÁÁ!...¡MAMAAAAAAAÁÁÁ! –La chica joven gritaba y lloraba desesperada, incapaz de moverse. Ryuichi estrangulaba al padre que se ponía rojo y se ahogaba... Shuichi golpeaba con la escoba brutalmente a la madre, que ya solo podía gritar y llorar. La sangre de la mujer manchó todo. Paredes, suelo, a los propios Shuichi y Ryuichi, a la hija... que había quedado en shock. Ryuichi giró bruscamente el cuello del hombre y lo rompió, matándolo.

...nueve, diez, once, doce...

Todo quedó en silencio e inmóvil. Lo único que podía oírse eran las respiraciones agitadas de los dos chicos y la chica. La joven no se movía, solo tenía los ojos muy abiertos y la mente en blanco.

¡Ryuichi Ryuichi¡Cogemeee!

Ryuichi, ahogado en recuerdos y dolor se levantó lentamente, y se dirigió a la muchacha, que empezó a llorar otra vez, entre sollozos y miradas de suplica.

-Por favor... por favor no me mate...

-Lo siento... lo siento Shiori... –Ryuichi se arrodilló ante la chica, incapaz de mirarla a los ojos.

¡Shiori! Te has escondido muy bien ¿eh?

La chica, llamada Shiori, ahora se llevó una mano a la boca. No podía creerlo... aquella voz... Levantó la cara al hombre que había matado a su padre y le obligó a mirarla. Quedó paralizada al ver al dueño de ese rostro.

-Ry... Ryuichi... ¿por... por qué...? –Su expresión cambio a una de incomprensión y tristeza.

Mientras, Shuichi tan solo podía mirar. Y se dio cuenta de lo que había ocurrido a con Ryuichi... los conocía, conocía las personas que Tsuya les obligaba a matar. Sintió un gran dolor... si el mismo estaba sufriendo hasta el límite por lo que estaba pasando... ¿cómo lo debería estar pasando Ryuichi...? En ese momento sintió también un gran odio... odio hacia Tsuya... por hacerles aquello... por ser tan cruel... ¿cómo podía existir un hombre como ese...? Pero aquello no tenía sentido... Si que era verdad que ellos habían matado a su hermano pero... había algo más... Tsuya no era un loco cualquiera. Odiaba a Ryuichi. Muchísimo. Por eso le estaba haciendo pasar por todo aquello... Pero ese odio ya venía de antes, estaba seguro. Tenía algo que ver con el pasado de Ryuichi. La muerte de su hermano no era más que una mera excusa para cubrir sus verdaderas intenciones. En realidad no era a él a quien quería destruir. Sino a Ryuichi. Su verdadero objetivo era Ryuichi.

Y no sabía si Ryuichi se daba cuenta o no, pero... estaba seguro que Tsuya conocía a Ryuichi de antes de que todo ocurriera.

-Shiori... jamás me perdones... por favor... no lo merezco... –Ryuichi acarició el rostro mojado en lagrimas de Shiori con sus manos, y las llevó a su cuello. Antes de que la chica se diera cuenta de lo que pasaba la estaba estrangulando.

-¡Ryuichi...¡¡No...! –Intentaba gritar ella. - ¡NOO...¡¿Qué... que estas haciendogh...? –Se asfixiaba lentamente. –No... no me.. hagas esto... –Sus ojos se inundaban en lagrimas y se empezaban a cerrar, mientras ella intentaba inútilmente coger aire.

-¡Shiori... yo...! –Ryuichi agonizaba en dolor tanto como ella, llorando con el rostro cubierto por el cabello. -¡No puedo hacer nada...¡De verdad...¡¡¡¡mierdaaaaaa!

La mano de la chica cayó al piso. Se oyó un crujido proveniente de su cuello y Shiori dejó de respirar para siempre. Todo quedó en silencio. Ryuichi se levantó, y con dificultad se apoyó en la pared, para dejarse resbalar lentamente y quedarse sentado.

...trece... catorce... y quince...

Shuichi se sentó a su lado y se miro las manos manchadas de sangre. Otra vez... estaba acabado. Quería morirse. No podía volver con Yuki. No podía volver a su vida. No podía ser feliz otra vez... y aunque pudiese no se lo merecía. Había acabado con la vida de toda una familia, había matado a personas inocentes, que no tenían nada que ver. Ahora si que era un asesino. Estaba muerto en vida.

-Shuichi... –Ryuichi le habló con la mirada perdida. –Te quiero contar algo.

-Yo... no estás obligado a pesar de lo que he visto... –Shuichi le miró con pena. – Si no quieres contármelo lo entenderé.

-No... quiero que lo sepas... necesito explicártelo... –Ryuichi se llevó una mano al pecho. –Tienes derecho a saber quien soy en realidad... lo estúpido, inútil, hipócrita y falso que soy...

-Ryuichi...

-Yo... yo conocía a esta familia... –Agarró con fuerza su camiseta . –Los conocía... ya había estado aquí muchas veces... eran buenas personas... seguro que si buscásemos un poco encontraría alguna foto mía...

-Eran amigos tuyos...

-¿amigos...? –Ryuichi sollozó. –Eran mi familia... no de sangre... pero eran mi familia... y yo los he matado... antes ya estaba sucio... pero ahora... Shuichi quiero morirme... quiero decirles a todos lo que he hecho para que me odien y luego morirme... pero ni eso puedo hacer...

Shuichi miró al suelo. -¿qué podemos hacer...?

-Nada... no podemos hacer nada... –cerró los ojos con fuerza. –Shuichi... escucha... Tsuya ha comentado muchas veces un nombre...

-Yuuji...

-Así es... supongo que te has dado cuenta de el daño que me hace... es por algo que ocurrió hace años... antes de que me hiciese famoso... antes incluso de que supiera que era capaz de cantar... Yuuji... Yuuji... y no solo está Yuuji... también Kaori...

-¿Kaori...?

-Si... Kaori... Kaori vivía aquí... –Shuichi abrió mucho los ojos. –todavía recuerdo su olor... los domingos veníamos a comer aquí... esta era la casa de sus padres... y Shiori... su hermana pequeña... la última vez que la vi tenía diez años...

-¿Quién era Kaori...? –Shuichi empezaba a entender.

-Kaori... era la mujer a la que amaba... hace muchos años... pero murió... hace doce años... se suicidó...

-Dios mío... –Shuichi se llevó una mano a la boca. Ryuichi... ¿por cuánto dolor había pasado años atrás? Jamas lo hubiese imaginado.

-La secuestraron... la maltrataron y la violaron... –Ryuichi se cubrió el rostro con las manos. –Nunca se encontró al despreciable ser que fue capaz de hacerlo, a ella la rescataron antes de que la matase... pero... –Volvía a llorar, Ryuichi no se hubiera imaginado que se vería otra vez volviendo a explicar aquella terrible experiencia. – a pesar que intenté reconfortarla... ella no se recuperó... se sentía sucia y decía que no me merecía... acabó suicidándose... y yo me derrumbé... y no me di cuenta que todavía había gente alrededor mío que me necesitaba... Yuuji... fui un egoísta, y no pensé en Yuuji, creí que me había quedado solo y a él lo olvidé como si no existiera... cuando el era el que más me necesitaba entonces... jamás he sabido proteger a quienes quería... ni antes ni ahora.

-Pero Ryuichi... ¿quién era Yuuji...? –Preguntó Shuichi entristecido.

-Yuuji... Yuuji era mi hijo.


Wowwwwwwwwwww aquí me tenéis otra vez! Uohhhhhhhhhhhhh Ryuichi tiene un hijoooo! Eso no se esperabe ehhh? XD En todo caso mi intención era dar una gran sorpresa, espero haberlo conseguido . No me maten onegai. Se que en este capi me pasé tres pueblos con los pobres... me dieron pena incluso a mi xD. Espero que les haya gustado, aunque creo que no es mi mejor capítulo... el siguiente lo escribiré mejor .

En este capi la verdad es que quería poner la historia de Ryuichi, Yuuji y Kaori, pero a última hora me dio flojera... xD Noo es broma, es que sino el capitulo siguiente no me hubiese durado ni dos líneas... U así que he decidido que era mejor aclarar quien era Yuuji y en el siguiente poner la historia y los hechos y que fuera mas larguillo... Por favor escríbanme algun review, tengo ganas de saber su opinión respecto a este capítulo

Un a cosa más, hasta aquí tenía el fic escrito pero a partir de ahora tendré que continuarlo... he intentado demorar la hora de este momento pero finalmente llegó uuU. Por eso a lo mejor tardo en actualizar porque sé que me va a costar escribir el siguiente capítulo. Pero intentaré escribirlo lo antes que pueda. Rezaré para que mis musos de la inspiración no me abandonen . Nos vemos en el proximo capítulo!