Lamento las molestias causadas, pero el anterior cap 5 tenia un error, y no hay forma de corregirlo sin borrar todo el cap.
En si el error era que me confundí, y asumí que Typhus también era uno de los primarcas traidores, por lo que al darme cuenta, me halle con un primarca faltante.
Bueno en cap ya esta corregido, y los futuros caps también. por favor no dejen de señalarme si cometo estos errores de nuevo.
Capítulo 5: Hijos de la ira.
El emperador miró hacia abajo. El mundo debajo de él estaba en llamas, destruido por la guerra y la peste. Otro mundo que se apagaba, otro sin fin de almas que servirían de banquete para los dioses del caos.
Llegados a este punto el emperador realmente no pudo dudar, ¿Realmente había hecho bien en aferrarse tan desesperadamente a la vida? Talvez debió dejar que la humanidad se extinguiera.
El imperio que creo y amo, todo lo que creía que había creado, había sido reemplazado por la locura y horror, que había tratado de evitar 10 000 años antes. Cada nuevo día traía consigo desconcertante y deprimentes noticias. Estaba agotado, ahuecado por el dolor, y comenzaba a perder la fe.
Talvez lo mejor sea rendirse, que el imperio sea devorado de una vez, cualquier cosa era mejor que ser sometido a esta podredumbre que lo cubría todo.
Han pasado milenios, desde que se sacrificó al trono dorado. En ese momento había esperado que el imperio se levantase y renaciese, en su lugar, idolatría, ignorancia, sufrimiento, y miseria. Todo en nombre de un dios. Título que incluso en este momento él, el emperador de la humanidad, sabía que no merecía. Sin duda él era un falso dios.
Su mente se paseó por la disformidad, tratando de aliviar su dolor en los mundos que sus hijos habían salvado, aun así, su mente solo encontró mundos quemados. Al final, talvez su sacrificio y el de sus hijos, solo había retrasado lo inevitable.
-Hemos fallado. He fallado hijos míos.
Pronuncio cansado, aunque no había nadie para escucharlo. Necesitaba ventilar sus pensamientos ahora, o puede que sus palabras se fritasen atravez de su putrefacto cadáver.
En su momento de debilidad un recuerdo lo asalto, su hijo preferido, Orus. Recordó su primer encuentro, los momentos que compartió a su lado, momentos tristes y felices, recordó todo, incluso el momento donde le traiciono.
Orus había comenzado una rebelión sobre el pensamiento que el buscaba una divinidad, si pudiese ver al imperio en este momento, seguramente se regodearía sin control.
La ira se apodero de su mente, por unos momentos se imaginó levantándose de su trono dorado, destrozando todo lo que pudría su amado imperio, pero era imposible. Él estaba condenado a ser un observador silencioso e impotente en la caída de la humanidad.
El emperador era dolorosamente consiente de su calidad simbólica, de cuan desesperada y oscura se había vuelto el momento.
Por un momento rogo a cualquiera que pudiese escucharle por la vida de su hijo Roboute Guilliman, él había vuelto de un lugar que se encontraba más allá de la muerte para servir al imperio. Pero no era suficiente, nunca lo era.
Se movió listo para irse, para dejar atrás a ese mundo marchito, pero algo lo golpeo, una fuerza desconocida lo empujó hacia abajo.
Por un instante sintió miedo. Si un dios del caos lo había encontrado, su alma seria devorada, y todo por lo que habían peleado tanto se perdería. Pero nada, espero y espero, pero nada paso.
El emperador uso sus poderes, busco en la inmensidad del vacío que rodeaba el mundo donde se encontraba, y no pudo encontrar nada. Lo que fuese que lo había golpeado se había ido con la misma velocidad con la que vino.
Eso era raro.
Bueno, ya estaba aquí, se acercaría a las pobres almas de sus hijos caídos, y les ofrecería un poco de consuelo. Era lo único que podía hacer de todas formas.
Con la velocidad de un pensamiento recorrió los campos de batalla del planeta. Finalmente se detuvo frente a un moribundo soldado, no debería tener más de unos 10 años, pero la guerra le había obligado a coger un arma y luchar por su vida.
Tumbado en el suelo, el soldado moribundo tosió una mezcla de sangre y trozos de sus propios pulmones. La nueva plaga de Mortarion había licuado sus órganos internos. Por unos segundos se asombró y horrorizo por las nuevas formas que habían inventado sus hijos para matar.
El emperador se inclinó para tocar al soldado moribundo, tenía la esperanza de hacer menos dolorosos sus momentos finales, pero antes de que lo tocase, este logro abrir los ojos.
- ¿Tienes algún último deseo?
Preguntó el emperador, no estaba seguro si el soldado podría verlo, pero con un poco de suerte, podría sentir su presencia.
-Solo una carga más.
Respondió el soldado moribundo.
-Solo una oportunidad más para mantener la línea.
El emperador se sorprendió. Sin saber que responder.
-Una ... Más ... Hora. Una ... Más ... Oportunidad ... Mantener ... La línea.
Balbuceó el joven soldado al borde de la muerte. El emperador no comprendía sus palabras, pero pudo sentir como la voluntad de luchar no había abandonado su corazón.
El emperador retrocedió, asombrado por la voluntad de este soldado cuyo nombre le era desconocido.
El soldado se puso de pie tras un inmenso esfuerzo. En sus ojos no había temor o dolor por los horrores que lo rodeaban, pero si había rabia y odio por quienes habían envenenado su mundo.
Otros muertos a su alrededor también se levantaron, cientos ¡No! Miles de soldados comenzaron a levantarse lentamente. Sus ojos estaban muertos, y todo lo que quedaba era un testamento final y agonizante, de su lucha. Pero ninguno de los soldados flaqueo, aún tenían que mantener la línea. Una última vez, se levantarían y lucharían. Incluso envueltos en la nube de plaga y veneno.
Aun les quedaba una última tarea por realizar antes de la eternidad. Y ¡Estaría hecha!
El emperador quiso animarles, usar sus poderes para fortalecerles, pero antes de que pudiese hacer algo, un ligero gruñido escapo de la boca de cada uno de los soldados moribundos.
-KAR EN TUK, KAR EN TUK, KAR EN TUK.
El emperador no entendí al principio, pero con formé el cantico ganaba fuerza, un recuerdo, uno mucho más antiguo regreso. Talvez el tiempo de la humanidad aún no había terminado.
¡KAR EN TUK!
Grito el emperador, animando al avatar de la ira a la acción.
-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-
El soldado dejo escapar un adolorido suspiro cuando atravesó el portal, y regreso a la seguridad de su fortaleza.
La batalla que había vivido, lo había dejado severamente dañado, no solo su armadura necesitaría reparaciones, más de la mitad de sus armas eran inutilizables en estos momentos.
Necesitaría tiempo para reparar su equipo, y tiempo era algo que los demonios no daban mucho. Escogería que era lo que más necesitaba de sus armas y se concentraría en eso, aun debería haber cientos de armaduras viejas en las cámaras inferiores de la fortaleza, no sería tan cómodo por su armadura personalizada, pero peor era nada.
El soldado se quedó pensando un raro, tratando de recordar el rostro y nombre de las personas a las que debería pertenecerles esas armaduras. Algunos rostros familiares aparecieron en su mente, viejos miembros de los centinelas de la noche. Sus hermanos de armas, caídos y olvidados hace mucho.
Por un momento el soldado comprendió el dolor que debió sentir el traidor al ver al perder a su hijo. Dolor que los demonios transformaron en desesperación.
-Slayer es bueno que hayas regresado con bien.
Sin poder decir si fue para bien o mal. Los pensamientos del soldado fueron interrumpidos por VEGA. El soldado solo gruño una respuesta mientras la inteligencia artificial de su nave, examinaba sus heridas.
-Slayer creo que ya te has dado cuanta que esta invasión es algo desproporcionado, incluso para nosotros. No ganaremos esta guerra, no solos.
El soldado se sintió tentado a responderle, pero no pudo encontrar respuesta alguna. Él ya sabía que esta guerra era demasiado grande para que la luchase solo. Pero también sabía que no había nadie que pudiese pelear a su lado.
-Creo haber encontrado candidatos viables para formar un escuadrón, ¿Estarías dispuesto a entrenarlos?
El soldado levanto una ceja ¿Candidatos? ¿Entrenamiento? El claramente no entendía de que estaba hablando VEGA, pero estaba demasiado cansado como para prestarle más atención a ese asunto.
Levanto un brazo en señal de que podía hacer lo que quisiese. El soldado debía dormir un poco, necesitaba recuperar fuerzas, ya se preocuparía por VEGA después.
-Listo, ah se me olvidaba, tendremos de invitado a uno de los miembros de la cruzada de Celestine, espero no te moleste su presencia en la fortaleza del destino.
¿Quién era Celestite? Quiso preguntar el soldado, pero la verdad era que no le podía importar menos. Si había una nueva persona viviendo en esta inmensa fortaleza, al soldado no le podía importar menos, siempre que no fuese un demonio estaría bien, o un psíquico, odiaba a los psíquicos.
-Solo que no toque mis cosas, o mueva mis coleccionables.
Exclamo el soldado antes de meterse a su habitación. Sus ojos se estaban cerrando, era hora de dormir.
-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-
Celestine estaba moviendo las diversas tablas de datos que tenía a su alcance, habían pasado meses desde que había enviado a un tecno marine a la llamada fortaleza del destino, si bien ella y VEGA no habían tenido un inicio muy agradable, las cosas parecían estar mejorando. VEGA no había puesto ninguna condición al recibir uno de sus efectivos con la orden de examinarlo y catalogarlo, aunque si había puesto un curioso requisito.
-Si vas a enviar a alguien para que vea mi casa, espero que pueda comer en mi mesa.
Recordó Celestine en voz alta, tratando de poner en su voz el mismo tono hueco que VEGA tenía en sus llamadas.
Ella realmente no había entendido ese extraño pedido de VEGA, pero, se las había arreglado para cumplirla. Total, no estaba dispuesta a comenzar nuevamente con las fricciones entre ambas fuerzas, en especial por algo tan tonto.
Celestine finalmente llego a la tabla de datos que había estado buscando, era un informe enviado por VEGA sobre el estado de su futura nave. Pese a que Celestine no tenía un conocimiento detallado sobre naves, Celestine no entendía como VEGA se las estaba arreglando para reparar semejante nave, sin destruir sistemáticamente el planeta en búsqueda de los recursos que hiciesen falta. Definitivamente tendría que descubrir su secreto en algún momento, de preferencia luego de que ella tuviese a su total control de la nave, con sus técnicos atendiendo las zonas críticas, y sus marines fuertemente armados fortificando el puente.
En eso un marine espacial interrumpió en el cuarto que se encontraba la santa.
-Santa Celestine, perdone esta interrupción, pero vengo a comunicarle que las comunicaciones astro paticas de largo alcance siguen inactivas, y que el grupo que estaba destinado a repararlas fue reubicado en las zonas industriales. ¡Debemos enfocar nuestros esfuerzos en reactivarlas pronto si queremos regresar a Terra!
Celestine escucho con paciencia la preocupación de su subordinado, eran normales, y ella misma las había tenido hasta el momento en que VEGA le mostro la nave que usaría para regresar a terra.
-Las comunicaciones astro paticas de largo alcance son innecesarias en este momento, ya hemos contactado con la nave que nos llevara de regreso a Terra, ahora simplemente tenemos que esperar a que llegue.
Informo Celestine sin despegar su vista de la tabla de datos que sostenía entre sus manos. El Marine especial la saludo y salió en silencio, con un poco de suerte eso calmaría los ánimos entre los marines Astartes.
Ahora pasaría a un problema, que realmente estaba comenzando a molestarla. La carga que le habían pedido regresar a Terra parecía estar dañada, claro que no tenía ninguna forma de comprobar cuan extenso era el daño, le faltaban recurso y técnicos especializados.
Celestine froto sus ojos mientras trataba de buscar una solución. Ella, aunque confiaba en VEGA, se negaba a que alguien aparte del emperador supiese el contenido de su carga maldita.
-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-
Era el final, todo lo que le rodeaba era fuego y muerte, a su alrededor no quedaba nada más que una ciudad destruida.
Las fuerzas del dios de la plaga habían invadido la ciudad con una furia que nadie podía entender, los defensores habían resistido con todo lo que tenían, pero había sido inútil. La marea demonios y plagas no tenía fin.
Camino por la ciudad, tratando de eludir los lugares donde el juego o la destrucción habían consumido la ciudad, sus pies finalmente dejaron de poder sostener su peso y cayo, miro de un lado a otro, no había a quien pedirle ayuda, y tampoco le quedaba fuerza en su cuerpo como para hablar, miro hacia arriba, y supo que estaba listo.
Dejo caer su cuerpo sobre una superficie de plastiasero, talvez le había pertenecido a un tanque u otro tipo de nave. Se rio un poco, cuando vio como un inmenso demonio se le acercaba, olía horrible, con inmensos bultos de carne putrefacta en todo su cuerpo, además de que de su estómago se le escurrían sus tripas.
Cuando cerró los ojos, estaba listo para entregarse al frio abrazo de la muerte, era hora de rendirse, el inmenso demonio levanto una cuchilla aún más grande, toda cubierta de una repugnante sustancia, que olía casi tan mal como el demonio mismo.
Pero no pudo rendirse, en el último segundo movió su cuerpo, esquivando el golpe horizontal. Rodo por el piso y se alejó un poco, luego se paró, su mano estaba fija en su confiable arma.
El no supo porque lo hizo lo que hizo ¿Por qué luchaba? Si ya no quedaba nada, aun así, su cuerpo se negaba a rendirse, apretó los dientes mientras su cuerpo entero gritaba de dolor.
El demonio gruño algo, movió de nuevo su inmensa arma. Pero no alcanzo a acatar. El ataco primero, removió el seguro de su pistola y descargo una serie de disparos sobre el demonio.
El demonio movió su cuchilla como si quisiese alejar un molesto insecto, pero no logro golpearlo. Él era más rápido, y estaba más decidido.
Sujeto un riel de metal del piso, y luego la uso a modo de lanza, atravesando al demonio de un lado a otro, pero demonio siguió moviéndose, en esta ocasión logro golpearlo con uno de sus ataques, no lo corto, pero si lo lanzo por el aire a más de 18 metros de distancia.
El maldijo "¿Por qué no me rindo y ya?" Volvió a preguntarse, todo su cuerpo dolía, de una forma que él jamás hubiese imaginado, pero no era suficiente, el aun quería luchar.
Logro levantarse con gran esfuerzo, esquivo el ataque del demonio, diviso como cerca de él un cable de poder, parecía aun tener corriente, con suerte aún tenía suficiente para freír al demonio que tenía enfrente.
Rodo por el piso, incluso llego a dispararle las balas que le quedaban en el cartucho. El demonio gruño molesto, pero él seguía sin rendirse.
Con un movimiento afortunado, logro dirigir el arma del demonio al chispeante cable de poder. El demonio grito de dolor mientras era electrocutado. Después de varios minutos gritando, el demonio finalmente se calló, del demonio ya no quedaba más que un cadáver chamuscado, y el hedor a quemado en el aire.
- ¿Sera que ya puedo rendirme?
-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-
Typhus sintió un llamado que provenía del mundo debajo de él, la pureza que el mundo demostraba, ese compromiso que unía a su gente. Si, definitivamente el mundo debajo de él, era un mundo puro y sin mancillar, y por eso Typhus había venido.
-Déjame en la superficie.
Demando el príncipe demonio con una voz oscura y calculada. El piloto obedeció sin decir palabra, mitad lealtad hacia su superior, mitad miedo.
Typhus había venido a este mundo hace algunos meses, aquí libero una plaga que el propio Mortarion había creado, una plaga que no tenía la marca del Nurgle. Era obvio que su primarca quería que esta guerra fuese personal, que su hermano genético Rouboute Guilliman supiese quien fue el que devasto este mundo, y que no se lo atribuya al dios de la plaga.
Pero el mundo no cayo, de alguna forma los defensores se levantaron y lucharon. Escupiendo pedazos de pulmón lucharon, mientras sus ojos se les llenaban de sangre pútrida lucharon, lucharon con tanta valentía y entrega, que el propio Typhus tuvo que cuestionarse la eficiencia de su propio primarca en la creación de plagas. Pero ya no más.
Typhus en persona había venido este día para poner fin a este maldito estancamiento, el no permitiría que una pobre hueste de meros humanos indignos, humillasen por más tiempo a su primarca.
Este mundo lleno de una fe tan ejemplar, merecía un castigo incomparable. Su nave insignia estaba descargando todas sus armas sobre los aislados focos de resistencia, y el en persona planeaba ponerle fin al último baluarte espiritual del mundo.
Mientras bajaba en su thunderhawk, diviso la inmensa iglesia. Una magnífica obra de arte, construida en honor al falso dios, un dios que era incapaz de aceptar su propia decadencia.
Mientras se acercaba a la iglesia sintió una presencia, una que no había sentido en mucho tiempo. Typhus sonrió, definitivamente esta catedral era un punto de intersección entre lo divino y lo humano. Ahora comprendía porque este era sin duda el punto donde todos sus habitantes volvían su mirada en búsqueda de fe.
-Déjame aquí. Caminare lo que falta de camino.
Declaro el príncipe demonio, mientras sujetaba su fiel guadaña saca tripas.
- ¿Ira solo mi señor?
Le cuestiono el piloto, asustado.
-Sí, iré solo, así es como debe de ir un emisario.
La nave toco tierra y el marine traidor descendió tranquilamente, camino mientras gusanos y escarabajos caminaban entre su carne, asiéndole cosquillas.
Varios soldados fieles trataron de detenerle, Typhus sonrió. Los insectos dentro de su cuerpo zumbaron en anticipación, y con una orden del traidor salieron de su cuerpo listos para devorar a los fieles.
Typhus camino tranquilamente entre los guardias que gritaban, a cada paso que daba sentía como esa presencia que había sentido en la thunderhawk se acercaba.
Y cuando estaba frente a las puertas de mármol y ceramita, él se presentó.
-Ahora entiendo porque este lamentable grupo de humanos han soportado tanto. No podías simplemente no meterte ¿Verdad?
Acuso el traidor a la presencia del propio emperador de la humanidad. No estaba seguro si este podía escucharle, pero esta estúpida resistencia terminaba aquí.
Se dispuso a derribar las puertas. Pero algo lo detuvo.
-No deberías hacer eso.
La voz del emperador era algo que definitivamente Typhus nunca olvidaría, era tan particular que dudaba algún otro ser pudiese igualarla, incluso un dios.
-Me siento tan honrado de que te tomes tu tiempo para hablarme.
Se burló Typhus, tratando de localizar el origen de la voz.
-Te lo advierto solo esta vez, retírate, lo que protegen estas puertas no debe jamás ser liberado.
Typhus maldijo, la voz del emperador provenía de todos lados, y a la vez de ninguno. Bueno, si no podía ponerle fin a su voz, le daría un espectáculo. Golpeo la inmensa puerta hasta reducirla a astillas, para luego entrar dando grandes zancadas.
-Si así lo quieres, que sepas que esta fue tu elección.
Typhus casi podía notar un tono de burla en las palabras del emperador, pero lo ignoro, lo que sea que se escondía en esta catedral era algo tan importante que el propio emperador había estado presente para defenderlo.
Frente a él se extendía un único pasillo, largo y oscuro, apenas iluminado por unas pocas antorchas muy mal colocadas. Typhus camino por lo que debieron ser horas, y el pasillo no se acababa. Molesto se dio la vuelta, solo para ver que detrás de él solo había oscuridad, pero no era una oscuridad normal, era algo tan horrible y asqueroso, tan repulsivo que el propio príncipe demonio se negó a tratar de tocarla. Por lo que siguió caminando, adentrándose cada vez más en la profunda oscuridad.
Debieron haber pasado días para cuando Typhus pudo ver el final de su viaje. En una habitación tenuemente iluminada 5 ataúdes se alineaban, todo estaban atados con cadenas tan gruesa como un brazo. Typhus levanto su arma, estos ataúdes no podían ser algo normal.
Pero sin duda lo que más le llamo la atención al traidor, fue un inmenso cadáver el cual estaba colgado en la pared. Parecía ser el cadáver de un demonio al cual le faltaba un brazo y una pierna. El príncipe demonio nunca había visto ningún demonio parecido en todo su tiempo en la disformidad.
Con pasos cautos examino la habitación ¿Por qué hay el cadáver de un inmenso demonio mutilado en la pared? Tras una examinación rápido, se dio cuenta que el pasillo por el cual había llegado a este lugar, ya no existía.
Typhus gruño molesto, a la vez que usaba su inmensa arma para cortar las cadenas que sostenían uno de los ataúdes. Fue entonces cuando el traidor sintió como si todo el calor de la habitación hubiese sido robado.
El traidor retrocedió, mientras el ataúd se abría de adentro hacia afuera.
Typhus vio como el ocupante del ataúd salía por sí mismo, y por primera vez en más de 10000 años, se dio cuenta de que el emperador puede que tuviese razón en su advertencia, lo que había estado encerrado en el ataúd era algo que claramente no debía ver la luz del sol de nuevo.
Lo que salió del ataúd era un demonio esquelético, su carne parecía haber sido arrancada hace mucho, portaba una extraña armadura, con una aún más extraña marca en su pecho, y poseía 4 cuernos sobre su cabeza. Con solo verlo el traidor sentía nauseas.
Levanto su arma en señal de advertencia, pero el demonio solo se rio, un segundo después el demonio se había movido a una velocidad tal que Typhus fue incapaz de seguir.
-Gracias por tu ayuda.
Fueron las últimas palabras que Typhus escucho, antes de que todo el poder y las bendiciones que el dios de las plagas le dio, fuesen arrancadas de su cuerpo. El dolor que sintió al perder su poder no puede ser descrito con palabras.
Typhus cayó al frio suelo, incapaz de moverse, aun así, estaba vivo. Los aumentos y poderes que había recibido el día que se convirtió en marine espacial lo habían salvado, de alguna forma. Le causo gracia pensar que fueron las bendiciones del falso emperador lo que le salvo. Al menos de momento.
Se escuchó el sonido de aplausos, alguien venia. Typhus bajo la cabeza y se hizo el muerto, no estaba en condiciones de pelear, pero si tenía suerte podría averiguar algo.
-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-
Ahriman camino confiado por el inmenso pasillo, negro como el vacío del espacio lo cubría por completo, aun así, Ahriman estaba confiado, ya había enviado a Typhus delante de él, por lo que cualquier trampa o guardia que pudiese haber, debería ya no ser un problema.
Por unos segundos se burló de lo fácil que había sido convencer a Typhus, el solo había necesitado de un ligero hechizo para modular su voz a una parecida al emperador, y el pobre siervo de Nurgle había cargado de frente sin dudar.
-Deja de reírte de tus hermanos menos favorecidos Ahriman, concéntrate en la misión.
La voz del primarca de los mil hijos se escuchó en la mente de Ahriman.
-No se preocupe mi señor, estoy concentrado.
Se excusó Ahriman, su primarca tenía razón, debía concentrarse, o se arriesgaba a una derrota.
Pasaron días antes de que Ahriman llegase a su destino, pero cuando lo hizo pudo ver como a Typhus le eran arrancadas las bendiciones del dios de las plagas, no estaba seguro si Typhus podría sobrevivir a semejante acto. Pero estaba seguro de que ya no le servía.
Ahriman entro a la inmensa bóveda aplaudiendo, deseaba llamar la atención del demonio que tenía la capacidad de robarle las bendiciones del caos a un príncipe demonio.
-Impresionante, realmente impresionante. Esto sin duda ha sido una muestra aterradora del poder que posees.
Ahriman movió su bastón con cuidado, no quería comenzar las hostilidades, su misión era negociar, pero no por eso estaría indefenso a un ataque.
- ¿Quién eres tú?
Pregunto el esquelético demonio, sabiendo que atacar al recién llegado no era posible, ese único movimiento del bastón, había levantado una barrera invisible entre ambos.
-Soy Ahriman, de los mil hijos. Y vengo a ti a ofrecerte un trato.
Ahriman se sintió intranquilo al ver como la carne volvía a crecer en los huesos del demonio, estaba usando el poder que le había quitado a Typhus para recuperarse, esto sin duda era algo impresionante y aterrador.
-Dices que vienes con un trato en una mano, pero puedo ver que traes un arma en la otra. ¿Si no acepto me mataras? ¿Crees poder hacerlo?
Ahriman sintió su garganta seca, lo cual debía ser imposible, el ya no debería tener nada debajo de su armadura.
-Agradecería poder llegar a un acuerdo mutuo, por lo que puedo ver tienes varios compañeros aun dormidos. Y no pareces tener el poder de despertarlos.
El demonio ya completamente recuperado gruño, si tuviese su arma ya le habría cortado la cabeza al hechicero, lamentablemente no tenía nada.
-Si te escucho, ayudaras a mis compañeros.
-Hare todo lo que pueda, pero tienes que venir conmigo. ¿Qué dices?
El demonio gruño, pero terminó aceptando. Si quería despertar a los demás, necesitaría el poder de corrupto que corría por las venas de estos…ignorantes.
-Muy bien, tenemos un trato entonces.
Si te gusta esta historia, por favor comenta, y no te olvides checar mis otros trabajos.
Este capitulo fue traído ante ustedes gracias a la colaboración de mi kaiser y Fan De.
