Desclaimer: los personajes no son míos son de JK Rowling (grrrrrr) Yo solo los utilizo para hacer volar mi imaginación ( y tanta que voy a tener que utilizar a partir de ahora ). Ahora sí, les dejo con el capítulo 7…
No puede ser una despedida
Cho se fue de casa de Hermione en cuanto escuchó la noticia. Alegó que tenía cita con el masajista y que se tenía que ir. Pero en cuanto bajó los escalones de la mansión, echó una última mirada en alrededor y desapareció con un movimiento de varita para luego aparecerse en su casa. Tenía una gran mansión, bastante parecida a la de Hermione. Fue hacia la chimenea, cogió de un jarrón unos polvos verdes y los echó al fuego. Después, se metió en las cálidas llamas verdes y apareció en el ministerio. Con triunfo en la mirada, la asiática se dirigió hacia los ascensores y se metió en uno de ellos con una sonrisa tan grande que le llegaba de oreja a oreja. Bajó hasta llegar al piso de los aurores. Estaba dispuesta a salir del ascensor cuando vio a Harry y a Ron salir del departamento de aurores y dirigirse al ascensor a toda prisa. Cho pulsó el botón para mantener las puertas abiertas.
-¡Hola!-saludó con falsa dulzura la chica. Las puertas se cerraron y Ron arqueó una ceja. Harry solo se molestó en hacer un simple gesto con la cabeza y Cho puso una disimulada mueca de disgusto-Esto…Harry, ¿podría hablar contigo a solas un momento?-Ronald abrió los ojos desorbitadamente y antes de que Harry pudiera contestar el traqueteo constante del ascensor cesó y las puertas doradas se abrieron mientras una suave voz resonaba anunciando el departamento de misterios. El joven de ojos verdes miró a la asiática y después a su amigo pelirrojo.
-Cho…tengo asuntos del ministerio pendientes, ¿tiene que ser ahora mismo?-replicó Harry con fastidio.
-Allá tú pero…es sobre Hermy, y algo más importante de lo que crees-se miró las uñas y puso una especie de pucheritos fingiendo aburrimiento.
-Entonces también lo puedo saber yo-saltó Ron molesto y desafiante. Cho suspiró pero recordó que Ron era de las cosas más importantes para Harry y que si quería ganarse al chico de la cicatriz tendría que ser, al menos, educada con Ron.
-Está bien Weasley, pero vamos a otro lugar a hablar del tema, no me gusta este sitio-apretó el botón del Atrio y el ascensor volvió a ascender. Se paró en cada una de las plantas, entraban y salían trabajadores del ministerio constantemente y la mayoría saludaban a los chicos mientras que algunos se quedaban mirando a Cho Chang. Salieron del ascensor y fuero hacia las chimeneas.
-No podemos salir del ministerio Chang-dijo Ron. La morena le miró y suspiró.
-Ok, entonces…seguidme, tengo que retocarme el maquillaje-la siguieron hasta los baños de mujeres.
-Yo no entro ahí-protestó Ron medio asustado-es el infierno Harry, mujeres cuchicheando sobre los hombres del ministerio, el ferrari del jefe o el vestido de la supuesta mejor amiga mientras la ponen verde a sus espaldas-Cho soltó una risita.
-Por favor Weasley, eso no se hace en el ministerio, ¿Pasas o te quedas fuera?-le preguntó sujetando la puerta entreabierta. Harry se encaminó hacia ella con Ron siguiéndole con pesar. El baño era bastante parecido al de los hombres, solo que allí había más lavabos, espejos y solo retretes, claro. También estaba muchísimo más limpio y su olor a rosas agobiaba. El pelirrojo tosió exageradamente.
-Bueno, cuenta rápido que tenemos trabajo que hacer-dijo Ron examinando el lugar. Cho le miró y se giró hacia el espejo. Sacó un estuche de su bolso y empezó a retocarse el colorete. Entonces la puerta se abrió y una cabellera rubia se asomó por ella. Sus ojos se entreabrieron notoriamente y pasó al baño dando un portazo tras de sí. Observó a Cho pintándose los labios y a Ron y a Harry cruzados de brazos a su lado.
-¿Qué demonios hacéis vosotros aquí?-preguntó con extrañeza. Ron casi se cae al suelo al escuchar la voz de Luna. Harry la miró carente de expresión y Cho ni se molestó en girar la cabeza y dejar de pintarse los labios.
Ron se acercó a Luna.
-Dice que tiene que contarnos algo importante sobre Hermione, quizá porque se fue de la reunión sin avisar o porque mi hermana estaba tan rara después de hablar con ella-contestó apresuradamente, como temiendo la reacción de Luna. Esta abrió la boca varias veces.
-Pero cariño, ¿qué es eso tan importante?-le preguntó Luna curiosa y aún más extrañada que antes. Harry se acercó a ellos.
-Ni idea-contestó Ron.
-Hermione se traslada al departamento de aurores de Bulgaria-Harry giró tan bruscamente el cuello que se oyó un leve crujir pero no le importó el daño. Miró a Cho, que en ese momento guardaba todo en el bolso y con una gran sonrisa le miraba.
-Eso es mentira-dijo Ron. Luna permanecía callada, meditando las palabras de Cho. Harry bajó la mirada y luego miró significativamente a Ron y Luna. Sin decir palabra alguna, fue hacia la puerta.
-¿A dónde vas Harry?-preguntó su amigo.
-Tenemos trabajo que hacer Ron, no podemos entretenernos con tonterías-Luna le miró asombrada y apretó el brazo de su novio levemente. Ron se soltó de la chica y fue hacia Harry. Este no miró a Cho y salió del baño rápidamente. Luna se quedó mirando a Cho que sonreía socarronamente. Torció el gesto y abrió la boca para decir algo pero la morena ya estaba saliendo del baño no sin antes echarla una mirada despreciable.
Los días pasaron rápidamente. Draco le mandó los papeles con el permiso para el traslado a Hermione y la castaña ya había sacado su billete de avión, ya que la habían recomendado que para trasladarse en una distancia tan grande y al no conocer Bulgaria era mejor coger un medio muggle, a ser posible el avión. En los pocos días de ausencia de Hermione, esta paso todo el tiempo encerrada en su casa, sola, tirada en la cama y esperando los malditos papeles. Apenas se alimentaba y bebía muy poco agua. Quería quedarse en Londres, estar con Víctor la agobiaba. Encima, Bulgaria no era uno de sus países preferidos precisamente y el cuerpo de aurores de allí tenía muchísima menos categoría que el de Londres. Siempre llegaba a la odiosa conclusión que no tendría que haber pedido nunca ese traslado.
Entonces, en la noche del viernes se levantó pesadamente de la cama y fue hacia el armario. Sacó una maleta y la puso abierta sobre la cama. Se iría mañana a primera hora así que era mejor que ya tuviera la maleta preparada. Eligió la ropa que se pondría mañana, después abrió todos los cajones y con un movimiento de varita empezaron a salir por orden las prendas de ropa y se colocaron en la maleta. Fue al baño, se miró al espejo. Presentaba un aspecto totalmente distinto al de hacía poco. Cuatro días encerrada no le había favorecido en absoluto. Estaba pálida, había adelgazado demasiado, tenía ojeras y su pelo ya no estaba tan liso y reluciente como siempre, si no que estaba despeinado y enredado aunque seguía siendo negro. Entonces miró ese negro y puso una mueca. La puerta del baño se abrió y el mayordomo asomó la cabeza por ella. Observó detenidamente a Hermione.
-¿Hoy tampoco quiere nada para cenar, señorita?-Hermione simplemente negó con la cabeza. A Jefree le tembló el labio inferior.
-Tiene que comer algo…-añadió suplicante. Hermione volvió a negar-Señorita…-volvió a decir este suplicante pero Hermione levantó la mano y volvió a negar dando el tema por terminado. Al mayordomo se le infló el pecho y una expresión de rabia apareció en su rostro-La obligaré, pero comerá algo. Se da una ducha de agua fría, come y se acuesta. Yo terminaré de hacer las maletas y no ponga pegas, porque esta vez no la haré caso-las miradas del mayordomo y la joven se entrelazaron y esta sonrió antes de asentir. El mayordomo también sonrió y salió del baño con una reverencia.
Se dio la ducha de agua fría para despejarse. Se echó una especie de mezcla espesa y azulada en el pelo y después salió de la ducha, (también se había enjabonado y todo eso) se enrolló la toalla en el pelo todavía negro y se puso un albornoz color blanco rosado. Cuando salió del cuarto de baño, había una bandeja con algo de fruta y un vaso de leche en la mesita al lado de la cama. La miró con desgana pero luego recordó su conversación con el mayordomo y empezó a comer con ganas. Le había reconfortado que hubiera alguien preocupado por ella. Después, dejó la bandeja vacía de nuevo en la mesa y se tumbó en la cama. Antes tenía miedo a dormir por si quedaba atrapada en sus recuerdos y estos días apenas había dormido porque la decisión de abandonar Londres la agobiaba. Pero esta vez, el leve choque de su cuerpo contra el colchón fue tan placentero que sus sentidos se apagaron tan de repente como una vela y cayó dormida profundamente al instante.
Se despertó con la primera luz del día, una costumbre ya en ella. Vio las maletas listas al lado de la puerta y la ropa sobre la silla del escritorio. Fue frente al espejo de pie que había al lado del armario y se quitó la toalla que la cubría el pelo. Los rayos de sol entraron por el ventanal y su cabello empezó a desprender destellos dorados. Caía desordenado por su espalda y su castaño natural brillaba intensamente, como si hubiera estado esperando este momento durante los tres largos años que estuvo con el cabello negro y liso. Se miró al espejo y sonrió, se miró de nuevo y volvió a sonreír. Acarició su pelo y sonrió por tercera vez. Después se quitó el albornoz y empezó a vestirse. Fue hacia el baño y sacó un peine del cajón. Se fue peinando, cada vez más satisfecha de sí misma. Poco a poco fueron apareciendo ondulaciones en su cabello. Recordó como Harry siempre le había dicho que esas ondulaciones le parecían muy graciosas. Entonces se miró en el espejo pero vio que algo no cuadraba. Llevaba un vestido negro y minifaldero muy ceñido pero que ella lo tenía en ropa informal. También llevaba unos tacones de aguja negros y una cantidad excesiva de anillos. Fue rápidamente hacia el vestidor y al abrirlo se encontró con la mayoría de su ropa reciente. Entonces giró la cabeza y observó los armarios blancos del vestidor, unos que estaban más apartados de la demás ropa. Corrió hacia ellos y los abrió. La ropa que había en esos armarios brilló por su ausencia y solo encontró un jersey, unos jeans, unos calcetines, un par de deportivas y una pequeña nota que decía:
Porque el cambio merece la pena, aparte compré alguna que otra cosa para usted.
Releyó la nota varias veces y su mirada se iluminó. Salió del vestidor y fue con prisa hacia las maletas dejando los tacones olvidados por el camino. Las abrió con prisa y encontró dentro toda la ropa que olvidó cuando empezó a cambiar más algunas prendas más modernas pero siguiendo el mismo patrón que las demás. Sonrió agradeciendo a Jefree por lo bajo. Se quitó con rapidez el vestido negro y se vistió con la ropa cómoda que le había dejado el mayordomo. Se volvió a peinar y salió de la habitación llevando consigo las maletas.
Harry despertó sobresaltado. Luna entró por la puerta con rapidez y le sacó a rastras de la cama. Subió la persiana de la habitación y Harry cerró los ojos debido a la luz.
-¿Qué pasa…?
-Tú solo vístete y en cinco minutos te quiero listo para irnos. No preguntes-añadió Luna cortante ya que Harry había abierto la boca para protestar. Salió con rapidez del cuarto. Harry decidió hacerla caso y se vistió con lo primero que encontró. Fue al baño, se lavó la cara y después se dirigió hacia la cocina donde estaban Ron y Luna.
-¿Estás listo?-le preguntó Ron a Harry. Este asintió-Entonces, vamos.
Salieron con paso rápido del apartamento. Bajaron hasta el portal y salieron a la calle. El sol brillaba débilmente y el viento aumentaba la sensación de frío. Unas nubes negras se asomaban por el horizonte. Subieron al coche de Luna y esta lo puso en marcha.
-¿Como sabes que está allí?-preguntó de repente Ron cuando salían a la autopista.
-Me lo contó Ginny ayer-contestó Luna.
-¿Y cómo es que mi hermana lo sabía?-preguntó Ron extrañado. Luna se mordió el labio inferior bajo la atenta mirada de Ron mientras Harry los observaba intentando descifrar lo que hablaban. No respondió al instante.
-Se enteró en el ministerio…-no siguió porque sabía que primero Ginny la mataría a ella por contárselo a Ron y que después Ron mataría a Ginny pues estaba segura de que si Luna le contaba la verdad de por quién se enteró, Ronald terminaría haciendo demasiadas preguntas y descubriría la verdad. Había prometido no contárselo a nadie de momento y entendía porque Ginny no quería que nadie lo descubriera, ella tampoco querría. Ron soltó un bostezo y se puso a mirar por la ventana. Harry se apoyó en el asiento de detrás del coche y suspiro. También miró por la ventana y entonces vio que cogían el desvío hacia el aeropuerto. Mil pensamientos recorrieron su cabeza hasta que una idea le vino en mente.
-Luna…¿vamos a intentar evitar que Hermione se vaya a Bulgaria?-preguntó temiendo la respuesta. Y lo preguntó tan de repente que la rubia casi se choca con el coche de adelante y frenó en seco haciendo que el coche de atrás casi se chocara contra el suyo y les diera un leve golpecito.
-Contesta-dijo desesperado el moreno cuando Luna volvió a poner el coche en marcha. Echó una mirada cómplice a Ron, suspiró y asintió con la cabeza. Harry volvió a apoyarse, abatido, en el asiento de atrás.
-Si se quiere fugar es su problema, no el mío. No entiendo porque me traéis a mí, podríais hacerlo solitos-añadió con un hilo de voz que procesaba resentimiento.
-Porque tú eres el único que puede hacerla cambiar de idea-dijo Luna.
-También era yo el único que podía hacerla cambiar y que fuera la Hermione de siempre y no lo conseguí-le dijo Harry con pesadumbre. Para sorpresa de ambos, esta vez, Ron rió sarcásticamente.
-Claro que lo has conseguido. Bueno…más bien lo estás empezando a conseguir, si no, ¿por qué crees que huye?-la pregunta de su amigo pelirrojo resonó en su cabeza. Entonces empezó a meditarla. Después de unos pocos minutos sonrió y asintió con seguridad. Luna y Ron se miraron y sonrieron también. Pasaron diez minutos y Ron miró su reloj nervioso.
-Podrías darte más prisa mujer, el avión sale a las siete y ya son las seis y media-su novia le echó una mirada asesina.
-Si quieres puedes conducir tú, además ya no falta nada para llegar.
-Mejor no, te dejo que conduzcas.
Llegaron al aeropuerto sobre las siete menos veinte. Luna aparcó de mala manera en una zona prohibida pero alegó que no podían perder tiempo buscando sitio. Los chicos no protestaron, solo se bajaron rápidamente del coche y se dirigieron con prisa hasta el aeropuerto entre el tumulto de personas. Según Luna, el avión de Hermione saldría por el embarque número 7.
-¡Pero el aeropuerto es enorme!-protestó Ron-¿dónde está la puerta de embarque número 7?
-¡Por allí!-exclamó con rapidez Harry señalando un cartel que indicaba hacia el frente. Empezaron a correr hacia allí. Los minutos pasaban rápidamente, como jugándoles una mala pasada. Sobre menos diez llegaron a la puerta de embarque número 7, pero no encontraron a Hermione por ningún lado. No había mucha gente allí, solo un grupo numeroso de turistas japoneses, una chica castaña que se mordía el labio inferior…¿el labio inferior?¿castaña? Entonces el moreno empezó a observar bien a la chica. Se puso de espaldas pero su cabello era igualito al de…
-Hermione…-terminó Harry en un susurro. Se dirigió hacia la joven a zancadas. Luna paró a Ron con el brazo y negó lentamente con la cabeza. Mirándola no parecía la Hermione de estos últimos tres años, si no la Hermione de antes. Harry llegó hasta la chica y cogiendo aire la tocó levemente el hombro. Ella giró la cabeza. En su boca se dibujó una pequeña o´ de sorpresa y empezó a temblar ligeramente.
-Harry…¿Qué haces aquí?-su voz era dulce y suave, como un canto de sirenas, atrayente y melodiosa, como siempre había sido. Cerró los ojos para analizar la pregunta y los volvió a abrir encontrándose de frente con el café de su mirada que mostraba nerviosismo, preocupación y ternura.
-No te puedes marchar-le contestó serio y a la vez suplicante. Ella no respondió, solo se quedó mirándole a los ojos, aquellos hermosos ojos verdes.
-Ya no puedo dar marcha atrás-dijo en un susurro, como esperando así contradecir sus palabras. El dolor se posó en los ojos de su "amigo".
-No dejaré que te vayas-añadió firme. Ella levantó la cabeza lentamente y sonrió con dulzura.
-No puedes evitarlo-dijo tiernamente. El billete de avión cayó al suelo mientras su mano subía lentamente hasta callar, con un suave caricia en la mejilla, las réplicas de la persona que ella más amaba. Instintivamente, cerró los ojos disfrutando del tacto de su mano contra su piel. Entonces escuchó una voz que le pareció lejana pero que hizo a Hermione sobresaltarse y apartar inmediatamente la mano de su mejilla.
Primer aviso para los pasajeros del vuelo 24798 con destino a Bulgaria. Por favor, embarquen por la puerta número 7. Gracias.
-Me tengo que ir…-su frase no quedó terminada. Como la vida de Harry, en cuanto vio a la castaña dirigirse hacia la puerta de embarque, un trocito de él la siguió. Y haciendo caso a sus impulsos, corrió hacia ella y la cogió del brazo evitando que diera el billete y dejando que empezaran a pasar el grupo de turistas japoneses. Se miraron durante unos instantes y después él la envolvió en un cálido abrazo.
-Esto no puede ser una despedida-susurró al oído de la castaña el ojiverde.
-Harry…-añadió ella en tono suplicante, cerrando los ojos cafés.
-No quiero que te vayas-continuó-No de nuevo…-Hermione aguantó las ganas de llorar.
-¿Por qué ahora Harry, por qué?-preguntó la joven con los ojos cristalinos y todavía abrazada al moreno.
Último aviso para los pasajeros del vuelo 24798 con destino a Bulgaria. Por favor, embarquen por la puerta número 7. Gracias.
-Porque yo...te amo.
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JUAS JUAS JUAS JUAS ¿perversa por dejarlo ahí? ¿Se irá nuestra Hermione? Bueno algunas dudas se resolverán en el próximo capítulo, que por cierto se llamará "¿Cambiando un knut por un galeón?" y creo que estará bueno (aún no está escrito, solo tengo el título XD) También os adelanto que el último capítulo será medio Song-fic porque tendrá una canción pero ya no hablo más, que os terminaré desvelando toda la historia. Creo que la escena del aeropuerto me salió muy tierna…la verdad es que sé que ya está muy vista pero es que me parece preciosa, tenía que hacerlo. Bueno, en el próximo capítulo pasaran muchas cosas, creo que algunos desearéis matarme después porque aunque este la posibilidad de que Hermione no se vaya…¿creéis en serio que la dejaría empezar una relación con Harry así, sin complicaciones? Entonces os aviso que estáis bastante equivocados…
Creo que podré publicar el capítulo 8 pero después me vuelvo a ir otra vez de vacaciones (el viernes precisamente) y esta vez estaré fuera creo que todo lo que queda de mes de agosto…así que un mes o así sin saber de mí (snif snif)
Por cierto, recientemente me enteré de algo por lo que estoy furiosa. Sí, tiene que ver con Hp y mi amiga Aiko Granger sabe muy bien a que me refiero. (gracias Karla, esa conversación me vino muy bien para desahogarme) Por ello voy a escribir más HHr y poniendo todo mi empeño. Todos los HHr nos lo merecemos…no digo nada más que:
EL UNICO Y EL MAS VERDADERO à HHr 4EVER (no eso…puag es que me da asco solo de pensar en esa cosa que ha hecho…Aiko amiga, ayer no pude dormir por eso, esperemos que al final se me quede más asimilado)
Me gustaría responder a sus reviews uno por uno pero es que tengo que empezar el 8 cuanto antes y no tengo mucho tiempo, solo les digo que muchísimas gracias a enigranger, kitty in celo, eleonor, JakeGranger, potter5 y, aunque Aiko no me lo dejó, (jeje te lo perdono porque sé que no has podido ;D da igual, aunque no hubieras querido igual te lo perdonaría) a ella le doy unas gracias muy especiales ya sabe por qué. (sí, lo sé, soy bastante pesada) Gracias a estas personas podré escribir el 8 y muchísimos más.
Me despido con mucho cariño y un saludo a todos los que leéis y que no me dejáis review:
Elen-Grantter.
Porque la fuerza del amor es comparable con la verdadera amistad…HHr forever
