Desclaimer: Los personajes no son míos, son de una tal J.K.Rowling. Yo solo los utilizo para hacer volar mi imaginación y quitarme un poco las preocupaciones y el estrés diario que me provoca la escuela, las peleas entre amigas y el sexto libro de Hp.

Ahora sí, les dejo con el capítulo diez.

Una noche mágica

Llevaba media hora en la cama, mirando hacia el techo. La verdad es que ese día parecía tan normal como ningún otro durante los últimos meses, pero algo en su interior le decía que hoy iba a pasar algo emocionante, algo que le sorprendería. Entonces, una chica salió del baño con una toalla enroscada al cuerpo y le miró con extrañeza.

-Harry, deberías irte levantando-dijo simplemente, yendo hacia el armario y sacando unas prendas de su interior. El moreno solo resopló y se levantó de la cama. Se enroscó la sábana por la cintura, ya que estaba desnudo. Catherine le miró enarcando una ceja.

-¿Por qué haces eso?-preguntó mirándole y después bajando la vista hasta la sábana. La verdad es que ni el mismo sabía la razón. Prefirió quedarse callado hasta que su novia se dio la vuelta, sacando las últimas ropas, y cerró el armario. Luego, sin ningún tipo de pudor, se quitó la toalla y se empezó a vestir. Harry, con los boxers en la mano, la miró. La verdad es que era irónico que él no se atreviera a estar desnudo delante de la joven cuando casi todas las noches hacían el amor. Pero no se sentía a gusto desnudo a plena luz del día. Se empezó a vestir. Luego fue al baño, donde ya estaba su novia maquillándose un poco, y se arregló el aspecto. Salieron juntos del chalet de la joven. Vigilaron que no había muggles a la vista y desaparecieron para después aparecer detrás de la cabina del ministerio. Juntos, se metieron dentro, marcaron los números necesarios, y descendieron lentamente hasta vislumbrar el hall del ministerio en frente suyo.

-Creo que es hora de que te hagas una chimenea en tu casa-le dijo Harry a la morena. Ella sonrió mientras salían de la cabina. Saludó al guardia de seguridad. Se internaron en el pasillo que iba hacia los ascensores.

-De momento no entra en mis planes-le contestó ella, mientras pulsaba el botón de los ascensores. Ambos se metieron en uno, junto con unas cuantas personas más. Poco después, salieron, junto con dos memorándum, al pasillo de la planta cuarta. Ron ya estaba en la entrada del departamento, apoyado en la pared y esperándolos. Ya se dirigía hacia ellos cuando, de repente, se paró en medio del recorrido. Abrió muchísmo los ojos, mirando sobre el hombro de Harry. La pareja le observó sin entender nada. Fueron directos hacia él.

-¡Hey! ¿Te pasa algo?-le preguntó el moreno a su amigo, que seguía estático. Balbuceó algunas cosas sin sentido. Miró a Harry y tragó saliva con fuerza. Entonces, una voz llegó a los oídos de Harry, una voz algo lejana pero igual de suave que siempre.

-Sí, creo que podré seguir al ritmo normal, sé que la misión será después de navidad pero fui yo quien te ayudó a elaborar el plan, así que me veo capacitada de ir.

El vello de la nuca se le erizó. Las miradas extrañadas de Ron y él se cruzaron. Cat les miraba a ambos sin tener ni idea de lo que ocasionaba su reacción. Harry se dio la vuelta lentamente, como temiendo lo que se iba a encontrar. Allí, quieta en la mitad del pasillo, hablando con un chico rubio, se encontraba la persona que más había añorado todo este tiempo. El pelo castaño, algo enmarañado aunque mucho menos que en el colegio, le caía con suavidad por la espalda. Llevaba unos jeans azules que se distinguían al tener la túnica desabrochada. También se distinguía un jersey blanco de manga larga y cuello alto. Catherine también giró su cabeza y su expresión no pudo ser más distinta de la de su novio. Las miradas de Harry y Hermione se cruzaron y esta cesó su charla con Malfoy, sosteniendo su mirada. La morena agarró el brazo de Harry al ver que la castaña y el rubio se dirigía hacia ellos.

-Bueno, como ven, Hermione se incorporará al equipo hoy-les dijo Malfoy a los tres amigos, todavía mirando a Hermione, cada uno diferente. Cat sonreía fingidamente y apretaba el brazo de Harry más fuerte aún, como advirtiéndole a Hermione que era solo suyo. Ron estaba sin habla, aunque finalmente se acercó hasta su amiga y la envolvió en un abrazo. Harry observó a la joven durante unos instantes, y después, desenvolviéndose de los brazos de Cat, la apretó fuerte contra él, como queriéndola advertir que no se volviera a marchar. Todos los pensamientos y dudas hacia su cariño y amistad se vieron empequeñecer hasta llegar a cero.

-Creo que deberíamos ir entrando-les advirtió de improvisto Catherine, que se encontraba mirándoles con furia. Harry y Hermione, que no se habían separado todavía, lo hicieron al instante. Con una ancha sonrisa, entraron en el departamento, donde ya estaban esperando Malfoy y de más aurores, que recibieron a la nueva Hermione con sorpresa y también alegría.

-Bueno, como saben, hoy es 24 de diciembre, navidad, así que, como hoy también empiezan sus vacaciones, he decidido que por la mañana repasaremos el plan. Por la tarde necesito que me entreguen sus informes. La verdad es que estoy orgulloso de todo su trabajo durante estos meses. Y he de comunicarles, que la segunda parte de la misión se realizará cuando terminen sus vacaciones, es decir, el 1 de enero. Espero que ningún auror salga de Londres durante estas fechas, porque podríamos tener algún problema y adelantar la misión. Ahora, trabajen, y pongan más ganas que nunca, ya que es el último día para repasar todas las pautas a seguir y que no nos salga un desastre como la última vez-. Hubo un repentino jaleo en la sala. Los aurores se movían de un lado para otro, haciendo papeleo y hablando con el vecino. Harry, Ron, Robert y Cat hablaban entre sí. Hermione estaba en plena conversación con Malfoy. Ron parecía ansioso.

-¿Te para algo, Ronald?-le preguntó su amiga morena, mirándole extrañada.

-¿Qué? Ah…no, no, no pasa nada si no…Eh! Hermione-exclamó, señalándola con la mano que la estaba llamando. La joven levantó la vista del mapa que estaba mirando y se dirigió hacia donde estaban los cuatro.

-¿Quieres algo, Ron?-preguntó, mirando a Harry de reojo y sonriéndole.

-Esta noche habrá cena "familiar" de navidad en La Madriguera. Me gustaría que vinieras. Cat no puede venir y Robert dice que tiene que pasar la noche con su familia. Puedes traer a tus padres, por supuesto-se apresuró a añadir Ron, sonriendo. Hermione le devolvió la sonrisa.

-Muchas gracias Ronal, iré encantada. Creo que mis padres no estarán tas dispuestos, todavía no hablé con ellos-Harry le sonrió. Hermione le dio un último abrazo al pelirrojo y se fue directa hacia donde estaba Malfoy con otros dos aurores más, los Smith. La mañana transcurrió tranquila, aunque llena de trabajo. En el descanso para comer algo, apenas unos pocos aurores salieron a la cafetería. La mayoría se quedó dentro, todavía con una pila de papeles por estudiar, colocar y archivar. La tarde también pasó deprisa. Sobre las cinco, Malfoy les mandó marchar, no sin antes deseándoles un Feliz Navidad´ que hizo a Ron y Robert desternillarse de risa durante los próximos cinco minutos.

-¿Venís?-les preguntó Cat al moreno y al pelirrojo, que parecían retrasarse. Ambos negaron.

-Estamos esperando a Mione-dijo Harry. Su novio le miró alzando una ceja. Resopló, mostró una sonrisa forzada, asintió y le dio un último beso en los labios a su novio moreno antes de desaparecer con Robert por la puerta. Ambos se quitaron sus túnicas, las redujeron al mínimo y se las guardaron en el bolsillo del pantalón.

-¿Me estaban esperando?-les preguntó con voz cálida Hermione, poniéndose a su lado. Ambos asintieron-Bueno, ¿pues a qué esperan? ¡Vayamos a esa cena!-exclamó. Parecía entusiasmada y feliz, como una niña de cinco años a punto de abrir sus regalos de navidad. Harry y Ron rieron divertidos. Salieron del departamento. Al fondo, sentada en una silla, se encontraba una muchacha morena que leía una revista. A su lado, una pelirroja, con una chaqueta larga miraba impaciente a la morena. Oyeron como alguien daba un portazo a sus espaldas y formulaba un conjuro con la varita. La cerradura hizo un débil clic´ y la puerta quedó cerrada. Hermione recordó la conversación de ayer con Cho Chang y Ginny y no pudo reprimir una risita.

-Esperen aquí-les dijo a sus amigos, parándoles con los brazos. Draco pasó a su lado, deseándoles feliz navidad. Ella le devolvió un simple "A ti también". Entonces, de repente, Draco se paró en medio del pasillo, mirando hacia los bancos, donde una pelirroja se había levantado. La morena que la acompañaba se levantó bruscamente y se tiró a los brazos de Malfoy.

-Vamos a ver que ocurre-les dijo Hermione a unos extrañados Ron y Harry. Los tres anduvieron lo que faltaba de pasillo, hasta plantarse al lado del rubio con extrema sutileza.

-Cho…¿qué haces?-preguntaba Draco, intentando zafarse del "abrazo oso" que le había proporcionado la guapa joven. Ginny se unió a ellos, mirando a Cho medio divertida, medio furiosa.

-Oh, Draquito, estaba tan preocupada…-dijo la morena mirando a los ojos grises del chico de enfrente. Draco la miró sin entender.

-¿Por qué?

-Oh, es que tu trabajo es tan complicado y peligroso-sollozó Cho, sonando un tanto estúpida.

-Por eso tú elegiste ser "la pesada del siglo", ¿verdad?-le preguntó mordazmente Ginny a Cho-porque no hace falta mucha inteligencia y no es muy complicado, aunque peligroso sí, Cho. Te arriesgas a que te den un buen puñetazo por pedante-La asiática la miró ofendida y furiosa pero decidió ignorarla por completo haciendo que Ginny soltara un bufido.

-¿Exactamente a que has venido aquí, Chang?-dijo Draco, empezando a cansarse de la situación.

-Verás, es que he recibido cierta información. Ginny me aseguró ayer que tú tenías novia, pero yo, la más importante periodista en esa rama y la más fiel fan tuya, no me lo podía creer-en ese momento, Ginny y Draco se sonrojaron al instante. Ron prorrumpió en una sonora carcajada, lo que hizo sobresaltarse a Draco, que no había caído en su presencia.

-¿Es eso verdad, mi dragoncito querido?-añadió Cho, soltando débiles lágrimas de cocodrilo. Esta vez, fueron Harry, Ron y Hermione los que soltaron a la vez una carcajada. Draco, más rojo que en toda su vida, miró con furia a la morena mientras esta miraba también con furia al trío, que no paraba de reír. Ron parecía a punto de ahogarse.

-No entiendo que les parece tan gracioso, que el gran dragón amoroso…

-¿Dragón amoroso?-le interrumpió Ginny a Cho sin poder creerse lo que oía. El trío ahogó otra carcajada por la mirada de furia de Draco y Cho, aunque Ron ya habría sobrepasado al rojo de su cabello de tanto reírse y parecía que al final se tornaría morado.

-Sí-le contestó Chang a Ginny-es como llamamos en la redacción a Draco-añadió, con una sonrisa de satisfacción y orgullo. Esta vez, las carcajadas salieron de la boca de Ginny.

-Pues como quieres que Draco te conteste, lo haré yo por él. Sí, Draco tiene novia y creo que es una relación muy estable, a decir verdad-el rubio miró a Ginny agradecido y la guiñó un ojo. Por suerte, nadie se percató del gesto.

-¿Cómo sabes tú eso, Ginny?-preguntó Ron, extrañado.

-Me vio besándome con ella en la cafetería en frente de San Mungo-se apresuró a contestar Draco-Creo que es hora de que me vaya-añadió. Cho dio un pequeño saltito.

-¿Quieres que te acompañe, mi dragón preferido?

-Vete a tu casa, Chang-le respondió mordazmente Malfoy a Cho Chang, que adquirió un tono rosado en sus mejillas y masculló algo por lo bajo, ofendida, antes de darse media vuelta e irse hacia los ascensores.

-¿Vienes, Gin?-le preguntó Harry a la pelirroja.

-Esto…voy al baño. No hace falta que me esperen, luego les veo en casa-les guiñó un ojo antes de lanzarle una significativa mirada a Malfoy. Después, se perdió en dirección hacia el departamento de aurores, donde al lado estaban unos pequeños baños.

-Creo que me olvidé algo en el departamento, si me disculpan…-masculló rápidamente el rubio y se perdió también hacia el departamento. Hermione alzó una ceja.

-De verdad, no pueden ser más cantosos-susurró para sí misma, a la vez que sonreía.

-¿Cómo dices?-le dijo Harry observándola con atención. Ella simplemente negó con la cabeza.

-Dragón amoroso…-masculló Ron, soltando una débil carcajada-¿qué pasaría si se enteraran todos los aurores del precioso mote de nuestro jefe?-.

-Qué todos se enterarían del gran secreto que guardas en tu habitación, bien escondidito en el armario-dijo Hermione duramente. Harry rió y Ron le miró medio ofendido.

-Eso es juego sucio-añadió.

-Arriésgate-le dijo Hermione desafiante. Durante unos instantes, se mantuvieron en silencio. Después, Ron soltó un bufido y asintió. La castaña sonrió satisfecha. Se metieron en el primer ascensor que llegó al piso. Ron le apretó al botón del vestíbulo.

-¿No deberíamos ir a buscar a Luna al Departamento de Misterios?-inquirió Hermione, mirando a Ron.

-Ya me ha regañado varias veces por estar allí, dice que no puedo entrar ni si quiera pisar el suelo del pasillo que lleva a ese departamento porque es algo secreto y privado. Así que, no creo que sea buena idea irla a buscar. Ya quedamos esta mañana en que en cuanto cada uno saliera del trabajo se iría a La Madriguera y nos encontraríamos allí-cuando Ron paró de explicar, las puertas del ascensor se abrieron y una voz anunció que habían llegado al vestíbulo. Al parecer, todavía quedaba alguna que otra persona trabajando, aunque se les había echo tarde. Se despidieron de Ernie bott, el guardia de seguridad, y salieron hacia el frío Londres. Todavía seguía nevando, aunque con menos insistencia que ayer. Aún así, las calles nevadas estaban repletas de personas alegres y sonrientes haciendo compras de navidad, apurando hasta el último momento. También había mucho tráfico. Las calles estaban decoradas con luces doradas, cintas de color oro y plata y los árboles de los parques y las calles que pertenecían al ayuntamiento también estaban decorados con grandes bolas rojas. Anduvieron un par de calles, sin darse cuenta del tiempo, solo charlando y riendo, como si volvieran a su época de estudiantes en Hogwarts.

-¡Se ha hecho tarde!-exclamó de repente Ron, mirando la hora en el reloj de Harry-deberíamos buscar un sitio donde desaparecernos-Harry y Hermione asintieron. Unos metros más allá, en una callejuela pequeña, detrás de unos grandes contenedores de basura, los tres amigos desaparecieron para aparecer, segundos después, en el patio delantero de La Madriguera. Pasaron al lado de un pequeño huerto y del corral de las gallinas, donde no había gallinas. Pronto, llegaron al jardín de atrás. Había unos farolillos suspendidos en el aire que alumbraban el lugar. No muy lejos de la puerta trasera de la cocina que daba directamente al jardín, se encontraba una gigantesca mesa, ya colocada. Harry distinguió que habían utilizado el mismo hechizo impermeable para cubrir ese espacio. Era como si hubiera una lona invisible. Vieron que había llegado ya todo el mundo. Fred y George charlaban cerca de la mesa, seguro que de algo relacionado con su tienda de bromas. Bill y Fleur se hacían cariñitos cerca de uno de los árboles de navidad que habían colocado en la estancia. Harry comprobó que estaba equivocado. Había suelo de madera sobre la nieve.

-¡Vaya! Han utilizado una tienda Hodwook…¡y de las transparentes! ¡Que buena idea!-exclamó Hermione, como adivinando sus pensamientos.

Ginny llegó unos momentos después, sobresaltándoles. Les sonrió a los tres y se dirigió hacia la mesa, donde empezó a saludar a todo el mundo. Siguieron observando a los comensales. El señor Weasley estaba hablando con Luna mientras bebía algo que parecía champán. Entonces, Charlie Weasley salió apresuradamente de la cocina, llevando una bandeja de ensalada flotante siguiéndolo. Luna miró por un momento al mayor de los Weasleys y después su vista se desvió unos centímetros para apreciar a Harry, Ron y Hermione observando todo con admiración.

-¡Ronal! ¡Harry, Hermione!-exclamó sonriente haciendo movimientos con las manos. Todos los presentes dirigieron las miradas hacia allí. Hermione pudo notar que estaban un tanto sorprendidos de encontrarla allí, pero prefirió no comentárselo a sus amigos. Entonces, Molly Weasley salió de la cocina rápidamente. Al parecer había oído el grito de Luna. Se dirigió hacia ellos con una sonrisa bonachona y les estrechó en un abrazo, antes de regañarles por haber tardado tanto en venir.

-Señora Weasley-añadió Hermione, sin mucha decisión en sus palabras-me parece magnífica la decoración y la idea de la tienda impermeable y transparente Hodwook-dijo, algo avergonzada mientras caminaban hacia la mesa y Harry y Ron saludaban a los demás. Molly la miró durante unos interminables segundos. Después, la dedicó una buena sonrisa y la dio unas palmaditas en la espalda.

-Me alegro que hayas vuelto-añadió, dirigiéndose hacia la mesa y comenzando a sentar a la gente. Hermione se quedó allí, parada, deseando que ese momento no se terminara nunca. Alguien le tocó el hombro y se encontró de frente con unos brillantes ojos verdes.

-Vas a coger frío-dijo simplemente con tono protector. La castaña le sonrió.

-No puedo creer que por fin todo pueda volver a ser como antes-le dijo ella-¿qué pasará ahora que nos impida ser felices?-La mirada de Hermione decía mucho. Tenía un brillo significativo. Harry comprendió que sus palabras tenían más significado que el que parecía. Entonces, un nombre le vino a la mente.

-Cat…-susurró Harry. Hermione escuchó el nombre y se vio así misma bastante sorprendida. ¿Estaba Harry diciendo lo que ella creía? ¿Podría Harry sospechar lo que ella sospechaba o lo decía por el otro echo, un echo que la sumía en un calor infinito?

"La posibilidad de que Harry esté enamorado de mí", pensó ella y miró a su amigo, que tenía la mirada posada en ella.

-Harry…-dijo su amiga indecisa, intentando encontrar las palabras adecuadas-¿Tú no…esto…desconfías de Cat?-Harry la miró sin entender.

-¿Debería de hacerlo?-preguntó, aún más extrañado y esperando con ansiedad la respuesta de Hermione. Al ver su mirada, decidió no entrometerse en eso hasta estar completamente segura.

-Por supuesto que no-contestó y forzó una sonrisa para tranquilizarle-Era solo una estúpida pregunta, no me hagas caso-Harry asintió. Empezó a nevar con más insistencia. Delante de ellos se extendía un precioso paisaje. No necesitaban palabras para entenderse, se tenían el uno al otro y con eso bastaba. Se miraron varias veces. No fueron conscientes del tiempo que pasaba, solo de que estaban envueltos en el calor mutuo, ya que Harry había abrazado a Hermione al ver que comenzaba a temblar.

-¿De verdad tenemos que avisarles?-dijo la señora Weasley, mirando enternecida la escena desde la mesa.

-Venga mamá, seguro que no importa tanto-contestó Fred.

-Pego se ven adorables-contestó Fleur con ternura. Ginny, Luna y Molly estuvieron de acuerdo.

-No entiendo como Harry puede estar con esa tal Catherine. Sí, la chica es muy simpática pero..no se, tiene algo que no me convence-siguió Luna.

-Simplemente nadie es comparable con Hermione, y más para Harry-le contestó Ginny con una amplia sonrisa. Todos sonrieron a la vez, observando una vez más la escena de esos dos jóvenes abrazados entre copos de nieve.

-Está bien, está bien, al final terminarán llorando de tanta ternura-agregó Ron. Su madre le miró molesta pero no dijo nada-No es que no esté contento, es que simplemente tengo hambre.

Fred y George se rieron mientras que las mujeres le miraban ceñudas.

-¡Por Dios Ron! Eres tan insensible como una piedra-comenzó Luna-te toca ir a avisarles, por idiota-todas las mujeres mostraron una sonrisa de satisfacción y acuerdo con Luna. Ron suspiró y se levantó. Lentamente, salió de la tienda y se dirigió hacia sus dos amigos.

-¡Eh, tortolitos!-exclamó-venga ya a comer, que la cena se queda fría-Harry y Hermione se separaron al instante, mirando a Ron. Luego, le siguieron de camino hacia la mesa. Todos les miraban con una expresión enternecida. El moreno miró a su amiga extrañado y ella simplemente se encogió de hombros, Harry sonrió y se sentó entre Ron y Hermione. Pronto, las conversaciones y las risas comenzaron. Y bajo aquella tienda transparente, la noche más mágica para la vida de Hermione se cumplió. Allí no hubo preocupaciones por la misión del 1 de enero, ni por el mañana, solo se vivió un presente perfecto y sin preocupaciones de ningún tipo.

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-Mañana, maestro-dijo una voz de mujer en la penumbra. El hombre de cabellos platinados la miró confundido.

-¿Mañana?-repitió, inseguro. Ella asintió-¿Crees que es prudente adelantarlo tanto?

-No veo razón por la que tenga que esperar. Si usted está listo y no dudo en que lleva estándolo mucho tiempo, mañana es perfecto.

-Pero…tú siempre has sido prudente y sabes que apresurarse no es de sabios, si no de estúpidos. Quiero saber el verdadero motivo de este adelantamiento del plan.

La joven se quedó en silencio. El hombre frunció el entrecejo.

-Sabes que no me puedes mentir. Si no quieres que lo averigüe por las buenas, tendré que verme obligado a adentrarme en tu joven e inexperta mente.

-Señor...Su mejor amiga de la infancia, esa sangre-sucia…

-Hermione Granger…-dijo él, dubitativo-la infame que logró vencerme en la batalla de nuestro ya caído señor…¿qué demonios pasa con esa estúpida niña?

-Ha regresado, de nuevo, y esta vez se ha vuelto tan amiga como antes de los idiotas esos. Tengo miedo de que Potter se acerque demasiado a ella, ya me entiende. Además, creo que ella sospecha algo respecto a mí-Malfoy estuvo en silencio durante unos instantes, después se volvió, dándole la espalda a la muchacha morena.

-Supongo que esta vez, precipitarse no parece un error-comentó, medio indiferente. Se volvió para mirar a la pálida joven-no quiero errores, sabes que la rencompensa si logras hacer correctamente tu cometido sobrepasa los límites de lo imaginable. Espero que no me fallen.

-Le he dejado disfrutar esta noche, amo. Mañana se acabó su suerte, Harry Potter tiene las horas contadas-añadió, con una malévola sonrisa en el rostro.

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Bueno, mis disculpas por la tardanza pero no se por qué, la musa me ha abandonado todas estas semanas y hacer este capítulo se me ha hecho bastante difícil. Creo que aquí queda más que claro quien demonios es la mortífaga. Ya todos los que leen se lo imaginaban, creo, pero de todas formas, les aviso. Prometo que el cap siguiente lo subo rápido ya que ya lo tengo formado en la cabeza. Espero que hayan disfrutado de este capítulo y que lean este y los restantes, ya que ya no queda mucho para el fin de esta historia.

Agradezco enormemente a Zu, FranGilraen y Tohko sus reviews Siento no poder contestarles como es debido, pero tengo que empezar el capítulo siguiente, que va a ser muy importante y va a estar lleno de cosas.

Por cierto, recibí un review un tanto…estúpido por parte de una persona que no me apetece ni nombrar. Reconozco que me sorprendió enormemente como me puso esa persona en su review. Al parecer, porque mi historia no sea de su agrado, merezco ser mil y un insultos. Pues lo siento, pero no dejaré de escribir por su review. Yo creo que seguro a muchísima gente no le gustará mi historia pero no creo que haya echo algo como para que esa persona me falte al respeto de la manera en que lo ha hecho. Simplemente diré que les invito a que lo lean y opinen sobre él, si van al botoncito de review podrán leer lo que soy, según esa persona. Al parecer, solo le falto compararme con un excremento de perro (si es que no lo hizo, porque, sinceramente, era tan largo y con tantos insultos hacia mi persona que no los puedo recordar todos). Y por favor, le pido a la persona que se guarde el usted que prefirió para referirse a mí antes de cada idiotez que escribió, porque tal y como me describió creo que sería más adecuado poner "engendro de la inmundicia", palabras textuales suyas. De todas formas, le felicito, porque debieron de ser muchas horas el poder almacenar y pensar todos esos insultos dichos para una persona que ni conoce ni se los merece. ( adivine el tono sarcástico)

Bueno, ahora bien, muchas gracias por leer y molestarse en dejarme review.

Se despide, hasta el capítulo once:

Elen-Grantter