Cachorros.

By Tenshi Lain

Notas en negativo:

-Los personajes de YU-GI-OH! son propiedad de Kazuki Takashi, solo los utilizo porque ADORO el SetoXJoey.

-Esta Historia contiene Shonen Ai, si no te gusta, ya sabes donde está el botón para salir, si te gusta ¡disfrútalo!

Cap. 3

Llegó a la mansión sobre las 10 de la noche. Ya todas las luces estaban apagadas.

- Buenas noches - le saludó Hana. El ama de llaves que nunca se iba a dormir hasta que los amos se retiraban, por si hacía falta algo.

- Buenas noches ¿Duerme?

- Desde hace horas - contestó la mujer mientras colgaba el abrigo de su jefe en el armario -. Hoy estaba muy contenta con la visita que hizo a casa de los señores Moto.

- Lo imagino - dijo Kaiba "En eso también es igual que su padre".

Subió las escaleras hasta el primer piso. Tenía gracia que después de tanto tiempo, continuara haciendo aquel recorrido.

Cuando su hermano era pequeño y el regresaba de la empresa, también subía y pasaba por su habitación para asegurarse de que todo estaba en orden.

Abrió la puerta con cuidado y en efecto allí estaba su pequeña cachorra, profundamente dormida, con la colcha en el suelo, tapada solamente con la fina sábana. Se acercó sin hacer ruido y la tapó bien. No era buena idea dormir destapada aun con la habitación climatizada.

- ¿Papá? - preguntó la niña entreabriendo apenas lo ojitos.

- No, soy Seto - le dijo con una extraña sensación en el pecho -. Duerme, ya es muy tarde.

La niña solo asintió con la cabeza afirmativamente y se colocó de lado volviendo a cerrar los ojos. Seto se dirigió a la puerta y antes de cerrar del todo escuchó la vocecita soñolienta de la pequeña.

- Buenas noches, papá.

Kaiba fue a su habitación y empezó a cambiarse de ropa. "Papá" pensó para si mismo. No sonaba mal la verdad, pero no. Para Kari, él era Seto y Joey papá. Punto.

Una cosa era que fuera su padrino y en caso de que a Joey le pasara algo (se estremeció solo de pensarlo), él sería su tutor legal y tendría su custodia. Pero solo eso, "papá" era una palabra muy importante que solo debía decirse a una persona. El que te había otorgado la vida y ese no era Seto en el caso de Kari.

Él jamás pudo llamar papá a Gozamuro (claro que él tampoco se lo pidió), y probablemente nunca se lo hubiera llamado.

"Papá"

Sonrió al recordar la primera vez que escuchó aquella palabra en boca de la pequeña.

FlashBack +

Habían pasado una semana desde la cena en casa de los Moto. No había vuelto a ver a Joey, pero sabía de él gracias a Mokuba. El pequeño de los Kaiba no perdía oportunidad de hablar a su hermano de su rubio amigo.

Se había mudado a un pequeño apartamento cerca del parque central de Dominó. No era muy grande, pero para él y la niña (y alguna visita esporádica por parte de alguno de la cuadrilla) había de sobras.

Lo que no había conseguido, era encontrar otro trabajo mejor, y eso parecía ser el principal problema para el chico.

Según Mokuba, el dueño del estudio era un aprovechado que hacía trabajar a Joey más horas de las que marcaba su contrato y que se las pagaba conforme le venía en gana.

A Kaiba le extrañó que Joey se dejara putear de esa forma por aquel imbécil. Recordaba la que se había armado con el dueño de aquel periodicucho en el que trabajaba cuando estudiaban. Al parecer, el hombre había decidido cambiar los horarios de todos los repartidores de forma que a Joey se le hacía imposible acudir a la primera clase todas las mañanas. Joey lo mandó a paseó en cuanto se enteró y a los pocos días el hombre fue a quejarse al instituto de que Joey le había robado.

Por supuesto todo esto era mentira. Según dijeron más tarde, el ayuntamiento le daba una subvención por tener en nomina a un cierto número de menores de edad con contrato. Al irse Joey, automáticamente le retiraron la subvención. El hombre, más que furioso, fue a reclamarle al chico intentando hundirlo. Con lo que no contó el viejo, fue con el poder mental de Yami. El espíritu del puzzle fue capaz de hacerle escupir la verdad y el asunto no pasó a mayores.

Claro que en aquel entonces, Joey solo tenía que preocuparse por su propio sustento, ahora tenía que pensar en otra persona. Era increíble la forma en la que atraía los problemas este chico.

Decidió investigar por su cuenta al je fe de Joey y lo que descubrió no le gustó nada. Tenía varias denuncias de antiguos empleados, bien porque no les había pagado, por despido improcedente e incluso acoso sexual. Sin embargo todas las denuncias habían sido retiradas al poco tiempo. De seguro que aquel tipejo los había amenazado para que quitaran la denuncia.

La nueva información dejó muy intranquilo a Kaiba y de inmediato su mente se puso a maquinar un plan.

El coche se detuvo enfrente del modesto edificio de apartamentos. No era nada del otro mundo y ya tenía sus años, pero se veía cuidado. Subieron por las escaleras hasta la segunda planta. Cada planta tenía seis pisos y el de Joey era el apartamento número 12. Llamaron a la puerta y al momento unos pasos apresurados se acercaron, silencio por unos segundo y la puerta se abrió.

- Mokuba, Kaiba. Que sorpresa - dijo Joey dejándolos entrar. Fue entonces cuando lo hermanos Kaiba se percataron de algo.

- Oye... ¿para que es eso? - preguntó Mokuba señalando el bate de béisbol que el rubio llevaba en las manos.

- Eh... para nada. Es que lo tenía detrás de la puerta y al abrir se ha caído - explicó el rubio dejado el bate dentro del paragüero. Ninguno de los dos hermanos le creyó, pero no insistieron más.

El piso en verdad era pequeño. Una "gran" sala de estar que hacía las veces de comedor y salón. Una cocinilla pequeña a la derecha y al fondo tres puertas. El lavabo y dos dormitorios pequeños. Parecía un piso de estudiantes.

Junto al sofá estaba el moisés que Seto recordaba haber visto en casa de los Moto. Y dentro estaba Kari, profundamente dormida. No sabía si se lo imaginaba pero la veía más grande que la última vez que la vio.

- ¿Y a que se debe la visita? - dijo Joey mientras recogía todas las fotos que tenía esparcidas por encima de la mesa y la mayoría de las sillas. Al parecer no tenía espacio suficiente.

- Bueno en realidad no es una visita de cortesía - empezó Mokuba mirando de reojo a su hermano, el cual parecía muy interesado en unas fotografías que tenía delante.

- ¿Entonces?

- Una propuesta de trabajo - dijo Kaiba con su habitual tono frío.

- ¿Cómo? - dijo Joey con los ojos muy abiertos.

- Tenemos falta de empleados en la sección de publicidad y Gráfica. Necesitamos gente que aporte ideas y material nuevo - le explicó Mokuba con una sonrisa.

- Un conocido nos recomendó el trabajo de un joven fotógrafo con el que había estado trabajando - puntualizó Kaiba sin apartar la mirada de las fotos.

- ¿Thomas? - preguntó Joey.

- Justo ¿Qué dices? - le apremió Mokuba con una sonrisa.

- Vaya, esto me ha cogido por sorpresa - dijo el rubio. Por su cara estaba claro que no se lo esperaba.

Aun así Kaiba quería una respuesta y a poder ser, afirmativa. Como si intuyera el compromiso en el que se veía su padre Kari decidió intervenir. Se puso a llorar a pleno pulmón. Joey se acercó a ver que pasaba y la levantó.

- Nosotros tenemos que irnos - dijo Kaiba dejando una tarjeta sobre la mesa -. Piensa en la oferta y llámame con lo que decidas.

- Muy bien. Gracias - dijo Joey aun desconcertado con todo aquello.

Durante el trayecto de vuelta a casa, ninguno de los dos hermanos dijo nada. Pero al llegar a la mansión, Mokuba enfrentó a su hermano.

- ¿Para que tanto teatro?

- No sé de que me hablas - dijo Seto sentándose en un sillón.

- Oh, venga ya. Me has hecho acompañarte hasta casa de Joey para darle ese trabajo fantasma...

- De fantasma nada. En verdad necesitamos gente en la sección de gráfica.

- ¿Y lo de Thomas? Hace siglos que no sabemos de él...

- Yo le llamé - contestó el mayor -, le pregunté si podía aconsejarme a alguien del gremio y surgió el nombre de Joey.

- ¿Solo eso? - dijo alzando una ceja con excepticismo.

- Mokuba no tengo ganas de continuar con esta absurda conversación.

- Vale, vale... - dijo Mokuba marchándose con una sonrisa en los labios y una renacida esperanza en el corazón. A lo mejor esta vez...

Seto se quedó solo en el estudio observando el atardecer por la ventana. En verdad esperaba que la nueva sensatez de Joey le hiciera ver que aceptar aquel empleo era lo mejor. Ya no era solo para evitarle problemas con su jefe. Lo quería tener cerca.

Ya era patente que la rivalidad y el desprecio de antaño, habían quedado relegados a un recuerdo de la adolescencia. Una etapa de su vida de estudiantes que ya había quedado atrás.

Ahora los dos eran adultos, con preocupaciones más serias que el último concierto de un grupo o el próximo examen de literatura. Joey ahora tenía su pequeña familia a la que cuidar. Kaiba tenía su empresa (aunque siempre la había tenido), sin la incomodidad de tener que acomodar los horarios con los de las clases. Sin embargo se sentía solo. Mokuba ya no era un niño al que tenía que cuidar y proteger. Aun era joven, pero ya no necesitaba que su hermano le llevara de la mano. Se sentía algo inútil. Durante tantos años había centrado todas su energías en su hermano, ahora sentía un vacío muy grande que no conseguía llenar.

Siempre se dijo que no necesitaba más amor que el de su hermano. Pero no era cierto. Las continuas discusiones con Joey siempre le daban brillo a sus ojos. Le hacían sentirse... vivo. Solo Joey conseguía hacer que la llama de su vida se avivara. Quería recuperar aquella sensación vibrante en su pecho, quería recuperar aquel impulso que le hacía levantarse por las mañanas con ilusión... quería recuperar a Joey.

Su teléfono móvil sonó de improvisto sobresaltándolo. Con desgano cogió el aparato, pero su corazón se aceleró al reconocer el número.

- ¿Diga? - preguntó intentando calmarse.

- ¿Kaiba? Hola, soy Wheeler. Lamento llamar tan tarde...

- No importa - le cortó Kaiba asegurándose de que la puerta estaba cerrada - ¿qué querías?

- Es por lo de la oferta de trabajo...

- ¿Si?

- ¿Cuáles son las condiciones...?

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Seis meses habían pasado desde que Joey entrara a formar parte de la plantilla de empleados de Kaiba Corp. No era un trabajo de oficina (o al menos no todo). Se encargaba de la parte gráfica de las campañas publicitarias. Tomaba las fotos de los nuevos productos y ayudaba a los técnicos gráficos para la maquetación.

Aunque a sus funciones se añadió la de ir a presentar los proyectos a Kaiba o dar explicaciones por lo que fuera. Sus compañeros de departamento se habían enterado de que más o menos se conocían y casi sin que se diera cuenta, Joey fue nombrado "portavoz".

En el fondo no le desagradaba del todo aquella responsabilidad. Como Kaiba había madurado, ya no tenía aquella aura tan irritante de siempre, ni era bravucón o engreído. Claro que él también estaba más calmado. Ya no saltaba por cualquier comentario, era más sereno. Pero no dejaba del todo su temperamento explosivo. Cuando tenía que plantar gallo, lo hacía.

Llamó a la puerta y esperó.

- Adelante - dijo la voz de Kaiba desde dentro del despacho.

- Hola - saludó el rubio al entrar -. Traigo los bocetos para que les des el visto bueno.

- Muy bien - dijo cogiendo la carpeta con los documentos.

Se puso a repasarlos despacio y con atención. Joey se sentó en uno de los sillones suspirando mientras se echaba el flequillo hacia atrás. Kaiba lo observó de reojo, pero no le dijo nada. El rubio se veía cansado. La verdad es que llevaban varias semanas con aquel proyecto. Todo el departamento estaba trabajando a marchas forzadas para tenerlo listo a tiempo. Era normal que todos estuvieran agotados.

- ¿Aburrido? - preguntó Kaiba divertido al verlo bostezar.

- No, perdona. No dormí mucho anoche - se disculpó Joey frotándose los ojos.

- ¿Te fuiste de marcha un jueves? - preguntó Kaiba algo sarcástico.

- No - contestó Joey mansamente recargando la cabeza en el respaldo del asiento -, es que Kari ha tomado el día por la noche. Duerme de día y por las noches tiene los ojos abiertos de par en par. Y yo también... - no pudo reprimir otro bostezo.

Kaiba no dijo nada más. Continuó examinando el proyecto en silencio. Veinte minutos después lo terminó de examinar. Era un buen trabajo, no tenía inconvenientes (al parecer no todos los que le rodeaban eran tan inútiles).

Se volvió para encararse con el rubio y decirle que tenían el visto bueno, pero no pudo. Joey estaba completamente dormido en el sillón.

"Tampoco he tardado tanto" se dijo a si mismo con algo de sorna. Dejó los papeles en la mesa y se puso en pie. Rodeó el escritorio y se acuclilló junto al sillón. En verdad que Joey se veía cansado. Tenía unas leves ojeras y su rostro estaba algo pálido por la falta de luz natural. Y aun así siempre tenía aquella aura cálida que tanto lo caracterizaba.

Con cuidado retiró unos mechones de su frente. Cabello suave y fino, ligero al tacto. Piel tersa y cálida, con cierto olor a colonia de bebé... labios rosados y húmedos... Perfección.

No supo en que momento se acercó tanto, pero no tardó en borrar las distancias. En aquel momento no le importó el después, ni las consecuencias... solo quería cercanía.

Primero fue un roce simple y ligero. Un beso casto que le produjo un escalofrío por toda la columna. Después sus labios intentaron profundizar el contacto. En algún momento su beso empezó a ser correspondido, y antes de poder percatarse de lo que esto significaba, los brazos de Joey le rodeaban el cuello en un abrazo suave.

Al separarse se miraron a los ojos en silencio. Ninguno dijo nada por unos largos segundos.

- Disculpa - le dijo Kaiba poniéndose en pie y regresando tras su escritorio ¿Qué demonios había hecho! Definitivamente estaba perdiendo el juicio.

- ¿Por qué te disculpas? No besas tan mal - dijo Joey con una sonrisa aun sentado en el sillón.

- No te mofes - dijo Kaiba molesto.

- No lo hago - en sus ojos había sinceridad -. Hacía mucho que no me besaban así.

- No me digas - dijo dejándose caer en su asiento y mirando a cualquier otro lugar que no fuera el rostro del rubio.

- ¿Por qué te enfadas? - dijo Joey con un dejo de diversión en su tono - A todo caso tendría que ser yo el agraviado - Kaiba seguía sin mirarlo a la cara por lo que no vio que este se había levantado y parado a su lado - y no lo estoy.

Fue en ese momento cuando el CEO se percató de la cercanía del rubio. Joey retiró con cuidado el flequillo de la frente del moreno, tal como el otro había hecho minutos antes y con delicadeza lo besó.

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Tres meses más habían pasado. Joey seguía trabajando en KC, sin embargo, de vez en cuando le surgían trabajos extras más deacuerdo con su vocación. No dudaba en aceptarlos, sin embargo algunos requerían que pidiera permiso en la empresa para ausentarse un par de días.

- Solo necesito salir una hora antes el viernes, nada más - decía Joey.

- ¿Y cuando recuperaras esa hora? - preguntó Kaiba sin apartar la mirada del ordenador.

- El Lunes vendré antes.

- ¿Y la niña?

- Se quedará con Yugi y Yami. Serenity tiene exámenes la semana que viene y no puede...

- Entonces estarás fuera todo el fin de semana - dijo mirándolo por primera vez.

- Si - Joey estaba sentado sobre el escritorio y jugueteaba con un pisapapeles.

Kaiba se puso en pie y lo rodeó por la cintura atrayéndolo hacia si. Hundió su rostro en su cuello y aspiró su perfume.

- Me parece demasiado tiempo - susurró Kaiba.

- Es lo mínimo para realizar el trabajo - contestó Joey con los ojos cerrados, disfrutando del abrazo.

- Pues entonces quiero una compensación - susurró el moreno muy cerca de su oído haciéndolo estremecer -. Si no te voy a ver este fin de semana...

- ¿Qué me está proponiendo señor Kaiba? - bromeó Joey poniéndose serio y mirándolo a los ojos.

- Te espero esta noche en mi casa a las nueve. Yo pongo la cena - mordió levemente el lóbulo de su oreja - y tú el postre.

- ¿Esta noche...? - repitió Joey, entonces dio un leve respingo y se volvió para mirarlo a la cara - pero no tengo a nadie con quien dejar a Kari. Serenity se queda en casa de una amiga estudiando. Yami y Yugi se iban a Ikeda a recoger unos pedidos y no volverán hasta mañana por la mañana...

- Pues tráela a casa - dijo Kaiba sin ver más alternativa. No se iba a quedar con las ganas solo porque Joey no tenía niñera.

- Mmmh... no sé...

- No hay problema. Cenará y después la dejaremos durmiendo. Ya sabes que hay camas de sobra - ronroneó pasando la mano por su espalda y rozando sus labios con los suyos.

- Está bien. A las nueve...

La cena ya estaba lista. No era la primera vez que Joey iba a cenar, pero si la primera que iba con Kari.

Hana no decía nada del "amigo" de su señor. Era una mujer muy observadora y perspicaz, por supuesto sabía por donde iban los tiros. Pero no decía nada. En realidad no le importaba lo que hiciera su amo con su vida sentimental. Además aquella relación le sentaba muy bien. Kaiba se veía animado, no era tan desagradable con la gente e incluso sonreía.

En verdad que el joven rubio le sentaba bien. Y a Hana le gustaba aquel muchacho risueño y simpático. Siempre la hacía reír con sus bromas.

- La cena ya está lista - anunció entrando en el despacho.

- ¿Aun no ha llegado? - preguntó el CEO sin apartar la mirada de la pantalla.

- Pues...

Ding dong

La llamada dejó la frase inconclusa (por no decir sin comenzar). La mujer fue a abrir la puerta mientras Kaiba se dirigía al salón. Al abrir sonrió al ver al joven con la niña en brazos. Mokuba ya le había hablado de la niña, pero no imaginó que fuera tan linda.

- Buenas noches Hana - dijo el rubio al entrar.

- Buenas noches señor Wheeler - dijo respetuosa.

La niña observaba a la señora con curiosidad, pero cuando esta la miró también, sonrió y escondió la cara en el hombro de su padre.

- ¿Ahora te coge vergüenza bicho? - dijo Joey divertido.

- El señor le espera en el salón - dijo Hana con una sonrisa.

- Pues no le hagamos esperar - le dijo Joey a su niña.

Caminaron hasta el salón y después de que Hana llamara y les dieran permiso, entraron.

- Buenas noches - saludó Joey con su mejor sonrisa.

- Llegas tarde - le reprochó Kaiba con una pequeña sonrisa en los labios.

- Es que la señorita no quería ponerse los zapatos. Insistía con las zapatillas.

Cuando Joey le quitó el abriguito a Kari, pudo ver que llevaba un vestidito crema con las mangas verdes y unas zapatillas naranjas que no combinaban nada. Dejó a la pequeña en el suelo que se sostuvo sobre sus piernecitas balanceándose levemente para después echar a andar hacia el sillón y empezar a jugar con los cojines de vivos colores.

- Le gusta poco la ropa formal - comentó Seto observando como la pequeña cogía uno de los cojines, se sentaba en el suelo y empezaba a inspeccionarlo detalladamente - , como a su padre.

- Je je...

Estuvieron charlando en el salón hasta que Hana les anunciara que la mesa ya estaba servida. Aunque para ser más exactos, era Joey el que no hacía más que hablar mientras Seto escuchaba con una leve sonrisa en su labios. Pese a que todos pensaban que al gran Kaiba no le gustaba perder el tiempo en charlas triviales, lo cierto es que si que era un buen oyente. Y si era su cachorro de ojos castaños el que hablaba, aun le gustaba más escuchar.

- Pero aunque el pediatra dice que no me preocupe, no puedo evitarlo. Kari ya tiene más de dos años y aun no suelta palabra. Mi hermana y yo empezamos a chapurrear antes de los dos años.

- Y tú aun no has parado - dijo Seto en tono de broma haciendo que Joey le sacara la lengua. Kari rió ante el gesto de su padre mientras Seto la cogía por la cintura y la sentaba sobre sus rodillas -. Los niños necesitan tiempo para madurar. Dale tiempo - le aconsejó Seto mirando a la pequeña a los ojos con cariño.

- Te ves muy tierno así - comentó Joey con una sonrisa, el CEO se limitó a sonrojar levemente sus mejillas mientras tosía disimuladamente. Por suerte para él, Hana entró en ese momento.

La cena transcurrió con tranquilidad, salvando el detalle de que Kari se negó rotundamente a comer los guisantes que le habían servido. Aunque el postre (natillas caseras) si se lo comió sin rechistar. Nada más acabar, Kari mostraba todos los síntomas de quien está dispuesto a pasarse la noche en vela jugando. Pero tras la primera media hora de risas y juegos, empezó a refregarse los ojitos y dar cabezadas hasta que finalmente se quedó dormida en la alfombra que había ante la chimenea del salón. Joey la cogió en brazos con cuidado y fue con Seto hasta una de las habitaciones de invitados de la planta baja.

La desvistió y la dejó arropada. Colocó cojines a cada lado de la pequeña, para que no se cayera si rodaba por la cama. Una vez estuvo seguro de que su pequeña estaría bien, le dio un beso en la frente y se dirigió a la puerta en donde le esperaba un sonriente Seto.

- ¿Qué es tan gracioso? - preguntó el rubio con una ceja alzada mientras cerraba la puerta.

- Nada, simplemente me ha parecido curiosa la escena.

- ¿Por qué? - insistió Joey cuando los dos estuvieron sentados en el sofá delante de la chimenea.

- Has cambiado bastante desde que íbamos al instituto.

- También tengo más responsabilidades. Solo he madurado un poco.

- Y esa sensatez te sienta muy bien - aseguró Seto acariciando el rostro de Joey.

El rubio sonrió y se acercó a él juntando sus labios en un suave y cálido beso. Un beso lento en el que se fundían todos sus sentimientos compartidos. Amor, cariño, afecto, confianza...

Seto pasó una mano por la nuca del rubio y otra por su cintura atrayéndolo más hacia si y profundizando el beso, haciéndolo cada vez más candente. El suave aroma del cabello de Joey inundaba sus sentidos, embriagándolo. Tan dulce como lo era Joey, su inquieto cachorro.

Las manos vagaban libres por las espaldas de ambos, recorriendo caminos que ya ambos conocían y que nunca se cansaban de recorrer. Lentamente la camisa de Joey quedó desabrochada al igual que la de Seto. El moreno fue recargando su peso sobre él de forma que en un instante, el rubio estaba tendido sobre el sofá con Kaiba encima devorando su boca.

Los labios de Seto empezaron a descender por su cuello mientras Joey echaba la cabeza hacia atrás haciendo más accesible a su amante el avance.

- ¡Auh! - se quejó Joey al sentir los dientes de Seto clavarse en su hombro.

Seto le dirigió aquella sonrisa depredadora que hacía estremecer a Joey, pero antes de que ninguno de los dos pudiera hacer o decir algo más, escucharon algo que los dejó helados.

- A papa búa no.

Los dos se enderezaron rápidamente en el sofá y dirigieron sus asombradas miradas hacia la puerta. Al parecer no la habían cerrado bien y en ella se encontraba una pequeña Kari con el ceño fruncido y el pelo revuelto.

- ¿Qué...? - musitó Joey con los ojos abiertos de par en par.

- Seto malo - dijo la pequeña enfurruñada.

- Ha hablado... - fue lo único que atinó a decir Kaiba sin apartar los ojos de la pequeña.

Joey dio un grito de júbilo y de un salto se levantó del sofá y corrió hacia su niña.

- ¡Ha hablado¡ha hablado! - decía mientras levantaba a Kari en brazos y giraba - ¿la has oído Seto¡ha hablado!

- Ya... ya lo he visto - dijo el moreno abrochándose los botones de la camisa y acercándose al dichoso padre.

Cuando Kari lo vio venir se abrazó fuerte al cuello de Joey y miró a Seto aun molesta. El moreno se limitó a sonreír divertido con la actitud de la pequeña y preguntándose que había visto exactamente.

- Habla otra vez Kari - pidió Joey con emoción sentando a Kari en el sofá y arrodillándose delante de ella con una sonrisa tan grande que le cubría toda la cara.

- Papa búa - dijo la pequeña acariciando la marca rojiza de su cuello.

Joey pareció algo desconcertado y entonces su rostro se volvió bermellón al recapacitar sobre la situación en la que se encontraba cuando su niña entró.

- No, no duele - intentó explicar Joey con ademanes nerviosos -. Seto no me ha hecho daño, solo... solo... solo jugábamos, si eso. Solo era un juego ¿Entiendes? - Kari ladeó la cabeza al parecer no muy convencida. Joey se desesperó un poco más.

- Déjalo, es demasiado pequeña para entender esto - le aconsejó Seto sentándose a su lado.

Ambos sabían que tarde o temprano tendrían que explicar su situación a la pequeña Kari, pero aun era demasiado pronto. Seguramente la pequeña no recordaría nada de lo sucedido aquella noche, porque vamos ¿Quién recuerda el momento en que dijo sus primeras palabras?

CONTINUARÁ...

Tenshi Lain¡kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa¡Tengo el 5 de Holic¡Tengo el 5 de Holic¡Tengo el 5 de Holic¡Tengo el 5 de Holic¡Soy feliz T.T!

Neko-chan: Estee... disculpad su arranque de alegría, lleva así toda la mañana y parte de la tarde, es muy cansado tener una hermana tan hiperactiva -.-

Tenshi Lain: el 5 de xxx Holic n.n (corazoncito)

Neko-chan: ¬¬' En fin, ya se le pasará, no le hagáis caso.

Tenshi Lain: pero es que llevaba MESES esperando el 5 ¿Para que empiezan tantos mangas las Clamp¿Qué no ven que así se tiran siglos para continuar las historias .?

Bueno siguiendo con el fic...

Neko-chan: será empezando ¿no?

Tenshi Lain:P Muchos me habéis preguntado si la madre de Kari es Kaiba. Lo digo desde ya: NO. Esto no es un Mpreg (cuando empecé a escribir esta historia ni siquiera sabía que existía XD), la madre de Kari es mujer y no aparecerá hasta el capítulo 9 más o menos. También me comentáis que Joey y Seto están un poco OOC (out of character o algo parecido), pero es que era necesario para la historia, además que ya tienen 26 años, algo más maduros si tienen que ser ¿no? XD. Y en cuanto a como Kari consiguió subir hasta la última planta del centro comercial... ¿habéis visto "el peque se va de marcha"? pues algo así. Tal vez algún día escriba un Bonus explicando con detalle su escapada XD

Gracias a los reviws de: Katrinna Le Fay, remi, Rei Dark Angel, Holly Motto, Miguel(N-C: por lo que me contó mi profe por donde vivía ella era un infierno), Lunaire Pierrot, Kida Luna y Rex y Marieru Takaishi.

Ja ne!