By Tenshi Lain
Notas en negativo:
-Los personajes de YU-GI-OH! son propiedad de Kazuki Takashi, solo los utilizo porque ADORO el SetoXJoey.
-Esta Historia contiene Shonen Ai, si no te gusta, ya sabes donde está el botón para salir, si te gusta ¡disfrútalo!
Cap. 12
La secretaria estaba de pie ante la puerta de su jefe con un grave conflicto interno ¿Qué hacía¿llamaba o no? Su jefe llevaba varios días de un humor de perros. Nadie que se le cruzara en su camino salía indemne y ella no quería ser la siguiente en la lista... pero tenía que informar o si no sería peor.
Respiró profundo y dio un par de leves golpecitos en la puerta "Que sea lo que Dios quiera..." fue lo último que pensó.
- Adelante - dijo la voz de acero de su jefe.
- Con permiso señor Kaiba - al entrar vio a su jefe sentado en el escritorio tecleando a toda velocidad en el ordenador -. Acaba de llamar el señor Ishiru para posponer su cita... - Seto dejó de escribir y clavó sus ojos en la figura de la menuda secretaria, la cual se estremeció de arriba a abajo.
- ¿A dicho por qué? - la chica hizo esfuerzos para que su voz no temblara demasiado.
- No señor.
- Bien, retírese - ordenó con tono rudo, pero a la chica no le importó el tono, solo el hecho de salir de allí aun con su puesto de trabajo.
Seto descolgó el teléfono y rápidamente llamó al señor Ishiru. Estaba hasta las narices de él. No hacía más que ponerle trabas a un proceso que en cualquier otro caso era sumamente sencillo y ya estaría finiquitado, pero Ishiru quería sacar el máximo beneficio al trato y por eso no hacía más que postergar la hora de la firma definitiva.
- Despacho del señor Ishiru ¿en que puedo servirle? - dijo una voz monótona y aburrida.
- Soy Seto Kaiba. Dígale al señor Ishiru que se ponga de inmediato - ordenó.
- Se... señor Kaiba - el nerviosismo se apoderó de la voz de la joven -. Lo siento mucho pero el señor Ishiru está en una reunión muy impor...
- Eso me da igual - le cortó Seto sin miramientos -. Dígale que como no se ponga en contacto conmigo antes de esta tarde, le pondré una demanda por incumplimiento de contrato. Y que cuando acabe con él no volverá a levantar cabeza.
Y sin dejar decir nada a la pobre secretaria colgó. Se puso en pie recogió su gabardina y salió del despacho. Su secretaria le dirigió una mirada de extrañeza, pero Seto la ignoró olímpicamente. Tras salir del ascensor se dirigió al aparcamiento y se subió en la limusina. Prácticamente le ladró la dirección al chofer y el pobre hombre solo asintió emprendiendo el camino. Hacía mucho que no veía a su jefe de tan mal humor, desde antes de que los cachorros fueran a vivir a la casa (todos los sirvientes sabían la forma tan particular en la que su patrón apodaba a los Wheeler y ellos también usaban aquel apelativo cuando no tenían cerca al jefe).
Seto permanecía con la vista fija en el cristal polarizado que separaba al chofer de la parte trasera, aunque en realidad no lo veía. Sus pensamientos se centraban únicamente en como hacer desaparecer las empresas Ishiru sin armar mucho revuelo. Entre tantos planes se coló un pequeño pensamiento que relajó sus furiosas facciones hasta dejarlas en una mueca de tristeza...
Ya habían pasado cuatro días y aun no se sabía nada de los resultados de la prueba de compatibilidad. June, mal que le pesara, era su única esperanza, sin ella tal vez Kari no pudiera salir de aquella... Negó con la cabeza intentando ahuyentar tan desagradables pensamientos. Eso no iba a pasar, Kari era fuerte y parecía estar bendecida por la diosa fortuna, al igual que su padre. Tenía buena estrella.
La limosina se detuvo delante del elegante edificio, comparado con el edificio principal de Kaiba Corp., se podía decir que era pequeño, pero en realidad todos lo eran en comparación.
Atravesó las puertas automáticas y fue directo hacia los ascensores ignorando por completo el llamado de la recepcionista, que no pudo alcanzarlo antes de que las puertas del ascensor se cerraran.
En poco tiempo estuvo en la planta en la que se encontraba el despacho de Ishiru y con paso raudo fue hacia esta.
- ¡Alto invasor alienígena¡no permitiré que invadas la tierra!
Seto alzó una ceja sumamente desconcertado. Ante él había aparecido como de la nada un renacuajo que no levanta dos palmos del suelo. Lleva una careta plateada con una 'T' en la frente con dos antenas que se agitan conforma se mueve, en sus manos una pistola de juguete que hace luces y ruido cuando aprietas el gatillo. Viste unos pantalones cortos de color claro y una camiseta desmangada azul marino con el logotipo de la popular serie infantil "Renmei, contra los invasores del espacio".
- ¿Qué hace un niño como tú correteando por aquí? - dice Kaiba mirando a su alrededor en busca de quien quiera que esté a cargo del pequeño, pero por allí no hay nadie. Eso es inadmisible, ni siquiera él permitía que Mokuba o Kari corretearan por Kaiba Corp sin ir acompañada al menos por un guardaespaldas.
- Estoy cazando alienígenas - dice el pequeño con marcado acento americano orgulloso inflando el pecho. Seto arquea una ceja de forma suspicaz, el pequeño suspira y confiesa (?) -. Daddy tarda mucho y me aburría, así que aproveché que John no miraba y me fui a jugar.
- No está bien irse así de golpe, seguro que los tienes a todos preocupados - el pequeño agacha la cabeza arrepentido. Kaiba frunce el ceño ¿por qué está riñendo a ese niño? Eso es trabajo de sus padres -. Venga vuelve con tu padre...
- Es que...
- ¿Qué?
- No sé donde está... - dice muy bajito mientras no aparta la mirada de su pistola de juguete.
Kaiba suspira y no puede evitar recordar la forma en que conoció a Kari ¿A caso es él el que siempre tiene que encontrar a los niños prófugos?
- Está bien ¿Con quien estaba hablando tu padre?
- Con un señor muy feo y pelón - contesta el niño con la sinceridad que caracteriza a los pequeños.
- Seguramente será Ishiru - medio sonríe Kaiba.
- ¡Yes! así le llamó daddy ¿Sabe llegar?
- Precisamente iba a hablar con él...
Seto y su pequeño acompañante caminan por el enmoquetado pasillo, mientras el pequeño canturrea alegremente la canción de su serie favorita: "Y llegaron del espacio sideraaaaal... los malvados plutarquianos ya vendráááááán... ¡Pero Renmei hará su aparición¡Y a todos los plutarquianos derrotará!"
Seto sonrió ¿de donde sacarían esas letras? A pocos metros del despacho del presidente escucharon la voz furiosa de un hombre. Al asomarse vio a un hombre de cabellos castaños gritando con todas sus fuerzas en ingles a otro que iba completamente vestido de negro, al lado de estos pudo ver a un más que nerviosos Ishiru, que al parecer no tenía muy claro que hacer con la situación.
- ¡Su trabajo es estar pendiente de él John!
- Señor le aseguro que solo lo perdí de vista un segundo... - dijo el guardaespaldas visiblemente sofocado por su error.
- ¡Ese descuido es suficiente para que alguien lo rapte! - le cortó el otro.
Kaiba carraspeó para hacerse notar y al instante los tres se volvieron a mirarlo, un suspiro de alivio escapa de sus labios.
- Daddy no riñas a John, no es su culpa - dice el pequeño quitándose la careta y mirando con sus grandes ojos anaranjados a su progenitor. Kaiba se sorprendió un poco al reconocer ese tono tan peculiar.
- Eric ¿Cuántas veces te he dicho que no te escabullas¿Y si te pasara algo que¿Has pensado en lo triste que se podría mamá? - el pequeño Eric solo baja la mirada arrepentido. El hombre lo alza en brazos y le da un beso en la frente. Después se vuelve hacia Seto y con tono formal aunque frío le saluda.
- Señor Kaiba - inclina levemente la cabeza -, gracias por traer a mi hijo.
- No hay de que señor Regan - contesta Kaiba en el mismo tono.
Que irónico es el destino... de todas la personas que te puedes encontrar a lo largo del día tenían que ser precisamente ellos: El actual marido de la madre de Kari y su hermanastro.
- ¿Ya os conocíais? - pregunta el niño con curiosidad mientras se deja la careta como una gorra.
- El señor Kaiba es el propietario de la empresa que fabrica los holoproyectores para el duelo de monstruos.
- ¿De verdad? - dice emocionado Eric bajando al suelo - a mi me gustan mucho los duelos, mummy me compró una baraja de principiante por mi cumpleaños ¡Y soy el mejor de mi clase! - añadió con orgullo, pero luego se quedó pensativo - Claro que solo somos cinco los que jugamos...
Seto no pudo evitar una sonrisa, se le hacía familiar esa forma de hablar. Y no solo la forma de hablar del pequeño Eric, tal como había dicho June, en su hombro izquierdo estaba aquella peculiar marca de nacimiento.
- Daddy ¿Nos vamos ya? Quiero ir a ver a mummy... - pidió Eric sacando de su ensimismamiento al CEO.
- Enseguida - dijo el señor Regan sonriendo a su primogénito, después se volvió hacia el señor Ishiru en tono serio -. Espero que con esto todo quede solucionado.
- Si... así es señor - dijo el hombre visiblemente nerviosos mientras paseaba su mirada entre los dos hombres que tenía enfrente. Dos de los empresarios más importantes de la industria visual del mundo. Y precisamente él tenía que ir a entrar en conflicto con los dos... sería una suerte si conseguía conservar la empresa...
- En ese caso nos vamos - cogió de la mano a Eric y empezó a salir seguido por su guardaespaldas -. Buenos días señor Ishiru, señor Kaiba...
Y se fue, aunque Eric se giró un momento para sonreírle antes de desaparecer en la esquina del pasillo. Al parecer no todo el nervio de Kari venía heredado de su rubio padre. Después Seto se volvió hacia el señor Ishiru y le dedicó una de sus más gélidas miradas. El hombre solo atinó a temblar...
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La puerta del dormitorio se abrió de golpe sobresaltando a June, la cual solo atinó a incorporarse en la cama, a la vez que un pequeño bulto la hacía volver a caer.
- ¡Mamá!
- ¡Eric! - exclama la morena con la más grande de sus sonrisas mientras abraza a su niño - ¿pero cuando has llegado?
- Hace tres horas - dice el pequeño sentándose en el regazo de su madre -, hubiéramos venido antes, pero papá tenía que hablar con un hombre de negocios... ¡Y sabes que! - pero June no pudo saberlo porque en ese instante Eric fue alzado en volandas por su padre y puesto sobre su hombro como un saco de patatas.
- No agobies a mamá de esa manera - le replicó el hombre riendo.
- Jo, papá... - protestó Eric intentando soltarse del agarre de su progenitor.
Nicolas lo ignoró por completo y se inclinó para besar a su esposa. June le devolvió el beso junto a una radiante sonrisa.
- No os esperaba hasta la tarde - dijo ella viendo divertida como su pequeño intentaba escabullirse de los brazos de su padre.
- Cambio de planes - dijo llanamente Nicolas - ya no soportaba pasar más tiempo sin ti - volvió a besarla y en esta ocasión Eric si pudo escaparse.
- Parecéis un par de enamorados - dijo con burla el niño ganándose un cojinazo por parte de su padre. Eric se incorporó y se lo tiró de nuevo, pero su padre pudo cogerlo con una mano.
- Somos un par de enamorados - dijo Nicolas mientras se enzarzaban en una guerra de cojines.
June solo reía divertida, ya echaba de menos a sus dos hombres y sus interminables juegos... aunque a veces no sabía cual de los dos era más niño. En eso un cojín se estrelló contra su cara de forma inesperada. June asomó los ojos por encima del almohadón y se los quedó mirando como esperando una explicación.
- Ha sido papá - exclamó Eric señalando a su padre. El hombre miró a su hijo con el ceño fruncido.
- Traidor... - dijo pero antes de poder tomar represalias sintió como su mujer le lanzaba un cojín con envidiable puntería, no hubiera ido a más de no ser porque Nicolas se encontraba sentado justo en el borde de la cama y perdió el equilibrio. June y Eric empezaron a reírse ante la graciosa caída.
- No es divertido - dijo Nicolas asomándose por el borde de la cama aun en el suelo.
- Oh... ya lo creo que lo es... - dijo June entre risas. Mientras Eric se retorcía a su lado casi sin aliento por las carcajadas.
Nicolas frunció el ceño, pero al momento sonrió y se lanzó cual tigre sobre June empezando un despiadado ataque cosquillas.
- No... no... no... jajajajajaja... pa-para... jajajaaaa - decía June entrecortada.
- Di que te rindes - le ordenó Nicolas con una sonrisa.
- Ja-jamás... Jajajaja...
Eric observaba la escena divertido. Le encantaba jugar con sus padres, eran muy divertidos. En ese momento escuchó el característico sonido del móvil de su madre. Así que salió de la cama y fue a buscar el aparato. Lo encontró en la mesilla baja de la salita y ni corto ni perezoso contestó. Le encantaba el móvil de su madre, solo había que abrirlo y ponerse a hablar ¡Como los comunicadores que usaba Renmei!
- ¿Si, quien es?
- Ah... este... ¿June Regan por favor? - dijo una voz masculina algo desconcertada.
- Ahora no puede ponerse - dijo Eric aun escuchando las carcajadas de su madre - ¿De parte de quien?
- Pues... no. De nadie... ya llamaré - y sin más colgó. Eric miró extrañado el teléfono, pero se encogió de hombros y regresó al dormitorio.
Encontró a sus padres tumbados en la cama, uno al lado del otro intentando recuperar el aliento.
- Joooo... ¿Ya no hay más cosquillas? - preguntó subiéndose a la cama.
- Por hoy son bastantes... - sonrió June extendiendo los brazos para que su hijo se acercara. Eric saltó hacia ella y se acostó a su lado - ¿Ha llamado alguien? - preguntó al ver su móvil en las manos de su hijo.
- Sí.
- ¿Quién era? - preguntó June acariciando los cabellos castaños de Eric.
- No me dijo su nombre... solo que ya llamaría.
- Tal vez se hallan equivocado... - dijo Nicolas jugueteando con un mechón del cabello oscuro de su esposa.
- No, preguntó por mamá - informó el niño - ¡Ah, no te lo he dicho! - dijo de pronto Eric arrodillándose en la cama - ¿A que no sabes a quien he conocido hoy?
- ¿A quien cielo? - dijo June agradecida por el brusco cambio de tema. Tenía un clara idea de quien la andaba buscando.
- ¡A Seto Kaiba! - June dejó de acariciar por un momento la cabeza de su hijo, pero después sonrió intentando ocultar el susto que se acababa de llevar.
- ¿En serio?
- Si, me lo encontré en los pasillos mientras jugaba a invasores del espacio. Me calló muy bien - dijo con alegría el pequeño.
- Tienes suerte de ser un niño - dijo Nicolas revolviéndole el pelo -, de lo contrario no pensarías lo mismo.
En ese instante el móvil de June se puso a sonar de nuevo. La mujer lo cogió de manos de su hijo antes de que el pequeño volviera a contestar.
- ¿Si? - dijo ella mientras se levantaba de la cama y salía de la habitación para atender la llamada.
Nicolas se quedó mirando la puerta con el ceño fruncido después miró a su hijo, el cual estaba entretenido con su careta.
- Oye ratón - dijo Nicolas llamándolo por su apodo - ¿No sabes quien llamaba a mamá?
- No me sonaba su voz - dijo distraídamente el niño -, no eran ni tío Mike ni Stefh.
- Pero sí era un hombre...
- Sí que lo era... ¿por qué lo preguntas?
- Por curiosidad - dijo llanamente.
Algo no andaba bien. No sabía que era exactamente, pero su sexto sentido se lo decía. La actitud de su esposa era extraña desde antes del viaje. En un principio, June no había querido ir a aquel viaje. Y sin embargo, de la noche a la mañana cambió de opinión e incluso viajó antes de tiempo para asegurarse de que todo estuviera en orden.
Y ahora un hombre desconocido la llamaba...
June volvió a entrar con una mirada extraña que no supo como interpretar.
- ¿Quién era? - preguntó Nicolas intentando no parecer demasiado ansioso por una respuesta.
- Oh, el secretario de la señora Michiko - dijo distraídamente mientras sacaba ropa del armario y se dirigía al baño -. Quería saber si podía confirmar nuestra cita de esta tarde.
- ¿Era la misma persona que ha llamado antes? - preguntó Eric con curiosidad ayudando sin saberlo a su padre con el interrogatorio.
- No se lo he preguntado... - dijo June como cayendo en cuenta de ese detalle - pero supongo que si... va da igual. Si no lo era ya volverán a llamar.
June cerró la puerta del baño y al momento se escuchó la ducha. Eric se fue corriendo a la salita porque estaba a punto de empezar su serie favorita y Nicolas se quedó en la cama dándole vueltas a todo aquel asunto que lo tenía tan molesto.
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La habitación se encontraba en completa oscuridad, las cortinas y persianas habían sido echadas y la puerta bien cerrada. Solo se escuchaba una respiración un poco agitada. De pronto un pequeño 'click' y en las paredes y techo empezaron a proyectarse pequeñas estrellitas, lunas y soles que iban girando lentamente.
- ¡Es genial! - exclamó Kari con una gran sonrisa observando el espectáculo - Mil gracias Mamoru.
- De nada Kari - dijo un arrebolado moreno mientras se aseguraba de que su regalo funcionara bien.
Era una pequeña lamparita con una pantalla decorada que iba girando lentamente proyectando formas en las paredes. Tal vez fuera infantil, pero era algo que le debía desde hacía mucho tiempo a Kari.
Siendo pequeños, el tío Yugi, le había regalado una similar por su cumpleaños. A Kari le fascinaba ver aquellos pequeños monstruos del duelo de monstruos bailando por las paredes de su cuarto. Pero todo eso terminó cuando a Mamoru se le ocurrió la brillante idea de pegar sobre la pantalla un dibujo que él mismo había hecho ¿El resultado? Al calentarse el pegamento (que había cogido del cajón de herramientas de su padre sin permiso) la pantalla se deformó, se pegó a la bombilla y tras varios chisporroteos, finalmente se fundió. No hubo forma de arreglarla y Kari no quiso otra nueva. Durante una semana no le dirigió la palabra a Mamoru, pero sus enfados nunca eran eternos. En cuanto el chico le pidió perdón, todo quedó olvidado para Kari, pero no para él, que le prometió que le regalaría una mucho mejor algún día.
Y ese día había llegado. Le había costado varias horas extra en el taller de tecnología (y una nota extra para la asignatura XP), pero lo había conseguido.
- También he hecho varias pantallas para que las vallas cambiando - dijo el chico mostrándole la caja en la que había traído guardada la lampara - y si quieres alguna más, solo dime el motivo que te la haré. Ahora ya tengo mucha práctica ¿Sabes? Creo que de mayor seré diseñador de lamparas.
Ambos se echaron a reír por las ocurrencias del Duende. Kari examinó las otras pantallas: una galaxia, un cielo azul con esponjosas nubes blancas, un torrente de rosados pétalos de cerezo... Debía de haberle costado mucho hacerlas.
- Gracias Mamoru...
- Ya te he dicho que no ha sido nada - dijo Mamoru restándole importancia con una mano mientras contemplaba el resultado de sus horas de trabajo, después desvió la mirada y vio como Kari parecía inmersa en sus pensamientos mientras también contemplaba el espectáculo.
No importaba si Kari estaba enferma o no, siempre sería la chica más bonita de todas. Recordaba a la perfección la primera vez que la vio; fue el 1º día de guardería, ella llevaba la batita azul y una mochilita roja. Enseguida le llamó la atención, nunca antes había visto a una niña con el cabello dorado, ni tampoco había conocido a una chica con tanta imaginación para hacer trastadas. Se convirtió en su mejor amiga, compañera de clase y compinche de fechorías. Aunque no estaba muy seguro de en que momento subió un grado más y se convirtió en su primer amor. Aunque Kari no sabía eso, claro...
El que si parecía saberlo era Seto Kaiba (claro que a ese pocas cosas se le escapaban). Las promesas de muerte que le regalaba con la mirada eran suficiente para amedrentarlo, y eso que él no se acobardaba fácilmente. Pero el señor Kaiba tenía un no se qué que lo ponía nervioso.
- "Esa reacción es normal con los suegros" - le había dicho su hermana Momoko cuando le comentó el problema. Ella enseguida se había dado cuenta de por quien suspiraba y se había convertido en su confidente y asesora en asuntos del corazón.
Pero de ser así ¿Por qué solo le pasaba con el señor Kaiba? Con el padre de Kari era todo lo contrario. No lo miraba mal, no lo reñía por cualquier cosa y mucho menos se ponía desagradable cuando lo encontraba charlando con Kari.
Cuestión de caracteres...
- Mamoru... - llamó Kari en voz baja.
- ¿Si? - preguntó girando la cara para mirarla y encontrándose con los labios de Kari sobre los suyos.
Las funciones mentales de Mamoru se colapsaron y solo pudo quedarse estático sin saber que hacer ¡Kari le estaba besando! Se había planteado muchas veces como sería ese momento, incluso lo había soñado (al día siguiente no podía mirar a Kari a los ojos por la vergüenza que le daba), pero jamás pensó que sería ella quien se lanzaría.
Fue un beso sencillo, inocente, apenas un roce de labios... pero para él significó mucho.
Se separaron lentamente con la mirada fija en los ojos del otro. Ambos sonrieron a la vez y después rieron. Kari apoyó su frente en la de Mamoru y guardó silencio por largos segundos.
- Perdón - dijo al fin con los ojos cerrados.
- ¿Por qué te disculpas? - preguntó él acariciando uno de los mechones de oro que tenía delante.
- Por robarte tú primer beso - dijo separándose y mirándolo a los ojos -, ya sé que es algo que tienes que dar a la persona que amas y todo eso... pero tú eres la persona a la que más quiero y... antes de morir quería dártelo... - apenas susurró mientras bajaba la mirada.
- En primer lugar - dijo Mamoru sujetándola por los hombros con el ceño fruncido y voz decidida -, tú no te vas a morir. Los médicos y tus padres están removiendo cielo y tierra para encontrar una solución... y en segundo - añadió con un tono de voz más dulce -, no me has robado nada, ya hace mucho tiempo que quería darte mi primer beso.
Kari abrió mucho los ojos y fijó sus castaños ojos en los de su mejor amigo. Un gracioso tono rojizo cubría las mejillas de este contrastando con la mirada de determinación que le dedicaba.
- Me gustas mucho Kari ¿Quieres salir conmigo? - dijo Mamoru de forma tan solemne que Kari no pudo evitar echarse a reír.
- Jajajaa... no te había visto tan serio desde que el director te acusó de llenar los lavabos de chicas de espuma.
- Bueno es que corría el riesgo de que me expulsaran y esa vez no fui yo.
- Ya lo sé ¿o no recuerdas que fui yo la que hizo que Reichiro se delatara?
- Claro que sí, por siempre agradecido - dijo con una inclinación de cabeza. Mientras mantenía las manos juntas ante él, como si estuviera presentando sus respeto a una reina o una divinidad. Después de algunas risas más, Mamoru miró a Kari a los ojos y le preguntó - ¿Entonces que me contestas?
- Que sí... - susurró acercándose y dándole otro beso.
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- Espero no haberte puesto en un compromiso...
- Tranquilo Joey, la culpa es mía por no dejar el móvil a mano.
- Por suerte lo cogió tu hijo y no tu marido - sonrió el rubio -, no quiero tener a un esposo celoso haciéndome vudú.
- No seas exagerado - le dijo June dándole un leve puñetazo en el hombro de forma juguetona - ¿ Y ya tenéis los resultados?
- Pues no estoy seguro - dijo Joey con pesar - el doctor no quiso decírmelo por teléfono, solo me pidió que te avisara para que vinieras.
- Venga no pongas esa cara - dijo June abrazándolo de forma fraternal -, verás como no es nada...
Joey solo asintió mientras se dejaba abrazar, en esos momentos solo necesitaba que alguien le dijera que todo iría bien.
- Siento interrumpir, pero el doctor nos espera en su despacho - dijo la voz fría y tremendamente molesta de Seto Kaiba. No le hacía ni pizca de gracia ver a esa mujer a menos de tres metros de su cachorro.
- Creo que yo también voy a tener a un esposo celoso tras mis pasos - dijo June bajito para que solo Joey pudiera escucharla. Este se limitó a sonreír y a acercarse a Seto para darle un abrazo reconfortante. Sabía lo celoso que era y no era buena idea hacer que sus celos aumentaran.
- Vamos pues... - susurró mientras Seto le pasaba un brazo por los hombros y los tres se dirigían rumbo al despacho del doctor Kenta.
- Por cierto... - dijo June para romper el hielo mientras avanzaban por el aséptico pasillo - me han dicho que ya conoces a mi hijo.
Joey les dirigió una mirada curiosa y Seto contestó con simpleza.
- Lo encontré por casualidad a él y a su padre en el despacho de Ishiru.
- ¿Aun sigue dándote largas? - preguntó Joey divertido, sabía lo mucho que Seto detestaba a aquel sujeto.
- Tuvimos una pequeña... charla. Ya no pondrá más trabas.
- Pobre señor Ishiru - sonrió Joey pensando en lo asustado que debió estar el hombre ante la furia desbordada de su pareja.
Finalmente llegaron ante la puerta del despacho y Seto llamó con los nudillos de una mano.
- Adelante - dijo la voz del doctor aunque lo cierto es que sonaba bastante cansada...
- Buenas tardes - saludó Joey mientras se sentaban.
El despacho se veía diferente y Joey tardó un momento en darse cuenta de porque. Encima del escritorio, de los archivadores, de las estanterías... por todas partes habían carpetas con lo que suponía que eran historiales de pacientes. El doctor se retiró las gafas, se apretó la parte alta del puente de la nariz y los miró como si temiera su sentencia de muerte.
- Lamento decirles esto, pero tenemos que volver a realizar los análisis a la señora Regan.
- ¿Por qué? - preguntó esta extrañada. Seto se cruzó de brazos y fulminó con la mirada al doctor.
- Hemos sufrido un... percance en el laboratorio. Estamos repitiendo los análisis de todos los pacientes que se han realizado estas dos últimas semanas. Es el protocolo a seguir en estas circunstancias.
- ¿Qué ha ocurrido? - preguntó Joey angustiado.
- No puedo hacer declaraciones sin el consentimiento del Hospital, pero le aseguro que en nada perjudica a su hija o a cualquier otro paciente.
Seto no estaba conforme con aquella excusa, no le gustaban las medias explicaciones. Pero June no le dejó replicar.
- Está bien, no hay problema. Vuelva a repetir los análisis.
El doctor suspiró aliviado, temía una respuesta negativa y agresiva, como lo habían sido las de los diez pacientes anteriores de aquella mañana; y más teniendo en cuenta que se trataba del señor Kaiba. Por suerte la señora Regan se veía más pacífica.
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- ¿Crees que le dirán algo? - preguntó June mientras retiraba la tirita para asegurarse de que la herida del pinchazo ya no sangraba.
- No lo sé... pero Seto puede llegar a ser muy tenaz cuando quiere algo - contestó Joey dándole vueltas a su café.
- ¿Fue así como te consiguió a ti? - preguntó June con una sonrisa pícara. Joey se limitó a sonrojarse y beber su café sin contestar.
Ambos había bajado a la cafetería, tras el análisis para que June comiera algo y recuperara el color de cara. Mientras tanto Seto había ido a averiguar que había ocurrido para que todos los análisis se tuvieran que repetir. No estaba dispuesto a que una estúpida negligencia por parte del hospital pusiera en peligro a su pequeña cachorra.
En ese instante el móvil de June se puso a pitar y la mujer lo contestó con el ceño fruncido.
- Nicolas, Why are you...? - siguió un corto silencio y los ojos de June se abrieron como platos - WHAT! - gritó de pronto haciendo que la mayoría de los que estaban en la cafetería se volvieran a mirarla extrañados - Ok, ok... I'm coming... - cerró el móvil y maldijo en ingles.
- ¿Qué pasa? - preguntó Joey extrañado con el súbito arrebato de la mujer.
- Eric ha tenido un accidente - dijo nerviosa mientras recogía sus cosas y salía de la cafetería a paso rápido.
- ¿Tu hijo? - preguntó Joey angustiado mientras la seguía.
- Sí... lo han llevado al Hospital Sakurai... tengo que coger un taxi y... - iba hablando casi consigo misma con los nervios a flor de piel sin prestar mucha atención a su alrededor, ni al hecho de que Joey intentara llamar su atención.
- ¡June! - dijo en voz alta el rubio sujetándola por el brazo para detenerla una vez estuvieron en recepción.
- ¿Que? Joey tengo prisa...
- Estamos en el hospital Sakurai - le cortó el rubio.
June se lo quedó mirando en absoluto silencio mientras procesaba las palabras que acababa de decirle. Giró la cabeza y vio tras el mostrador de la recepcionista el logotipo y el nombres del hospital. Suspiró con fuerza y se tapó los ojos con una mano, había perdido la cabeza por completo...
- Venga, no pasa nada... - intentó calmarla Joey pasándole una mano por el hombro.
- ¡June! - gritó alguien y Joey y ella se dieron la vuelta para ver quien llamaba. En la puerta que conducía a urgencias se encontraba un hombre alto de cabellos castaños y ojos claros, vestido de traje.
- Nicolas, Where is my baby? - dijo June lanzándose en brazos de su marido.
- With the doctor - contestó el hombre abrazándola para calmarla.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó aun angustiada.
- Que tu pequeño ratón volvió a escaparse del cuidado de John cuando fueron al parque y se le ocurrió la genial idea de escalar una pila de ramas que estaban podando. Perdió pie y calló. Tiene la muñeca izquierda fracturada y algunos arañazos en las piernas. Por lo demás está bien.
- Gracias a Dios... - dijo June cerrando los ojos y alzando la cara hacia el techo.
- Por cierto ¿quién es ese? Te he visto hablando con él con mucha confianza... - preguntó Nicolas con tono neutro. June siguió la dirección que le señalaba y vio a Joey hablando con una enfermera. Tragó saliva, se suponía que Nicolas JAMÁS sabría de Joey.
- Es un viejo amigo al que conocí en casa de mi prima. Su hija está ingresada en este hospital - dijo, no era mentira pero tampoco era toda la verdad.
- Ya veo... - contestó Nicolas sin creerla por completo. Los había visto salir por la puerta de la cafetería, no llegar por la entrada. Ya estaban en el hospital antes de que la llamara.
- ¿Puedo entrar a verlo? - preguntó June sacándolo por el momento de sus cavilaciones.
- Si, claro. Están acabando de ponerle la escayola.
- Espera, me despido y voy contigo - dijo June alejándose para ir con Joey bajo la atenta mirada de su marido.
La enfermera se retiró poco antes que lo alcanzara y Joey se volvió a mirarla.
- ¿Metimos mucho la pata? - preguntó intentando parecer sereno.
- No, tranquilo. Le he dicho que eres un viejo amigo al que me he encontrado por casualidad.
- ¿Cómo está tu hijo?
- Con un brazo en cabestrillo y castigado hasta el año que viene, pero bien - dijo June con una sonrisa.
- Me alegro - dijo haciendo acopio para no mirar al marido de su ex amante -. Yo tengo que subir a ver a Kari. Al parecer se niega en redondo a que le hagan los análisis. La pobre ya está harta del hospital.
- No me extraña - sonrió -. Bueno, me voy a ver como está mi ratón.
- Hasta luego - se despidió Joey yendo hacia los ascensores. Y pensando en una forma eficaz de convencer a su hija.
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Nicolas y June entraron en la salita en la que se ponía las escayolas, pero cual no sería su sorpresa al encontrarla vacía. Nicolas salió disparado en busca de alguien que le pudiera indicar donde estaba el niño.
- Pero si estaba aquí hace un momento - dijo la consternada enfermera al ver que su pequeño paciente se había escapado mientras ella salía un momento ante el llamado de un médico.
- John, Vincent - dijo Nicolas a sus guardaespaldas - buscadlo. No puede haberse ido muy lejos.
- Si señor - y los dos salieron escopetados para registrar el hospital de arriba a abajo.
- ¿Pero a quien habrá salido? - se preguntó June mientras se retiraba el flequillo de la frente.
- A ti, eso está claro - contestó de inmediato Nicolas, sabiendo que su mujer no tardaría en replicarle.
- Perdona, pero yo nunca me escapé del hospital.
- No... pero te escapabas del dormitorio del internado para ir al bosque a recoger bellotas en otoño, del instituto desaparecías para irte con tus amigas de marcha los fines de semana y en la universidad no dudaste en saltarte un semestre entero solo para hacer un viaje a Dios sabe donde... Llevas el escapismo en la sangre y se lo has transmitido a tu hijo.
- Vale, vale... 'Mea culpa' - dijo June alzando las manos en alto ante la avalancha de antecedentes -. Anda, vamos a buscarlo...
CONTINUARÁ...
¿Pero cuando demonios se van a dignar a publicar el 18 de Angel Sanctuary! ToT Lleva más de dos meses de retraso T.T vale que a ha pillado las Navidades de por medio, pero estamos a mitad de Febrero ¡No tienen excusa¡Malvados .!
En fin... después de acribillaros con mis penas (¡perdón!), hay un par de cosas que quiero comentaros. La canción que canta Eric, eso de 'Renmei y los invasores alienígenas' me lo he inventado. Era eso o la canción de los 'Power Rangers' XP
Ahora están todos en el hospital ¿qué pasará¡la semana que viene lo veréis!
(N-C: Eso ha sonado a telenovela ¬¬)
Ya estamos en la recta final del fic, tres o cuatro capítulos más y le cuelgo el cartelito de 'TERMINADO'. Espero que lo sigáis hasta el final.
Muchas gracias a: yukin, Kakasha Maxwell Yeah, Eiri Saiyuki, Nicolaieva Dimitri, Ms. Fronkonsteen, Rei Dark Angel, Tori-chan y Katrinna Le Fay.
Ja ne!
