Hola! Como están? Soy yo de vuelta!
Bueno, acá va el 1º cáp. del fic. Nos vemos!
"- Otro día, otro trabajo." - Susurró Sakura mientras se levantaba. – "¡Gracias Kero, eres el mejor despertador!"
"- ¡Ey! ¡Que yo no soy despertador!" - Gritó Kero. Pero enseguida se quedó pensativo. "¿Le tengo que decir del mocoso, no? Él esta en la ciudad, pero... ella hizo un gran esfuerzo por llegar a donde está, por superar toda la tristeza que ese niño le dejó. No, no voy a molestarla. Ella es feliz ahora" Kero estaba tan encerrado en su mente que ignoró por completo como Sakura volvía a ser Misao Tomokori en vez de Kinomoto, otra vez. "Pero ella lo sabe, no podrá esconderse en esa personalidad por mucho. Algún día se verá obligada a enfrentar la realidad. Ella no está sola. ¿Qué le sucede?"
"- Kero... Kero.. ¡KERO!" - Misao ya le estaba gritando. Pero él seguía demasiado concentrado en lo suyo como para prestar atención al rostro de la joven. – "¡KERBEROS! ¡USARÉ LA CARTA BURBUJAS Y TE DARÉ UN BAÑO!"
"- ¿Qué, eh? ¡No, por favor Sakurita, no me hagas eso!"
"- ¡Que no me digas Sakurita! En todo caso, seré Misao, ¡y en voz baja por favor!"
"- De acuerdo... "- Una mirada malvada se cruzó por los ojitos del peluche.- "Misao..."
"- ¿Sí?"
"- Llegas tarde..."
"- ¡Ay Dios, lo olvidé! ¡El almuerzo esta en el microondas, solo caliéntalo! ¡¡¡ADIOS!"
"- Nunca vas a dejar de ser Sakurita, por mucho que te escondas..." - susurró Kero, después de que Sakura / Misao saliera a toda velocidad.
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En una limusina negra, muy lujosa, Shaoran Li volvía a buscar la presencia de Tomokori. ¿Pero quién era ella? El registro decía que era editora, que trabajaba para Ediciones Desatadas y que ayudaba a una joven de seudónimo Sweety. También había buscado los registros de Sakura, y había encontrado algo interesante. Su registro se cortaba cuando el de Misao comenzaba en Japón. ¿Sería una simple coincidencia? Sakura, en los papeles que había encontrado, figuraba como escritora bajo seudónimo, aunque no sabía cuál. Se había rendido en su búsqueda, ya no quería mas datos confusos. Pero, era toda esa situación, toda esa relación, en la que Sakura desaparece y Misao entra en acción, ¿coincidencia? Estaba a punto de afirmarse que sí, cuando unas palabras, recuerdos de su niñez, cruzaron a toda prisa por su mente, dándole un escalofrío. "No existen las coincidencias, solo lo inevitable." Cuando se le pasó el escalofrío, Shaoran pidió que le estacionaran el auto y bajó. Había comenzado a sentir la presencia de Tomonkori. Pero lo extraño era que no estaba sola. Sakura Kinomoto estaba con ella.
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No había llegado tarde. ¡Kero solo la había asustado para salvarse del reto! Habría tenido tiempo suficiente para dar una vuelta por el parque, de no ser porque había sentido esa presencia extraña, aunque conocida, muy cerca de ella. Había corrido, y había llegado mas temprano de lo que debería. Permitió a su verdadera personalidad estar en contacto con Misao, para poder seguir con su libro. Se trataba de su historia. Era autobiográfica, aunque ella dijera que era solo una novela. Cuando debía irse, usaba la carta Ilusión, y le pedía que hipnotizara a todos, que les hiciera ver una imagen de como ellos imaginaban a la autora, y ella salía, otra vez, escudada en Misao. Y eso hizo, nuevamente, cuando tuvo que irse, cuidando que nadie sintiese la magia. Ese día se había ido más temprano. Su jefe le había dicho que lucía cansada, que se tomaran unas pequeñas vacaciones, tanto autora como editora, ya que sabía que "Sweety" no iba si Misao no estaba. Se fue con su ilusión, pero la hizo seguir hasta el dpto. sola. – "Quédate con Kerberos. Yo voy a pasar a un bar a ver como estoy."- Le había dicho. Había entrado al bar, pedido un café y preguntado por el baño de mujeres. Una vez ahí, se paró enfrente del lavabo y sonrió. Se veía fatal, tenía unas ojeras muy pronunciadas, el cabello bastante desarreglado, una cara de cansancio evidente, los hombros caídos. Midió su magia, y supo que solo conseguiría levantarse dejando que sus ojos tomaran su color verde auténtico. "De última, son lentes de contacto", pensó. Una vez que se transformó, salió del baño y fue a tomar su café. Aún no lo había terminado cuando sintió una presencia. "La" presencia, esa que tanto se había esforzado por evitar. Tragó con fuerza, sabiendo que no podía escaparse. Se limitó a agachar la cabeza, esperando a que su "perseguidor" hiciera el primer paso.
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¡Por fin era ella! Cuando antes terminara con su misión, mejor para él. Decidió controlar sus datos, saber si verdaderamente era ella.
"- ¿Misao Tomokori?" - preguntó.
La chica tardó en contestar, pero lentamente levantó la cabeza y susurró:
"- ¿Sí?"
"- Buenas tardes. Tengo que hablar con usted."
"- ¿Sobre qué? ¿No puede esperar? Estaba por irme."
"- Lo siento señorita Tomokori, pero no se puede. Esto es de suma importancia."
"- Lo escucho, aunque primero me gustaría saber su nombre, dado a que usted ya conoce el mío."
"- Unas preguntas, por favor, y la dejaré ir."
"- Está bien."
"- ¿Es usted Misao Tomokori, editora, 22 años, vive sola en Tomoeda, y no se le conoce familia?"
"- ¿Cómo sabe todo eso de mí?" - Misao lucía sorprendida.
"- Voy a hacer de cuenta que eso es un "sí, soy ella".
"- Ahora tengo derecho a su nombre, ¿o no?" - Susurró Misao.
"- Pues sí. Mi nombre es Shaoran Li. ¿Puedo seguir con las pre...?" - Shaoran se detuvo en seco por el grito de la muchacha.
"- ¿SHAORAN LI?"
Él conocía esa voz de alguna parte, y no era igual a la que había llegado a escuchar hacía un rato. También observó su rostro. Vio que sus ojos no eran negros, si no verdes. Él conocía esos ojos. Eran iguales a los de...
