—... Kouhai, es tiempo de que me vaya.

—¿Y-ya?... Siento como si el tiempo hubiera pasado demasiado rápido CZ-sempai.

—El concepto del tiempo es diferente dependiendo del estado de la persona.

—¿Uh? Eso es...

—Una frase del profesor... Para la próxima vez que regrese a visitar podemos salir a pasear por los lugares que faltaron si te parece bien.

—Oh, sí. ¡Por supuesto! Esperaré con ansias tu llegada. Y por favor, agradece de mi parte a Su Majestad Ainz-sama por dejarte venir.

—Bien. —Neia al ver que ya se iba no pudo evitar detenerse, se acercó hasta su amiga y la abrazó por unos segundos. Había estado sola cuatro días desde CZ se había ido con el Rey Hechicero, fue un tiempo corto pero lleno de soledad y la extrañaba, se había acostumbrado a su presencia; pero el saber que Ainz-sama le dio el permiso a CZ de visitarla cada cierto tiempo le inundaba de una desbordante alegría.

Un portal fue abierto en medio de la habitación luego de unos segundos de que activara un pergamino de [Mensaje] y antes de que la autónoma lo cruce, dijo lo siguiente.

—Por cierto Neia, Ainz-sama mencionó que él también iba a venir a verte, no mencionó ni hora ni detalle pero puede que sea muy pronto. Nos vemos. —Y sin más que decir desapareció junto al portal dejando a una Neia confundida y alterada.

—¡¿S-Su Majestad va a v-venir?!

Y así, la ex-escudera del Reino Santo entró en un estado ansioso y nervioso, eso sólo duró 2 días para su fortuna porque no sabría qué hacer si no se concentraba bien en sus predicciones sobre su Dios y Señor.

Aquella mañana se encontraba caminando por las calles alrededor de su alojamiento. Traía puesto su armadura y visor, regalos de Su Majestad para estar siempre en alerta. Su arco, que también fue un regalo, se encontraba en su espalda, atrayendo la mirada de todos los presentes con los que se cruzaba.

No fue hasta que escuchó una voz proveniente de un callejón llamándola. Claramente no reconocía aquel tono, nunca lo había escuchado pero a pesar de eso no tuvo miedo ya que lo encontraba como aliado, por muy extraño que parezca.

Se podría decir que estuvo a punto de preguntar por su nombre y quién era pero se contuvo. Ella ya estaba de por sí llamando demasiado la atención, no podría permitirse hacer un alboroto ahora con la presencia del ser viéndola.

Con cautela se deslizó hacia donde escuchó la voz y caminó hasta que los ciudadanos ya no podían verla, fue allí cuando nuevamente escuchó la voz... y lo vio.

—Predicadora "Sin Rostro" Neia Baraja, es un placer conocerla. Soy un ser al servicio de Su Majestad el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown-sama. Este no tiene nombre pero me puedes llamar por mi especie, Hanzo.

—E-Es realmente un honor estar en su presencia Hanzo-sama —Hizo la reverencia correspondiente antes de hablar—... ¿puedo preguntar el por qué se encuentra en el Reino Santo?

—Ainz-sama se encuentra aquí, junto a nosotros, es solo que está oculto por un hechizo de alto nivel. —Neia por un momento se puso rígida tras escuchar aquel nombre— Mencionó que era para prevenir alteración por su llegada, no desea llamar la atención de los ciudadanos, suficiente tuvieron con el demonio Jaldabaoth que ahora deben concentrarse en sus quehaceres para retomar sus antiguas vidas.

Sin duda alguna Ainz-sama era la definición de la Bondad, Justicia y Liderazgo. Neia agradeció profundamente en su corazón el poder conocer tal señor.

—Sí, entiendo, muchas gracias por la advertencia Hanzo-sama.

—Bueno, ¿qué te parece si vamos a un lugar más cómodo? No creo que hablar en un callejón sea común, más aún si Su Majestad está con nosotros.

—Por supuesto. Por favor, permítanme llevarlos a mi lugar de alojamiento.

—Está bien. Guía el camino, que yo te seguiré de manera invisible junto a nuestro señor para no causar alboroto en los ciudadanos.

Neia asintió con la cabeza muy feliz. ¿Y cómo no estarlo? Podría ver a su Dios de nuevo y esta vez parecía que iban a pasar un tiempo hablando. No podría estar más feliz aunque también le preocupaba que haya causado algún problema y por eso estaba aquí.

Dejó esos pensamientos de lado, tenía que guiar a Su Majestad y al Hanzo a su alojamiento sin contratiempos. No podía permitirse quedar pensando en media guía así que salió de aquel callejón y caminó con algo de rapidez recordando que Ainz tenía piernas... huesos más largos.

—¡Baraja-sama!. Si me permite un momento por favor, quisiera hablar con usted.

Quien la había llamado era un joven de casi su edad, era un poco más alto, con músculos delgados pero firmes, de cabello color castaño claro y piel poco bronceada; se veía muy entusiasmado por verla, cosa que le extrañó pero no tomó demasiada importancia.

—Disculpa pero ahora me encuentro algo ocupada. Podría hablar contigo después si aún lo deseas.

—¡Por supuesto! ¿Podría entonces buscarla en la noche en su hogar?

—... No estoy segura si para ese entonces ya esté libre, pero lo más seguro es mañana, creo.

—Oh... Entonces mañana, y si no es así, quizás pasado mañana. De todas formas, lamento interrumpir su tiempo. Nos vemos y gracias.

El muchacho se disculpó y luego continuó con su camino. El Hanzo y Ainz notaron la desilusión en el rostro del joven que se fue pero no mencionaron nada, y al parecer, Neia no se había dado cuenta.

Lo lamento Su Majestad, Hanzo-sama, algunas veces pasa esto. —lo dijo en un susurro.

Luego continuó su camino cuando no obtuvo respuesta, segundos después entendió que había sido una tontería esperar una respuesta, después de todo, Hanzo dijo que no iban a causar alboroto y eso incluía hablar. Se sintió torpe por no haberlo recordarlo.

Sin embargo, Ainz mismo había olvidado su hechizo [Perfecto Incognoscible] y contestó.

"No hay problema con eso. Puedo ver que eres una figura reconocida, me alegro mucho por ti... Oh, cierto, el hechizo. Lo bueno es que no parezco un idiota hablando ahora... Bien, tengo que seguir con eso; vamos Ainz, tú puedes recordar aquellos tiempos, después de todo son tus recuerdos más preciados, ¡no puedes simplemente olvidarlo!"

Mientras Ainz seguía en su mundo de recordar y hablar consigo mismo no se dio cuenta cuando habían llegado. El Hanzo se encontraba en los techos junto a un par más como vigilancia, y aunque podían sentir un poco a Ainz, no lograban verlo ni mucho menos escuchar lo que decía. Y Neia por su parte tuvo que llamar un par de veces para atraer la atención del Hanzo o de Su Majestad.

—Umm... ¿Hanzo-sama? ¿A-Ainz-sama? Hemos llegado.

"¿Eh? ¿Ya llegamos?... Eso fue rápido, bueno que se puede hacer."

La casa en cuestión era de dos pisos, de apariencia común y sencilla. Neia se acercó y utilizando una llave ingresó a su hogar seguido de sus acompañantes.

—Disculpa por tardar, estaba revisando los alrededores por seguridad pero parece que estamos bien en hablar. —Comentó el ninja cerrando la puerta.

—Por supuesto Hanzo-sama, por favor t-tomen asiento.

En la habitación había un juego de sillones oscuros con una pequeña mesa redonda como centro; también habían pinturas y retratos en las paredes para darle un aire más hogareño; las ventanas se encontraban cerradas y la chimenea apagada.

El lugar para Ainz era pequeño en comparación a lo que estaba ahora acostumbrado pero su mente lo agradeció profundamente. Canceló el hechizo y caminó hacia uno de los sillones individuales para luego sentarse lentamente como lo había practicado un montón de veces en su recámara.

El Hanzo por su parte negó en silencio la oferta y quedó parado en una esquina de la habitación, casi oculto.

—También puedes tomar asiento señorita Baraja, no me incomoda para nada, muy al contrario en realidad. Y no te preocupes, vamos a hablar un buen rato. Es un gusto el poder vernos de nuevo, ¿no crees?

—S-sí, muchas gracias... Si me permite Su Majestad, ¿podría saber el motivo de su visita?... ¿A-acaso he incumplido su voluntad?

—¿Uh? No, claro que no. Simplemente quise utilizar algo de mi tiempo libre en venir a charlar contigo, la verdad es que Shizu me comentó que querías saber sobre mis amigos del pasado y bueno, aquí estoy.

—Y-yo... le agradezco mucho por darme el privilegio de escuchar su glorioso pasado. Aunque también quisiera disculparme por el hecho de que mi deseo egoísta sea cumplido por usted mismo.

—Señorita Baraja, no hay ningún problema. Estoy muy feliz de compartir mis recuerdos. Ellos son lo mejor que pudo haberme pasado y no me importaría que sepas algunas historias. Entonces, ¿qué te parece si empezamos?

—Por supuesto Su Majestad. —Esta vez había un brillo emocionado en los ojos normalmente molestos de la joven, se notaba su emoción a simple vista aunque también daba un poco de miedo.

Ainz comenzó contando la cantidad de amigos que tenía y sus nombres, luego se concentró en cómo se conocieron (evitando la parte que es atacado y salvado por Touch-me pues no quería verla desilusionada) y comenzaron a derrotar grandes enemigos.

El Supremo nunca se detuvo, en todo momento relató incluso cada detalle vivido y no hizo ningún esfuerzo, simplemente los recuerdos llovieron en su cabeza como si nunca el tiempo los hubiese afectado.

La forma en la que Ainz contaba podía encantar a cualquiera para quedarse a escuchar; Neia se encontraba tan sumergida en la historia que bien podría ser una niña pequeña escuchando un cuento antes de dormir. Ambos realmente disfrutaron el momento compartido. Los Hanzos que vigilaban los alrededores también disfrutaron de aquello, aunque nunca lo dirían.

La historia podría haber durado hasta el día siguiente de no ser por un extraño ruido que provino de Neia. Era su estómago, tenía hambre.

—Uh~... Disculpe Su Majestad, no era mi intención interrumpir su relato... Es que...

—Tienes hambre, ¿no es así? No hay problema, puedes ir a comer algo, yo esperaré a que termines. —y abriendo su inventario sacó la Jarra de agua infinita junto a un vaso— Aquí tienes un poco de agua, sé que prepararla cuesta un poco de tiempo y estoy seguro que no querrás hacerme esperar.

—¡G-gracias! Vuelvo en seguida, no tardaré. Si me disculpa.

Neia se levantó de su asiento y fue hasta la habitación del frente, se podía ver un poco el cómo sacaba unos cuantos panes y cierto jarabe de color rojo. Tal y como dijo, no tardo más que 3 minutos.

—... Sorprendente. No esperé que pasara tanto.

—¿Su Majestad?

—La hora señorita Baraja, ya es de noche aunque temprano... Al parecer estuvimos muy entretenidos en mis recuerdos.

—... Su Majestad

—Puedes llamarme Ainz. Después de todo recuerda que tú misma me lo pediste aquel día.

—S-sí, tiene razón... Entonces A-Ainz-sama, usted también puede llamarme Neia, si lo desea por supuesto.

—Tenlo por hecho Neia. Así que... ¿querías decirme algo?

—Sí... Es más una pregunta en realidad.

—¿Y esa es?

—Si no es molestia... quisiera saber si los demás Seres Supremos se encuentran también aquí, en este Mundo.

Ainz había esperado alguna pregunta relacionada a los Nueve Mundos principales, a los grandes y peligrosos enemigos que derrotaron, sobre las bases temporales que crearon o algo relacionado, no esto. Pero a pesar de ser inesperado pudo contestar casi a tiempo, era parte del Plan después de todo.

—Umu... No es así. Verás, ellos... ellos se encuentran en uno de los Mundos que te conté; algunos viajan, otros descansan y quizás un par entrene sus habilidades... Pero todos ellos tienen una meta y esa es reunirse conmigo, a su debido tiempo, por supuesto. Sé que lo lograrán, no aguantarán estar por mucho tiempo en un lugar que ya han visto jaja, los conozco demasiado bien para saber que desean una gran aventura... Aunque ahora que lo pienso, ya es tiempo de que ellos vengan, me gustaría mostrarles todo lo que he avanzado hasta ahora.

Hubo un silencio luego de eso. Para Ainz fue algo incómodo ya que no sabía que decir a continuación mientras que para Neia, ella estaba maravillada del gran sentimiento que Ainz tenía hacía sus compañeros. Este hecho sólo hizo que su devoción aumentara a niveles superiores.

—... Puede que como ser no-muerto no sea capaz de comer pero entiendo que es mucho mejor alimentarse lo antes posible cuando tienes hambre, de esa manera evitas futuras enfermedades estomacales.

—T-tiene razón... —para Neia, Ainz era un ser sorprendente, sabía incluso sobre las funciones de los humanos. Aunque ella no entendía la definición exacta de enfermedad estomacal, hizo caso y comenzó a comer... algo incómoda porque estaba siendo observada, pero aún así comió hasta terminar.

—...Por cierto, ¿cómo estuvo aquél día con Shizu? Ella estaba contenta pero ¿qué hay de ti? ¿no interrumpió algo su llegada?

—N-no, no, para nada. Yo también la pasé muy bien, entrenamos un rato y le mostré un poco los alrededores, quedamos que cuando vuelva daríamos una vuelta por los lugares que faltan.

—Ya veo... Es bueno que se lleven bien y sean amigas, Garnet-san estará muy feliz de saberlo.

—¿El Ser Supremo Garnet-sama?... ¿puede ser que él sea el llamado 'profesor' que tanto menciona Shizu-sempai? ¿cómo...?

—¿Oh? ¿ella te dijo eso? ¿entonces te contó su historia de creación?

—No lo ha hecho Ainz-sama...

—Bueno, en ese caso... ¿te acuerdas que dije que lo único que quería como intercambio para salvar el Reino Santo eran las llamadas Sirvientas Demonio de Jaldabaoth?

—Sí. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer Ainz-sama, después de todo, fue en las primeras veces que lo vi. ¿Usted ya las conocía y por eso aceptó ayudarnos?

—U-umh. Es así. Ellas en realidad eran creaciones de algunos de mis amigos, fueron enviadas como mensaje y refuerzo. Lamentablemente Jaldabaoth tomó posesión de ellas gracias a esos Ítems en forma de máscaras, me enteré de todo esto cuando estaba atacando el Reino Santo... Por esa razón decidí ayudarles sin pedir prácticamente nada a cambio.

—... ¡Como se esperaba de Ainz-sama! No sólo las recuperó, sino también ayudó un Reino lejano y derrotó al Demonio Emperador Jaldabaoth, un ser maligno de gran poder. ¡Tres acciones en un solo viaje! ¡Usted sin duda es la persona más magnánima y Suprema de todos los Mundos al poder prever todo!

—M-Mmh, gracias por tus amables palabras Neia... Sin embargo, creo que ya es tiempo de que vuelva. He estado fuera del Palacio más tiempo de lo esperado y aún me quedan responsabilidades que atender.

Ainz se levantó suavemente, Neia imitó el movimiento segundos después aún emocionada, el Hanzo por su parte salió de entre las sombras y caminó hasta la puerta en espera de órdenes.

—Oh, hmm... E-entonces Ainz-sama, muchas gracias por haber venido.

—No lo menciones, fue divertido para mi también recordar a mis amigos. Quizás en unos días o semana vuelva a visitarte para contarte algunas historias más. ¿Te parece una buena idea Neia?

—¡Sí! D-digo, por supuesto Ainz-sama, si así lo desea. Puedo... ¿puedo hacer una petición antes de que se vaya?

—Siempre y cuando esté dentro de mi alcance, ¿qué es?

—Sí. Disculpe de antemano si lo que pido es demasiado pero me gustaría expandir el nombre de los demás Seres Supremos, creo que ellos se merecen un gran reconocimiento en parte por ser sus compañeros más cercanos y también por tener los títulos de Supremos.

—... Bien, puedes hacerlo, algunos estarán felices de saber que este Mundo ya los conoce, otros lo tomarán como algo normal. —Abrió su inventario y extrajo una tableta blanca del tamaño de un pergamino extendido— Aquí tienes una lista de sus nombres, si lo seleccionas aparecerán las características de sus anatomías, siempre lo llevo conmigo por si sucede situaciones como esta o simplemente para recordarlos. No te preocupes, tengo un par más de estos Ítems, puedes quedártelo. Entonces me despido, nos vemos luego Neia.

—¡M-Muchas gracias!... Hasta luego Su Majestad Ainz-sama. —hizo una reverencia temblorosa con el nuevo objeto ya en mano, no era una opción negarlo o devolverlo, aprendió que Su Majestad es insistente en eso. Cuando se levantó su habitación estaba tan vacía como casi siempre, lo último que escuchó fue un susurro, tal vez un hechizo. La puerta al cerrarse ni siquiera un sonido hizo.