Tabula Smaragdina apareció en un pasillo, todo estaba iluminado y vacío. Varias puertas se asomaban a los lados dándole una pista sobre dónde se encontraba ahora. Lo malo, es que había pasado tanto tiempo y ya no se acordaba cuál habitación era de Momonga.

—Albedo... ¿En serio me odia tanto como para matarme? Esto es grave... Si no hacemos nada para detenerla o mínimo hacerla cambiar de pensamiento, puede que atente contra nuestras vidas y la de Momonga indirectamente...

—¡Oi, Tabula-san~! —Una voz lo llamó detrás de él, se giró y vio a Ankoro Mochi Mochi parada en una puerta recién abierta— ¿Qué haces ahí? Entra, te estábamos esperando, tu equipo ya está aquí.

—Ah, era ahí. —Giró sobre sus talones y fue hasta ella—¿Todos están dentro?

—¡Sip! Todavía no puede creer que Momonga-san haya guardado todo, literalmente todo. Desde nuestros Ítems de mejor categoría hasta equipos basura que acumulaban polvo.

—... ¿Tanto así? Si no lo supiera mejor diría que... es...

Cuando Tabula ingresó a la habitación que era una oficina en realidad, solo esperaba ver a sus amigos ya vestidos como antaño y su equipo de categoría Divina en la mesa. Lo que encontró... fueron diversos montículos de Ítems regados en todo el lugar, sus amigos tenían poco espacio para caminar correctamente.

—... un trastorno de acumulación impulsiva. Diablos. Momonga-san, ¿qué es todo esto?

—Eh, uhm... ¿sus Ítems y armamentos? Nos tomó un poco de tiempo sacar todo esto de la Tesorería pero aquí están, ahora pueden reponer sus inventarios y demás. —Tan inocente como lo recordaba, Momonga contestó feliz y con honestidad.

—Y de paso dejamos los otros Ítems repetitivos e inútiles que teníamos antes de llegar. La tesorería es un lugar inundado de oro, joyas preciosas y cristales de datos, deberías visitarlo también Tabula-san. —Apoyó Peroroncino antes de distraerse con su propio montículo— ¡Oh, genial! había extrañado tanto este tipo de flechas encantadas, en Yggdrasil II no los podía fabricar por falta de materiales.

Varios veían la escena mientras negaban con la cabeza, otros se mantenían ocupados equipándose o seleccionando sus artículos. Tabula decidió guardar silencio por el momento, se acercó al montículo que tenía su equipo y comenzó a imitar al resto. Al cabo de diez minutos alguien le llamó.

—Por cierto Tabula, ¿cómo te fue en la charla con Albedo? —Preguntó Temperance sin detenerse en su búsqueda de algún Ítem.

—Si te soy sincero, por poco y me parte por la mitad con su hacha... Bueno, no hubiera muerto con un solo ataque pero ya entiendes mi punto. De todas formas, fue mejor de lo que esperaba, al menos ahora tiene la idea de que no las quise abandonar por el hecho de que estuvimos enfrentando un Enemigo Mundial.

—Eso es grave. —Le respondió. El resto escuchó pero no comentó nada.

—Je. Es lo que dije cuando llegué al pasillo... Cambiando de tema, Momonga-san, ¿cuánto tiempo queda para el inicio de la Guerra?

—Unas cuatro horas todavía. Sin embargo, solo yo tendré que estar presente con algunos de los Guardianes en el asedio a la Capital. Pasará cerca de una semana para hacer la otra mitad del plan, luego de eso podremos ir todos juntos a cualquier lado.

—... Aunque estoy en contra por la gran cantidad de muertes de inocentes que habrá, quisiera que la guerra que libren sea rápida.

—Touch-san, no llegaste a enterarte del cambio que hice a los ataques ya que saliste enojado del comedor aquél día pero, los que morirán serán solamente los soldados que sean leales al Reino y tengan ganas de luchar hasta la muerte. Todo aquél que se rinda o esconda estarán a salvo.

—¿Lo dices en serio? En ese caso, ¿qué pasará con los aldeanos que nisiquiera tienen soldados que lo protejan?

—A ellos no se les tocará, simplemente será tomados de rehenes e incluso protegidos de cualquier amenaza hasta que tengamos el Vasallaje.

—Momonga-san... no entiendo, tienes el cuerpo de Overlord, un ser no-muerto poderoso que infunde terror en cualquier ser vivo de este Mundo que te vea. Sin embargo, tus pensamientos e intenciones... son de alguien puro y amable.

—Gap Moe, por eso es mi persona favorita de todo el Gremio. Sin ofender a los demás. —Agregó intencionalmente Tabula y luego guardó silencio sin importarle las miradas de algunos compañeros.

—U-uhm... ¿gracias? De todas formas, ya le había dicho a Demiurge que no me gustaría gobernar un país destruido y vacío. El hecho de hayan llegado hizo que me pusiera firme con la decisión de no matar a menos que haya un beneficio para Nazarick.

—Je, y ahí está la razón por la cuál eres mi favorito. Sabía que no podía faltar ese tipo de crueldad oculta que tienes Momonga-san. Aunque quisiera preguntar por Demiurge, ¿qué se podría hacer para que pueda salir sin que lo reconozcan como Jaldabaoth? Estar en su forma de rana tiene un poco más de ventajas pero quisiera verlo más... natural, por así decirlo.

—No he pensado en eso... sólo se me ocurrió darle ese tipo de fondo a las Sirvientas cuando fui a ver a Neia pero para Jaldabaoth... todos los Reinos lo conocen como el Emperador Demonio, no sabría como revertir la situación.

—Si me permiten, mis estimados colegas. —LuciFer acomodó su larga túnica blanca para poder sentarse en su montículo de Ítems consumibles— Tengo una idea que bien podría ser una de las mejores hasta ahora.

—Te escuchamos Luci, ¿qué es lo tienes pensado? —Preguntó muy atento Ulbert— Sólo espero que no sea una de tus bromas, estás advertido.

—Jaja, ya quisieras Berto. Bueno, lo que propongo es lo siguiente-...


El tiempo transcurrió muy rápido, la emoción de saber que su creador había regresado y de que se iba a quedar mantuvo una alegría desbordante en Demiurge, haciendo que logre adelantar todos los preparativos para quedar bien ante todos los Supremos.

Antes de iniciar el ataque envió un [Mensaje] a Ainz pidiendo permiso. Una vez lo obtuvo, reunió a sus subordinados directos en la superficie de Nazarick.

—Ya que todos los demás se encuentran en posición, con permiso de Ainz-sama declaro el inicio de esta Guerra. Vayan a los puntos estratégicos y esperen por si aparecen aquellos individuos.

Al instante sus Lores desaparecieron volando entre las pocas nubes que comenzaban a tener un color más claro; cada uno de ellos fue en una dirección diferente a gran velocidad.

Con todo eso arreglado, ahora Demiurge tenía que ir al Salón del Trono y acomodar los Ítems y pergaminos necesarios para ver cada conquista de ciudad o pueblo que harían en unos minutos. Todos los Supremos estarían ahí, mirando.

Soltó un suspiro nervioso y activó su Anillo. Apareció frente a las grandes puertas pero antes de dar un paso, sintió varios seres a su espalda. Al girar vio a todas las sirvientas homúnculos, Pestonia y al pequeño Eclair Ecleir Eicler, que los lideraba.

—Demiurge-sama. —Saludó la líder de las sirvientas, Pestonia.

—¿Qué hacen todos aquí? ¿no deberían estar limpiando varios lugares? —Preguntó el Arch-demonio con buena intención.

—Por supuesto, por supuesto. —Le respondió el pingüino mientras se acomodaba el peinado con las aletas— Sin embargo, Sebas-sama nos informó sobre la llegada de los Seres Supremos y quisimos venir a verlos para presentar nuestros respetos luego de haber terminado nuestras tareas.

—¿Uhm? ¿No vas a intentar volverte el amo y señor de Nazarick, Eclair?

—¡Lo haré! Pero no por eso uno debe de perder sus modales, ¿no lo cree Demiurge-sama?

—Es como dices. En ese caso pueden acompañarme, tengo que preparar el lugar para los Supremos antes de que lleguen, su ayuda sería muy agradecida.

—Con mucho gusto apoyaremos Demiurge-sama, waf.

Todos ingresaron con educación. El salón aún se encontraba vacío lo que generó desconcierto en el Guardián de Piso.

—¿Hm?

—¿Sucede algo Demiurge-sama? —Preguntó Pestonia.

—Se supone que Albedo debería estar aquí en mi espera, no, Tabula Smaragdina-sama quedó en una charla con ella. De seguro le dio una orden y por eso no está... Sigamos, ya que ahora hay veintisiete Seres Supremos y un Trono, necesitaremos sillas para todos los demás. Algunas de ustedes pueden ir al Salón especial del Noveno Piso y traerlos; ya que fueron creados con cristales de datos no pensarán mucho a pesar de su apariencia.

—Entendido, veintiséis se encargarán de ello. El resto sería mejor que traiga una mesa llena de bocadillos y postes. Por mi parte, limpiaré y acomodaré el área, espero tu ayuda Eclair-san, waf.

¡Sí! —Fue la respuesta unificada de todos, incluido Eclair.

Demiurge sólo observó satisfecho. Luego de que cada sirvienta salió por lo pedido, él caminó hasta cerca del Trono para comenzar los preparativos. Pestonia y Eclair lo acompañaron y una vez eligieron un buen lugar comenzaron a limpiar.

Las sirvientas llegaron un par de minutos después, una vista detallada demostraba que habían caminado rápido. A pesar de eso, no se detuvieron hasta acomodar todo de manera perfecta.

—Los Supremos están por llegar. —Declaró Demiurge una vez dejaron de moverse— Tomen algunos lugares cercanos para que les puedan atender. Pido también que mantengan su emoción al verlos, ellos estarán aquí para presenciar la 'guerra'.

—Sí Demiurge-sama. Lo entendemos, no pondremos nuestros propios deseos egoístas por sobre servir a todos los Supremos. —Aceptó y aclaró Pestonia. Después cada uno de los presentes se posicionaron.

No pasó ni medio minuto cuando las puertas fueron abiertas de nuevo, esta vez, por el mismo Ainz seguido de los Supremos, quienes seguían conversando entre si.

Fue solo cuando llegaron a la mitad del camino que todos pusieron atención a la cantidad de sirvientas que los esperaban. Al llegar, todos los que los esperaban se inclinaron y saludaron.

Bienvenidos Ainz-sama y Seres Supremos.

—Este lugar a sido preparado para que disfruten del espectáculo que acaba de iniciar. Por favor, tomen asiento mis señores. —Completó Demiurge teniendo una sonrisa sincera.

—... Agradezco el esfuerzo de todos los presentes, gustosos mis amigos tomarán asiento y disfrutarán del exquisito aperitivo preparado. —Dijo Ainz— Aunque estoy seguro de que también están aquí para ver a sus creadores, adelante, no nos importaría perder unos minutos.

Rápidamente las sirvientas fueron hasta sus tres creadores principales, una que otra iba hacia otros Supremos, como por ejemplo Yamaiko. Todas fueron recibidas al instante, y aunque Coup The Corâce, Whitebrim y Herohero no podían abrazar a todas, hicieron el intento. Ecleir y Pestonia fueron hasta Ankoro Mochi Mochi, quien los recibió gustosa y en un gran abrazo a ambos. El pobre Eclair nuevamente casi salió asfixiado de allí pero no reclamó nada, ella era su querida creadora.

Como si fueran uno solo, todas las sirvientas dijeron la frase: "Bienvenidos de nuevo, los extrañamos mucho, nuestros creadores."

Fue necesario más de cinco minutos para calmar a las sirvientas con ojos llorosos. Al final Ainz tuvo que intervenir y apaciguarlas, prometiendo que al igual con los Guardianes, ellas tendrían un tiempo con sus creadores.

Tomaron asientos. Demiurge activó los distintos Espejos de visión remota, lo que vieron a continuación dejó impactado a más de uno, especialmente a Touch-me.

—Momonga-san... eso es...

—Sí, es como lo dije Touch-san, ningún inocente sería asesinado injustamente.

En cuatro espejos se veían un conjunto de no-muertos ya en sus respectivas aldeas de 'ataque'. Un espejo en especial demostraba la recién llegada del conjunto de no-muertos, el cual estaba conformado por tres integrantes: un Caballero de la Muerte, un Guerrero de la Muerte y un Lich Anciano.

El Lich al llegar obviamente causó pánico en masa pero antes de que los aldeanos intentaran escapar, habló fuerte con voz autoritaria.

—Como bien sabrán, el Reino Hechicero se encuentra en guerra con vuestro Reino. Nuestro amable Rey nos pidió conquistar diferentes ciudades y pueblos antes del asedio a la Capital. En su orden estaba el matar a cualquiera con deseo de luchar hasta la muerte o que quiera escapar, por lo tanto, todo aquel que se quede en casa y no intente nada estúpido, vivirá. Exijo también hablar con su representante en muestra de honestidad y respeto.

Pasaron un par de segundos pero al final salió un hombre junto a su esposa, ambos tenían alrededor de cuarenta años y claramente se veían aterrados, sin embargo, no podían ignorar el llamado. Una vez llegaron hasta el Lich, se inclinaron un poco y esperaron un final que nunca planeó en llegar.

—Ya veo, son ustedes dos. Entonces, me gustaría aclarar nuestra invasión a su pueblo. —En un movimiento inesperado, el Lich se sentó en el árido suelo e invitó a los dos para imitarlo. Ellos obedecieron desconfiados— Nuestro amado Rey Hechicero Ainz Ooal Gown-sama declaró que si el pueblo o ciudad se rinde voluntariamente a nuestra invasión, no sufrirá ningún maltrato, explotación o esclavismo. Sólo serán resguardados y protegidos de cualquier amenaza hasta conseguir la victoria... ¿Tienen alguna pregunta?

—N-no-muerto-sama, una vez consigan la victoria... ¿qué será de nosotros? ¿nos m-matarán y utilizarán nuestros cuerpos... para hacer más no-muertos?

—Por supuesto que no. Una vez se consiga el estado Vasallo, ustedes pasarán a ser co-ciudadanos del Reino Hechicero, en ese caso, todo lo que conocen cambiará para mejor. Ya no tendrán que preocuparse por ataques demi-humanos o el alto pago de productos que daban a sus respectivos señores. No puedo dar más detalles pero juro por el nombre de mi Rey y creador que lo que digo es cierto.

Ambos representantes esposos se vieron con sorpresa y esperanza, ahora sintiéndose un poco más libres y valientes, preguntaron con respeto.

—La victoria del Reino Hechicero está escrita desde antes de comenzar, por favor, no-muerto-sama, ¿podría ser tan amable de hablarnos sobre cómo viven los ciudadanos o pueblerinos bajo el gobierno del Rey Ainz Ooal Gown-sama?

—Con mucho gusto, pero antes de eso, ¿no les gustaría traer a otros compañeros? estoy seguro que ellos están curiosos por escuchar también. Y no importaría en absoluto, adelante.

Pronto varios campesinos valientes se asomaron, inclinaron en saludo y tomaron asiento cerca del lugar de sus líderes. Varios de ellos eran jóvenes adultos, muy pocos ancianos y dos niños pequeños muy curiosos que se colaron al final. Todos ellos hicieron un total de 13 nuevos oyentes.

El Lich movió su mano entre su túnica oscura y sacó un pañuelo largo, con ello tapó gran parte de su cara deformada y casi carente de piel para no asustar a los nuevos. Después, dio una orden a los no-muertos detrás de él: "Vigilen y protejan la zona". Luego comenzó su relato en voz suave.

De vuelta al Salón del Trono, cada presente miraba atento la escena inusual. Incluso algunos comían uno que otro postre sin detenerse, como si estuvieran en alguna sala de películas.

—Gracias por tomarte estas molestias Momonga-san, sé que debió ser complicado cambiar tu plan a últimos minutos. —Agradeció Touch-me. Pero antes de que Momonga respondiera fue interrumpido.

—Sí, gracias Momonga-san, ver esto es... mucho mejor que esas malditas novelas dramáticas. —Comentó LuciFer mientras agarraba otro cono lleno de pop corp. —Por supuesto, las escenas de acción y sangre son de las mejores, no espero que pase aquí pero no pierdo las esperanzas de ver algo parecido en el futuro.

Hubo silencio después de eso.