Una vez Doppel-Caspond, Gustav y Remedios estuvieron lo suficientemente cerca como para ser notados incluso por niños, los cinco seres dejaron de comer y los vieron todos al mismo tiempo. Hubo un poco de silencio, pero el de la apariencia de pulpo, Tabula Smaragdina, les habló.
—Usted debe de ser el Rey Santo. —Tenía una voz gutural, como si estuviera siendo sumergido bajo el agua mientras hablaba— Mi nombre es Tabula Smaragdina, el Supremo basado en la Alquimia. Mis compañeros aquí son Bellriver, Beast King Mekongawa, Nearata y Whitebrim, obviamente también Supremos.
—Mucho gusto en conocerlos. Permítanme que nos presentemos como se debe por favor. Mi nombre es Caspond Bessarez, él es el Capitán de los Paladines Gustav Montagnés, y ella es la Sub-Capitana Remedios Custodio. Ambos son en quienes más confío.
—Ya veo... Pueden tomar asiento con nosotros también.
De la nada, tres asientos simples pero hermosos de color blanco aparecieron al costado de ellos. Caspond fue el primero en agradecer y tomar asiento, luego fue Gustav y por último Remedios quien con la mirada agachada aceptó para no hacer quedar mal al Rey Santo.
—Sólo queremos hacer un par de preguntas.—Habló Bellriver con su boca principal, el resto estaba sonriendo, cerradas o masticando su postre. Era una voz humana grave, rasgada y con un poco de eco al final.— No queremos interrumpir más de o debido porque entendemos que han recibido un... ataque a gran escala. Lo hemos visto desde el cielo.
—Es como usted dice Bellriver-dono. Fue el Emperador Demonio Jaldabaoth quien por poco y destruye el Reino Santo por completo. Gracias a Su Majestad el Rey Hechicero quien mató a Jaldabaoth y tomó el control de sus sirvientas demonios es que podemos volver a retornar nuestras vidas.
—¿Quién es este Rey Hechicero? —Preguntó uno de los encapuchados, Whitebrim. Su voz era melódica y suave, muy contradictoria a su gran cuerpo— ¿por casualidad es un no-muerto de gran poder?
—Ciertamente lo es, se llama Ainz Ooal Gown, y le estoy muy agradecido por habernos salvado.
—¿Ainz... Ooal Gown? Que ese no es el nombre de nuestro- —Dijo Beast King Mekongawa, acorde con su apariencia, su voz era la de una bestia poderosa. Sin embargo, fue interrumpido a la mitad de su duda por Tabula Smaragdina.
—De seguro el líder lo tomó como su nombre para expandir su presencia y sea más fácil de localizarlo una vez hubiésemos llegado. Como se esperaba de él, ya había pensado en el futuro e hizo ese pequeño cambio.
—La grandeza y sabiduría del líder no tiene límites, eso todos lo sabemos Tabula-san, pero creo que sería mejor no desviarnos del tema. —Advirtió Nearata con su voz plana y sin emociones— Recuerda que todavía tenemos que encontrarlo.
—Uh, es cierto. —Tabula Smaragdina parecía apenado pero todo era un teatro. Se dirigió a uno de los humanos y continuó— Rey Caspond, ya que usted recibió la ayuda del líder estoy seguro de que sabe cuál es su ubicación actual, mejor dicho, sabe dónde se encuentra su Reino.
—Eso es correcto. El Reino Hechicero está en el este, pasando el Reino de Re-Estize. Es casi una semana de viaje por carruaje.
—¿Qué hay de los otros Reinos? —Uno de sus tentáculos se movió al paso del viento de manera involuntaria. Era relajante— No, eso no hace falta, estoy seguro de que los otros preguntarán lo mismo. En cambio me gustaría saber sobre esto antes de irnos: ¿Hace cuánto fue este ataque?
El cambio en la atmósfera fue notable. Whitebrim en silencio se sirvió una copa de vino y tomó del líquido a través de una pajilla larga que sacó de su inventario.
—Hace ya un mes... Murieron muchos, incluso mi hermana Calca, quien era la Reina Santa en ese entonces. Perdimos también una gran fuerza de paladines y magos de magia arcana y divina. La hermana de Remedios, Kelart Custodio, pereció defendiendo a mi hermana.
El sonido de metal y cuero rozando con fuerza pero silencioso fue escuchado por Beast King Mekongawa. Quien buscó el origen del sonido y lo que vio fue el puño de la mujer Remedios siendo cerrada con impotencia.
—Eso es lamentable de escuchar. ¿Nadie de este Reino tiene magia de resurrección? —Preguntó aunque Tabula ya sabía la respuesta gracias a los informes que Demiurge había recolectado meses atrás.
—Las únicas personas que tenían ese poder fallecieron, y si intentamos contratar a personas extranjeras, me temo que nuestra poca economía y dinero de la misma realeza podría desaparecer. Esos sólo se utilizarán en casos de emergencia.
Fiel al poder y habilidad de su raza, el Doppel-Caspond explicó con tristeza, melancolía, odio y resentimiento. Los sentimientos que ponía en cada oración era digna de halagos.
—Ya veo. Nosotros podríamos ayudar en la resurrección de la antigua Reina y los más fuertes paladines y magos que han muerto.
Hubo un par de sacudidas, respiración agitada, una silla fue empujada por la fuerza de alguien levantándose de manera brusca y luego gritos, reclamos de una mujer indignada todavía dolida por sus pérdidas.
—¡I-imposible! ¡Mienten! ¡E-esa magia es de alto nivel! Ustedes no-
Golpe en la mesa, nisiquiera los ojos entrenados de Gustav o Remedios fueron capaces de ver el inicio del movimiento de uno de los largos tentáculos perteneciente a Tabula.
—Niña, no me vuelvas a interrumpir o a la fuerza te hago callar. —El aura asesina que se liberó en ese instante fue tan poderosa que la propia Remedios tembló en el lugar y sujetó su espada sin desenvainar. Su rostro contraído de miedo puro estaba a la par que su frenético corazón, lento pero seguro volvió a sentarse— Volviendo a lo que decía... Si no se tiene el cuerpo casi completo o en buenas condiciones, temo que no podremos hacer nada. Se convertirían en no-muertos y creo que nadie quiere eso.
—... E-Es como usted dice Tabula-dono. —Contestó Capsond— Este es un país que se inclina más a las disciplinas religiosas, los templos y muchos de los ciudadanos o familiares no estarían para nada agradecidos si la resurrección sale mal.
—Hmpf, entiendo. Bueno, hemos terminado aquí. Vamos chicos, tenemos que presentar nuestros respetos al líder.
Las sillas en las que estaban cómodamente descansando, se arrastraron un par de centímetros antes de que sean detenidos por las palabras un poco tímidas de Gustav.
—Oh, uhm. Me gustaría hacer un par de preguntas señores, si es que me lo permiten.
Los cinco seres se vieron por unos segundos, esto no era parte del plan principal pero tampoco iban a desaprovechar la oportunidad servida en bandeja de oro, todos ellos asintieron y Tabula nuevamente tomó el mando de hablar.
—Adelante. Podemos perder un par de minutos más.
—Sí. Muchas gracias. —El respeto ante todo, pues estos seres si eran amigos de Su Majestad el Rey Hechicero entonces también deberían de tener un título similar, casi como Ministros o Duques— Primero que todo, sé que ustedes son Seres Supremos, aquellos que están por encima de los Dioses... me preguntaba, ¿cuántos de ustedes existen y por qué nadie sabía de sus existencias? Los Dioses que hace seiscientos años llegaron no dejaron escrituras o hablaron sobre ustedes.
"Demiurge, te podría besar por lo malditamente inteligente que te hizo Ulbert... pero no. Sólo te dire: ¡Gracias por haber prevenido esto!" Gritó de manera mental Tabula.
—Es fácil responder esas dos, Capitán Gustav. En total somos cuarenta y un Seres Supremos. Lo otro, se debe a que está prohibido.
—¿Prohibido? —Repitió como una grabadora.
Whitebrim que lo tomó como algo gracioso agarró una pequeña porción de torta y mientras se lo comía se dirigió a su compañero.
—Dale una mejor explicación Tabula-san, ellos son simples humanos mortales, podemos hacer una excepción a las reglas.
En la previsión de Demiurge había tres alternativas cuando Gustav hizo la segunda pregunta. La primera, que bien podrían haberlo ignorado aunque eso podría generar dudas en el futuro. Lo segundo era decirle que estaba prohibido y punto, generando misterio como también sospecha. Lo tercero, era lo siguiente.
—El líder fue quien puso esas reglas, no creo que sea buena idea hacer algo sin permiso. —Tabula, que había entendido al instante cual alternativa había elegido su compañero, tuvo que acoplarse al otro guión.
—Vamos, es el líder, no se molestará. Déjamelo a mi, tomaré la responsabilidad. —Dijo y se dirigió al Rey Santo. Se voz calmada generó un tipo de sentimiento sombrío en los corazones de los tres humanos— Verán, hace muchos, pero muchos miles de años, cuando los Nueve Mundos Principales y sus respectivas criaturas fueron creadas, nosotros por orden y guía del GuildMaster decidimos hacer varias reglas para mantener el orden universal. Una de ellas, era mantener nuestra propia existencia en secreto y dejar que los seres mayores, que ustedes llaman Dioses, se expandan.
—Todos tuvieron, tienen y tendrán libre movimiento, pero... —Aquí el Supremo de muchas bocas hizo una ligera pausa— sin llegar a causar la completa destrucción de los otros Mundos que fueron y serán creados en los billones de años por venir. Por supuesto, los hijos puros de los seres mayores tienen que cumplir cierta edad y poder mínimo requerido para poder viajar entre Mundos. Aunque, esos nacimientos son muy raros la verdad, hasta ahora sólo han nacido y crecido cuatro de ellos ya que la concepción entre esa especie es algo... difícil por el hábitat y el constante peligro.
Hubo mucho silencio, tanto que por un momento el Supremo que había explicado pensó se habían dormido. Levantó la 'vista' de su plato y todavía los vio allí despiertos pero quietos.
—... Creo que fue mucha información Bellriver. —Aclaró la situación Nearata con una leve risa— ¿Tal vez deberíamos de eliminar esto de sus memorias?
—N-no, por favor, no lo haga... Juro en mi nombre y por mi vida que jamás mencionaré esto a otros a menos que sean ustedes mismos u otros Supremos que dicten lo contrario. —El Rey Caspond inclinó la cabeza y los otros dos lo siguieron.
—Lo juramos. —No hubo duda o era falso su juramento. Remedios a pesar de no ser tan inteligente como su hermana supo que esto era demasiado valioso como para ser compartido. Sin embargo, eso no significaba que ahora entendía la gran diferencia que había entre ellos y ella.
—Pero, Be- Supremo Bellriver-sama. —El gran respeto que el Rey Santo empleó al llamar al ser de muchas bocas dejó en claro que ahora ellos eran los superiores y por lo tanto, debían de imitar a su Rey e inclinar la cabeza— Si este Mundo en el que vivimos fue creado sólo hace cientos de años... ¿eso quiere decir que ustedes son los seres más antiguos y poderosos de todo lo conocido?
—Exacto. La mayor parte del tiempo la pasamos en invernación, fueron algunas invocaciones los que se encargaban de vigilar el estado de cada Mundo conocido, destruido, muerto o recién creado.
—¿Y cuál... fue la razón por la ustedes, los Supremos, decidieron venir a este Mundo? —Gustav rápidamente entendió lo que sucedía. Estos era Divinos, seres mucho más poderosos que los Dioses de hace seiscientos años. Su mente, su corazón, su alma y su experiencia lo confirmaron cuando el Ser Supremo Tabula Smaragdina liberó esa pequeña fracción de su poder que fácilmente fue confundida por un aura asesina. Ahora entendía a Neia Baraja.
—Se debe a nuestro GuildMaster. —Le contestó el Supremo Beast King Mekongawa sin ocultar su alegría de algún lejano recuerdo— Él un día quiso explorar este pequeño y extraño planeta, donde después un pequeño grupo de seres mayores llegaron con intenciones de explorar pero terminaron por revelarse y proteger la vida humana. Le agradó, nos avisó de su decisión y se quedó.
—Nosotros también en los últimos cientos de años hemos estado visitando diferentes Mundos. —Dijo Whitebrim— Decidimos explorar y divertirnos un poco antes de volver a nuestro hogar que es el mismo universo y descansar por otros largos milenios en nuestras formas etéreas.
Gustav no pudo contenerse y soltó un suspiro de asombro absoluto. No lo sabía, pero su mente había sido un poco influenciada por parte del mismo Tabula. Ahora hasta tenía ganas de ir a escuchar las predicciones y palabras de Neia. Quería volverse un seguidor y conocer sobre más de sus acciones.
—Como ya había pasado tiempo desde que vimos al líder, tuvimos una reunión no hace muchos meses en el cual acordamos enviar un pequeño grupo de sirvientas al líder para que esté al tanto de nuestra llegada. —Nearata que había estado un poco ausente en la conversación soltó la pequeña mentira que Ainz en un momento de inspiración le dijo a su predicadora para explicar el origen de CZ Delta.
Como era de esperarse, la palabra sirvientas alertó a Remedios, quien con un ceño fruncido comenzó a realizar algo que su hermana Kelart y la antigua Reina Calca-sama hubieran puesto una expresión en shock. Ella comenzó a analizar las cosas, desde el inicio del ataque de Jaldabaoth hasta la victoria del Rey Hechicero. Toda su antigua teoría fue puesta en revisión.
—Lamentablemente, esas cinco sirvientas fueron controladas gracias a ítems raros por el demonio Jaldabaoth. —Continuó el Supremo encapuchado— Nosotros mismo tuvimos que unirnos y enviar un [Mensaje]. Si se preguntan como es que unas sirvientas creadas por nosotros pudieron ser controladas, se debe a una regla universal. La cual dicta que cualquier ser extranjero que quiera ingresar a cierto planeta tiene que acoplarse a las leyes de la misma.
Viendo que los tres humanos estaban más que confundidos con las un poco complejas palabras utilizadas, Beast King Mekongawa decidió explicar no sin antes tomar una silenciosa bocanada de aire para calmar su risa interna.
—Es decir. Cada Mundo tiene un límite de poder, y si un ser poderoso quiere ingresar, debe de limitarse a regularizar su fuerza y habilidad en determinados números que se llaman Niveles. Este Mundo tiene un límite de Nivel cien. Todos los seres mayores, o Dioses, como quieran llamarlos, que han entrado antes han sido moldeados para que se acoplen a estos niveles.
Todos sabían sobre los Niveles y la magia que también se catalogaba en esa manera. Una mano se alzó para no parecer inoportuno, era el Capitán del cuerpo de los Paladines, Gustav Montagnés quien tenía una incógnita.
—Supremos, si me permiten preguntar y saber... ¿En qué nivel se encontraban los Seis Dioses, los Dioses Demonio o los Reyes de la Codicia? Para todo ser viviente, ellos fueron seres muy poderosos capaces de destruir edificaciones, pueblos o ciudades, aniquilar razas enteras también les fue fácil.
"Bien, esto estaba en el guión. Pregunta sencilla y respuesta que divaga." Se dijo a si mismo Tabula para calmarse. Responder con algo ya programado o estudiado a personas que no eran de su círculo cercano le generaba cierto nerviosismo de vez en cuando.
—En lo personal no estoy seguro. Este Mundo estaba siendo vigilado por la invocación de otro compañero que ha decidido unirse a nosotros en un par de años o siglos más. Sin embargo, ya que el límite es el Nivel cien, y esos eran presumiblemente seres mayores, digamos que estaban entre los niveles setenta y noventa y cinco.
—¿Qué hay de los Lores Dragones o los Verdaderos Lores Dragones? —Le interrumpió Remedios antes de que pudiera cambiar el tema.
"Ah, esta mujer. Ya entiendo porqué le desagradó tanto a Momonga-san. Vaya falta de tacto y respeto, incluso en sus ojos puedo ver el odio y resentimiento que nos tiene por ser heteromórfos."
—Ya que son nativos de este Mundo y tienen una habilidad racial que les permite hacerse más poderosos mientras más tiempo lleven con vida, ellos pueden llegar hasta el nivel cien o un poco más. Pero eso último ya sería tipo imaginario, no realmente podrían superar la barrera de Nivel. En casi todos los Mundos hay dragones y por tal motivo ellos son normalmente considerados los enemigos, contrapartes o presas de los seres mayores ya que se igualan en poder.
Sin dejar de comer los diversos pastelitos de colores y sabores ya sean de su plato o el de sus amigos, Bellriver espero un par de segundos para agregar un poco de información a las palabras de su intelectual amigo Tabula.
—Analizando a ustedes, los humanos, veo que su límite es de nivel cuarenta y cinco o menos. Por lo tanto, el de los semi-humanos y heteromórfos es nivel cuarenta, sin agregar sus habilidades raciales por supuesto. Si hay híbridos entre castas poderosas, puede que el límite máximo alcanzado sea cincuenta y cinco. Es lamentable pero eso es todo su potencial.
Caspond abrió su boca pero no pudo decir nada ya que Remedios nuevamente interrumpió sin mostrar una pizca de respeto en su voz. Era como si lo que preguntara fuera parte de algo oculto que sólo ella sabía o tenía pensado hacer.
—¿Y qué hay de ustedes? ¿Cuál es su nivel? —Demandó.
—¿Qué tipo de pregunta es esa, joven humana? —Respondió Tabula en un tono seco, realmente Remedios ya le había caído mal, muy mal. Lo bueno era que pronto sería parte de un plan y sufriría por las consecuencias de haberles faltado el respeto a ellos y a Momonga— Es obvio que nuestro límite es el nivel cien.
Los otros cuatro Supremos que también tenían pensamientos similares al del Alquimista, se calmaron un poco antes de seguir con lo ensayado.
—Bueno... no realmente estamos limitados al nivel cien, ya sabes. —Dijo uno de los encapuchados, una mano enguantada se deslizó por la mesa y atrapó una rosquilla que luego fue llevada hasta donde debería estar su boca.
—Silencio Nearata-san. Esa es otra regla, la cual realmente no podemos evadir sin la decisión del líder. —Volvió a mirar a los tres humanos y haciendo un sonido para despejar su garganta preguntó— ¿Tienen alguna otra pregunta? Porque ahora si debemos irnos.
Hubo una negación por parte de Caspond y Gustav, ambos se dieron cuenta que de verdad habían estado hablando un poco más de quince minutos. El hechizo [Puerta] fue lanzado y los cinco se levantaron de sus asientos con intención de irse.
—Fue un placer conocerlos Rey Santo Caspond Bessarez, Capitán del cuerpo de los Paladines Gustav Montagnés y... Sub-capitana Remedios Custodio.
—El placer ha sido nuestro. —Respondieron los dos primero luego de levantarse e inclinarse. Una mirada molesta de Gustav hizo que Remedios los imitara pero no se despidiera. Las tres sillas desaparecieron.
Whitebrim, Beast King Mekongawa, Nearata y Bellriver cruzaron el portal que los llevaba directo al cielo del Reino Hechicero. Tabula Smaragdina que se había quedado observando a Gustav, sacó una poción roja de su inventario, se acercó y se la dio en persona.
—Veo que sufres dolores estomacales, puede que sea una inflamación o un tipo de pólipo, no tengo un equipo médico ahora para saberlo detalladamente. Toma de esta poción pequeños sorbos durante media hora y cuando termines, te aseguro que jamás volverás a sentir esa incomodidad.
—¿Cómo-?
—¿Cómo lo supe? Joven humano, soy el Supremo de la Alquimia, ser un anatomista es... como un pequeño curso que tomé. Es fácil aprender nuevas cosas cuando tienes literalmente todo el tiempo del universo. —Les dio la espalda y sin temor a ser atacado caminó hasta el portal en pasos lentos, puso un pie dentro y dijo algo que consideró sabio por el momento— No vayan a desperdiciar su vida siendo aburridos, puede que sean revividos de batallas pero cuando mueran de vejez nadie los podrá traer de vuelta, es el final absoluto.
Después de eso, cruzó el portal y desapareció. Tal y como había sucedido con Ainz y Neia, Tabula no tenía ni idea del gran cambio mental que hizo en Gustav.
El Reino Enano tenía como alianza y protección al Reino Hechicero, sus antiguos enemigos los Quagoas habían sufrido una gran matanza que redujo considerablemente su especie pero que ahora se encontraban viviendo de manera pacífica y civilizada, la mayoría lejos de ellos.
Sin embargo, a pesar de toda la protección que tenían, no dejaron de poner vigías en torres o puntos estratégicos. Fue gracias a esta precaución que cuando un grupo de cuatro seres aparecieron en pleno aire la alarma silenciosa ya había sonado.
Una docena de enanos blindados se acercaron rápidamente al lugar junto a un Caballero de la Muerte que se encontraba cerca y apenas visto fue ordenado para que los acompañe.
—Oh vaya... Si que llamamos la atención. —Habló divertido uno de ellos. Pronto los cuatro comenzaron a descender— ¿Creen que fue debido a mi cuerpo que refleja la luz del sol? ¿Estoy brillando demasiado?
—No digas tonterías hermano. Hemos aparecido en el cielo, donde literalmente todos pueden vernos. —La slime parecía estar regañando al ser alado. Los otros que acompañaban miraban su alrededor ignorando también la presencia de los enanos y el Caballero de la Muerte.
—Ah, sí... ¿Hm? —Peroroncino ignoró a su hermana y se concentró en un punto— ¿Por qué estos enanos tienen un no-muerto? ¡Hey! ¿Alguno de ustedes puede acercarse un poco para hablar o nosotros mismos tenemos que ir?
Uno de los enanos respiró hondo y sin demorarse más avanzó lleno de confianza un par de metros. Sus otros compañeros enanos no se sorprendieron y eso se debía a que el Caballero de la Muerte también lo siguió para protegerlo.
—Esta es una ciudad del Reino Enano. ¿Con qué intenciones han venido a este lugar, seres... de diferentes razas? —Ya que no sabía cómo catalogar a los intrusos, dijo lo más obvio que se le vino a la mente.
