Capitulo 10: Si resistes, vencerás.
El cielo azul daba idea del calor que se vivía tanto dentro como fuera del castillo, sin embargo, y para desilusión de todos los estudiantes que anhelaban los paseos al aire libre, era el momento de los exámenes.
Para los estudiantes de quinto y séptimo curso, el estrés era difícilmente soportable, especialmente cuando Percy Weasley decidía aparecer y regañar hasta el histerismo a quien se le pusiera por delante, por que debía descargar su nerviosismo en alguien.
Las chicas de quinto curso de gryffindor, también eran un manojo de nervios, a pesar de haber realizado ya la mayor parte de los TIMOs.
> Bien, al menos el examen de pociones de esta mañana no fue un problema- sonrió aliviada Irene.
> Yo no creo que lo consiga, pociones ¡puaj! Son una pesadilla - exclamó Angelina, al tiempo que Alicia asentía de acuerdo.
> ¿Creéis que el examen de Defensa será difícil?- dijo Patricia, releyendo rápidamente el libro que tenía sobre las rodillas.
> Espero que no, además el profesor Lupin nos ha ayudado mucho a repasar.- opinó Irene.
>Sí, sobretodo a ti- rió Katie, dándole un codazo a su amiga.
> Por favor profesor Lupin, ayúdenos a estudiar para los TIMOs- dijo Angelina con voz fingida, en una imitación bastante cómica.- realmente no sé como lo hiciste Irene, pero Lupin nos ayudó mucho a estudiar.
La joven bruja no pudo evitar sonrojarse ante el comentario. Dos semanas atrás, había conseguido convencer a su profesor de DCAO para que les diera unas clases extra a ella y a sus amigas, y ahora tenían que admitir que estaban mejor preparadas para lo que quisiera que les deparara aquel examen.
¿Cómo había conseguido que aceptara? Realmente no estaba segura ¿habría sido su encanto natural?...Nah, lo más probable era que su profesor fuera tan bueno que no quisiera que sus alumnas suspendieran los TIMOs.
> ¡No se si habré repasado todo!- dijo Alicia, repentinamente.
> Tendremos que calmarnos todas- declaró Angelina, soltando un largo suspiro.- Esto va a acabar con nosotras.
> ¡No hay tiempo para calmarse¡Es la hora del examen!- gritó Katie, dando un brinco en su asiento.
> Y como si las persiguiera un troll, las chicas echaron a correr para no llegar tarde.
ooo
> Ha sido duro, pero creo que tendremos un buen resultado ¿verdad?
> Sí, no ha ido tan mal.
Katie acompañaba a Irene por el pasillo del segundo piso, ahora que el último examen del día había terminado. Solo un día más y todos sus nervios habrían acabado.
> Buenas tardes chicas- saludó una voz a sus espaldas.
Ambas giraron al unísono y se toparon con su profesor, que sonreía débilmente.
> Buenas tardes profesor Lupin- saludó Katie.
> ¿Habéis terminado el examen?- se interesó él.
> Sí, y ha ido bastante bien.- sonrió la joven, dándole un ligero codazo a su amiga.
> Sí, creo que como poco aprobaremos- continuó Irene- muchas gracias por ayudarnos a estudiar.
> No hay de qué, me alegro que todo os fuera bien. Ahora, si me disculpáis, debo marcharme.
> Hasta luego profesor- se despidieron las chicas, haciendo un gesto con la mano.
> ¿No le encuentras raro?- inquirió Irene, una vez el mago se hubo alejado lo suficiente.
Katie arqueó una ceja.
> Eres demasiado observadora, o eso, o te pasas de paranoica. A mi no me ha parecido raro, cansado sí, pero no raro.
> No sé, Katie, parecía tener algo importante en la cabeza.
> Vaya, esa conexión tan profunda es escalofriante- rió la joven, recibiendo en respuesta un golpe en el brazo.
> Bajemos a cenar.- bufó Irene, antes de tener que soportar alguna otra broma de su amiga.
Los libros suponían siempre un peso extra, pero aun más cuando intentas abarcar más de lo humanamente posible. Irene, había intentado llevar todos los libros de Historia de la Magia a su dormitorio, para un repaso de última hora, pero su mochila parecía haberse revelado ante el esfuerzo de más y se había roto desparramando todos los libros por el suelo.
Así que la joven bruja, se encontraba ahora recogiendo sus pertenencias, cuando repentinamente el sonido de pasos apresurados la obligaron a levantar la cabeza.
Acortando la distancia rápidamente, vio al profesor Snape, el cual mostraba su ya habitual mueca de desagrado mientras hacía ondear su capa oscura a cada paso.
Sin embargo, en aquella ocasión, llamó su atención que el profesor de pociones llevara en su mano una copa humeante. Cruzó a su lado, sin prestarle atención siquiera, mientras Irene le clavaba los ojos.
> Yo no tengo tiempo para buscarlo- gruñía Snape para sí- se la dejaré en su despacho y si no la toma será su problema…
Cuando el mago desapareció por las escaleras, la joven bruja se incorporó lentamente, y aspiró profundamente reconociendo el aroma que había quedado en el aire. El olor de la esencia de belladona.
No le hacía falta ser un genio para suponer lo que le había sucedido a Snape, probablemente lo que llevaba en las manos era la poción Matalobos para el profesor Lupin, pero el mago no debía estar localizable en aquel momento, aunque la noche estaba ya al caer.
Sintió un escalofrío al pensar en lo que sucedería si Lupin no tomaba la poción aquel día de luna llena.
> Quizás exagero un poco- suspiró- es un adulto responsable, él sabe lo que hace.
Y con ese pensamiento en la cabeza, terminó de recoger sus libros y marchó en dirección su dormitorio.
Aunque para su sorpresa, no habían transcurrido ni dos minutos cuando el profesor de DCAO surgió del corredor, y prácticamente arrolló a la joven, ya que marchaba a gran velocidad y su cara reflejaba consternación.
> Lo lamento, Irene- se disculpó el mago, al tropezar.
> Estoy bien, profesor, pero se le ve apurado ¿se encuentra bien?- inquirió ella con curiosidad- el profesor Snape acaba de pasar y…
> Irene quisiera pedirte un favor- interrumpió él.
Ella asintió, sorprendida por la petición y por la rapidez con la que hablaba.
> ¿Podrías asegurarte que nadie salga de la sala común esta noche?
> Cla…claro, haré lo que pueda, pero ¿qué sucede?
> Por favor, estaré más tranquilo si me haces ese favor.
Ella asintió de nuevo, y para desconcierto de la joven bruja, el mago rozó levemente su mejilla con la mano, dedicándole una sonrisa fugaz.
> Gracias.
Y con una ultima sonrisa leve, el profesor Lupin se alejó a toda velocidad. Mientras ella quedaba atrás, preguntándose qué estaría pasando.
ooo
A la mañana siguiente, el fin de los exámenes parecía haber quedado relegado a un segundo puesto ante las impactantes noticias que recorrían todo el colegio.
En la mesa Gryffindor, todos los estudiantes de quinto curso se arremolinaban en una esquina, hablando rápidamente y casi a trompicones sobre lo que había sucedido aquella noche bajo el mismo techo de los ignorantes estudiantes.
> ¡Por Merlín¡por Merlín!- exclamaba Patricia, sin creerlo- ¿cómo pudieron dejar escapar a Black?
> Aun no me creo que Snape lo atrapara- opinó Angelina.
> Seguro que por eso pudo escaparse – intervino Fred Weasley- dudo que supiera apuntar con su varita al lugar adecuado.
> ¿Visteis al ministro?- dijo Lee Jordan- parecía muy enfadado.
> ¡Y no me extraña! Será el hazmerreír cuando todos sepan que Black se les ha escapado aun cuando lo habían encerrado en la torre.
> No quiero ni imaginar lo que habría pasado si se hubiera colado en el colegio otra vez- exclamó Alicia.
> Bueno, a menos que hubiera entrado en la sala común, no le habríamos visto- comentó Angelina- ya viste la neura que le entró a Irene ayer sobre salir de la sala común, cualquiera diría que sabía lo que iba a pasar.
La susodicha no respondió al comentario, limitándose a encogerse de hombros.
> Increíble, increíble…- susurró de nuevo Patricia.
> Y para colmo el hipogrifo de Hagrid se escapó- rió George, a coro con su gemelo- desde luego el ministro no da una.
> ¿Buckbeak se escapó?- exclamó Irene, con una sonrisa plantada en su cara.
> Eso nos dijo Hagrid hace un momento- dijo Fred- estaba muy contento.
> No es que me gustara del todo el hipogrifo- dijo Angelina- pero no se merecía que lo mataran, me alegro que se escapara.
> Ojala regrese para terminar de arrancarle el brazo a Malfoy- rió George.
> ¡Escuchadme chicos!
Todos giraron sus cabezas hacia Katie al oír su grito, la chica acababa de llegar corriendo, desde la cercana mesa de ravenclaw, y parecía haber recibido una importante noticia.
> ¿Qué pasa?- inquirió Angelina.
> Snape…oh, por Merlín, Snape les ha dicho a los slytherin ¡que el profesor Lupin es un hombre lobo!
> ¿QUEEE !- gritaron al unísono, provocando que las otras mesas, les echaran miradas curiosas.
> ¡Genial!- exclamaron los gemelos, visiblemente divertidos.
> Impresionante- apoyó Lee Jordan.
> ¿Pero eso es verdad?- preguntó Patricia.
> Lo es- intervino Irene, que se había mantenido en silencio hasta entonces.
> ¿Tu lo sabias?- dijo Angelina, asombrada.
> Sí, lo descubrí por casualidad.- suspiró ella.
> ¡Pero eso no es todo!- intervino de nuevo Katie- dicen que se estuvo paseando anoche por los terrenos del colegio!
> ¿En serio¡que mala suerte Fred, podríamos haber salido a verlo!- dijo George.
> No digas estupideces- le recriminó Alicia- podría haberte matado si te lo tropiezas.
> ¿Y qué?- replicaron los gemelos, ciertamente despreocupados.
> A pesar de todo, a mi me sigue pareciendo un buen profesor- opinó Lee Jordan.
> Es el mejor que hemos tenido- dijo Angelina, y todos asintieron, de acuerdo con el comentario.
Katie suspiró.
> Es una lastima que por esto se marche.
> ¿Qué!- exclamó Irene, levantándose de su asiento.
> Sí, ha dimitido…
> ¡Pero no puede hacer eso!- protestó la bruja.
> Sí que puede, ya lo ha hecho. Vamos, Irene, incluso tú lo entiendes, los padres no lo aprobarán.
> Pero…
> No tiene sentido protestar y lo sabes.
> No es justo- murmuró.
> Bueno, la vida no es justa- observó su amiga.
Irene, pateó la mesa, descargando en ella su frustración y se alejó, mientras sus amigas intercambiaban miradas. Más tarde intentarían calmarla.
La joven bruja detuvo su paso al llegar al silencioso vestíbulo, las grandes puertas estaban abiertas y un carruaje negro esperaba en un metro escaso sobre el césped.
No sabía si sentirse furiosa o triste. Si él se marchaba ¿qué iba a hacer?
Entonces lo vio aparecer, con su túnica remendada, con una maleta vieja en una mano y el depósito vacío de un grindylow que les había enseñado en alguna ocasión.
Irene sintió el corazón en un puño.
> Profesor- lo llamó, y él respondió con un amago de sonrisa.
> Hola, Irene.
> Entonces, se marcha ¿verdad?- dijo ella, dejando traslucir la tristeza que empezaba a llenarla.
> Así es- respondió con suavidad.
> Usted sabe que a nosotros no nos importa si es un hombre lobo, es el mejor profesor de Defensa que hemos tenido.
Lupin parpadeó, y parecía sorprendido, pero terminó por asentir.
> Gracias…ha sido un placer ser vuestro profesor, el de todos vosotros. Cuidaos mucho.
Irene asintió con la cabeza, mordiéndose el labio, intentando que no se le escapara alguna lagrima. Lupin hizo un gesto con la cabeza y se acercó al carruaje.
> ¡Profesor!
El mago giró, y vio con sorpresa como la chica se había acercado rápidamente, dejándolos a escasos centímetros de distancia.
> Usted lo sabia ¿no es cierto? Que Black estaba en los alrededores del colegio, por eso me pidió que mantuviera a todo el mundo en la sala común.
Él ladeó la cabeza, parecía sonreír con tristeza.
> Solo hice lo que creí conveniente- respondió, y ella terminó por asentir aunque sabía que en realidad no había respondido a su pregunta.
> Le agradezco que quisiera protegernos.
Durante unos segundos, el silencio cayó entre los dos.
La joven bruja se debatía por confesar todo lo que guardaba dentro, pero también sabía que no sería capaz de soportar un rechazo. Y sabía que la rechazaría, por que ella solo era una cría, y aun en el caso de amarla le conocía lo suficiente para saber que "hacer lo correcto" era lo primero. No tenía oportunidad alguna, al menos, no todavía.
> Me dejaría…- Irene dudó un instante- me dejaría que…que le enviara una lechuza alguna vez?
Lupin, abrió la boca, realmente sorprendido, aquello si que no lo había esperado.
> Me encantaría- respondió.
Irene le mostró una sonrisa luminosa, y sin poder contenerse le abrazó, ante la mirada atónita del licántropo, que respondió al gesto de manera torpe.
Finalmente cuando la joven lo soltó, le sonrió a modo de disculpa, y el profesor aun consternado hizo un gesto de asentimiento. Abrió la puerta del carruaje y subió, mientras ella en pie, no apartaba la vista.
Despacio, el carruaje se fue alejando, e Irene permaneció en su lugar, sin mover un solo músculo hasta que, cuando ya apenas podía apreciarse el vehiculo, musitó lo que tantas otras veces se había repetido.
> Las princesas no dejan escapar a sus ranas por muy lejos que estas salten.
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¿Fin? En realidad no :P al menos si quieren que lo continúe, los finales abiertos también son aceptables ¿o no? Jeje
Sé que me salió algo corto y un poco raro ya que obvie demasiadas cosas que se narran en el tercer libro, pero igual espero que les haya gustado, espero opiniones.
Muchas gracias por los reviews!
