Azuth se levantó temprano aquella mañana. La luz del sol no llegaba para avisar pero su cuerpo acostumbrado a madrugar no necesitaba ver al astro. Era su séptimo día en Eryuentiu lejos de su equipo que al menos estaba informado sobre su paradero.
Resumiendo los primeros días, estuvo encerrado en su habitación para recuperarse sin complicaciones; los siguientes con guía de la armadura de platino recorrió gran parte del Castillo que antes era la residencia de los Ocho Reyes de la Avaricia.
Obviamente no se le enseñó los pasillos secretos o habitaciones relevantes por seguridad. Pero incluso con eso, Tsa fue estricto con no ir más allá de cierta área fronteriza pues era inexplorada en su totalidad y con seguridad podrían encontrarse con enemigos poderosos que lo custodiaban con fervor. Algunas habitaciones que estaban a la vista tampoco eran accesibles porque estaban bloqueadas por algo incomprendido.
Dejando esas informaciones de lado; Azuth se bañó, cambió de ropa y fue hasta la habitación de Rigrit; ella al "no tener conexiones con él y el platino" era la encargada de traer todo tipo de suministros de afuera y hoy se supone estaría allí a primera hora.
No obstante, a penas llegando a la puerta escuchó la conversación reciente entre ella y la armadura Riku. Habiendo generado cierto tipo de camarería, Azuth tocó para anunciar su presencia e ingresó con un saludo matutino de gesto.
—¿Qué ocurre Rigrit? ¿pasó algo en el exterior?
—Azuth. —Saludó la anciana nigromante— Se podría decir que sí. El Consejo de Argland cerró todas sus fronteras con mucha seguridad, mis conocidos e invocaciones ya no pueden salir o ingresar para estar al tanto. Creo que los Lores Dragones se reunirán pero Tsa no ha recibido ningún llamado.
—¿Irás? —Preguntó Azuth mirando al susodicho que se mantuvo en silencio— Eres uno de los que lideran esa nación. Aunque estés aquí para resguardarte y proteger, no puedes simplemente ignorar tu posición. Levantará sospechas en el exterior.
—... Lo estoy pensando. —Contestó— Ellos tienen poder suficiente para mantener todo en orden pero es como dices, no puedo quedarme aquí e ignorarlos. Si no recibo nada hasta el anochecer tendré que ir volando. Ustedes quedarán sin protección pero todavía estarán seguros aquí.
Rigrit asintió a sus palabras pero una sonrisa lo acompañaba, era como si dijera en silencio que ella se encargaría de todo en su ausencia. Azuth no tuvo ningún inconveniente o rechazo, ella era por mucho más fuerte y experimentada que él.
—¿De qué creen podría tratar sus acciones? Es inusual lo que hacen, ¿no? —Intervino Azuth cruzando los brazos— ¿Ha pasado algo así antes de todos modos?
—Solo cuando llegaba la nueva ola y estos jugadores demostraban un gran peligro...
—Debe de ser por el Reino Hechicero. —Agregó Rigrit— Hace dos dias el Imperio, el Reino Santo y el Reino de Re-Estize recibieron una carta de invitación. Intenté infiltrar algunas de mis invocaciones pero fueron destruidos por los no-muertos legendarios. Mis contactos no sirven, es como si hubiera una barrera que divide la Capital del exterior... Incluso la enana no puede comunicarse conmigo, ya ha pasado una semana sin noticias de Blue Rose.
—Deben de estar bien... mi sobrina es inteligente aunque inocente y terca, ella no dejará que ninguna sufra daño en ese Reino. Lo mas seguro es que han de estar precavidas y tratando de simular de estar cómodas para obtener información privilegiada como las debilidades de esos seres.
—... Lo dudo mucho. —Negó la cabeza del traje de platino— Evileye está obsesionada con Momon, quien a su vez parece estar en paz y hasta en alianza con el no-muerto. Lakyus no tiene un enamoramiento ciego ni ridículo pero desde que supo sobre los jugadores ha querido investigar más, casi como una meta personal que tiene que cumplir a toda costa.
—Las conozco bien a todas. —Comentó Rigrit con una sonrisa ladina y suave— Las gemelas buscarán estar a salvo, ellas no harán nada arriesgado. Gagaran... ella es casi igual, aunque con su fetiche de acostarse con inexpertos le será fácil pasar desapercibida si muestra un comportamiento raro.
—... Volvamos al tema de la invitación. —Cambió Azuth, no sabía qué decir ante todo eso. Solo quería creer que su sobrina esté bien, era su familia y una que trató y cuidó como hija cada que pudo— Rigrit, ¿cuántos días falta para que el carruaje del Reino Santo llegue? Los invitados del Reino de Re-Estize y el Imperio ya deben de estar dentro.
—Sobre eso, no he recibido nada de los caminos. Nadie ha visto caravanas lujosas pasar desde que Ainz Ooal Gown regresó del Reino Santo... Creo que han utilizado magia de teletransportación como medio.
Hubo un tintineo y choque de metal. Tsa volvió a negar con la cabeza, esta vez lento y hasta pensativo.
—Se requeriría una gran cantidad de maná para distancias largas y en conjuntos.
Eso era cierto. Un mago de élite podía recorrer grandes distancias si tenían un buen manejo del hechizo y una gran reserva de maná. Dicho esto, lo máximo que podían recorrer era ir de ciudad en ciudad.
Por supuesto, los magos que podían teletrasportarse eran muy escasos, tanto que los podías contar con una sola mano. Evileye aunque no era humana entraba en el conteo, ella al ser una Verdadera Vampiro, tenía un amplio espacio de maná que le permitía llevar a todo Blue Rose pero a una ciudad cercana. Si ella sola era la que viajaba, bueno, la distancia se podría triplicar.
Azuth pensó, si hay muy pocas personas capaces de la teletransportación, y ese no-muerto querría hacer algo exótico, extravagante o llamativo, lo normal sería utilizar un carruaje exclusivo y hasta único. Miró a la armadura Riku y obtuvo una idea descabellada.
—O... una montura grande, fuerte, rápida y resistente capaz de protegerse tanto a si mismo como a otros si son atacados desprevenidos. Un claro ejemplo serían los dragones... otros pueden ser los basiliscos.
Si otra bestia perteneciente a esa raza orgullosa y avara hubiera escuchado la idea del humano, primero se ofendería muchísimo y luego lo mataría de un solo golpe. Tsaindorcus no era como sus parientes, él lo miró en silencio y contempló la sugerencia.
—Podría ser. —Contestó después de un momento en silencio. Rigrit en ese tiempo se había quedado muda mientras mirada de manera confusa a Azuth— Eso explicaría porque sentí un movimiento de fuerza desde el antiguo Reino Enano hasta el Reino Hechicero hace ya varios meses... Iré a consultar algo en privado.
No dijo más y desapareció de golpe. La anciana se movió hasta la mesa de invitados que estaba colocada en el centro de la habitación, agarró la bolsa y caminó de regreso hasta Azuth
—... Toma, esto es lo que conseguí hoy. La libreta y la pluma que me pediste también están allí al igual que el dinero restante.
Sin perder tiempo sujetó todo con las dos manos; su mechón de pelo rojo cayó ondulado hacia adelante pero eso no le importó o incomodó.
—Gracias Rigrit. Volveré a mi habitación, cualquier cosa que necesiten pueden llamarme.
—Entiendo. Yo iré con Tsa, todavía tengo que hablar con él de otros temas.
Ambos salieron pero tomaron caminos diferentes. Mientras Azuth abría su puerta, sacó de la bolsa una fruta amarilla y le dio un mordisco. Estaba de hambre. Y esta mañana se la pasaría muy concentrado escribiendo en aquella libreta nueva.
