Desde el momento en el que un cuervo vino a mi contándome la trágica noticia no sentí tristeza. No me entristecí en absoluto por su muerte, después de todo si había muerto era por idiota u por falta de habilidad. Al final solo tengo hijos inútiles.

Yo ya sabía que Kyoujuro no servía para llegar esa responsabilidad de pilar. Yo ya lo sabía.

¿¡Y ahora eres el primer pilar en morir!? ¡Ni siquiera yo cuando fui pilar morí en alguna misión!

Estupideces.

Con esa personalidad débil, sonriendo todo el tiempo, lo único que sabías hacer era comer, la habilidad con la espalda fue lo que te faltó.

¿Llorarte? ¿Por qué iba a perder mi tiempo haciendo eso?

Ver a Senjuro llorando por tu muerte, ahí iba otro hijo débil, que no podría heredar el legado de pilar, tenías que morirte tú.

Beber era lo único que podía hacer, beber y embriagarme.

Entre trago y trago una tos me atacó sin piedad algo se atasco en mi garganta, tosi desesperado y cuando me di cuenta había escupido un pelato de flor.

Primero un mundo donde los demonios existían y ahora esta estúpida enfermedad. Ignorarla era lo mejor.

La enfermedad no hizo más que avanzar , han pasado 4 meses desde tu muerte y los asquerosos pétalos no dejan de salir de mi boca, pétalos rojos como la sangre, finos y duros casi como agujas.

Y cosa no hizo más que empeorar desde que ese chico de los pendientes de sol se apareció en nuestra casa defendiendo a ese imbécil. Si era tan bueno como decías ¿Por qué está muerto?

El chico tenía un mensaje que dejar, algo que Kyoujuro seguramente dijo antes de morir.

No lo iba a escuchar igual solo dejó una maldición para mí.

Para cuándo ese joven cazador se fue Senjuro entro a mi habitación, preguntó por mi estado y antes de irse me comunicó aquello que habías dicho.

"Que cuide de su salud"

¿Y el insulto? ¿Y la maldición?

¿Por qué Kyoujuro? ¿Por qué siempre sonreiste? ¿Por qué siempre me deceaste lo mejor? Lo único que hice en los últimos momentos cuando te ví fue maldecirte y tú sonreiste siempre. Velaste por mí, por Senjuro por esta finca.

¡Maldición! Quiero tomar un trago más pero no puedo, tengo la garganta cerrada, las lágrimas caen inconscientemente por mi rostro y cuando me doy cuenta los pétalos no paran de salir de mi boca.

Fue cuando recordé que está enfermedad de las flores se da con un amor no correspondido.

Ah, ya lo veo.

Nunca podré volver a abrazar a mi hijo mayo, nunca podré decirle cuánto lo quería, desearle salud y protección en las misiones. Ya no podré escuchar su voz o ver su sonrisa.

Y está enfermedad lo demostraba, los pétalos machitos eran la prueba de todo el amor que no te dí en su momento.

Flores para ti, hijo mío, hoy y siempre por parte de tu padre. Después de todo a los muertos solo se les lleva flores.