Mientras los Supremos Punitto Moe y Touch-me cruzaban en ese orden por el portal oscuro que Ainz creó, los humanos se quedaron en silencio viendo y esperando algo, cualquier cosa que sucediera a continuación.
Una conversación entre los Supremos restantes pareció dar inicio segundos después pero estaban lejos y hasta los mejores guerreros, magos y rangers no pudieron escuchar ni una sola palabra dicha.
—Entonces, ¿aceptarán mi invitación? —Ainz preguntó de la nada, rompiendo la burbuja de algunos.
—Sí. —Dijeron los tres gobernantes a la vez, lo cual sorprendió y sacó una ligera sonrisa a varios. Jircniv dio un paso adelante dando a entender que quería hablar, nadie se opuso o intentó competir.
—Desde ya mi séquito y yo estamos muy agradecidos y honrados por permitirnos tal privilegio. Aquella vez que pude ir a su hogar Ainz-dono, quedé impresionado y encantado por la arquitectura, diseño y dimensiones que tenían cada área que recorrí. Mi Palacio ni siquiera puede empezar a compararse con aquellas majestuosas vistas.
—¿Es así? —El emperador no-muerto sonó feliz, sincero— Nazarick fue creada desde cero por nosotros y saber que nuestro largo tiempo invertido es notado, me complace mucho.
—... ¿Sus Majestades- —Comenzó Zanac. Hizo una pausa pero continuó— -lo construyeron personalmente?
—Sí, aunque decir construir no creo sea la palabra correcta. Ya existían unos cuantos pisos cuando tomamos el lugar como base, nosotros solo nos encargamos de crear a los habitantes y defensores, además de por supuesto crear nuevos pisos para tener más espacio.
El ligero "Uwah" de Neia sacó una ligera sonrisa a Ainz. Ahora ella tenía esa característica expresión que era natural en Shizu Delta; la amistad entre ellas era verdadera y Ainz de nuevo se reprendió por no haber ido en su ayuda primero cuando era obvio que más lo necesitaba en esa batalla del Reino Santo.
—Bueno, [Puerta] —Conjuró Ainz sin querer seguir en una charla que no sabía como continuar— Esto los conducirá cerca de sus casas huéspedes. Llegada la noche enviaré a un subordinado mío para contactarlos y llevarlos a Nazarick. Hasta entonces.
Los gobernantes se despidieron y fueron cruzando el portal con sus respectivos séquitos. El del Reino Santo fue último y Neia Baraja aprovechó aquella oportunidad para decir unas cuantas palabras al Supremo.
—Su Majestad. —Llamó un poco tímida— Me da gusto... volver a verlo y poder decirle en persona que estoy muy feliz por todo lo que ha pasado desde que regresó aquí, a su Imperio.
—Señorita Baraja. —Correspondió el saludo con un asentimiento leve de cabeza— También me alegra verla de nuevo. Ya que usted obviamente irá a mi hogar, dejaré que pase el tiempo que quiera con Shizu. Ella estará de acuerdo con la idea si no le parece mal.
—Sí, sí, por supuesto. —Contestó rápido pero sin llegar a interrumpir o ser grosera— No he visto a Shizu-sempai desde hace ya más de una semana.
—Jaja, tu entusiasmo me complace. —El instinto reciente desarrollado que permanece oculto para otros y para él mismo salió a la luz, el paterno. Ainz colocó una mano en la cabeza de la arquera y le dio unas palmaditas suaves— Nos vemos en la noche, Caspond-dono debe de estar preguntándose donde está usted.
Neia por supuesto se sorprendió y sonrojó de la acción pero asintió y caminó rápido hasta el portal. Mientras cruzaba se preguntaba por qué la primera ministro Albedo no había estado presente en este acontecimiento.
Los humanos por fin se habían ido. La tensión, formalidad y comportamientos de los demás Supremos tuvo un cambio ligero, casi como si estuvieran aliviados estar solos de nuevo. Fue una de las cosas que notó Demiurge.
La respuesta inmediata era obvia, al menos para el guardián del séptimo piso. Todo se debía a que los Supremos no se sentían cómodos estando rodeados de seres inferiores y humildes como los habitantes de este mundo. Algo muy comprensible tomando en cuenta la inteligencia, fuerza, poderío, magnificencia y superioridad en todos los sentidos correctos.
—[Mensaje] {Aureole, por favor activa las defensas en donde estamos de nuevo, asegúrate de agregar un hechizo de ataque en nivel cuatro}.
—{Como usted ordene Temperance-sama.} —Respondió la fiel guadiana.
En vistazo rápido a la Teocracia Slane, la Astróloga de las Mil Millas sintió haber chocado contra una pared mientras su vista enfocada en las Planicies Katze se nubló. Rápidamente dijo a los que escribian lo que pasó; pero cuando estaba tratando de mirar en otro ángulo, una ráfaga la hizo retroceder hasta el otro lado de la habitación.
Uno de los guardias preocupados corrió hacia ella en auxilio al verla quieta y con profundos cortes en la mayoría de su cuerpo. Las heridas no sangraban pero algo parecía estar recorriendo por sus venas ya que se tornaron púrpuras a una velocidad preocupante.
El hechizo que Aureole había lanzado era una maldición con veneno de nivel cuatro. El atacado quedaría paralizado y sin su factor negativo hasta que alguien más con un nivel similar en magia divina especializada en veneno lo neutralice. De lo contrario, al no haber tal hechicero, el atacado tendría que permanecer con los síntomas por tres días enteros al borde de la muerte.
Ainz Ooal Gown sin querer tomó la delantera de nuevo al incapacitar un asiento de la escritura negra. La Teocracia detuvo sus planes y concentró la mayor parte de su atención en la mujer que era denominada sus ojos.
Volviendo con los Supremos y algunos Guardianes. Un Hanzo apareció cerca de Momonga y se arrodilló en el acto. Temperance, Beast King Mekongawa, Bellriver y Whitebrim fueron a su encuentro para escuchar la noticia que el subordinado traía.
—Ainz Ooal Gown-sama, los Supremos Touch-me-sama y Punitto Moe-sama me han enviado para informar que necesitan un gran número de agentes para movilizar cadáveres a Nazarick.
—Ya veo, ¿cuántos son en aproximado?
—Noventa y nueve mil ochocientos. —Contestó sin demora— Los que han sobrevivido rondan los doscientos y ahora los Supremos están yendo por el resto de avanzadas y bases de su tribu para conquistarlos o matarlos, dependiendo lo que elijan.
—Entiendo. Acompañame.
El Hanzo se inclinó y siguió por detrás a los Supremos que regresaban con los otros Supremos que ya habían escuchado. Una vez estuvieron todos juntos, Ainz declaró.
—Shalltear, necesito que vayas a Nazarick y selecciones unos cincuenta Caballeros de la Muerte, diez Liches Ancestrales y treinta Deboradores de Almas con sus respectivos vagones.
—¡Sí Ainz-sama! —Respondió alegre la loli Guardiana
—No tengo que explicar cuál es el deber de cada uno, ¿correcto?
—No, lo entendí claramente. —La seguridad en ella era contagiosa. Ainz asintió satisfecho listo para darle la orden de cumplir su deber pero el Hanzo a su lado interrumpió sus pensamientos.
—Ainz-sama, también me han dado una orden para la Guardiana Shalltear-sama, que es abrir un portal para llevar a los sobrevivientes al nuevo distrito de semi-humanos.
—Shalltear. —Llamó el Supremo a su lado y ella al instante lo miró— Tienes grandes deberes en tus manos capaces. Será mejor que pronto los cumplas.
—Sí Peroroncino-sama, lo haré justo ahora. [Puerta]
Se despidió en una profunda reverencia y cruzó su portal, al cabo de unos minutos regresó declarando que ya tenía todo listo. Ainz y Peroroncino asintieron. El Hanzo activó el pergamino de [Mensaje] con dirección al Supremo Punitto Moe, no quería distraer a Touch-me si es que estaba en pleno calentamiento de matar.
El mercenario invocado tuvo la confirmación del Supremo Estratega y dieron inicio a la orden de movilizar a todos los hombres bestias. La antigua área cubierta de sangre y cuerpos semi-humanos fue limpiada en menos de media hora por los agentes del Reino Hechicero. El Hanzo en ese tiempo volvió al Supremo Touch-me-sama y se ocultó de nuevo en su sombra.
