Ainz bajó la mano luego de haber contestado el hechizo [Mensaje] que utilizó Actor de Pandora, estaba listo para terminar de revisar los pocos apuntes personales que le quedaban cuando la puerta de su oficia fue tocada con un característico sonido que pertenecía a Nearata y Nuuboo.
—Adelante. —Respondió sin tardar, no quería hacer esperar a sus amigos aunque bien claro les había dicho que no era necesario tal formalidad en privado.
Todo comentario, pensamiento y movimiento de Ainz se detuvo ante la figura que acompañaba a Nearata. No había esperado en lo más mínimo que apareciera acompañado. ¡Ni siquiera le había avisado!... Aunque era de esperar por el toque de puerta.
—He vuelto Ainz-dono.
Juntos avanzaron hasta quedar cerca de su escritorio, Nearata no paró de hablar en ese pequeño lapso. Por el contrario, el semi-humano en todo momento presentó su respeto, dando inclinaciones antes de acercarse y ya estando cerca, también se mantuvo callado y sonriente.
—Terminé mi sección en la expansión para los nuevos semi-humanos, hasta que no llegue la nueva oleada que mandarán Touch-san o Punitto Moe-san no tengo nada pendiente que realizar. Por lo tanto, te traje a este buen semi-humano que se llama Uko, es un General sobreviviente minotauro; contiene cierta información que nos interesa a todos.
Las luces rojas que servían como ojos del Overlord parpadearon rápidamente. Sus manos se movieron uniformemente hasta su quijada y los dedos esqueléticos se entrelazaron. Su postura bajó unos centímetros dándole un aura autoritaria absoluta.
—Pueden sentarse.
Esta vez su voz era suave, y ya no tan dominante como antes. Nearata se sentó cómodamente en un sillón multi, mientras que Uko se sentó a su lado, en un sillón individual. Mientras esto pasaba, el no-muerto se levantó majestuosamente y rodeó su oficina, su destino era el otro sillón individual.
—Por el momento me gustaría saber lo superficial de usted Uko. Todavía tengo deberes que cumplir y no estaré disponible hasta mañana para una... conversación a fondo junto a todos mis camaradas.
—Por supuesto Su Majestad Ainz Ooal Gown-sama. —Comenzó— Mi nombre completo es Uko Takagi, mi padre fue el Rey Eiji Takagi y el padre de mi padre no fue otro mas que nuestro Dios el Sabio Minotauro, Hiroshi Takagi. No muchos conocieron su verdadero nombre, hasta me atrevo a decir que otros diez semi-humanos lo saben o al menos supieron en ese entonces hace casi cien años.
Ainz estaba conmocionado. Miró al Minotauro frente a él y no estaba seguro de creerle. Respondió con algo de obviedad pero lo hizo para dejarle el tema a su amigo mientras él pensaba.
—... Estás diciendo que tu abuelo era un jugador.
—Así es Su Majestad... Y me gustaría agradecerle en este instante, ahora estoy completamente seguro de que siempre pronuncie mal su raza.
—El término que se utiliza para referirnos no es nuestra raza. —Irrumpió Nearata— Lo único que nos hace diferente es que venimos de otros mundos y contenemos un poder impresionante; unos somos más fuertes que otros pero es un asunto diferente. A parte de todo eso, seguimos perteneciendo a una de las cuatro categorías: humanoides, semi-humanos, demi-humanos y heteromórfos. El término jugador es solo... —Movió las manos para buscar la palabra adecuada pero tardaba demasiado y contestó sin ganas— como un apodo, un sobrenombre o, bueno, algo con qué diferenciarnos.
—Ohh~... —El suspiro fue bajo y asombrado, la dicha de tener un nuevo e importante conocimiento iluminó lo ojos naturalmente cansados de Uko.
Ainz asintió en silencio llegando a una conclusión personal. Miró al anciano, no queriendo perder tiempo le alentó.
—Por favor continúa con tu relato Uko.
En veinte minutos el general Minotauro terminó su historia. Para resumir y decir solo lo más importante, se puede concluir con que Uko fue alejado de su familia cuando era un pequeño, tanto sus padres como su Reino se vieron envueltos en la gran pelea de su Dios y los otros Jugadores. Quedaron poco sobrevivientes pero todos en la actualidad junto con su descendencia están dispersos.
Uko sobrevivió con ayuda de su cuidadora, quien falleció de vejez hace ya más de treinta años. Ella le enseñó a leer, escribir, pelear; le habló sobre su linaje y la importancia que tenía para con su pueblo; la política y los modales reales fueron muy necesarios. Ella creía firmemente que algún día Uko uniría a su raza de nuevo y su Nación volvería a su gloria.
Fue como una madre para él, por lo tanto se esforzó mucho en entrenar y mejorar sus tácticas de combate y estrategia, no todo lo que un gobernante necesitaba era sangre real y modales. Especialmente no para una raza que se valía y enorgullece de su fuerza, resistencia y poder.
Cuando conoció hace mucho tiempo una pequeña avanzada de semi-humanos en su viaje solitario luego de velar a su cuidadora, peleó con ellos y exigió unirse al ganar. Subió de puestos rápidamente y se ganó la admiración, el respeto, pero también el odio y el egoísmo de todos los semi-humanos.
Al cumplir los cincuenta años ya con el puesto de General, no se volvió a involucrar mucho en las peleas. Prefirió cubrirse su piel y rostro que pronto comenzarían a arrugarse. Los líderes no protestaron por la decisión de su mejor luchador, le dieron libertad en actuar pero no porque lo querían, sino porque no podrían contra él incluso si todos los semi-humanos que servían bajo su mano se unían y atacaban a la vez.
Los siguiente dieciocho años se encargó de supervisar y mantener el control en todos los semi-humanos, los líderes cambiaron un par de veces, algunos por sus propios descendientes que los mataron, otros por ser mejores luchadores con ansias de poder y superioridad. En la actualidad eran siete, dos menos que hace una década.
—Unas últimas preguntas. ¿En todo este ejército semi-humano, no hay otros iguales que tú? ¿Qué hay de los Ítems? ¿tienen de valor o rareza?
—No Su Majestad, tu servidor es el guerrero más fuerte de todos ellos a pesar de ser viejo. Y sobre los Ítems, ellos no creen necesarios dichos artefactos cuando se trata de poder bruto. Sin embargo, tengo entendido que hay una cueva oculta llena de todo tipo de tesoro que han acumulado desde antes de intentar conquistar el Reino Dracónico.
—Bien. Eso es todo por ahora. —Finalizó Ainz. Estaba decepcionado por no hallar otro nuevo subordinado poderoso pero satisfecho con la idea de poseer nuevos Ítems raros— Puedes retirarte a tu hogar temporal. Cuando tu presencia sea requerida se te llamará.
—Entendido. Muchas gracias por dejarnos servirles mis señores.
Ambos Supremos asintieron en silencio. Uko se retiró y tras unos segundos de espera pudieron conversar entre amigos sin restricciones, porque, por supuesto, los Asesinos de Ocho Filos se retiraron junto al General. Ya era una costumbre para ellos dejar solo a Ainz con cualquier Supremo. Era una orden directa después de todo.
—Uwah, ¿por qué no avisaste tu llegada con él Nearata-san? Por poco y te saludo informal, incluso una broma podría haber dicho.
La majestuosa postura de Ainz se desvaneció con su propia queja. Sus hombros rectos bajaron, sus manos firmes entrelazadas terminaron colgando a los lados de su cuerpo sin vida; su rostro que nunca podría hacer una expresión se oscureció deprimido gracias a las sombras. Su voz, que por muchos fue declarada como de soberano absoluto, bajó varios tonos para tener una pesadez.
Nearata se divirtió con el cambio de su líder. Ver que ahora era más abierto a demostrar sus emociones y pensamientos sin miedo a ser juzgado fue un alivio para todos sus amigos luego de saber que desde que llegó a este Mundo nunca tuvo la oportunidad de ser él mismo por miedo a decepcionar a sus hijos y todos sus nuevos súbditos.
—Bueno, no fue mi culpa del todo. —Contestó honesto— Habíamos quedado que ese toque de puerta significaba "otra persona nos acompaña". ¿De verdad se te olvidó?
—No, es solo que pensé era una broma del momento. —Soltó un suspiro largo mientras se recostaba sin ceremonias en el sofá— No volverá a ocurrir.
—Es bueno saberlo. —Y el tema finalizó. Ahora era tiempo de planificar— Esta noche llegarán Touch-san y Punitto Moe-san, considero necesario una reunión con todos los miembros en la Mesa Redonda para discutir y planificar los detalles exactos para nuestras próximas conquistas y batallas contra los Lores Dragones.
—Me gustaría adelantar una información, y es que cuando visité el sexto piso por los gemelos y Chagama-san, ella y yo estuvimos pensando en un viaje. Por supuesto, es un viaje con intereses tanto político como interno para Nazarick.
—¿Oh? ¿Y dónde sería el lugar elegido?
Ainz juntó sus manos y su espalda se enderezó, este era un tema muy importante e interesante para él. Después de todo, involucraba a los Guardianes gemelos.
—El Reino Élfico que se encuentra cerca de la Teocracia Slane en el sur. Se sabe que son puros elfos y tienen un Rey desquiciado; si aprovechamos la oportunidad, Aura y Mare pueden tomar el control de esa Nación y unirse a Nazarick. Adicionalmente, los gemelos estarán rodeados de seres parecidos a ellos, podrían aprender costumbres y jugar con otros niños de sus edades.
Por otro lado, Nearata contempló la idea. No era tan descabellada aunque algo no cuadraba en la planificación que hicieron apresuradamente tanto Chagama como Momonga en su entusiasmo.
—¿No es un poco precipitado este plan para los gemelos? Digo, no es que sea mala idea controlar el Reino Élfico pero, ¿Aura y Mare estarán bien con eso? —Notando la confusión en su líder, Nearata fue más específico— ¿Realmente les gustará estar rodeados de personas desconocidas lejos de Nazarick?
—... Bueno, Aura y Mare estaban presentes cuando hablábamos. Ninguno se quejó, mostró molestia o se incomodó. En realidad, estaban felices ya que el viaje era con Chagama-san y conmigo; aunque por supuesto, todavía debemos de debatirlo con los otros y si alguien más se quiere unir.
—En ese caso estoy de acuerdo pero no los podré acompañar esta vez. He quedado salir y pasear tanto por Nazarick como por aquí con Nuuboo-san luego de que termine su deber, siento que no hemos pasado tiempo de caridad como amigos como en antaño.
Si la amistad entre Nuuboo y Nearata se te había olvidado, déjame recordarte que ambos han sido amigos desde la adolescencia. Se conocieron en el trabajo gracias a una falla de datos, tuvieron que trabajar en dúo para no ser despedidos y en ese tiempo se hicieron buenos amigos. Su amistad creció y hoy en día eran mejores amigos, casi hermanos.
—Oh, entiendo. En ese caso no los interrumpo; además, se lo merecen, me han ayudado mucho con estos papeleos y deberes. Realmente si seguía solo en este Mundo estaba seguro de que en un par de años más ya no podría resistir con la fachada de Gobernante.
Nearata solo atinó a reír mientras negaba con la cabeza. A veces su líder era muy inseguro de si mismo y no confiaba mucho en su potencial a pesar de que ya varios de los miembros del Gremio lo han calificado como excelente para el puesto.
—Eres muy bromista Momonga-san. —Se levantó apoyado de ambas manos y con un suspiro estiró sus extremidades— Tengo que volver, todavía quedan muchas carpas que armar antes de que llegue la otra oleada.
Ainz levantó su mano para despedirse casualmente pero su cerebro inexistente en ese cuerpo esquelético lo detuvo gracias a una repentina curiosidad.
—Oh, no sabía que las armabas tú también, pensé solo dabas órdenes y que con hechizos de área ampliabas el terreno.
Nearata llegó a la puerta, la abrió, se despidió con la mano y dijo antes de irse:
—Que puedo decir GuildMaster, me gusta apoyar.
En ese instante que el Supremo Gobernante de la Muerte se quedó solo, una docena de Asesinos de Ocho Filos ingresaron como uno solo a la oficina. Hicieron su reverencia en el suelo y luego de un gran salto subieron al techo para ponerse cómodos pero siempre en alerta en sus vigilancias.
"Queda poco, ahora termino." Se animó Ainz en su mente mientras sus manos volvían a manejar diversos papeles que le fueron entregados hoy por distintos Funcionarios Públicos, Demiurge y Albedo.
La repentina imagen de la hermosa creación de su amigo Tabula Smaragdina lo detuvo por un segundo. Extrañaba su presencia en estos instantes, después de todo ella era buena escuchando y opinando en sus "planes".
"Albedo... ¿Qué es lo que estás planeando?"
Las visitas de la Supervisora Guardiana al Octavo Piso no pasó desapercibida para Ainz y algunos de sus amigos que se quedan en Nazarick llevando una rigurosa vigilancia bien disimulada.
Rubedo parecía feliz con su hermana mayor según Aureole Omega. Recientemente hablaban por lo menos un aproximado de 10 a 15 minutos cada 2 o 3 días a la semana. Demasiado a comparación de hace 1 año, cuando solo la visitaba cada 3 meses sin activar un solo por ciento de su consciencia.
Era muy obvio que algo tramaba Albedo, pero nadie sabía o sospechaba qué. Ni siquiera Aureole escuchando a escondidas gracias a sus altos hechizos e Ítems que se le fueron dados para esa situación pudo detectar una traición o conspiración.
"Si intenta poner en contra a Rubedo de mis amigos no lo logrará. Pero esa simple acción sería clasificada como máxima traición en Nazarick y nadie querrá que ella siga viviendo... ¿Qué debo hacer? ¿ella siquiera me escuchará o intentará cumplir si le doy una orden?"
Quedaba esperar, pero no lo harían de brazos cruzados. Tabula se comprometió visitar a Rubedo cada fin de semana y mañana mismo sería el inicio de las visitas paternales. Ainz por su parte, también visitaría a Rubedo cada que tuviera el tiempo necesario. Los Supremos quieren ganarse su confianza y lealtad absoluta, y van a lograrlo cueste lo que cueste, incluso si eso significa liberarla y dejarla pasear arrasando ciudades enteras en su entusiasmo.
—¿Ainz-sama?
Un intrépido Asesino de Ocho Filos bajó del techo sin hacer ruido. Ainz le prestó atención inmediata preguntándose internamente qué estaba pasando o por qué lo llamaba, ¿tenía algún pedido o debía informar algo?
—¿Qué sucede?
—Es su aura, Ainz-sama. —Habló firme aunque nervioso. Al no sentir ningún cambio en el Supremo, el Asesino de Ocho Filos detalló con valentía— ... Disculpe mi falta de respeto al ser tan directo con usted pero se siente pesado, tenso. ¿Hay algo que lo molesta?
Ainz estaba desconcertado. Los Asesinos de Ocho Filos restantes estaban quietos como estatuas esperando la respuesta de su señor porque a ellos también le preocupaban.
—... ¿Pueden sentir mi estado de ánimo? ¿desde cuándo? —El miedo comenzó a cubrirlo desde los hombros hasta los pies. Pero las siguientes palabras del Asesino lo calmó de inmediato. Muy al contrario de los otros Asesinos, que asombrados por la confirmación de la deducción del estado del Supremo Uno, jadearon en silencio.
—Era solo una suposición, Ainz-sama... Creo que es su Aura de No-Muerto y su mirada fija que da esa perspectiva... Es por eso que pregunto, ¿hay algo que lo molesta? ¿podemos ser útiles?
El Overlord quedó en silencio, luego negó con la cabeza mientras soltaba suaves risas. La calidez brotó de él y los Asesinos de Ocho Filos que solo son Mercenarios convocados se sintieron bendecidos de tener tal amo.
—Agradezco la preocupación de todos ustedes pero estoy bien, fue solo un recordatorio amargo del cuál me encargaré después. Por favor, sigan custodiando, necesito concentrarme en esto antes de ir con mis compañeros a una reunión.
—¡Entendido!
El Asesino que estaba frente a él hizo una reverencia profunda, luego levantó la cabeza y saltó alto. Con una pirueta en el aire y ya estaba colgado como de costumbre con sus camaradas.
"De cualquier forma debo de buscar una solución a todo esto. No permitiré que Albedo cometa una locura o que los otros niños intenten matarla." Con una resolución segura, Ainz sujetó nuevamente la pluma de oro y comenzó a escribir un informe detallado para la reunión con sus amigos.
