Con la llegada de la noche los nuevos y últimos ciudadanos semi-humanos se acomodaron con miedo, pesar y, muy pocos, con rabia. El hombre planta que había conquistado la mitad de los campamentos restantes fue simple con sus palabras y acciones; mientras que el hombre con armadura fue frío, amenazante y no daba segunda oportunidad cuando era rechazado en su propuesta de unirse al Imperio Hechicero.
En total, hubo una integración aproximada de ciento ochenta mil hombres bestias; un sesenta y cinco por cierto estaba conformado por madres e hijos, el resto eran los guerreros supervivientes; todos sumaban un poco más de la mitad de la cantidad inicial de trescientos mil.
No todos tuvieron un lugar instantáneo para pasar esa primer noche, pero al menos fueron alimentados y abrazados por el calor de una fogata creada para cada familia.
Con la llegada de los 2 Seres Supremos sin incidentes más allá de pequeñas demostraciones de destrucción en áreas boscosas que desde hace unas horas antiguamente pertenecían a los hombres bestias, hicieron una corta reunión informal en la oficina de Ainz para estar todos en coordinación con la llegada de humanos a Nazarick.
—Los mensajeros fueron enviados hace aproximadamente veinte minutos, actualmente están esperando nuestra señal para traerlos junto con algo de sus equipajes. —Explicó Yamaiko, su normalmente gran postura se encogió por el cansancio de estar enseñando tanto a niños como adultos en las escuelas y orfanatos; lo disfrutaba, pero de vez en cuando necesitaba un descanso. Ella agradeció internamente que ahora no era necesario estar trabajando por un sueldo, no cuando era prácticamente una de las Reinas del Imperio.
—Tengo entendido que será una sola noche, entonces ¿porqué tanto equipaje? —Preguntó divertido Blue Planet. Su cuerpo relajado en el cómodo sillón demostraba lo feliz y complacido que estaba.
—Es su último día por aquí. —Contestó simple y eficaz Bukubukuchagama— Además,los entiendo un poco, ellos son de la Realeza que en términos de nuestro mundo significa que son celebridades famosas. Para mi era predecible, ¿tú qué esperabas?
—No lo sé. Joyas o Ítems como regalos para nosotros, pero no maletas de puros trajes coloridos que ni se pondrán.
Una risa colectiva no se hizo esperar.
—¿De verdad se van mañana mismo? —Preguntó Shijuuten Suzaku— ¿No es muy pronto para eso? Sólo llevan aquí un par de días, literal. Tal vez es necesario hacerles quedar un poco más, así podrán visitar otros lugares de nuestro Imperio o Nazarick mismo.
—Hm, no hay consecuencias negativas si pasan tiempo en la base. Todo lo contrario, se llevarán una mejor imagen de nosotros al ver nuestros estilos de vida y como nos tratamos de manera natural. —Dio su opinión Genjiro.
—Lo único que tendríamos que hacer es darles solo acceso al Noveno y Sexto Piso, se podrían quedar hasta una semana si no tienen inconvenientes. Hasta podríamos invitar a Draudillon ya que su Reino ahora es entre comillas aliado nuestro, las palabras 'futuro vasallo' también sirven.
—Creo que es buena idea. —Hubo otro apoyo, esta vez de Ankoro Mochi Mochi. Ella asintió y luego miró a su compañero— Punitto Moe-san, ¿cómo se encontraba la Reina Draudillon esta tarde?
—Diferente. Su apariencia de niña cambió a una adulta joven, al inicio me sorprendió pero luego hablamos normal. Estaba vestida con algo ligero y parecía recién bañada por el olor de flores que desprendía, también fue tierna cuando le hice un cumplido, la pobre ni pudo hablar jaja... —Nadie se rió con él, y viendo sus rostros supo que algo pasaba— ¿Qué? ¿por qué me miran así?
Ankoro le dio una sonrisa ladina entre divertida y burlesca pero contestó de igual manera a su amigo.
—... Me refería a cómo se encuentra de ocupada, que si viste papeles en su escritorio o planos en alguna mesa con varias sillas que indiquen estaba acompañada antes.
Sus otros amigos, los más atrevidos, no pudieron aguantar las ganas de molestar a su intelectual estratega. Empezando con Luci*Fer, por supuesto; él siempre sería el primero en contestar y hacer bromas ya sean incómodas o pesadas.
—No puedo creer que el primero que haya caído con los encantos de una lugareña has sido tú, Punitto Moe-san. Pensé que sería Peroroncino y con muchas mujeres jajaja.
—¡Oye! —Golpeó el heteromorfo alado a su compañero con un panecillo volador— No soy un mujeriego, deja de difamar mi nombre.
—Esperen. —Interrumpió el estratega mientras se tocaba la cabeza y negaba con cansancio. Sus amigos a veces eran muy tontos cuando querían serlo— ¿Creen que me gusta Draudillon? ¿en serio?
—Alagas a una mujer que ha mantenido una buena relación amistosa contigo, te preocupas y pareces feliz. —Contestó como si fuera obvio Warrior Takemikazuchi sin dejar de comer pero prestando mucha atención a su amigo— ¿No es eso PunittoMoe-san?
—No, claro que no. No me gusta, la veo como una buena amiga, la primera que hago desde que llegué.
—Oh bueno, ¿entonces no hay nada? —Insistió Luci*Fer— ¿No sientes mariposas en tu estómago, o mejor dicho, volando a tu alrededor?
—Aunque en la actualidad estoy divorciado y sin hijos, me gustaría quedarme soltero por aproximadamente un par de años o décadas más, muchas gracias. Ahora entonces, volviendo a lo de si estaba ocupada la respuesta es sí, lo estaba. Y con la nueva seguridad sin la amenaza de hombres bestias para su Reino y ciudadanos tiene más trabajo de administración.
—Es una lástima. —Intervino para finalizar Yamaiko antes de que Luci*Fer interviniera— Su invitación será en otra ocasión entonces.
—¡Bien! —Exclamó Ulbert a la par que se levantaba— Con todo ya coordinado es mejor ir Nazarick para recibir a los humanos. Debe de haber pasado cinco minutos desde que nos esperan.
Ainz asintió. Desde que llegó no había dicho nada como muchos otros de sus compañeros, manteniéndose al margen de escuchar y comer... bueno, él no comía, pero aún disfrutaba de estar rodeado de sus amigos.
—Ya que no hay inconvenientes o negaciones, quedamos entonces de que los gobernantes pasarán por todos los Pisos de manera aleatoria antes de llegar a sus habitaciones. Nuestros actos de presencia serán naturales y no vamos a cohibir nuestras personalidades a la vez que continuamos nuestros papeles de gobernantes absolutos. —Volviéndose a un compañero en específico, continuó— Por favor Mekongawa-san, avísale a Aureole sobre los puntos de teletransportación.
El mencionado asintió y levantó la mano ya lanzando el hechizo [Mensaje], bastó un breve intercambio de palabras para que todo esté listo.
—Me encargaré de darles la bienvenida personalmente. Vayan a los lugares que crean conveniente y hablen lo necesario con sus NPC. Tabula-san, te encargo a Albedo; alguien que te acompañe para reducir las probabilidades de discusión o pelea. No hay que correr riesgos.
—Sí GuildMaster —Fue respondido con seriedad.
—Entonces vamos, Zoológico Heteromorfo.
Algunas carcajadas estallaron, y aunque querían quedarse a seguir riendo y conversando como en antaño, todos los Supremos se teletrasportaron a diferentes lugares de Nazarick, uno que otro coincidieron y aparecieron juntos.
Ainz apareció justo en la entrada de la Tumba, a solo unos pasos de bajar los escalones. Unos cuantos metros abajo por su costado derecho estaban los gobernantes y sus séquitos esperando siendo cuidados por un hombre lagarto y un enano, ambos fornidos y con apariencias intimidantes. Ellos mantuvieron una charla amena con Ramposa y Jircniv, quienes parecían estar cómodos y sin rencores del pasado.
—¡Su Majestad! —Le exclamó una chica rubia con emoción, llamando la atención de todos sobre él. Soltó un rápido y profundo suspiro antes de hablar mientras bajaba las escaleras para reunirse. Debía de hacer un poco de tiempo para que los no-muertos del primer piso dejen los pasillos libres.
—Neia. —Saludó con un leve asentimiento antes de dirigirse a los gobernantes como es debido a la etiqueta— Ramposa, Jircniv, Caspond, y séquitos correspondientes. Sean bienvenidos a La Gran Tumba Subterránea de Nazarick, el hogar de mis amigos, nuestra creaciones y, por supuesto, el mío también.
—Ainz-dono, es seguro decir que todos los de aquí presente estamos más que agradecidos y sumamente honrados de tal privilegio. —Contestó Ramposa con su suave voz de anciano.
Ainz sonrió, aunque nadie lo notó. Estaba feliz por sus logros, ahora tanto Jircniv como Ramposa y su hijo parecían estar de su lado como conocidos. Esperaba que los séquitos lo trataran como un gobernante amable y para nada aterrador, esto lo esperaba de Blue Rose y los dos Caballeros del Imperio.
La pequeña miembro de Blue Rose, Evileye, se encontraba nerviosa mirando a todos lados. ¿Cómo lo supo Ainz si no podía ver su rostro? Muy fácil, él hacía lo mismo cuando estaba en un aprieto sin salida. Hizo una nota mental para calmarla utilizando a Momon o sus mismas compañeras, si no funcionaba, un método más extremista la estaba esperando en el Quinto Piso.
—Me da gusto saberlo. —Respondió el Overlord. Dio un paso al costado y vagamente señaló la entrada para ir— Por favor síganme, ya que somos un grupo más grande que cuando invité a Jircniv-dono tenemos que bajar de la manera tradicional. Por supuesto he dado la orden de desactivar todas las trampas y movimientos hostiles para ustedes, no tienen de qué preocuparse si ven algunos no-muertos u otras criaturas.
Dio un par de pasos y casi al instante fue seguido. Una nueva voz preguntó a su espalda, justo cuando empezaban a bajar las escaleras e ingresaban a ese pasillo de piedra con tonalidades verdes.
—Su Majestad, disculpe mi atrevimiento e ignorancia pero ¿cuántos... pisos debemos de bajar?
Ainz lo miró de reojo, era uno de los dos Caballeros del Imperio, Waziwood. Su postura indicaba alerta pero curiosidad a la vez; parecía un buen guerrero con toda esa musculatura, mirada y forma de caminar sin vacilación.
—Serán unos nueve pisos, no iremos más abajo. Tampoco es como si fuéramos a caminar todo ese tramo; hay puntos de teletransportación en cada piso, usaremos el que está en este primer piso para aparecer en el noveno.
No hubo más conversación salvo algunos murmullos entre los séquitos. Era como si trataran de guardar silencio para no despertar algo horrible que los atacase desprevenidos.
Pronto llegaron al punto de teletransportación, Ainz llamó la atención para indicar lo que pasaría después.
—Cuando todos ingresen en este círculo serán envueltos en una luz blanca; no se alarmen cuando vean distintos paisajes, esos serán Pisos alternos que pasaremos. Por favor no intenten dar un paso en ese proceso o podrían ir accidentalmente a uno hostil, yo les avisaré cuando es un buen momento de salir.
Con un colectivo y descoordinado 'Entendido', Ainz los condujo al gran círculo apenas brillante en el suelo. Todos se acomodaron sin inconvenientes y luego, como por arte de magia, todo se volvió blanco.
Algunos cerraron los ojos, otros se esforzaron por mantenerlos abiertos y ver todo lo posible. El primer vistazo fue el Sexto Piso, después el Segundo, luego el Quinto, seguido del Cuarto, volvieron al Tercero, y bajaron de nuevo al Séptimo, finalmente llegaron al Noveno saltándose el Octavo por seguridad y mantenerlo en secreto por si difundían la experiencia.
Cada vez que cambiaron de un Piso a otro, se tardó cerca de medio minuto para que pudieran apreciar su alrededor. La sorpresa fue total. Para ellos, se sintió como si estuvieran viajando entre distintos mundos cuando pasaron del bosque, al de hielo y al de lava. Una experiencia inolvidable.
Evileye se mordió su labio hasta hacerlo sangrar. Tanta información de golpe, tantos lugares debajo de una tumba que parecía simple y bien cuidada. Quería contarle todo esto a Rigrit y Tsa, quería alejarse con sus amigas y no volver jamás a este continente, quería que Momon también estuviera con ella, y también quería seguir este recorrido. Quería muchas cosas, pero no podía decidirse, solo le quedó mantenerse callada y dejarse llevar por sus amigas entusiasmadas.
—Podemos avanzar, este es el Noveno Piso.
Era majestuoso, un pasillo el cual era enorme, bien iluminado, con decoración en las altas columnas y una suave alfombra roja. Jircniv asintió, este pasillo era un poco mejor que el del Décimo Piso cuando fue a la Sala del Trono, pero a su vez, era mil veces mejor que todo su Palacio.
Estaba vacío, sí, pero se sentía cálido y reconfortante, como si el lugar mismo tuviera vida y demostraba lo satisfactorio que era asombrar a los humanos extranjeros.
—El Noveno Piso está lleno de habitaciones, aquí es donde mis amigos y yo descansamos. —Comentó a la ligera Ainz mientras comenzaba a caminar— Ustedes también van a pasar la noche aquí, pero serán solo dos suites para cada Nación, uno para la Realeza y otra para los acompañantes. Les aseguro que son lo suficientemente espaciosas y cómodas para todos.
Ante la mención de los Supremos, como si se tratara de una atracción magnética, la cabeza de todos dejaron de mirar sus alrededores para concentrarlas en Ainz que caminaba majestuoso delante de todos.
—¿Los Supremos? —Preguntó Climb en susurro, no pido evitar pensar distintos escenarios en los cuales su princesa Renner era intimidada por las apariencias de esos seres. Brain a su lado chasqueó su lengua en silencio.
—¿Tendremos la oportunidad de ver a casi todos sus camaradas los Supremos, Su Majestad?
—Eso es correcto Lakyus. Ya que este Piso es más para descanso y diversión, es natural que se crucen con ellos en cualquier momento. Espero no sea una incomodidad.
—¡Su hogar es maravilloso Ainz-sama! —Exclamó Neia sin contenerse, los paladines que servían bajo su mando asintieron con fuerza para apoyar a su líder.
—Gracias Neia. —Era impropio pero por un momento Ainz comparó a la arquera con Nemu, la pequeña hermana de Enri. Encontró una gran similitud entre ellas y con ese pensamiento hizo una nota mental de invitar de nuevo a la pequeña, a la vez que visitaba el pueblo no tan pueblo Carne con sus amigos.
Cerca de medio minuto caminando hubo un pequeño grupo de seres caminando a lo lejos, eran las criadas homúnculos y al parecer estaban en su horario de limpieza. Al cruzar caminos ellas hicieron una profunda reverencia sin perder sus sonrisas.
—Sea bienvenido Ainz-sama, humanos gobernantes y acompañantes. —Saludaron a coro perfecto, luego la que estaba a la cabeza del grupo preguntó— ¿Desean algo?
Ya que el grupo de sirvientas estaban con equipos de limpieza, nadie pidió nada. Ainz las despidió con un: "Gracias pero no es necesario. Sigan con sus deberes, están haciendo un gran trabajo."
Sin excepción se sonrojaron y con las miradas un poco tímidas se escabulleron para cumplir sus deberes del cuales estaban más que orgullosas. Ainz y el resto siguieron caminando en silencio.
Remedios las miró confundida pero no dijo nada. Esperaba poder encontrarse con el Paladín de Plata de ayer para saber su respuesta. La esperanza de volver a ver a la Reina Calca se avivó como un fénix resucitado, ya no le importaba tener que escuchar y obedecer fielmente sin oposición al no-muerto, después de todo, Touch-me dijo que mostrara respeto a su líder si quería que considerara su propuesta.
Renner mantuvo su postura tranquila, sus ojos brillantes de expectación y asombro, junto a una sonrisa de deleite inocente. Su mente por otro lado estaba un poco en acción. La noche anterior cuando estuvo sola en su cuarto y no recibió visita de Albedo o Demiurge se alteró levemente; ¿había cambiado su papel? ¿qué debía hacer? ¿continuar actuando como niña inocente? ¿intentar contactarse con esos Guardianes? Los demonios sombras que la vigilaban nunca se acercaron a pesar de notarla nerviosa.
No lo sabía, pero Demiurge le estaba poniendo a prueba. Él veía con satisfacción sus acciones y esperaba algo precipitado o equivocado, sus vigilantes le transmitían hasta el mínimo detalle, complaciéndolo. La razón del porqué, era para saber sobre su lealtad y fidelidad. De qué tanto era capaz de hacer estando dentro de Nazarick, encerrada del mundo exterior.
—Estas dos puertas son las primeras habitaciones. —Dictó Ainz señalando— La derecha para la Realeza y la izquierda para sus acompañantes. Dentro habrá una sala de estar, un comedor acoplado con una cocina, tres baños, una sala de reuniones, dos dormitorios que contienen dos camas grandes y dos dormitorios individuales.
Ainz miró al chico rubio, Climb, este estaba mirando de una puerta a otra, indeciso. Tardó unos segundos pero recordó cierto informe de Albedo y agregó rápidamente.
—Si se sienten más cómodos, no es necesario que estén separados; pueden compartir entre ustedes dormitorios del otro lado y viceversa. No hay ningún problema con eso. Adicionalmente, me gustaría informar que cinco sirvientas ingresarán para limpiar en unas tres horas, luego de eso será enviado alguien para informarles sobre la cena...
Ainz dejó de hablar y miró detrás de ellos. Un ligero roce de telas avisó tarde la llegada de alguien. Los guerreros y aventureras miraron con diferentes emociones, ninguno había detectado una presencia acercándose, mucho menos escuchado. Los gobernantes siguieron el ejemplo y golpearon a ver curiosos.
—Buenas noches líder, humanos. —Saludó casual pasando flotando por entre todos hasta llegar al Overlord. Sus ojos dorados brillaron con cierta diversión y Ainz rezó, a quien sea, para que no haya una escena.
