Era más grave de lo que principalmente Tsa pensó. Cuando llegó al Consejo de Argland fue recibido sin ceremonias o al menos una recepción adecuada para su título de Lord Dragón. Cabe decir, los muchos ciudadanos semi-humanos lo vieron volar sobre sus cabezas sin emociones o júbilo habituales.
Las fronteras estaban cerradas a mas no poder y con una seguridad que no se había visto desde que fue fundada. Nadie entraba ni salía; una digna defensa para cualquier Nación que se encontraba en guerra... Solo que Argland no estaba en guerra, ¿correcto?
Voló hasta la capital e ingresó a la gran cámara de reuniones que él y sus compañeros Lores Dragones utilizaban cada cierto tiempo para comprobar o modificar el rumbo de la sociedad.
Sorprendentemente ya estaban reunidos los cuatro Lores Dragones concejales restantes que conformaban la máxima autoridad en Argland.
El Lord Dragón del Cielo Azul, Suveria Myronsilk; el Lord Dragón Diamante, Omnaadsence Iculvuls; el Lord Dragón Obsidiana, Gessenvult Yukleelilith; y Lord Dragón Wyrm, Zalazilkalia Nahaeunt.*
(Los nombres han sido sacados de la Wiki Inglesa de Overlord. Por el momento, esa es toda la información que se tiene; no hay apariencias ni personalidad.*)
—¿Cuál es la situación? —Preguntó Tsa directo al acomodarse y saludar a sus compañeros.
—Estamos a la defensiva, ¿no es obvio? —Le respondió Suveria; sus grandes fauces brillaron naturalmente por las luces que le reflectaron.
Dando una mejor explicación, el Lord Dragón Obsidiana levantó un poco la cabeza para obtener la atención del recién llegado.
—El Reino Hechicero, o como ahora se conoce, el Imperio Hechicero, se ha extendido a grandes escalas en muy poco tiempo. El Imperio de Baharuth, el Reino de Re-Estize, el Reino Enano, el Bosque de Tob, las Planicies Katze y ahora el Reino Dracónico, todos ellos están de su lado ya sea siendo Estados Vasallos, territorios conquistados o aliados.
—Creemos que podrían intentar extenderse hasta la Teocracia y luego venir por Argland. —Declaró Omnaadsence, el Lord Dragón de Diamante. A pesar de sus palabras, no parecía para nada inquieto o nervioso, el orgullo y la soberbia sobresalían— Tomamos contramedidas para evitar sus enviados, se espera que sea suficiente para que entiendan que no son bienvenidos.
—¿Otra Nación a intentado comunicarse con Argland? —Quería saber más, no quería arriesgarse a compartir la información que tanto él y Rigrit tenían— ¿Qué hay de la Alianza de Ciudades Estado?
—Hace unos días hice un recorrido cerca de su frontera. —Comentó Zalazilkalia, el Lord Dragón Wyrm— No han tomado medidas y parecen seguir sus actividades como si no supieran de lo que está pasando cerca de ellos.
—Si no cae la Teocracia primero, entonces lo harán ellos. —Rió Suveria y fue seguido por Diamante y Obsidiana. Para ellos, como los seres más poderosos del mundo, no estaban para nada preocupados.
—... ¿Están enterados de las últimas noticias sobre el Imperio Hechicero?
Zalazilkalia negó lentamente a Tsa mientras ignoraba a sus compañeros. Al menos él entendía la gravedad del asunto.
—Nuestros infiltrados en esa Nación no han podido regresar, la seguridad que tienen es demasiada alta; fue un golpe de suerte que hayan entrado pero ahora es como una prisión... ¿Tienes información para compartir?
"Con que así es..." Pensó Tsa. "Dejaron entrar a todos los infiltrados haciéndolos pensar que era fácil sacarles información pero en realidad era una trampa... Muy inteligente de su parte."
—Es sobre la llegada de más seres; veintiséis para ser exactos. —No había razón para ocultarlo así que compartió la información pública— Ahora tienen títulos de Reyes y todos parecen tener el mismo nivel de poder que el no-muerto Ainz Ooal Gown.
Ante su declaración, la risa de los otros tres Lores Dragones se apagó casi al instante. Sus miradas vacilaron antes de que uno de ellos, Obsidiana, preguntara.
—¿Una nueva ola antes de tiempo? ¿no será un farol para asustar a otras Naciones?
—Me gustaría pensar que lo es. —Estuvo de acuerdo Tsa. Pensar que ahora eran veintisiete seres poderosos capaces de destruir el mundo... Rezaba a quien sea para que no sea cierto— En el mejor de los casos, son subordinados de alto nivel que recién salen a la luz.
—Y en el peor, son verdaderos seres de ese Mundo que han llegado antes con ese no-muerto y solo estaban ocultos. —Complementó Diamante.
"No." Se dijo Tsa a sí mismo con fuerza y un leve temor. "Lo peor sería si son lo que dicen ser; Seres Supremos, aquellos que superan a los antiguos jugadores que llegaron y no tienen límite en su poder que les impida viajar entre mundos."
—Pero ¿cómo se sabe que tienen igual poder que el no-muerto? —Intervino Suveria dudoso. —Bien podrían ser solo la mitad de fuertes y tratan de engañarnos. Incluso con eso, ese tal Ainz no debería de ser tan poderoso.
La arrogancia de los fuertes, en este caso de la especie. ¿Por qué sus compañeros Lores Dragones no dejaban por unos momentos su aire de grandeza y tomaban esta situación con la seriedad que se merece?
Platino suspiró audible antes de contestar con calma. Si ponía un poco de emoción en su voz era seguro que no lograría causar el efecto que quería.
—Hace no mucho tuve un enfrentamiento con el no-muerto Ainz Ooal Gown y el héroe humano Momon. No con mi forma física, por supuesto. Aún así, ellos pudieron contenerme con relativa facilidad y pienso que al menos Ainz Ooal Gown no utilizo ni la mitad de su poder ya que lo único que hizo fue lanzar hechizos de apoyo y pocos de ataque para experimentar; mientras que Momon hizo de atacante en toda la batalla... Tuve que retirarme cuando recibí un ataque poderoso que casi corta la conexión que mantenía.
Sus rostros se quedaron inmóviles y en una expresión casi incrédula. Tsa aprovechó el silencio para rematar.
—Fue solo uno de ellos y un humano. ¿Qué creen ustedes que pase si esos veintiséis jugadores tienen al menos la mitad de la fuerza del no-muerto y deciden conquistar el mundo? Nos darían caza como lo hicieron sus predecesores. Eso sin contar la gran diferencia de poder que tienen con los Seis Dioses, los Ocho Reyes y los dos Héroes... Entiendan, esto no es un evento casual de enemigos; dejen la creencia de ser los más fuertes a un lado y planifiquemos una seguridad para nosotros mismos y nuestra Nación.
Aunque el orgullo de sus compañeros Lores Dragones fue pateado con sus palabras, ninguno de ellos hizo un reclamo o mostró arrogancia. Él era el más fuerte de todos ellos, si decía que tengan cuidado ellos debían de tomar la preocupación como un peligro a sus vidas.
—... ¿Tienes alguna estrategia que nos mantenga a salvo de esos jugadores además de levantar esta defensa para Argland? —Cuestionó Diamante.
—... No realmente. Pero debemos de mantener la calma; no hacer contacto con ellos debería de darnos tiempo suficiente para planificar mejor. Puede que la Teocracia o la Alianza de Ciudades Estado intenten comunicarse-
—No vamos apostar nuestras escamas si es por lo que vienen. —Lo interrumpió Obsidiana— No hace falta que adviertas esa parte Tsa. Lo tenemos muy en claro.
"Entonces esto es todo... Debería volver ya." Pensó el Lord Dragón de Platino mientras miraba el cielo nocturno; la cámara de reuniones no tenía techo ya que por ahí ingresaban.
—Antes de que te vayas. —Lo llamó Suveria al notar sus intenciones.
—¿Hm? ¿Qué es?
—Deberías venir más seguido, de tal manera podríamos tener más posibilidad de sobrevivir si nos atacan por sorpresa.
Apoyando a Suveria, sus compañeros asintieron con la cabeza mientras Diamante agregaba sus propias palabras.
—Sabemos que no puedes alejarte mucho de ese lugar que custodias pero ven al menos cada par de días. Eres uno de los Concejales de Argland y tienes, al igual que nosotros, la obligación de proteger la Nación de todo tipo de amenaza a sea interna o externa.
—... Lo tendré en cuenta. —Fue su respuesta de momento. Extendió las alas y con unos poderosos movimientos alzó vuelo— Si ocurre una emergencia uno de ustedes venga a buscarme o contáctenme con algún hechizo de comunicación; prometo venir al instante para apoyar en lo que pueda.
Cuando Tsa estuvo fuera de la Capital y por ende fuera del alcance auditivo de los Lores Dragones, se permitió pensar para si mismo con calma mientras de vez en cuando hablaba en susurros.
Tenía dos opciones. La primera era apoyar Argland; la segunda era proteger Eryentiu, la antigua Base de Gremio de los Ocho Reyes de la Codicia... No era tan difícil saber cuál de las dos elegiría.
