¡Pegasus Ryu sei Ken!

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genesis. Seiya y Shoko la tuvieron difícil, además de que Shoko no quiere que Seiya la siga protegiendo. El poder de Shoko es grande, no le gusta rendirse, por eso se parecen mucho con Seiya. ¡Saludos!

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Sin más, comencemos…

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El ataque quíntuple de parte de las Saintias chocó contra el debilitado cuerpo de Radamanthys quien no pudo hacer nada ya que cayó pulverizado.

Seiya no miró esto ya que iba con Shoko en sus brazos. La peli rosa quedó muy debilitada luego de la batalla llevada a cabo con Wyvern y el castaño la llevaba cargando.

- ¿A dónde vas Seiya? – se escuchó la voz de Saori detrás del castaño.

- Me llevo a mi novia lejos de aquí – dijo el castaño en tono frio.

- S-Seiya-san, por favor, reconsidera las cosas, no hagas esto más difícil - dijo su cuñada mirando al chico.

- No lo haré Kyoko-san, por eso me llevo a Shoko de aquí.

- ¿A dónde te la llevarás?

- Eso no les importa.

- Si nos importa Seiya – dijo Saori – el hecho de que te lleves a Shoko-san, así como así es algo que me preocupa. ¿A dónde van exactamente?

- Iré a investigar que esconde todo esto del ejército de Hades que revivió – dijo Pegaso - ¿Qué demonios está pasando? ¿Por qué están vivos de nuevo?

- P-Pero sería mejor que lo investigáramos todos juntos – dijo Xiao – Seiya, no creo que debas seguir haciendo esto solo con Shoko.

- No importa, Shoko y yo nos encargaremos de esto, solo necesita descansar.

- Este tipo es más necio que una mula – dijo Ikki.

- Comprendo en parte eso – dijo Erda.

- Sigo diciendo que ustedes son el uno para el otro.

- ¿S-Se pueden callar ustedes? – dijeron ambas al mismo tiempo y con un sonrojo en sus mejillas.

- ¿Por qué se sonrojan?

- ¡C-Cállense!

- Ya me voy – dijo Seiya llevándose a Shoko.

- E-Espera… - Athena no terminó su oración ya que Seiya emprendió veloz huida del lugar, llevándose a Shoko con él.

- Nunca pensé ver a Seiya así de enojado.

- Yo tampoco – dijo Saori – siempre pensé que sería como siempre, me perdonaría y todo feliz, así como Shoko-san.

- ¿Y qué esperabas? – dijo Ikki – está enojado porque le mintieron sobre el pasado de su pareja, era más que obvio que estaría enojado.

- Fénix, ya te dije que no le faltes el respeto a Athena.

- Y yo te dejé claro que Saori no es ninguna santa.

- ¡Fénix!

- Déjalo Shion, por ahora lo que me preocupa es que Seiya y Shoko-san acepten de nuevo estar en mis filas.

- Pegaso y Equuleus son sus Caballeros más leales – dijo el Patriarca – estoy más que seguro que no dejarán sus puestos por más que estén enojados.

- Ojalá que sea así Shion.

- Hija – dijo Jin pensando en que tal vez no vuelva a ver a su hija de nuevo a los ojos.

- No se hagan payasos – dijo Ikki - ¿Qué hacen aquí hablando estupideces? ¿Por qué simplemente no van tras ellos?

- Tiene razón, Seiya debería poder hablar con ustedes – dijo Shun – no creo que sea tan malo.

- T-Tal vez tengas razón Shun-san – dijo Xiao mirando al peli verde.

- G-Gracias Xiaoling-san.

- D-De nada.

- Váyanse a un cuarto – dijo Ikki molestando a su hermanito haciéndolo sonrojar.

- Sí, como que ustedes están muy cercanos, más por ese beso – dijo Erda molestando a la Saintia de la Osa Menor.

- ¡E-Erda-Senpai!

- Shun, ya te estás haciendo un hombre – dijo Ikki.

- ¡H-Hermano!

- Bueno, creo que las cosas se ponen algo calientes – dijo Hyoga.

- Eso mismo – dijo Katya.

- Ustedes deben irse a un motel – dijo Ikki molestando ahora a Hyoga quien se sonrojó.

- N-No empieces Ikki, sabes que nuestra relación es solo de amistad – dijo el Cisne con el rostro algo rojo, lo mismo que Katya.

- S-Solo dejen de molestar – dijo la rusa.

- Bueno, creo que las cosas no se pondrán calientes, sino que frías – bromeó Casiopea.

- ¡Erda! – reclamó la Saintia de Corona Boreal.

- Ustedes tampoco deberían hablar – dijo Hyoga con sed de venganza.

- ¿Qué me dirás? ¿Acaso te ofendiste? – dijo en burla el Fénix.

- No, pero como que tu deberías serle sincero a Erda-san, o dime, ¿acaso aun no te olvidas de Esmeralda?

- ¿Esmeralda? – eso llamó la atención de la Saintia de Casiopea quien miró fijamente al Fénix.

- E-Este…

- Valiste verga hermano – dijo Shun.

- ¡N-No digas eso Shun!

- Eso me recuerda a un pretendiente que tenía Erda-Senpai – dijo Xiao con malicia.

- ¿Qué? – eso dejó algo helada a la castaña y solo recibió la mirada acusadora de Ikki.

- No sabía eso.

- N-No es lo que crees – dijo Erda agitadamente.

- Las cosas van a empeorar – dijo Shiryu quien estaba algo alejado.

- Igual, no miro que esto termine bien.

- Los demás son algo caprichosos y algo celosos, así somos – hablaba el Dragón.

- Dímelo a mi Shiryu-san – respondió Mii – las chicas son algo celosas también, Erda es algo posesiva, Xiao es bastante tímida, Katya es algo celosa, Shoko-san…

- Lo sabemos todos – dijo el chino – Shoko-san es algo celosa con Seiya.

- Sí.

- Si tuviera que definir como son los demás, sería algo así – dijo Shiryu – Ikki es algo arrogante, Shun es tímido al igual que Xiaoling-san, Hyoga es el tipo cool del grupo, aunque al inicio era algo frio y Seiya… ustedes vieron.

- Sí, alguien que se preocupa por los demás y más si es con las personas que ama, Shoko-san es la más importante.

- Vaya, se ve que realmente ama a Shoko-san.

- Sí, la quiere.

- ¿Y ustedes de que hablan? – dijeron los demás viendo a la pareja de Shiryu y Mii.

- S-Solo hablábamos sobre la situación de Shoko-san y Seiya – dijo Mii bastante nerviosa y con la cara roja.

- S-Sí, exactamente lo que ella dijo – habló el Dragón en el mismo estado que la Saintia del Delfín.

- Vamos, no hay que ser tímidos – dijo Ikki en tono de burla – las cosas como son.

- Además, ustedes tienen mucha química – dijo Shun.

- Eso mismo, se ven tan lindos juntos, Shiryu-Senpai, Mii-Senpai – habló Xiao.

- Ya decía yo que tanta pegadera con Shiryu-san era por algo – dijo Katya.

- ¿Quién te viera Shiryu? Todo un galán – dijo Hyoga.

- ¡Cállense! – dijeron Mii y Shiryu todos avergonzados.

Mientras los demás discutían, Saori y Shion miraban las cosas con algo de confusión…

- ¿Q-Que les pasa a estos Caballeros y Saintias?

- Lo mismo me pregunto todos los días Shion.

- Athena, realmente… ¿está usted bien con estos Caballeros?

- ¿Qué más voy a hacer Shion? El bipolar de Saga mató a casi todos los demás, era obvio que solo con ellos quedaría.

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Mientras tanto, en el Olimpo…

El Olimpo, lugar de los 12 Dioses más poderosos, se hallaba una mujer de cabellos castaños, piel clara y ojos del mismo color que su pelo, esta mujer de nombre Hera, se hallaba caminando por un largo jardín libre de todo animal, a excepción de algunas mariposas hermosas que adornaban el lugar.

La mujer solo se sentó en medio del jardín mientras con su cosmos, sentía algunas presencias que le desagradaban.

- ¡Maldición! – exclamó enojada – los inútiles del ejército de Hades y los de Poseidón no sirven ni para hacer una tarea así de simple.

La diosa Hera estaba planeando algo en contra de Athena, por alguna razón estaba enojada luego de que reviviera a los soldados de Hades y Poseidón para que acábese con los Caballeros de Pegaso y Equuleus.

- ¡Esos malditos lo volvieron a hacer! - dijo enojada Hera – por algo le dicen el Asesino de Dioses y a esa mocosa, la Guerrera Legendaria.

Hera creyó que los 108 espectros de Hades junto a los 7 Generales de Marina de Poseidón serían suficientes para derrotar a ambos Caballeros equinos, incluso les otorgó más poder para que se asemejaran a los dioses gemelos, incluso superior a ellos, pero no tomó en cuenta de que ambos Caballeros se volverían más poderosos.

-No importa, después de todo, tengo un as bajo la manga – dijo sonriendo con maldad.

Pero lo que no sabía, era que alguien la estaba viendo. Y ese alguien, no estaba nada feliz por lo que Hera estaba haciendo.

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Volviendo…

Shoko despertaba de su sueño luego de haber derrotado a Radamanthys cuando se transformó en esa extraña Armadura Dorada.

- ¿D-Dónde estoy? – dijo la peli rosa.

- Veo que despertaste dormilona – dijo Seiya al lado de ella.

- ¿Seiya?

- El mismo que ves – dijo en tono divertido el castaño – veo que estuviste largo tiempo dormida.

- ¿Dónde estamos?

- Estamos en la vieja casa de un amigo – dijo Pegaso – cuando estuve en Grecia durante mi entrenamiento para ser Caballero, de vez en cuando venía a esta casa a pasarla con un viejo amigo.

- ¿Y qué le pasó?

- Supe al tiempo que había muerto por una infección en los pulmones, además, me dijo que quería verme convertido en Caballero, aunque nunca pudo verme.

- Amor, no sabía eso – dijo Shoko en tono triste.

- No te preocupes, después de todo fue hace mucho tiempo, además, su casa aún está intacta.

- ¿Por qué no está sucia? Se supone que él murió hace años ¿no?

- Yo venía de vez en cuando a limpiarla.

- Vaya.

- Sí, por el momento podemos quedarnos a dormir un tiempo, la comida puedo conseguirla así que no hay de qué preocuparse.

- Seiya, ¿crees que hacemos lo correcto?

- ¿Lo correcto? – eso dejó sin palabras al castaño - ¿Por qué lo dices?

- Digo, ya vimos lo que pasó con el ejército de Hades y Poseidón.

- ¿Y eso qué?

- No sé si más villanos atacarán al Santuario, aunque por esta vez no me gustaría participar en la batalla, siento que, aun así, debo entrar.

- Bueno, eso queda a tu decisión – dijo Seiya – si realmente tienes deseos de pelear, entonces hazlo, no te diré que no, pero te lo pido Shoko, no hagas nada de lo que te arrepientas luego.

- No lo haré – dijo – luchar es algo que me gusta mucho y más si es por proteger a los demás.

- A mí también.

- Me alegra.

- Por cierto, que manera tan loca de celebrar tu cumpleaños ¿no?

- Ni que lo digas – dijo la peli rosa – luchar contra los jueces del Infierno comandando las 108 estrellas del mal y al ejército de Poseidón, sí que es el cumpleaños ideal para una chica.

- Una Saintia querrás decir.

- Sí, aunque te seré sincero, aun no me acostumbro a que mi cumpleaños sea el 10 de diciembre, siempre lo celebré el 31 de octubre.

- Que se la va a hacer – dijo el castaño – oye, aprovechando que estamos solos… ¿no quieres hacerlo?

- Seiya – la peli rosa sintió como su novio besaba su cuello – no podemos, aun es de día.

- ¿Qué tiene? – dijo el Pegaso en tono seductor – no hay nadie a la redonda, así que podemos hacerlo durante todo el día.

- P-Pero…

- ¿Qué me dices? – dijo el chico acariciando los pechos de su amada.

- E-Eres imposible…

- Lo sé amor, lo sé.

De ahí, durante el resto de la tarde, ambos Caballeros Equinos se entregaron al deseo carnal, lo cual duró horas y horas.

Pero cierta diosa planeaba algo maligno, y demasiado…

-Eris lo intentó, pero no lo logró – dijo Hera – veamos si yo también puedo.

La diosa miró fijamente al Santuario y solo se enfocó en una persona en específico.

- ¿Esta es la chica que Eris poseyó? – dijo algo incrédula la diosa Olímpica – que suerte tengo, además es la hermana de Equuleus, bueno, será una gran oportunidad para arruinar su vida. Sentirás lo mismo que sintió Hércules cuando en el tiempo de la mitología mató a sus hijos.

Una terrible batalla estaba a punto de comenzar.

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Continuará…