—Por este medio, adquirirás la gloria de todo el mundo y por lo tanto ahuyentarás las sombras y la ignorancia.
Como si estuviera respondiendo a los deseos de la muerte encarnada, la sombra que servía como puerta fue succionada en un solo punto, y en poco tiempo había desaparecido como si nunca hubiera estado ahí. Sólo una esfera negra del tamaño de un puño flotaba en lo alto, casi indistinguible.
Ya que la sombra que cubría la puerta había desaparecido, era posible ver el interior. Ante sus ojos se presentó un mundo bien administrado y ordenado, totalmente diferente al lugar anterior donde el oro estaba en todas partes junto a joyas y armas. Si una analogía hiciera falta, la más acertada sería compararlo a la exhibición de un museo.
El cuarto tenuemente iluminado era bastante largo, prolongándose continuamente hacia adentro. Un poco más de cien metros era la distancia aproximada.
Había un espacio de alrededor de cinco metros entre el suelo y el techo. No había sido diseñado con la altura de un humano en mente, sino para permitir el ingreso de toda raza dentro de la categoría heteromorfo. El ancho del cuarto era de diez metros.
El suelo se encontraba recubierto de losas emitiendo una luz negra, que parecían ser una enorme pieza única de piedra. Reflejando la tenue luz del techo creaban una atmosfera de silenciosa solemnidad.
Las paredes a ambos lados de cuarto estaban recubiertas de numerosas armas, lo que era un
espectáculo para contemplar. Espadas anchas, cimitarras, rompe-espadas, hachas, lanzas, ballestas, arcos... clasificarlas tomaría una cantidad de tiempo considerable.
—¿Cómo te diste cuenta de la falta de porcentaje en los fondos si la bóveda en la que se encuentra es inmensa? —Preguntó su creador— ¿Tienes una lista, un libro o un ítem de contabilidad?
La respuesta vino de inmediato, y al contrario de lo que contestarían los otros residentes de Nazarick al Supremo Uno, esta fue una vaga de respeto habitual.
—Eh, no. Simplemente una de las montañas de oro desapareció sin dejar rastro.
Lo desconcertó por un momento pero no tomó demasiada importancia. Actor de Pandora desde que se conocieron en este Mundo nunca tuvo problemas para referirse casi familiarmente con Ainz. Incluso no obedecía ciegamente las órdenes y a cambio preguntaba el por qué de sus decisiones.
—... ¿De qué tamaño era la montaña?
—¡Casi de seis metros! —Y alzó ambos brazos para demostrar el tamaño, un pequeño salto lo acompañó— Rondaba los ciento setenta millones de oro, un tercio aproximado de lo que sería una resurrección de un Guardián de Piso.
Estaba sobreactuando, pero no era demasiado como aquellas veces. Ainz decidió no corregirlo por el momento y se concentró en la información.
—Eso es... considerable. El costo por resurrección no se basa en el estatus de los NPC sino en sus niveles. En todo caso, quinientos millones de oro serían para todos los de nivel 100; incluyéndote, Actor de Pandora.
—Ohh~...
—Umu, en todo caso, ¿alguno de mis amigos ha visitado de manera individual o privada la Tesorería desde que llegó?
A pesar de que Ainz confiaba profundamente en sus amigos, -y planeaba comentarles sobre esto en unos minutos-, necesitaba todo tipo de información para saber el porqué de la disminución de los fondos.
Además, Actor de Pandora era el más leal de todo Nazarick a su persona por ser su creador. Si algún miembro de Ainz Ooal Gown le pedía que mantuviera un secreto, el Doppelgänger mantendría la boca cerrada para todos excepto Ainz.
—Han venido unos cuantos, pero ninguno por motivo de secretismo. La mayoría era para dejar o llevar Ítems mientras que el resto lo hacía para dar un simple vistazo al área o utilizar la caja de cambio para deshacerse de Ítems basura o repetitivos... Jo~ me hubiera gustado echarles un vistazo y preguntar por los usos~.
Una ceja inexistente se alzó en el cráneo de Ainz a la par que el presagio de un alivio lo inundó.
—¿No te encontraste con ellos personalmente?
—¡Oh no, claro que no!. Ya que he tenido poco tiempo de venir, y por ende atender a los que ingresan, decidí dejar muchos Ítems de grabación en distintas áreas. —Alzó un brazo y señaló el techo mientras que su otra mano fue utilizada para cubrirse el rostro que estaba mirando en sentido contrario en una pose considerada 'genial'— ¡Por ejemplo!, ahí arriba hay uno.
Ciertamente cuando Ainz miró en la dirección señalada vio un objeto esférico flotando en lo superior casi rozando el techo. La altura y la posición que le daba cierta sombra lo hacia complicado de identificar a simple vista.
—...Aunque no es relevante por el uso indefenso que les das, me gustaría saber si son Ítems del Gremio o de mi pertenencia.
—En realidad, el Supremo Nishikienrai-sama dejó varios de esos hace un par de días junto a la nota de que podían ser usados por cualquiera que lo necesitara. —Contestó casual mientras levantaba ambos hombros para restarle de importancia— Y, antes de que pregunte, le envié un [Mensaje] pidiendo permiso de antemano.
Ainz rezó a quien sea que hubiera allá arriba de que Actor de Pandora hubiera sabido comportarse y no exagerara en aquella llamada con su amigo. Sin querer las luces de sus cuencas oculares se apagaron por un momento y sus hombros se hundieron en signo de estremecimiento.
Notando eso, el Doppelgänger hizo el ademán de rascar su 'mejilla' mientras agregaba casi de inmediato. Tuvo la amabilidad de sonar normal esta vez.
—Ah... Nuestra conversación fue breve, si es lo que le preocupa. No alemán, no altas exclamaciones y no drama.
Ainz lo miró, no estaba seguro de creerle pero tampoco es que haya recibido una burla por parte de su amigo. Si fuera una mentira de su creación, no se harían de esperar las grandes carcajadas que posiblemente inundarían todo Nazarick por un buen rato.
Aceptándolo con lentitud, el Overlord asintió con un ruido afirmativo de 'Hm'. Poco tiempo después llegaron a su destino.
—[Vuelo en Masa] —Ambos pronto comenzaron a elevarse, la gran cámara que estaba repleta de oro era similar a un mar dorado. Muy poco espacio era visible pero eso era suficiente para separar ciertas cantidades de dinero ya contabilizadas— ¿Y bien? ¿Dónde -...
No hizo falta preguntar dónde estaba, literalmente había un gran espacio limpio no tan lejos de donde se encontraban. Volaron hasta allí y analizaron en silencio.
—... ¿No dijiste una montaña? —Preguntó Ainz entre confuso, divertido y algo molesto— Por lo que veo, ya van siendo casi dos.
Con un jadeo de indignación pero sin llegar a ser irrespetuoso, Actor de Pandora se tocó el pecho, específicamente en la zona donde estaba su corazón y exclamó.
—¡Ich habe dich nicht angelogen! ¡Ich würde es nie wagen!* ¡Lo juro por ti, oh padre! La última vez que revisé fue ayer por la madrugada y lo único desaparecido era una sola montaña.
(¡No he mentido! ¡Jamás me atrevería!*)
—Te dije que no... Olvídalo, está bien. Te creo, Actor de Pandora, no necesitas jurar por mi nombre.
Si uno miraba toda la habitación desde el centro de todo, ese dinero desaparecido era algo casi insignificante. Fue gracias al trabajo de los cuarenta y uno en su apogeo, y luego de Momonga cuando quedó solo que eran inmensamente ricos; lo suficiente para ser un gremio clasificado auto-sustentable por al menos cien años en el juego.
Y con la llegada de sus veintiséis camaradas, el oro se había incrementado en una buena cantidad. Para aclarar, las monedas utilizadas en Yggdrasil II tenían un diseño diferente pero el valor era el mismo. Las gemas, por otro lado, resultaron ser más costosas.
—Dale un seguimiento a este caso. Si vuelve a desaparecer otra cantidad quiero que me contactes inmediatamente por cualquier medio necesario. —Demandó la muerte— En estos momentos me reuniré con mis compañeros y hablaremos de esto también.
—¡Sí mein Vater! Oigo y obedezco.
Lo último que Ainz vio antes de teletrasportarse fue a su creación hacer una exagerada reverencia. Estando ahora en el pasillo del Noveno Piso suspiró para sus adentros en una forma de tratar liberar la tensión y vergüenza acumulada.
Levantó su mano y rápidamente se comunicó con algunos de sus amigos que estarían fuera de Nazarick para que vuelvan. Hizo lo mismo con los que estarían en la Tumba; varios de ellos se encargarían de difundir el mensaje si estaban cerca unos a otros.
La reunión comenzaría dentro de unos cinco minutos, caminar hasta la Mesa Redonda le tomaría más tiempo del que tenía, la única opción que le quedaba era teletrasportarse de nuevo.
Estando a punto de activar el anillo del Gremio, el sonido de una puerta siendo abierta a sus espalda lo detuvo. Miró hacia atrás y quedó congelado en su lugar. Si estuviera en su cuerpo humano, su rostro habría perdido el color y su corazón probablemente dejaría de latir.
Ahí, tratando de ingresar de nuevo en su habitación estaba la pequeña miembro de Blue Rose, Evileye. Ella también se detuvo y ambos quedaron viéndose por distintas emociones.
¿Qué hacer en esta situación? ¿Cuánto de todo lo que dijo Ainz a sus amigos ella oyó? Por la acción que estaba haciendo, era obvio que había estado ahí desde que él llegó sin revisar antes... ¿Era realmente demasiado tarde para entregarla a Entoma y suplantarla con un Doppelgänger?
Agradeciendo internamente, Ainz se calmó gracias a su supresión de no-muerto. Giró por completo y la saludó como debía sin importar lo sucedido. Tenía que ser un buen anfitrión apresar de saber que no era del agrado de la pequeña maga.
—Señorita Evileye, no la vi allí. ¿Hay algo que necesita?
—... No, para nada. —Tardó en responder y era porque la voz de Ainz se le hacía familiar. ¿Quizás era una ilusión? Juraría que antes lo escuchó con un tono diferente— Yo solo... quise ver a Lakyus que salió hace un momento.
La líder de Blue Rose sí estaba en la otra habitación conversando con la princesa pero la razón por la que Evileye salió era porque quería saber si la chica del Reino Santo ya había vuelto de su caminata con el no-muerto.
—Oh, ya veo. En ese caso me retiro, tengo asuntos que atender.
—¡D-disculpe! —Llamó con algo de fuerza haciéndolo detener de nuevo. Ainz estaba confuso, ¿que no desconfiaba de él?— Antes de que se vaya... ¿Podría saber si Momon-sa-dono se encuentra aquí también?
—... ¿Momon? —"Ah, era por eso" Pensó, aunque todavía no lo entendió— Me temo que no, él está en la capital haciendo sus deberes o posiblemente descansando. ¿Se puede saber el por qué lo buscas? Si es por algo importante puedo hacerlo llamar para usted.
—¡No es necesario! —Gritó de nuevo. Los Asesinos de Ocho Filos que seguían a Ainz en todo momento (incluso si este se teletransportaba; tenían que buscarlo rápidamente por los alrededores para seguir su función de proteger) se pusieron tensos listos para atacar a la insolente enana— Eh, quiero decir... escuché que está por tener una reunión y no quisiera robar parte de su tiempo... Me disculpo, no era mi intención interrumpir su privacidad.
Para pasar de ser déspota a mostrarle algo de respeto, Ainz estaba seguro de que hizo algo inconsciente que cambio la opinión que le tenía esta mujer.
—No es culpa tuya; yo no revisé donde estaba antes de comunicarme con mis compañeros. En todo caso, si eso es todo debo de retirarme.
Al ya no haber una interrupción, Ainz desapareció en un rápido destello de luces arcoíris. Los Asesinos de Ocho Filos nuevamente se alejaron saltando hacia donde su amo había dicho que estaría; no les importaba quedarse a ver qué haría esa niña.
—Yo~, Momonga-san. —Lo saludó alguien apenas apareció en la entrada; al menos estaba vez tenía una vista de ambos lados de pasillo para no ser tomado desprevenido de nuevo.
—¿Hm? Oh, hola Blue Planet-san, Bellriver-san. Gracias por venir tan rápido.
—No hace falta agradecer Momonga-san; sabes que debería ser natural para nosotros asistir a estas reuniones. —Devolvió a modo de saludo Bellriver. Ambos Supremos ya se encontraban cerca y con un par de pasos ingresaron a la Mesa Redonda; las puertas quedaron abiertas para que los otros miembros llegaran y los notaran.
Dentro ya estaban unos ocho sentados y conversando. Ainz sintió calidez en su no-corazón; los recuerdos de sentarse solo hace un par de años fueron desvaneciéndose como malas pesadillas.
Recibió los saludos correspondientes y tomaron asiento en sus propias sillas que tenían un sello de sus propias banderas.
Pasaron dos a tres minutos más y los veintisiete por fin estaban en silencio esperando las palabras de su líder. Ainz dio inicio a la reunión, no les quedaban mucho tiempo antes de alistar todo para tener aquella cena.
—Chicos, como bien habíamos quedado hoy en la tarde, el primer tema a tratar será sobre cuáles serán nuestras propuestas para con los dragones, la Teocracia y el Estado de Consejo Argland.
Asintieron en comprensión; los intelectuales comenzaron aportar sus conclusiones, empezando con Tabula Smaragdina.
—La información que tenemos sobre esas dos Naciones es superficial pero una de ellas es más accesible y es que la Teocracia Slane no posee una fuerza que incluya Magia Salvaje aunque posiblemente tenga un Ítem Mundial, sin contar a sus semi-dioses que posiblemente estén rondando los niveles sesenta o setenta debido a las hazañas que nos contaron esos infiltrados capturados.
—Por otro lado, el Estado de Argland tiene un consejo de cinco Lores Dragones. —Agregó Punitto Moe para hacerles recordar a sus camaradas— Se puede suponer que todos utilizan Magia Salvaje. El más peligros de ellos es el Lord Dragón de Platino, quien además resultó ser Riku Agneía, uno de los antiguos trece héroes.
—Ese Platino tiene una base lejos de Argland. Se llama Eryuentiu, es como una isla flotante que sirve como ciudad y que debajo de ella hay una metrópolis; se encuentra al sur de la Teocracia Slane y en el informe de Demiurge se dice que es la capital de su ya extinta Nación, también posee diversos monstruos de medio nivel que lo protegen. —Comentó Bellriver.
—Momonga-san. —Llamó Touch-me— La razón por la que no has actuado contra cualquiera de ellos es por tu cautela de que tengan el Ítem Mundial que controló a Shalltear, ¿correcto?
—Es así. ¿A qué quieres llegar, Touch-san?
—Bien, bueno. Ya que sabemos que los Ítems Mundiales se bloquean entre sí al igual que la Magia Salvaje, podemos aprovechar la oportunidad de que tanto Ulbert-san como yo sirvamos de carnada, después de todo somos inmunes por nuestros títulos aunque tengamos el nivel ochenta.
—Quiero adelantar que fue mi idea y él estuvo de acuerdo. —Dijo Ulbert antes de que alguien hablara en contra— Hasta ahora no hemos recibido ningún intento de comunicación por parte de otros jugadores a pesar de que nos revelamos en muchas ocasiones; eso significa que no hay ninguno en el continente o, no son lo suficientemente poderosos y valientes para intentar una tregua.
—¿A qué quieren llegar? —Interrumpió Luci*Fer alzando una ceja sin abrir mucho sus ojos— ¿Quieren conquistar o tener algo de acción?
—Ambas cosas, ¿no es así? —Contestó por ellos Shijuuten Suzaku— Si por ejemplo atacamos en conjunto la Teocracia, no solo nos liberaríamos de un posible enemigo y obtendríamos un nuevo territorio sino también se podría descubrir el alcance del poder que podemos tener como nivel ochenta.
Varios estuvieron de acuerdo, ellos también querrían probar los límites de sus poderes. No había casi oportunidad de desatar varios hechizos del décimo nivel sin que el terreno quede hecho un desastre sin vida.
—¿Saben? he estado pensando un poco desde que supimos lo de Shalltear... Podría ser la Teocracia. Ellos tienen una ideología extremista y poseen diversas Escrituras que se encargan de todo tipo de actividades. Los llamados seis grandes dioses la fundaron y no sería exagerado apostar que les heredaron sus Ítems para que sobrevivan; que sean la Nación más fuerte de la humanidad solo apoya firmemente que ellos han sido los responsables.
Hubo un corto silencio que fue utilizado para pensar en las palabras de Peroroncino. No era muy usual escucharlo decir cosas demasiado coherentes o profundas con buen respaldo. Normalmente lo único que sabía en Yggdrasil era sobre la arquería y el ero; nadie en el Gremio tenía mejor conocimiento que él sobre esos dos temas en particular.
