Pegasus Fantasy, luz de libertad…
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sal1310. Me alera que te haya gustado mi trabajo hasta ahora, realmente compartimos el mismo ideal. Me gusta el Seiya x Saori, pero es que Shoko es tan linda que te hace quererla también, además, comparten muchas cosas con Seiya, desde el parecido de sus constelaciones, personalidad u otras. Me gusta contar con tu apoyo. ¡Saludos!
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Sin más, comencemos…
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Desde la Era Mitológica, la diosa Hera siempre ha tenido envidia de la diosa Athena, esto más porque siempre fue la consentida de Zeus, además, él solo la pudo tener, cosa que le dio envidia y al intentar tener un hijo sin ayuda de su esposo, lo que logró fue hacer nacer a Hefesto, que se convirtió en un adefesio.
La fijación de Hera por Athena hizo que le naciera un odio hacia la diosa de la guerra, aunque fuera la consentida de su esposo, eso no impedía que el odio que tenía Hera disminuyera, todo lo contrario, aumentaba.
Las guerras Santas contra Hades y Poseidón solo fueron excusas que hacia la esposa de Zeus para derrotar a Athena, cosa que nunca hacia bien ya que la diosa de la guerra siempre lograba ganar las guerras con ayuda de sus valientes Caballeros.
Pero había dos Caballeros que siempre ayudaban a Athena, y eran los responsables del gane de la diosa de la guerra en todas las batallas.
El Caballero de Pegaso, el cual fue el primero en herir el cuerpo de Hades en la mitología. A esto se le sumaba la gran cantidad de batallas que libró el caballo alado a lo largo de su servicio con Athena. Por eso se le puso el título del Asesino de Dioses.
La otra fuerza del ejército fue la Saintia de Equuleus, la cual siempre reencarnaba para ayudar a su hermano Pegaso en las batallas. Esta mujer era capaz de liberar un gran poder que era capaz de igualar a muchos guerreros de élite de muchos ejércitos.
Con el título de La Guerrera Legendaria, la Saintia de Equuleus siempre fue vital junto a Pegaso en varias guerras Santas.
Ahora, con la diosa Hera lista para declarar la guerra a Athena, las tropas del ejército ateniense se reunieron en los campos de entrenamiento.
Cabe decir que los Caballeros que habían muerto en la guerra civil que causó Saga de Géminis, fueron revividos gracias a Shun, que, al haber sido el recipiente de Hades en la anterior guerra Santa, podía usar algo del poder de revivir muertos que poseía el dios de la muerte.
En eso, el Patriarca Shion reunió a todos los Caballeros masculinos y femeninos en el sitio en el cual hablarían sobre la guerra que se avecinaba.
- ¡Atención! – llamó Shion – Caballeros del Santuario, hoy en día hemos vivido en completa paz y armonía luego de la derrota del malvado Hades. Pero no creo que debamos confiarnos. Sé que acabamos con la mayor amenaza del Santuario desde tiempos mitológicos, pero ahora, nos enfrentamos a una nueva amenaza.
- ¿Amenaza nueva? – los murmullos se escuchaban de los Caballeros que no entendían a que se refería el Patriarca.
- Tal vez no sepan de que hablo, pero les diré – Shion comenzó a relatar – hace unos días, por alguna extraña razón, el ejército de Hades y el de Poseidón revivieron y se enfrentaron a nuestros Caballeros de Pegaso y Equuleus.
- ¿Revivió el ejército de Hades? ¿Poseidón? – los murmullos volvieron.
- Sé que es difícil de creer, pero créanme, estamos ante una nueva amenaza y esta vez, se trata de la mismísima esposa del olímpico Zeus, Hera.
- ¡¿La diosa Hera?!
- Sí, por alguna razón, la diosa Hera nos quiere declarar la guerra, no conocemos en sí las razones, pero al parecer, quiere matar a nuestra diosa.
- ¿Está bien Athena? – dijo Algol de Perseo.
- Sí, ella está con los Caballeros de Bronce en estos momentos.
- No creo que debamos preocuparnos por ahora – dijo un Caballero – si tenemos al Caballero de Pegaso dirigiéndonos, saldremos a la victoria.
- Seiya de Pegaso es el que nos dirigirá hacia la victoria.
- Y sin olvidar a su novia, la Saintia de Equuleus, ella es igual de fuerte que él – dijeron otros Caballeros que estaban convencidos de que Seiya y Shoko los liderarían a la victoria sobre cualquier ejército.
El ejército estaba convencido de que con Seiya al frente la victoria era más que segura, pero los Caballeros Dorados y el mismo Shion sabían que Seiya era duda para la batalla, estaba peleado con Saori así que ni él ni Shoko de Equuleus eran asegurados para batallar.
- ¡No solo pensemos en Pegaso y Equuleus! – anunció Shion – somos Caballeros de Athena, formamos un ejército el cual lucha por la justicia de la Tierra, no solo le encargamos a ambos Caballeros la misión de llevarnos a la victoria.
- Pegaso y Equuleus son nuestros ases bajo la manga – dijo Dohko de Libra – es más, debemos luchar con todo nuestro poder y ganar una vez la guerra que se nos avecina.
- ¡Sí!
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Mientras que el ejército de Athena estaba reunido en el campo de entrenamiento, en la cámara de la diosa estaban reunidos los Caballeros de Bronce legendarios y sus Saintias las cuales solo estaban pensando en un plan para llevar a la victoria al ejército de Athena.
- ¿Entendieron el plan? – preguntó Saori.
- Algo – dijo la Saintia de Corona Boreal – lo que está proponiendo es que enviemos a parte de los Caballeros de Bronce para ver qué ejército mandará esta vez la diosa Hera.
- Puede ser buena idea, pero no creo que vaya a algún lado este plan – dijo el Cisne.
- ¿Por qué lo dices Hyoga?
- Aunque enviemos a Caballeros de Plata a realizar expediciones, no tenemos ideas de que sería de ellos, puede que los ejércitos de los que mande Hera sean más fuertes que ellos, eso significa que morirían en vano.
- Shun, ¿ya no tienes el poder nigromante de Hades?
- No, no me queda nada, no sé cómo usar el poder de Hades como lo hice cuando reviví a los Caballeros.
- Vaya, eso es un problema.
- No importa Shun, hiciste lo mejor que pudiste – dijo Ikki.
- ¿Qué hacemos entonces?
- Ni idea señorita Saori? – dijo Mii.
- Sería más fácil si Shoko y Seiya estuvieran – dijo Xiao.
- Sí, todo sería más fácil – dijo Saori bajando la mirada, pero luego escuchó ruido proveniente de la parte inferior del Santuario y miraron para ver qué pasaba.
- ¿Qué ocurre allá abajo?
- Ni idea, debemos ir a ver.
- Sí, a lo mejor es algo importante.
Saori y los demás solo bajaron a ver qué pasaba y cuando llegaron.
- ¿Qué ocurre? – dijo la peli lila.
- Diosa Athena – todos se arrodillaron ante la diosa la cual llegaba al lugar en el que estaban causando tanto revuelo.
- Shion, ¿Qué ocurre?
- Pues verá… - el peli verde solo miró hacia atrás en el cual estaban los dos Caballeros legendarios - quieren hablar con usted.
- Seiya, Shoko-san – Saori no creía que sus dos mejores Caballeros estaban ahí, siempre con sus Armaduras, pero esta vez venían algo rasguñados.
- ¡Hermana! – exclamó Kyoko viendo de vuelta a su hermana.
- ¡Shoko / -san! – las Saintias miraron a su amiga y compañera de armas.
- Seiya, volviste – dijeron los Caballeros y amigos del castaño.
- Hola chicos – devolvió el saludo el Pegaso siempre con su actitud alegre.
- … - Shoko simplemente ignoró a sus amigas las cuales se sintieron bastante tristes por la actitud de la peli rosa.
- Chicos, me alegra verlos…
- No me vengas con tu hipocresía ahora Athena, venimos a hablar, no a que nos consientas – Shoko habló claro y dejó a más de alguno de los Caballeros de todos los rangos helados por las palabras de la Saintia.
- ¿P-Por qué me hablas así? – Saori estaba asustada por eso.
- Solo hablemos que es lo que nos incumbe – dijo Pegaso, aunque no tan enojado como Shoko.
- ¿D-De que hablarán? ¿Vamos a la Cámara de Athena o…?
- La diosa Hera viene de vuelta con un gran ejército y esta vez, de parte de varios de los dioses Olímpicos que le están ayudando.
- ¿Q-Que? – la peli lila soltó a Nike la cual cayó al suelo.
- ¿Qué tratas de decir Seiya? – preguntó Aioria.
- Lo que escuchas Aioria, la diosa Hera viene con un gran ejército, probablemente sean unos 1000 hombres, los cuales son algo fuertes por lo que hemos sabido.
- ¿Cómo saben eso? – preguntó el Patriarca – me da curiosidad saber cómo fue que lo supieron.
- Una persona nos dijo – habló Equuleus – y creo que Athena debería hablar con ella, ya que se conocen de hace tiempo.
- ¿Qué cosa? – Saori sintió un cosmos muy poderoso acercarse a ella, es más, hasta los Caballeros quedaron asustados ya que era un poder demasiado monstruoso, era parecido al de…
- ¿Acaso es…? – Shion quedó helado al sentir ese cosmos ya que se le hizo familiar.
- ¿Hades? – dijo Dohko - ¡¿Cómo es posible que Hades siga con vida?!
- No soy mi esposo – dijo la voz de una mujer que se manifestó en el Santuario, esta llevaba una capucha negra que le envolvía todo el cuerpo.
- ¡Cuidado, protejan a Athena! – la armada se puso en guardia lista para atacar a la intrusa.
- ¡Alto! – exclamó Pegaso – no la ataquen, no ha venido a atacar.
- ¿Qué dices Pegaso? – Shion estaba confundido por esto - ¡¿Qué no sientes su cosmos?!
- ¿Así que tú eres el Patriarca Shion? – dijo la voz dirigiéndose al peli verde.
- S-Sí, soy yo, ¿Cuál es tu asunto aquí en el Santuario?
- Que modales – dijo la voz – como sea, vengo a hablar con Athena o debería decirte, sobrina.
- No soy tu sobrina, soy tu hermana – Saori levantó la mirada hacia la mujer - ¿Qué haces aquí… Perséfone?
- ¡¿Perséfone?! – exclamaron todos al saber el nombre de la mujer.
- Así es Athena – la mujer se destapó y mostró su belleza al mundo, aunque siempre vestía una Sapuri parecida a la Armadura que vestía Hades solo que en versión femenina. La mujer era peli roja y sus ojos verdes que mostraban el horror de la muerte, pero a la vez, eran hermosos.
- ¿A qué has venido Perséfone? – dijo la diosa de la guerra – no creo que vengas en son de paz ¿o sí?
- Cálmate un poco Athena, solo vengo a hablar – decía la peli roja – creo que ya sabes que Hera piensa atacar el Santuario.
- Sí, por mis Caballeros me enteré de eso.
- Bueno, la cosa es que Hera está enojada contigo y con toda tu Armada.
- ¿Por qué haría eso? – dijo la diosa algo indignada – yo no le hecho nada malo.
- Puede que no directamente, pero el orgullo que le has herido no se lo quita ni Zeus – Perséfone miró al cielo – Zeus no está en estos momentos gobernando el cielo, por lo que Hera puede hacer lo que quiera ahora, y créeme, no quieres saber cuándo se enoja de verdad.
- Siempre ha sido una amargada.
- Volviendo a lo que nos incumbe, créeme, algunos de los dioses se han puesto a favor tuyo de no atacarte, pero unos cuantos no se han quedado atrás con su sed de venganza y se han puesto con Hera de luchar en contra tuya.
- ¿Por qué quiere atacarme? ¡Es lo que no entiendo!
- Desde que empezaron las Guerras Santas en la era mitológica, Hera siempre ha sido espectadora de todas las batallas que libran, siempre ha deseado que alguien te derrote y que le mundo caiga en manos de los dioses de nuevo. Al ver que Zeus no está de acuerdo con ella, Hera lo planteó en secreto reviviendo al ejército de Poseidón y al de mi difunto esposo con mi ayuda.
- ¿Por qué la ayudaste?
- Le pidió el favor a mi madre y ella me convenció de hacerlo, pero no creí que era para eso.
- ¿También reviviste a los dioses gemelos?
- No, esos no me interesan, en especial Thanatos y sus gritos de vieja loca.
- ¿Tú también nos declararás la guerra?
- No, es más, debería hacerlo ya que mataste a mi esposo y ahora yo me encargo del Inframundo y créeme, es aburrido.
- Pues es culpa de Hades por estar a cada rato jodiendo con sus Guerras Santas.
- Bueno, dejemos eso a un lado, lo importante es que Hera vendrá dentro de 1 mes a invadir tu Santuario y viene con el ejército de Hades y el de Poseidón.
- ¿Por qué siguen con vida? – dijo Shun – se supone que los acabamos…
- Recuerden que solo los mataron, más no fueron encerrados en el rosario que posee el Caballero de Virgo.
- ¿Qué? – la mayoría miró a Shaka el cual sacó el rosario y efectivamente, notaron como las cuentas estaban de su color normal y no negras.
- Bueno, ahora no quiero involucrarme en ninguna guerra, ya tengo suficiente con lidiar con los muertos que tuvo la guerra Santa y además los que está matando ese tal Reina virus, corona algo, como se llame ese virus.
- Perséfone.
- Nos vemos – la peli roja sin más desapareció dejando a todos con un frio recorriéndoles la espalda.
Aunque aumentó más cuando Shoko y Seiya comenzaron a alejarse del lugar, cosa que indignó a más de alguno.
- ¿A dónde van? – preguntó Saori - ¿no pelearán con nosotros?
- Dijimos que solo pelearíamos como apoyo y en algunas batallas – dijo Shoko – no estoy dispuesta a luchar en esta guerra sin sentido.
- P-Pero Shoko-san…
- Nos vemos – sin más, ambos Caballeros equinos desaparecieron del lugar dejando a más de alguno con varias dudas.
La armada de Athena estaba ida ya que ellos tenían fe en que Seiya y Shoko los liderarían a la victoria y ahora con esta declaración… los ánimos bajaron.
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Continuará…
