La puerta fue abierta con suavidad tomando desprevenido a Ainz quien rápidamente corrigió su postura. Unos segundos después pudo relajarse al ver que el ingresado era sólo su amigo HeroHero.

Siendo un limo el Supremo se movía de manera extraña. Hacia arriba, hacia abajo, tambaleo a un lado y luego al otro, de vez en cuando parecía derretirse para luego tomar una forma más sólida y repetir el proceso. Era como si nunca estuviera en equilibrio con su propio cuerpo.

Siendo natural gracias a sus clases y raza, Herohero debería de quemar con su ácido todo lo que tocaba o pasaba por encima; sin embargo, aquello se volvió una habilidad que bien podría manejar a voluntad propia, cosa que agradecía tanto él como sus amigos pues sino estaría destruyendo todo Nazarick junto a Chagama aunque ella en menor medida.

—¡Herohero-san! Me tomaste desprevenido. —Para demostrarlo, el Overlord se tocó las costillas superiores que protegían su inexistente corazón.

—Ah, lo siento Momonga-san. —Se rió de manera gutural— Pensé que ya había alguien del Gremio acompañándote.

—No, todavía. Pero deben de estar por llegar; también acabo de dar la orden de mandar a llamar a los gobernantes.

Tomando asiento casi cerca del GuildMaster que estaba a la cabeza de la mesa, Herohero se dejó caer sin escrúpulos en el cómodo cojín, desparramándose por todos los bordes pero sin llegar a caerse por completo. Solo el bulto que servía como su cabeza se alcanzaba a ver de él.

—Te noto cansado, ¿has comido y dormido bien Herohero-san?

—Sí, lo hice. El anillo de sustento también ayuda. Es solo que... no lo sé, mi cuerpo parece siempre estar flácido y eso me genera desgana de hacer cosas simples. Me pregunto cómo es que Chagama-san puede mantenerse tan activa.

—Deberías preguntarle si se vuelve demasiado molesto para ti en tu día a día. —Simpatizando con su amigo, Ainz recordó sus días cuando todavía estaba en Yggdrasil. Ahí Herohero era más hiperactivo, especialmente cuando creaba... Una idea se formuló en su mente y no dudó en decirla— O quizás debas hablar con Solution, ella también es un limo aunque no se muestra como tal.

El limo oscuro inclinó la cabeza pensativo, luego se acomodó mejor en su asiento para contestar.

—Mm... Hablaré con Chagama-san primero y luego a ella, espero que sus respuestas no sean tan diferentes o al menos no genere preocupación a Solution cuando sepa de mi estado.

Dando una sonrisa que sería imposible de ver, Ainz se relajó lo suficiente para demostrarlo con sus hombros hundidos levemente. Su aura de algún modo u otro no se sentía como un amigo reconfortante, sino, paternal.

—Todo estará bien, te lo aseguro Herohero-san.

El limo se quedó en silencio viéndolo. Gracias a su raza e Ítems de visualización era capaz de ver ese aura, de sentirla en plenitud. Como amigo, Herohero se sintió orgulloso de la evolución que Momonga obtuvo en la ausencia de todos los miembros.

Unos toques en la puerta seguida de la voz de una sirvienta llamó la atención de ambos Supremos que se veían. Recuperaron la compostura tanto física como emocional y finalmente Ainz alzó la voz dando permiso para ingresar. Lo bueno de su atuendo de nivel Divino para esta noche era que seguía siendo el mismo que casi siempre usaba, solo que estaba vez no estaban las hombreras para no llegar a incomodar a quienes se sentaría a su lado.

La primera en ingresar por supuesto tuvo que ser la sirvienta encargada de traerlos; seguido ingresó el mayor de todos, el Rey Ramposa junto a su hijo Zanac; después Jircniv y por último Caspond... Al menos, solo ellos debieron haber venido.

Sin embargo, dos personas más se unieron al final y no eran otros que los miembros del Gremio con los títulos Mundiales. Touch-me y Ulbert Alain Odle, ambos mantenían su distancia siguiendo su acto de ser rivales.

—Sean bienvenidos; por favor, tomen asiento en donde gusten. —Dando una cálida bienvenida, Ainz señaló con ambos brazos todos los asientos libres.

El demonio cabra al notarlo sonrió con ganas, apresuró el paso empujando al Campeón Mundial sin mucha fuerza.

—GuildMaster, como siempre es un gusto verlo en cualquier circunstancia. —Dando sus respetos lo saludó con un apretón de manos. Luego miró a su compañero limo y también lo saludó aunque desde donde estaba— Oh, también estás aquí Herohero, ¿llegaste temprano?

—Fue hace solo unos minutos. —Respondió calmado— Buenas noches humanos. Ulbert, Touch-me tomen asiento también.

El paladín de plata solo alzó una mano para corresponder los saludos de todos. Ulbert se apresuró y tomó asiento junto al lado derecho de Ainz quedando también al costado de Herohero, mientras que Touch-me tomó el lado izquierdo. Lo bueno de esa mesa rectangular era que la cabecera estaba destinada a ser ocupada por tres personas.

¿Y qué mejor manera que el GuildMaster sentado en el medio siendo custodiado por los dos que tienen el título Mundial?

Los gobernantes se miraron entre ellos tratando de adivinar donde sería el lugar adecuado para comer sin estar demasiado rodeados de los Supremos. La única forma fue sentarse al lado de Touch-me y frente a Herohero.

Ramposa tomó el primer asiento ya que se sentía cómodo estando con el de armadura blanca, seguidamente su hijo se colocó a su lado; caspond continuó y Jircniv al final. El Emperador de sangre esperaba que sea quien sea el Supremo que se sentaría a su lado no sea demasiado grande o grotesco o terrorífico.

Y pensando en ello, la puerta que se encontraba semi abierta hizo el ruido de abrirse una vez mas, esta vez quedando asi para permitir el paso a los otros que no tardaban en llegar.

Los primeros ingresados fueron los dos nephilim del Gremio, Warrior Takemikazuchi y Yamaiko. Ambos con su gran altura fácilmente taparon a los de atrás que a decir verdad no hicieron nada por ser cubiertos.

Bukubukuchagama y Punitto Moe parecían estar conversando sobre algo interesante; Peroroncino, que parecía recién haberlos alcanzado por sus alas todavía en movimientos, aterrizó con suavidad y miró a su hermana en busca de un reproche que nunca llegó. Suspirando a salvo levantó la vista y saludó con gracia a los presentes, deteniendo su alegría una vez localizó a Ulbert quien le sonreía inocente.

Flafoot al darse cuenta dio un codazo disimulado a su compañero alado para que deje de parecer como si estuviera viendo cosas grotescas. Nishikienrai se rió bajo por la cara de dolor que hacía el arquero luego de dicho golpe.

Los saludos se dieron sin tardanza, los demás miembros del Gremio fueron llegando conforme los minutos pasaban. Una vez estando por fin todos reunidos, las sirvientas comenzaron a traer diversos platillos deliciosos y coloridos.

La Gran mesa que antes se encontraba vacía ahora estaba repleta a más no poder de comida que parecía salida se cuentos de hadas. Algo natural sería que los olores se mezclaran y marearan a todos pero no fue asi, todo lo contrario en realidad.

Dando inicio al festín pero sin poder acompañarlos en comer, Ainz dio palabras de agradecimiento por haber aceptado su invitación de esta cena y propuso de antemano invitarlos a quedarse por unos días más.

—Nos gustaría quedarnos Su Majestad. Antes de llegar a su Imperio, mis hijos y yo nos encargamos de dejar todo en orden con ayuda de la primer ministro y el ministro de defensa.

—El Reino Santo aunque está en reforma puede sostenerse por si solo incluso si estoy ausente por unos días. Me gustaría aceptar esta invitación no sin antes enviar un mensaje del porqué de mi retraso a mi Nación, si no es mucha molestia.

Con un asentimiento el Overlord estuvo de acuerdo aunque en realidad todo era una fachada y el mensaje no era necesario cuando todos los nobles y altos cargos eran Doppelgängers.

Dos de los gobernantes estaban bien con quedarse. Solo quedaba saber la respuesta de Jircniv, él al principio quería declinar pero ahora al ser el que quedaba se tragó su negativa y asintió con una sonrisa un tanto forzada.

—... Por supuesto, puedo hacer algunos arreglos y quedarme en su hospitalidad por unos dos días.

Para Ainz fue agradable que los gobernantes aceptaran. Para sus amigos que pudieron ver atraves del emperador rubio... digamos que no estaban contentos.

—Excelente. —Respondió el Overlord con aquella voz que le daba el insecto labio que se puso antes de la cena— Haré saber a las sirvientas de su estancia para que puedan atenderlos correctamente. Si necesitan algo del exterior pueden comunicarse con ellas para que me contacte. Ahora entonces, sírvanse a gusto y buen provecho a todos.

—Itadakimasu. —Agradecieron a coro los Supremos. La comida servida era los mismo para todos, por lo tanto no hacia falta estirar la mano o pedir pasar una fuente diferente de alimento.

Fuero unos 20 minutos largos para Ainz. De vez en cuando iniciaba una conversación o respondía preguntas inocentes. No pudo hacer mucho. Miró a cada amigo y remontó en su memoria la sensación de la comida en su paladar humano.

Si ninguno de sus amigos lo hacía, Ainz al finalizar la cena encargaría un par de platos para su deleite en secreto dentro de su habitación. Las sirvientas podrían tener dudas pero estaba seguro que nunca cuestionarían una orden suya.

—Su Majestad Ainz Ooal Gown-sama , esto puede sonar un poco indecoroso y hasta irrespetuoso en su privacidad pero, ¿la primer ministro... no debería acompañarlo en esta cena como su mano derecha?

¿Por qué llamar por el nombre completo a Ainz y no simplemente 'Su Majestad' como antes lo hacía? Fácil, estaba rodeado de todos los gobernantes del mismo territorio. Además, no podía llamarlo Ainz-sama porque en primera no tenía una confianza de tal magnitud con él y en segunda, sería descortés en la etiqueta de la realeza.

Tabula dejó de comer cuando nombraron a su creación. Alzó la vista de su plato a pocos bocados de terminar y esperó a que alguien respondiera al hijo de Ramposa.

—¿Mano derecha dices? —Bufó Ulbert interrumpiendo mientras su afilada sonrisa se volvía más oscura gracias a la mitad de máscara. Zanac tragó su saliva lo más silencioso que pudo.

—Ulbert. —Reprochó Ainz sin estar realmente molesto con su amigo. Miró al joven Príncipe, tratando sin éxito de calmarlo con su interna mirada suave— Ella no es necesariamente mi mano derecha por ser la primer ministro. Ahora mismo está atendiendo asuntos internos que requieren precisión para moldear el futuro del Imperio Hechicero acorde nuestros deseos de volverlo una utopía.

—Entiendo... Debe de estar muy ocupada entonces. Me disculpo por el atrevimiento que mostré.

—Todo está bien príncipe Zanac. Era una pregunta válida.

Y siguieron comiendo lo poco que quedaba hasta terminar. Ninguno volvió a preguntar sobre la belleza de clase mundial o por algún otro guardián de piso.

Si alguien de los humanos tenía dudas sobre porqué algunos de los Supremos habían dejado ciertos platos sin tocar en absoluto, no se lo preguntaron ni en sus propias mentes. Ainz por otro lado entendió el significado y agradeció a esos amigos con un leve asentimiento. Después de todo parecía que le guardaron un poco para que coma.

Demostrando la etiqueta que se les fue enseñada o leída por sí mismos en su privacidad, los Supremos dejaron los utensilios perfectamente acomodados en sus platos principales. Y dieron las gracias a nadie en particular por saciar el hambre.

Superados por la delicadeza, confianza, naturalidad y precisión, los humanos pusieron todo de sí para también demostrar sus modales pero sintieron que fracasaron en comparación de los Supremos. Agradecieron la comida a los seres que compartieron la mesa y esperaron pacientemente la indirecta de permiso para volver a sus habitaciones.

—Muchas gracias a todos por asistir a esta cena. Sé que ahora han de estar saciados y cansados, por ello me apresuro en decirles lo feliz que estoy con que se queden en estancia de Nazarick. Si desean, ya pueden volver a sus habitaciones. Los Asesinos de Ocho Filos deben de estar afuera en espera de guiarlos.

Desalojaron respetuosamente y devolvieron las gracias a Ainz por darles la oportunidad de quedarse. En orden se retiraron y cerraron la puerta. Los miembros del Gremio dejaron sus fachadas y actuaron con naturalidad ahora que estaban entre amigos.

Shijuuten Suzaku se encontraba al otro lado de la mesa, pero eso no fue impedimento para levantar la voz en busca de la atención del GuildMaster, cosa que logró sin mucho esfuerzo.

—Momonga-san, creo que es obvio pero varios de nosotros te hemos dejado ciertos platillos para que comas en privado. Debes de estar saludable y bien descansado a pesar de que no te muestres como humano.

Contestar ya sea afirmar o negar no fue una opción. Nuuboo se apresuró en comentar para no darle alternativa.

—Haré guardia con Nearata-san, no tienes de qué preocuparte. Mañana tienes que salir de viaje, y seas o no un no-muerto, todavía eres nuestro amigo y líder. Tu bienestar es fundamental para todos nosotros.

"No volveremos a fallarte" Pensaron con determinación todos.

Avergonzado pero conmovido aceptó las palabras con profundo agradecimiento. Se levantó de la mesa y llamó a una sirvienta. La que ingresó fue Increment, una creación de su amiga Yamaiko.

—¿En qué les puedo ser útil, Seres Supremos?

En el pasado todos los residentes de Nazarick cuando eran llamados le preguntaban directamente a Ainz por ser el Supremo que quedaba presente. Ahora con el regreso de más de la mitad tenían que dirigirse como conjunto si habían más de cinco en la misma habitación.

—Con ayuda de otras sirvientas limpien todo sobre la mesa antes de colocarlos en sus lugares correspondientes junto con las sillas. Únicamente los platillos que tengan comida intacta los quiero en mi habitación dentro de quince minutos, si es posible caliente de nuevo. Eso es todo.

—Sí, como usted ordene Ainz-sama. —Dando una reverencia corta se volvió hasta la puerta, segundos después regresó acompañada de una docena de sirvientas que con los rostros sonrientes y orgullosos comenzaban su trabajo de limpiar.

Otros segundos después y tres sirvientas más siendo lideradas por Decrement, también creada por Yamaiko, se acercaron con carritos para trasladar los platos con comida de regreso a la cocina para calentarlos sin que pierdan su sabor original.

Con despedidas y buenas noches entre todos los Supremos, cada uno se teletrasportó o caminó a distintos lugares de Nazarick. Solo unos cuantos fueron en dúos o cuartetos.

Al aparecer en la entrada de su propia suit, Ainz abrió la puerta e ingresó antes de que alguna sirvienta cercana o un Asesino de Ocho Filos del otro lado lo hiciera por él. Ya del otro lado, como supuso, la sirvienta se detuvo metros antes de la entrada.

—Estaré en mi habitación. En unos minutos vendrán Nearata y Nuuboo, ellos se quedarán aquí en mi oficina para terminar de firmar algunos papeles; quiero que les den privacidad esperando afuera o haciendo otros deberes. ¿Entendido?

—Sí Ainz-sama. —Contestó la sirvienta. Los Asesinos de Ocho Filos simplemente hicieron una reverencia en silencio y se colocaron en sus posiciones.

—Mm. Buen trabajo.

Pasó de puerta en puerta hasta llegar a visualizar su cómoda cama de gran tamaño. Como una costumbre hecha desde que llegó, Ainz se zambulló en el colchón y descansó por unos segundos en la posición que quedó.

Su mente vagaba en nada particular. Apagó las luces de sus ojos y simplemente se relajó.

No supo cuánto tiempo pasó cuando hubo un toque en su puerta. Con una rapidez digna de un ninja Ainz se sentó en el borde de la cama, con la espalda recta y mirando la pared contestó neutralmente un pase.

—Ya llegó tu comida Momonga-san. Espero no haber interrumpido algo, escuché un poco de ruido.

Bueno... No tan digno como un ninja, todavía debía mejorar si no quería que algún Guardián de Piso lo descubriera gracias al nivel 100 que tienen y todas sus habilidades.

—Ah, no es nada Nuuboo-san. Por favor pa-; no, mejor, deja que yo mismo me encargue. Gracias por avisarme.

El carrito que su amigo traía al estar delante fue fácilmente agarrado por Ainz. Quien mirando todo lo que podía comer y beber se sintió ansioso.

—Te dejaré entonces. Buen provecho Momonga-san.

En la soledad de su dormitorio Ainz se apresuró en tomar asiento en la silla que anteriormente se colocó para las sirvientas de turno. Cambió a su forma humana y con palabras rápidas de agradecimiento devoró lo más cercano que estaba a su mano.

Una hora después ya estando satisfecho, dejó todos los cubiertos y platillos ordenados listos para ser recogidos de inmediato. Se arrastró hasta su cama estando seguro de que si tomaba una leve siesta estaría más que activo al día siguiente. Y así lo hizo. Pronto se durmió.