¡Meteoros de Equuleus!
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genesis. Hera tendrá mucho que ver en esta guerra y las cosas entre Shoko, Seiya y los demás se calmarán por el momento. Gracias siempre por el apoyo. ¡Saludos!
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Pegaso Seiya. Gracias siempre por el apoyo amigo. Sí, realmente Hera traerá más enemigos y tal vez una nueva Guerra se desate. ¡Saludos!
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Sin más, comencemos…
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Las fuerzas del ejército de Athena estaban preparados para cualquier indicio de batalla contra Hera, más cuando mandara a su gran ejército en el cual contaría con más de 1000 hombres.
Aunque había algunas dudas en el camino que dejaron a más de alguno con temor, y es que, desde tiempos mitológicos, el Caballero de Pegaso y la Saintia de Equuleus siempre lideraban al grupo junto con los Caballeros Dorados, pero ahora no contaban con ellos al 100%.
Aun así, no se dejarían intimidar por eso e irían por todo para evitar una nueva guerra Santa.
- ¿Y cuándo se supone que vendrán esos guerreros tan temibles? – dijo Ikki siempre con su actitud seria – ahora que Seiya y la yegua peli roja se fueron, no entiendo que hacemos aquí parados.
- Fénix, más respeto por favor. Además, debemos estar atentos por algún ataque enemigo – dijo el Patriarca Shion.
- Así es Shion, aunque por el momento no creo que debamos estar aquí parados – habló Dohko – hay que pensar en una estrategia para vencer al ejercito de la diosa Hera.
- ¿Por qué Hera es así? – se dijo a si misma Saori – nunca le he dicho nada, siempre me ha tenido rencor más cuando nunca la he ofendido.
- Es como dijo la diosa Perséfone, ella está harta de que ganemos cada Guerra Santa – dijo Mii.
- No puede ser, aunque no sé cómo es que mi padre Zeus no se dio cuenta de esto.
- Por el momento, no nos queda otra que pelear – dijo la Saintia de Casiopea – así que, por mientras, vamos a darlo todo para machacar a esos hijos de perra.
- ¡Erda / -Senpai! – dijeron las demás Saintias al escuchar esa frase – no digas esas palabras frente a la señorita Saori.
- No te preocupes Mii-san, tiene razón – la diosa de la guerra se puso sería – Erda-san tiene razón, hay que ir tras esos hijos de puta.
- ¡Eso Saori! ¡Al fin aprendes a hablar como alguien actualizado! – gritó Ikki en tono de burla.
- ¿Qué se supone que les pasa a estos Caballeros de Bronce? – miró el Patriarca como era la convivencia entre los chicos y la diosa.
- Bueno, se criaron juntos, así que es común que sean así de unidos.
- Solo queda esperar a ver cómo les irá a Pegaso y Equuleus.
- Eso espero, aún recuerdo a Tenma cuando fue la Guerra Santa de hace más de 200 años – decía Dohko en tono melancólico – me pregunto dónde estaría en este momento.
- No lo sé mi estimado Dohko, pero por el momento solo nos queda rezar para que ambos reaccionen y vuelvan a las filas del ejército.
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Mientras tanto…
- ¡Cuidado, detrás de ti! – dijo Seiya mirando como venían algunos guerreros a atacarlos.
- Los tengo en la mira – Shoko atacó a los guerreros que venían en manada hacia los dos Caballeros Equinos.
- ¿Estás bien Shoko?
- No te preocupes, estos no son nada fuerte, lo único malo es que no se puede sentir el cosmos de estos, sino, sería más fácil derrotarlos.
- Sí, coincido en eso – en eso, varios guerreros fueron tras el castaño - ¡No en mi guardia! ¡Meteros de Pegaso!
El ataque fue tan fuerte que eliminó a muchos de los guerreros enviados de algún lugar.
- ¡Aguja Escarlata! – la Saintia lanzó con su dedo el mismo poder que poseía su maestro Milo, el cual, aunque fuera más débil que el original, aun así, tenía la misma potencia de veneno.
Los guerreros no podían con los Caballeros de Athena los cuales poseían un cosmos muy poderoso.
Finalmente, muchos cayeron al suelo ya fulminados, solo quedando uno medio vivo, pero ya casi al borde de la muerte. Este fue detenido por Equuleus la cual no estaba nada feliz.
- ¡Tu! – la peli rosa lo detuvo poniendo su pie en el lomo del guerrero - ¿Quién eres?
- N-No tengo de que hablar – dijo el tipo.
- ¡Habla! – Shoko estaba muy enfocada en recoger información.
- Espera Shoko, déjalo que hable – dijo el chico a lo que la peli rosa le cedió el puesto al Caballero de Pegaso – habla de una vez, ¿Qué te traes tú con estos guerreros?
- No hablaré – en ese momento, el tipo recibió un ataque de parte del castaño, aunque no fue tan fuerte como para matarlo, pero esta vez lo dejó herido.
- ¡Habla!
- B-Bien, lo haré – el guerrero habló con dificultad – somos guerreros de elite mandados por la diosa Hera a hacerla de halcones, espías e informantes.
- ¿Guerreros de élite? – río un poco Shoko – su nivel es mediocre.
- No somos guerreros… tan fuertes como los combatientes de la diosa.
- ¿Cuan fuerte son los guerreros de Hera?
- Algo fuertes… - el tipo estaba en las últimas – realmente fuertes, tanto como los Caballeros Dorados de Athena.
- Sí que son fuertes – dijo el Pegaso - ¿Cuándo vendrán?
- Vienen… - el tipo no continuó más ya que murió dejando con la incógnita a ambos Caballeros.
- ¡Despierta! ¡No te mueras sin decirnos cuando vienen! – dijo la peli rosa tomando del cuello al guerrero de Hera - ¡Despierta reverendo idiota!
- Déjalo Shoko, ya está muerto.
- ¿Qué haremos ahora?
- Deberemos informar a Saori esto, creo que debemos decirles.
- No quiero ir con ella – dijo la chica – aún sigo molesta.
- Lo sé amor, aunque creo que ya es hora de que terminemos este enojo de una vez y aceptar esto.
- ¿Seguro? – la peli rosa se enojó un poco - ¡¿Por qué así tan repente?!
- Shoko – la mirada fría de Seiya la hizo callar – sé que estás enojada aun, pero por el momento no podremos hacer nada sin la ayuda del Santuario, así por el momento debemos hacer a un lado nuestro orgullo.
- Seiya – la peli rosa se sonrojó un poco, pero sabía que su novio tenía razón, no haría nada bueno si luchaban sin la ayuda del Santuario, aunque ahora estaban con más poder.
- ¿Qué dices?
- Bueno, aun no me creo que vayamos a hacer esto, pero ni modo, tienes razón.
- ¿Y qué haremos ahora?
- Bueno, creo que por el momento deberíamos ir a averiguar un poco más que ocurre… - justo cuando la peli rosa iba a hablar, sintieron un cosmos acercándose a ellos.
- ¡¿Quién anda ahí?! – ambos Caballeros se pusieron en forma de combate.
- No ataquen – dijo una voz conocida para ellos – solo soy yo.
- ¿Maestro Dohko? – Seiya miró al Caballero de Libra y el maestro de Shiryu parado frente a ellos.
- ¿Qué hace aquí?
- He venido a hablar con ustedes, pero creo que al final no fue necesario – el chino miró fijamente a ellos – Seiya, Shoko-san, por el momento deberemos enfocarnos en derrotar a todo el ejército de Hera el cual parece que se acerca cada vez más.
- Sí, por lo que uno de ellos nos dijo, su poder es semejante a los Caballeros Dorados, su ejército de élite es muy fuerte.
- No importa, si estamos todos juntos será más fácil.
- Sí, creo que ya es mucho con este enojo – dijo la Saintia peli rosa – por el momento dejaré esto a un lado, y lucharé con todo lo que tenga.
- Así me gusta, justo como Tenma y la señorita Sasha – dijo el Caballero de Libra recordando a sus viejos amigos de hace más de 200 años.
- ¿Tanto nos parecemos? – preguntó el castaño menor.
- Sí, aunque siempre se miraba pegado con la señorita Sasha, incluso llegaron a averiguar que los Caballeros de Pegaso siempre están juntos con la diosa Athena, incluso llegué a pensar que sentirías algo por la diosa Athena, cosa que veríamos con algo de desaprobación.
- ¿En serio? – en ese momento, el castaño sintió la mirada asesina de su novia la cual no se veía nada feliz - ¿q-que pasa Shoko?
- ¿No sientes nada por Saori-san verdad?
- C-Claro que no, eres mi novia, solo te amo a ti.
- Eso espero – la peli rosa solo desvió la mirada algo molesta, incluso a Dohko le salió una gota de sudor en la frente.
- Vaya – el Caballero de Libra río un poco – Seiya es muy diferente a Tenma.
- Bueno, creo que debemos volver al Santuario ¿verdad?
- Así es Seiya, por el momento debemos volver.
- No perdamos más tiempo – sin más, los tres se fueron del sitio.
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En la Cámara del Patriarca…
Shion estaba sentado en el trono del Patriarca mientras hablaba algunas cosas con Athena y los Caballeros de Bronce legendarios y las Saintias las cuales al ser la guardia personal de Athena, tenían acceso a la información oficial de la diosa.
- ¿Y que se supone que haremos? – dijo Ikki algo molesto.
- Bueno, con la información que tenemos de parte de Pegaso y Equuleus nos da a entender que el ejército de Hera es algo abrumador, además, no sabemos qué tipo de poderes tengan.
- Eso es cierto Shion, aunque por el momento debemos estar atentos a que vengan – explicaba Saori.
- ¿Por qué no simplemente vamos a luchar ante ellos?
- No podemos precipitarnos ante eso Ikki, pueden ser muy fuertes y no nos daríamos cuenta.
- Bueno, él que se venga a enfrentar a mi… - el Caballero peli azul sonrió malvadamente - ¡lo quemaré con mi Ave Fénix!
- ¡Coincido! Los mataremos hasta que queden reducidos a cenizas – siguió Erda con una sonrisa malvada.
- Sigo diciendo que ustedes dos están hechos a semejanza – dijo Katya molestándolos y sonrojándolos.
- K-Katya, deja esos comentarios a un lado – la castaña estaba con el rostro encendido.
- Por el momento solo quiero enfocarme en la batalla – aunque Ikki estuviera hablando con su típico tono serio, por dentro estaba bastante avergonzado y las mejillas estaban algo rojas.
- Bueno, dejando todas estas cosas, solo vamos a enfocarnos en que deberíamos hacer en el frente de batalla, debe ser algo igual a cuando se batalló contra Hades.
- Pero si ni siquiera quisiste dejarnos batallar Saori, ¿Cómo quieres que batallemos entonces? – habló Shiryu.
- ¿No batallaron? – preguntó Mii – pero si peleamos juntos.
- Recuerden que al inicio Saori nos prohibió batallar y solo quería que los Caballeros Dorados lucharan ya que eran los más fuertes.
- Lo sé, pero es que no quería que batallaran, ya habían sufrido mucho por pelear por mí, ahora merecían un buen descanso y poner a trabajar a los Caballeros Dorados que no habían hecho nada todo este tiempo.
- Al menos reconoces que así fue.
- Y antes de todo eso, Shoko-san y Seiya comenzaron a salir de forma romántica e imaginar que sería ese tipo de chicos que luchan contra todo con tal de proteger a su amada.
- Es cierto – dijo Xiao – he visto como él la lleva a distintos lugares para tener citas y esas cosas.
- Aunque aún me da cosa por como los encontramos el otro día – habló Hyoga sonrojando a todos a excepción de Ikki el cual solo río un poco.
- D-Dejando eso a un lado – Shion tosió un poco – creo que si mandamos expediciones con los Caballeros de Bronce más débiles a ver si encuentran algo, así como hacíamos nosotros en Guerra Santa de hace más de 200 años.
- Es buena idea, aunque creo que deberíamos ir comprando los ataúdes.
- Que chistosito nos saliste Ikki – río un poco Hyoga – aunque debo admitir que estuvo buena.
Justo en ese momento, ingresaron tres personas que llamaron la atención de todos.
Dohko de Libra venía acompañado de Seiya de Pegaso y Shoko de Equuleus los cuales iban algo más tranquilos, no tanto como los últimos días. Cabe mencionar que el padre de las hermanas de Equuleus se había ido del Santuario, aunque este protestó con no querer irse, Kyoko lo convenció de que tal vez era lo mejor, incluso la peli morada aceptó irse con él, cosa que Saori tomó a bien y aceptó.
- ¿Qué pasa Dohko? – dijo el Patriarca Shion - ¿Y por qué vienen también Pegaso y Equuleus?
- Shion, creo que esto te interesa, las fuerzas del ejército de Hera son más fuerte de lo que creíamos.
- ¿Por qué Dohko?
- Hemos descubierto que los guerreros de élite de Hera son igual de fuertes que los Caballeros Dorados – explicó Seiya.
- ¿Qué has dicho?
- Así como lo escucha Patriarca, pelearemos con un ejército que es igual de fuerte que los Caballeros Dorados, aunque esto solo son los de élite.
- ¿Los de élite? ¿Y los demás?
- Bueno Saori-san, solo los de élite son así – la peli rosa siguió explicando, pero de alguna manera alegró a la diosa que la volviera a llamar por su nombre, aunque siempre estaba lo del honorifico, eso le daba más confianza de que tal vez la chica la estaba perdonando – los demás son unos bastardos sin poder.
- ¿Bastardos sin poder?
- Sí, Seiya y yo los acabamos sin ningún problema, es más, ni servían para entrenar.
- Sí, dijeron que eran mensajeros y espías que estaban atentos a cualquier cruzada que mandara el Santuario.
- Malditos espías – dijo Shion – por ahora, reservaremos mejor nuestras tropas, así no sabrán que pasa.
- Es lo mejor Shion.
- Por cierto, ¿Por qué vinieron hasta aquí? – dijo el peli verde – pensé que seguían enojados.
- Por el momento dejaremos eso a un lado – habló Shoko – lo importante será batallar con la diosa puta Hera.
- Shoko, guarda ese vocabulario – dijo Xiao.
- Pero es el termino para esa loca, puta, puta y mil veces puta – dijo Erda la cual chocó los cinco con Katya la cual asintió.
Shoko solo sonrió un poco. Por el momento… las cosas se estaban comenzando a calmar.
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Continuará…
