Somos los mejores…

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nadaoriginal. Pues sí, los semidioses son poderosos, aunque los Caballeros Dorados tratarán de dar lo mejor de sí. Pues sí, al final de todos los espectros no usan esa parte para nada… ¿para que la tienen entonces? ¡Saludos!

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sal1310. Bueno, me alegra siempre que te guste, pues sí, mientras uno está distraído hablando, te pueden hacer esa broma, nunca se sabe XD. ¡Saludos!

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Sin más, comencemos…

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Los guerreros de la elite de Hera eran realmente unos guerreros poderosos, realmente la fuente que Shoko y Seiya habían conseguido, realmente les mintió cuando dijeron que los guerreros más fuertes de la diosa Hera eran igual de poderosos que los Caballeros Dorados, cuando estos eran superiores a estos.

En estos momentos, todos estaban reunidos en la Sala de Patriarca, aunque solo los Dorados, de Bronce legendarios y las Saintias estaban reunidas.

- ¡Esto no puede ser cierto! – dijo Shion – esta vez no veo forma de combatir contra guerreros de esa elite.

- Tranquilo Shion, al final de todo veremos qué podemos hacer.

- Realmente será una batalla sangrienta – decía Fénix – Saori, ¿Qué no las memorias de Athena te dicen algo?

- ¿Por qué?

- ¡Usa el cerebro que tienes y has memoria y piensa en la loca esquizofrénica de tu madre o lo que sea!

- I-Ikki-san, más respetos.

- A veces me pregunto como es que alguien como Fénix pudo convertirse en Caballero – decía Shion.

- Y yo me pregunto como alguien como Saga pudo matarte de una manera tan pendeja – aunque los Dorados se quedaron callados antes esto, el peli azul miraba retadoramente al Patriarca el cual le devolvía la misma mirada.

- Creo que deberíamos dejar las disputas para después – calmó Xiao las cosas – debemos pensar en algo para ganar esta guerra.

- La osita cariñosa tiene razón, debemos dejar esta pelea estúpida – decía Ikki volviendo con sus amigos de bronce.

- ¿C-Como que osita cariñosa? – la china tenía un tic en el ojo.

- Mira, cuando te vuelvas mi cuñada así te llamaré, así que Shun, vete juntando más con ella y espero que sean buena pareja.

- ¡Ikki-san / hermano! – ambos aludidos se sonrojaron bastante por eso.

- Dios, estos Caballeros ven que estamos en una encrucijada y no se ponen vivos – decía le peli verde como Patriarca.

- Bueno, así son – reía nerviosa Saori – ahora que volvamos a ver a Hera debemos ir con todo.

- Sí, no quiero imaginar que dirá si perdemos esta Guerra – decía Shion – no entiendo el motivo por el cual quiere hacer esto, realmente no comprendo.

- Bueno Shion, lo que dijo ella es que ya está harta de que ganemos cada Guerra Santa, realmente es algo lógico de pensar, pero la respuesta es porque Zeus está a favor de esto, ¿Por qué no interviene?

- Ni idea, a lo mejor haga esto de forma oculta, por algo el gran Zeus no se da cuenta.

- ¿Qué tan fuerte son esos guerreros? – preguntó Aioria.

- Ni idea, son semidioses, así mínimo deben tener un cosmos base a los de Jueces del Inframundo.

- Poderosos – decía el Caballero de Sagitario.

- Por cierto, ¿y donde están Pegaso y Equuleus? – preguntó Camus no viendo a los Caballeros Equinos los cuales estaban ausentes.

- Ahora que lo dices, ¿no estaban con ellos cuando salieron Hera y los suyos?

- Sí estaban con nosotros cuando fueron.

- ¿Dónde demonios se fueron?

- Ni idea.

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Lejos de ahí…

Seiya y Shoko se fueron del sitio en el que se formaron como Caballeros, al menos eso pensaban.

Ambos chicos decidieron seguir el cosmos de los semidioses, pero no pasó nada ya que no lograron encontrar el cosmos de estos.

- ¿Encontraste algo? – preguntó el castaño.

- No, no encontré nada – dijo Shoko que vestía su Armadura – maldición, siento que no tendremos oportunidad contra ellos.

- Somos Caballeros de Athena Shoko, no creas que no venceremos a esos tipos, si elevamos nuestro cosmos al infinito, lo lograremos – decía confiado el castaño.

- Eso espero, aunque el transformar mi Armadura en esa cosa que parece escorpión es algo genial.

- Sí, aunque siendo sincero, se siente raro – río un poco el castaño – además, el cosmos que emerge de nosotros es poderoso.

- Así es – al decir eso la peli rosa, sintió como era abrazada de la cintura por su amado - ¿Seiya?

- Que bien hueles – decía el chico abrazándola y pegándola más a él – realmente hueles bien.

- Seiya – la peli rosa pegó más su cuerpo al de su amante y más sus zonas intimas en las que se restregaban fuertemente, como si tuvieran ganas de hacerlo allí mismo.

- ¿Qué quieres hacer Shoko? – decía riendo un poco mientras seguía moviendo sus caderas contra la entrepierna del Pegaso.

- Bueno, más o menos así – reía un poco el Caballero de Bronce – y dime algo, ¿no te molesta que lo hagamos aquí?

- No, estamos en un sitio aparatado – decía la Saintia hasta que sonrió como sus pechos eran masajeados – S-Seiya.

- Ven, vamos a hacerlos a la cabaña – Seiya terminó su actividad y se llevó a su novia a la cabaña de su viejo amigo la cual quedaba cerca del sitio.

Los dos equinos solo cerraron con pasador la puerta de entrada y las Armaduras volaron por el interior del sitio, así que ya se sabía que pasaba.

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Volviendo al Santuario…

Las Saintias estaban con Saori hablando a solas. Las chicas tenían el rango más llamativo ya que a pesar de que no eran guerreras poderosas como tal, eran expertas en información oculta que ni siquiera el Patriarca podía tener acceso a eso.

- ¿Y que nos quiere decir señorita Saori?

- Bueno, la verdad es que creo que conozco la razón por la que Hera está tan enojada conmigo.

- ¿Y eso? – preguntó Erda – no creo que sea tan grave.

- No es que esté enojada por algo en específico, es más que está celosa por todo lo que he hecho.

- ¿Cómo que cosas?

- Desde que nací me ha tenido envidia, desde que nací como una chica bella y ya formada, cuando ella quiso tener a Hefesto y ni siquiera salió el hombre bello que ella quería. La Guerra de Troya ganada y además de que cuando Hades nos declaró la guerra, siempre ganando, son muchos motivos por los cuales Hera me ha odiado desde tiempos mitológicos.

- Pues que exagerada – dijo Xiaoling – al final de todo solo tiene envidia, eso es porque usted es más bonita.

- Gracias Xiaoling, pero creo que debemos enfrentar esto de una vez.

- Vamos a darles con todos.

- Esperemos que sí, ya que quiero que le podamos partir toda su madrina a esos dioses y a Hera – decía Erda tronando sus puños.

- No creo que sea tan fácil Erda-san, pero sí creo que debemos ir con todo para evitar que Hera se salga con la suya, aunque también debería hablarlo con mi padre Zeus.

- No se preocupe señorita Athena, al final de todo tenemos de nuevo a Shoko y a Seiya – reía la china – creo que a esta hora están ocupados buscando a los enemigos.

- ¿Eso crees?

- Sí, te apuesto que sí.

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Volviendo con los equinos…

En la cabaña en la que se quedaban, ambos habían terminado una larga sesión de sexo en el que terminaron algo cansados.

- ¿Crees que fue suficiente por hoy? – preguntó el castaño.

- A lo mejor, pero por el momento estoy satisfecha – decía con una alegría evidente la Saintia.

- Dios, no me quiero imaginar cómo estarían tus antepasados que fueron Saintias.

- Ni idea y honestamente, no me interesa que pensaran – la peli rosa se levantó de la cama mostrando sus desnudeces - ¿sabes? Creo que esta guerra nos traerá muchas cosas.

- ¿Tú crees?

- Sí, después de todo estoy contigo y sé que juntos podremos salir victoriosos de esta guerra.

- Así es amor – Seiya se levantó como dios lo trajo al mundo y abrazó a su novia por la espalda – espero que podamos seguir juntos después de esto.

- Vamos Seiya, ya me has hecho tuya muchas veces, tanto que hasta perdí la cuenta, así que solo di que lo haremos, estaremos juntos.

- Lo sé – el chico sonrió – por el momento, ¿quieres entrenar algo… o hacer otra cosa? Si sabes a lo me refiero – el castaño le acarició la retaguardia y la peli rosa sonrió.

- Claro, aunque primero preferiría hacer algo de entrenamiento en privado – la Saintia lo empujó de nuevo a la cama, se montó en él y comenzó el acto de amor entre ellos.

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Varias horas después…

Todo el ejército de Athena estaba entrenando para el ataque que fuera a darse en cualquier momento de parte de Hera.

Algo que estaba en duda y que dejaba a parte del ejército pensando, es que su dios no estaba presente en el campo, se sabía que debían protegerla de todo peligro, pero con ella presente les daba motivación y espíritu para luchar hasta el fin.

- ¿Y dónde está Athena? – preguntó Dohko a su amigo Shion.

- Dijo que tendría la solución para detener esta Guerra, pero no entiendo nada la verdad – el peli verde suspiró – espero que Athena encuentre la solución.

- Pues yo creo que ya perdimos, conociendo a Saori la va a cagar – decía Ikki llamando la atención de Shion y Dohko.

- La verdad es que no entiendo cómo es que la diosa Athena se lleva tanto con ustedes a pesar de los tratos – hablaba algo cansado el ex Caballero de Aries – no lo comprendo.

- Mira padre de Mu, la verdad es que Saori es solo una idiota que se cree superior a los demás porque tiene dinero y esas cosas, ni como diosa la respeto porque lo único que tiene de diosa es lo idiota.

- ¿Qué son esas ofensas Fénix?

- ¡Siento varios cosmos horribles! – gritó un Caballero de Bronce el cual mostraba como varios cosmos fuertes se sentían en el horizonte, dando a entender que los guerreros de Hera ya se acercaban.

- Sus cosmos… son aterradores – decía Shun.

- Los Caballeros Dorados están preparados para la lucha – Shion miraba a su viejo amigo Dohko el cual iba al frente de los demás Caballeros de mejor rango.

- Ahora debemos luchar con todo contra la madre de nuestra diosa.

- ¡Sí!

- ¡Espartanos, prepárense para la gloria! – gritó Ikki dejando a todos confundidos.

- ¿Qué dijiste hermano?

- Es obvio que no miraron 300, pero alistemos porque ya se vienen unos buenos vergazos – hablaba el peli azul.

- Por cierto, ¿y Pegaso y Equuleus?

- Creo están al frente, al parecer fueron a buscar a los enemigos.

- ¿Por qué siempre se van de primero?

-No lo sé, creo que es porque tienen más poder – opinó Hyoga.

- Si ya pueden cargarse a los Dorados, no me quiero imaginar si pelean con los semi dioses de Hera.

- Maldición, esos dos nos dejan en ridículo – hablaba Máscara de Muerte.

- Me pregunto cómo estarán obteniendo el cosmos que tienen – decía Afrodita – realmente esa belleza que posee la Saintia de Equuleus es buena, pero honestamente creo que mi belleza no puede ser superada.

- Ya cállate pececito.

Mientras que de lejos se sintió un cosmos completamente aterrador el cual cuando sintieron, todos los Caballeros de Athena se pusieron algo pálidos, pero de igual manera se pusieron firmes.

- ¿Q-Que es este cosmos?

- Es la diosa Hera y viene con todo su ejército.

- ¡Prepárense Caballeros! – todos se pusieron en pose de combate, alzando sus cosmos al máximo para batallar.

- ¡Hoy es un gran día para morir! – gritó Shura alistando su Excalibur.

- ¡Caballeros de Athena, esta vez será su fin! – gritó la esposa del Olímpico Zeus desde lejos llegando con un inmenso cosmos y los demás temieron eso, pero…

- ¡ALTO A TODO ESTO! – se escuchó una voz desde los cielos el cual llamó la atención de todos.

- ¿Y ese quien fue?

- N-No puede ser – la diosa Hera quedó estupefacta ante esto y solo se miró cuando en el cielo se abría a la mitad y de ahí, se miraba a Athena bajar junto con sus Saintias.

- ¡Diosa Athena! – dijeron todo el ejército.

- Y también las sirvientes de la diosa inútil – dijo el Fénix.

- ¿Y este cosmos? – dijo Shion completamente aterrado - ¡¿Qué cosmos es este?!

- ¡Hera, ¿me puedes explicar que significa esto?! – la voz provenía de un hombre que llevaba una túnica blanca, el pelo era de color azul celeste y también poseía una barba del mismo color y poseía un rayo en una de sus manos.

- ¿Q-Que haces aquí? Se supone que estabas dormido…

- He llamado a mi padre para que calme esta Guerra sin sentido Hera – habló Saori.

- ¿Me puedes explicar que haces atacando a la Tierra sin sentido? Nuestro lugar es el Olimpo.

- ¡Tengo que quitarle esta Tierra a tu maldita hija!

- ¡Silencio! – el dios dejó caer un rayo cerca de la diosa Hera la cual quedó asustada por eso.

- ¿E-Ese es quien creo que es? – dijo Shion asustado.

- Sí - Dohko lo miró fijamente – es el dios de dioses, rey del Olimpo, el gran Zeus.

- ¡Hera, ¿me puedes explicar que mierda haces?!

- Zeus, no vengas con tus mierdas a regañarme.

- ¡No me ofendas! – el dios olímpico lanzó unas cadenas de oro hacia la diosa la cual quedó aprisionada y fue arrastrada lentamente hacia el cielo de dónde provino.

- ¡No me iré sin pelear! – el resto del ejército de Hera fue arrastrado al agujero mientras que ella trataba de liberarse, pero de ninguna manera lo logró y fue llevada junto a su ejército - ¡Maldita seas Athena! ¡Te maldigo para toda tu vida! ¡Tú y todas tus putas criadas y perros falderos!

- ¡Vete a dormir! – el poder de Zeus mandó a la diosa al Olimpo en el que estaría por mucho tiempo dormida – lo lamento hija, pero Hera es una diosa muy caprichosa y como mi esposa, es un caos, con esto de que el matrimonio es hasta que la muerte nos separe, tú dirás Athena.

- Mil gracias padre.

- No hay de que, ahora debo volver a dormir unos 4000 años más, tanta actividad sexual me ha dejado cansado.

Sin más, el dios volvió a su lugar y todo regresó a la normalidad.

- ¿Ganamos la Guerra?

- Bueno, no disputamos la guerra, pero eso significa que ganamos.

- ¡Ganamos! – el ejército de Athena celebró por lo alto la "victoria", pero de ahí, Shun preguntó algo.

- ¿Y Shoko-san y Seiya?

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- ¡Ah! – el grito de Shoko encima de Seiya la hizo terminar y al Caballero de Pegaso también.

- Dios… por 5 horas seguidas… eso estuvo bueno.

- Por cierto, ¿no crees que deberíamos ir a ver qué pasa?

- No lo creo amor, a lo mejor aún no empieza – reía Seiya.

- Bueno, entonces… ¿quieres otra ronda?

- Claro, ponte en 4.

Sin más, ambos equinos comenzaban otra ronda de su actividad intima, pero esta vez la Guerra contra Hera había finalizado.

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Continuará…