Despierto con un gran dolor de cabeza, mis ojos tardan en acostumbrarse a la luz proveniente de la ventana, cuando por fin logro levantarme me doy cuenta que no estoy en mi habitación y todos los recuerdos de anoche llegan a mí.
Lydia me convenció de usar un estúpido disfraz de elfo, no debí aceptar, aquel estúpido vestido hizo que llamara la atención no desea de idiotas, Theo me reto a jugar flip cup y a pesar de que no me gusta el alcohol acepte porque quería distraer mi mente de Stiles, resulta que Theo era muy bueno en el juego y termine borracha en poco tiempo (Tampoco parece que tenga una gran tolerancia al alcohol), Theo se ofreció a llevarme al jardín para que tomara aire fresco, acepte porque estaba muy mareada, termine golpeando a Theo en el rostro cuando sin previo aviso me beso, yo no quería eso, no lo quería a él, ignore que me llamo perra y regrese a la casa, Lydia se me acerco y me hizo preguntas que no respondí con mucha sinceridad, como si no hubiera pasado lo suficiente Lydia de pronto me empujo y termine en los brazos de Stiles Stilinski.
Me paso las manos por el rostro cuando recuerdo que bese a Stiles, ¡lo bese! Siempre me han dicho que debo pensar antes de actuar, hoy me doy cuenta que tienen razón, soy una tonta, ¿cómo explicare lo que hice? Se supone que odio a Stiles, no puedo andar besándolo así como si nada… el muérdago, bajo mis manos cuando lo recuerdo, había muérdago encima de nosotros, al menos tengo una excusa por si Stiles hace preguntas cuando nos volvamos a encontrar.
Decido no pensar más en eso, me levanto de la cama de mi amiga, pase la noche en la casa del lago de Lydia, salgo de la habitación, bajo las escaleras, de camino a la cocina noto el delicioso olor de panqueques, hace que mi estómago gruña, entro a la cocina y miro a mi amiga pelirroja haciendo el desayuno, me acerco a la encimera y agarro uno de los panqueques que estaban en el plato de forma de árbol de navidad.
— Por fin despiertas. — Lydia deja la estufa para verme. — ¿Cómo estás? —
Me siento en una de las sillas altas de la encimera. — Me duele la cabeza y tengo mucha hambre. — Hablo con la boca llena del panqueque. — Aparte de eso, estoy perfecta. — Alzo un pulgar.
Lydia deja más panqueques en el plato. — ¿Recuerdas que paso anoche? —
— Lastimosamente sí, me avergoncé a lo grande gracias a ti, ¿de verdad eres mi amiga, Lydia? —
— Te estabas quejando de que te sentías asquerosa porque Theo te beso, como si fuera una clase de señal Stiles estaba pasando a nuestro lado, lo admito, actué precipitadamente pero al menos borraste a Theo de tus labios. — Dice incomoda. — No pensé que Stiles actuaría como lo hizo. —
Stiles me empujo lejos de él luego del beso, como si yo le diera asco, admito que me dolió su reacción, Lydia me llevo a su habitación y me dijo que descansara, cuando salió de la habitación empecé a llorar, esa noche confirme que no le gusto a Stiles, nunca le gustare porque él me odia, lo mejor era que lo aceptara de una vez por todas.
— Estoy bien, Lydia. — Le doy una sonrisa para calmarla. — Gracias a esto tengo un motivo sólido para superar a Stiles. —
Durante todos estos años he podido ignorar lo que siento por Stiles, podre volver hacerlo, lo olvidare, puedo seguir adelante, nadie muere por un corazón roto.
Lydia suspira, parece decepcionada. — Pero…—
— Promete que no volverás hacer algo para tratar de unirnos, no eres Cupido, Lydia. —
— Bien. — Termina aceptando mi amiga, sonrió aun cuando ella esta enojada. — Supongo que tendré que aceptar que tengo amigos ciegos y lentos. —
— Eso no sonó muy festivo, Lyds. — Me burlo de ella.
— Tú me desesperas, Tate. —
Rio levemente, aunque era desesperadamente cuando Lydia se creía Cupido, amo a mi amiga y nada cambiaria eso.
….
Cuando regreso a casa soy recibida con la noticia de que mi padre tiene un viaje de trabajo inesperado, él no me quiere dejar sola en casa así que le pidió a Noah que me dejara quedarme en la suya durante unos días, y Noah acepto.
— No, no, no, no, y no papá, olvida que me quedare con los Stilinski. —
— Solo será dos días. —
— ¡Ni medio hora me quedaría con ellos! — Esto debía ser una broma, quiero olvidar a Stiles pero no me lo estaban haciendo nada fácil, no estoy segura de como actuar al quedarme durante 48 horas bajo un mismo techo que él, menos cuando hace muy poco lo bese. — Papá por favor, no soy una niña, puedo quedarme en casa. —
— Pero no me siento cómodo dejando a mi hija adolescente sola. —
Molesta cruzo los brazos. — Si fuera un chico sería diferente tu decisión, no es justo. —
— Eres todo lo que me queda, Malia, ¿puedes culparme de que quiera cuidarte y protegerte lo más posible? — No respondo, mi papá se acerca y me besa en la frente. — Ve a empacar, mañana te llevo a la casa Stilinski a primera hora. —
— Que emoción. — Dijo sarcásticamente.
Como mi papá uso la carta de la lastima no me queda de más que aceptar esta locura, tampoco es el fin del mundo, puedo con esto, aún estoy decidida de olvidar a Stiles.
….
Stiles no está feliz de tenerme en su casa, el sheriff es todo lo contrario, emocionado nos lleva a comprar un árbol de navidad y de regreso a casa nos deja a Stiles y a mi decorarlo como cuando éramos niños, mientras él va a la cocina a preparar chocolate caliente hasta que recibe una llamada de la estación, necesitaban al sheriff con urgencia.
— Tengo que irme niños, cuando regrese espero ver ese árbol listo. — Dice mientras se pone su abrigo de sheriff. — No incendien la casa. — Sonríe pero lo dice seriamente, cuando sale de la casa el ambiente se vuelve más tenso de lo que de por sí ya estaba.
Normalmente Stiles y yo hubiéramos empezado a discutir sobre que poner sobre el árbol, pero ese día Stiles dice que deberíamos usar las esferas rojas solamente y yo estoy de acuerdo, si quiero olvidar a Stiles no puedo actuar como antes lo hacía con él, las peleas que teníamos era para ocultar lo que sentía, para superarlo debo de no darle importancia, y siendo indiferente era la mejor manera posible para mí.
— Como esta es mi casa y tú la intrusa, yo pondré la estrella. — Stiles me dice cuando estamos por terminar, sé que me estaba provocando.
Solo asiento con la cabeza y sigo mi labor de poner las brillantes esferas rojas, siempre me han gustado los árboles de navidad, mi mamá le gustaba hacer los ornamentos ella misma, la única decoración que compro fue una bailarina de porcelana realmente hermosa, mi mamá la llevo a la cabaña y cuando regresamos no la encontró, nunca hemos logrado hallarla, trate de buscarla en línea para comprarla nuevamente pero fue descontinuada desde hace mucho. Cuando regreso a la caja de ornamentos entre las esferas algo brilla en el fondo, por curiosidad lo agarro y mi corazón se oprime cuando noto que era la bailarina.
— Ustedes aún tienen la suya. — Miro a Stiles que se había girado a verme cuando hable. — Pensé que también la perdieron, no la he vuelto a ver en el árbol, ¿por qué? —
Mi madre y la de Stiles amaban el ballet y el Cascanueces, mi mamá compro dos bailarinas, una se la dio a su mejor amiga; Claudia Stilinski, para ellas las bailarinas eran sus brazaletes de la amistad.
Stiles me quita la pequeña decoración. — Eso no te importa. — La regresa a la caja.
— Stiles, la bailarina era especial para tu mamá, fue un regalo de la mía, ellas…—
— Lo sé, por eso no me gusta verla, no necesito un recordatorio de que por culpa de esa amistad mi madre esta muerta. — En sus ojos brilla el odio. — Ya tengo suficiente con tener que verte a ti todos los días. —
Una punzada atraviesa mi pecho. — ¿Qué? —
— Mi mamá está muerta por tu culpa y la de Evelyn, ella no debía estar en ese accidente automovilístico, de último momento decidió acompañar a Evelyn a recogerte a tu clase de karate, había tormenta de nieve, ellas no debieron salir pero tu insististe de querer ir, por tu egoísmo nuestras madres murieron. —
Me duelen mucho sus palabras, no pensé que Stiles me culpaba por el accidente y menos de que tuviera rencor de la amistad que nuestras madres tuvieron. No puedo aguantar la mirada tan intensa que él me da, bajo la cabeza y trago el nudo en mi garganta, no sé qué decir, en parte tenía razón, ese día mi mamá me dijo que mejor me quedara en casa pero yo insistí en ir a karate porque estaba cerca de ganar mi cinturón rojo, al final mi papá me llevo y a mi mamá le tocaba ir a recogerme, ella nunca llego, y la mamá de Stiles nunca regreso a su casa.
— Tienes razón, es mi culpa. — Aun no puedo verlo a los ojos. — Ódiame a mí, no a la amistad de nuestros madres, lo que ellas tenían era una amistad sincera y envidiable, siempre he deseado tener algo como lo que ellas tenían. — Admito por primera vez. — Por favor deja de culpar a mi mamá por lo que paso. — No espero una respuesta, me dirijo a la habitación de invitados, cierro la puerta, me siento en la cama y dejo salir las lágrimas que apenas pudo contener mientras hablaba.
Lo que dijo Stiles no solo me ayudo para darme cuenta de porque me odia tanto, sino también me hizo descubrir que lo amo, no solo me gusta, lo amo, lo amo tanto que por eso sus palabras me duelen a pesar de que nunca antes me había importado lo que otros piensan de mí, soy una tonta al enamorarme del chico que me culpa de la muerte de mi madre y la suya.
Debo terminar con estos sentimientos lo más pronto posible.
