Pensé que siendo amigo de Malia sería suficiente para mí, ya acepte el hecho de que la quiero cerca de mí, que la necesito, pero ser su amigo no me hace sentir tan completo como pensé que haría, no sé porque, no lo entiendo, todo con ella estaba mejorando muy rápido, ya no discutimos, no queremos matarnos, nos estamos acercando como nunca, no tiene sentido que quiera más que eso.
¿Por qué no es suficiente? ¿Qué falta? ¿Qué quiero realmente de ella?
Luego de pasar como una hora en la pista de patinaje regresamos a la casa, papá me manda un mensaje de que llegara tarde, yo le propongo a Malia tener una noche de películas, mañana ella ya tendrá que regresar a su casa, quiero aprovechar este tiempo que nos queda al máximo. Ella acepta, en la sala tiramos unas mantas y cojines en el suelo frente al televisor, dejo que Malia escoja la película, ella estaba intentando como yo que este cambio en nuestra relación funcione, no estaba siendo difícil o extraño como pensé que sería, nuestra relación está avanzando naturalmente, debe significar algo bueno.
Hago chocolate caliente, Malia les pone muchos malvaviscos y crema batida, dejamos galletas en un plato y nos dirigimos a la sala, comemos y vemos Home Alone, es la película navideña favorita de Malia, ella ríe con cada golpe que reciben los malos, yo me quedo viéndola varias veces, me gusta su risa, su sonrisa, la forma en la que se concentra en la película, ella la disfruta tanto que yo también lo hago, nunca antes me habían gustado las películas navideñas, me parecían tontas, con Malia es diferente, con ella puedo sentir el espíritu navideño, el que me abandono desde la muerte de mi mamá.
En un momento de nuestra maratón de películas nos quedamos dormidos, al día siguiente soy el primero en despertar, Malia esta acurrucada a mi lado, nuestros rostros cerca el uno del otro, yo tengo un brazo sobre su cintura, no era la primera vez que estamos tan cerca, de niños cuando tomábamos la siesta terminábamos cerca, pero de eso ha pasado mucho tiempo, ya no somos niños, estoy siendo consiente más que nunca de lo hermosa que Malia es, no me mueve ni un poco, solo me quedo viendo cada pequeño detalle en su rostro, sus largas pestañas, su nariz, sus mejillas, sus rosados labios, entro en pánico cuando ella empieza a moverse, aparto mi brazo de su cintura, cierro los ojos y aparento estar dormido, siento su mirada sobre mí, me sorprendo tanto sentir su mano acariciando mi rostro que abro los ojos delatándome, Malia rápidamente aleja su mano.
— Hola. — Susurro tratando de aparentar que acabo de despertar.
— Hola. — Dice ella, puedo notar un leve rubor extendiéndose por sus mejillas.
Nos quedamos viendo a los ojos, nuestros rostros están tan cerca que puedo sentir su respiración, solo debo inclinarme unos centímetros para besarla, ¿pero que estoy pensando? Malia y yo estamos tratando de ser amigos, los amigos no se besan, no normalmente por lo menos, no voy hacer algo estúpido, no quiero que Malia vuelva hacerme la ley del hielo, no quiero que se enoje conmigo.
— ¡Hola chicos! — Mi padre grita desde la puerta de entrada.
Malia y yo nos levantamos y alejamos actuando como si hubiéramos hecho algo malo, nuestros padres entran a la sala.
— ¡Papá! — Feliz Malia abraza a Henry. — ¿Cuándo llegaste? Yo quería recibirte al aeropuerto. — Dice cuando se aleja.
— Ambos parecían tan cómodos durmiendo que no quise despertarlos. — Responde mi papá sonriendo, Henry también sonríe, parece que papá le conto que nos quedamos dormidos como cuando éramos niños.
Niego con la cabeza, los padres siempre hacen que todo sea raro, para que Malia y yo dejemos ser los protagonistas del tema, les invito a desayunar afuera, aceptan y ellos aprovechan para durante todo el tiempo hablar sobre vergonzosas anécdotas de la infancia de Malia y la mía.
Padres.
….
— ¿Qué pasa contigo y Malia? —
— ¿Qué pasa de qué? — Scott me da una mirada, sigo haciéndome el que no entiende.
—Stiles, estamos en el centro comercial buscando un regalo para Malia, un regalo de tu parte para ella, no actúes como si eso no fuera extraño. — Está siendo bastante detallado para que no pueda decir algo sarcástico. — Y no creas que no he notado que ya no se ignoran pero tampoco discuten, es como… como…—
— ¿Cómo si fuéramos amigos? — Pregunto un poco distraído por ver entre las vitrinas de las tiendas del centro comercial.
Quiero encontrar el regalo perfecto para Malia.
— Algo así, sí. —
Me encoje de hombros. — Lo estamos intentando. —
— ¿Intentando? — Esta tan confundido que su ceño se frunce, casi me hace reír.
— Me di cuenta que no puedo vivir sin ella. — Decirlo en voz alta resulto más fácil de lo que pensé, Scott está sinceramente sorprendido. — Malia me dijo que ya no quiere discutir conmigo, que deberíamos mantenernos lejos, no me gustó nada la idea, entonces le dije que podemos cambiar, ser amigos, hasta ahora nos esta yendo bien. —
— ¿Cómo pasas de un momento para otro de decir que odias a una persona toda tu vida a querer ser su amigo? —
— Creo que nunca he odiado realmente a Malia. —
— Eso lo sé. — La respuesta de Scott me sorprende, no pensé que era tan obvio. — ¿Este cambio tiene algo que ver con el beso que Malia te dio en la fiesta de Lydia? —
— ¿Lo viste? — Yo no se lo dije, no se lo dije a nadie, con respecto a ese beso me siento realmente extraño.
— Todos lo vimos. —
Sacudo la cabeza. — No, el cambio en nuestra relación no tuvo nada que ver con eso. — Estoy bastante seguro, antes de que Malia me besara ya me estaba volviendo loco su total indiferencia. — Solo crecimos, Scott. —
Me alejo de él, no quiero hablar de esto, se bien que no tenía mucho sentido de que de un momento a otro quiera ser amigo de Malia, toda nuestra vida nos hemos llevado mal pero con el tiempo siempre suele haber cambios, nosotros simplemente cambiamos, avanzamos, nuestros padres están muy felices con eso, me pregunto que pensaran ellos si supieran sobre el beso…
— Crecer, si como no. — Oigo murmullar a Scott, lo ignoro a propósito.
Me acerco hasta la vitrina donde venden decoraciones navideñas, Malia ama la navidad, veo bolas de nieve, pero lo que más me llama la atención es un carrusel que se mueve y sonaba una canción, eso me da una idea que me hace sonreír, ya sé que darle a Malia.
