Me encuentro en mi habitación, recostada en mi cama y en mi mano sosteniendo a mí vista el collar que Stiles me regalo, el copo de nieve brilla por la luz que se filtra por la ventana, en mi mente se repite una y otra vez el beso con Stiles de anoche, volví hacerlo, volví a besarlo, definitivamente soy una débil cuando se trata de Stiles Stilinski.
Que irritante.
— ¡Malia, tienes visitas! — Mi padre me grita desde la sala.
— ¡Ya voy! —
Me pongo el collar y lo escondo debajo de la camisa de mi pijama, me levanto de la cama, voy descalza hasta la sala y me congelo cuando me encuentro con Stiles en mi casa, pensé que era Lydia que venía a regañarme por dejar su baile tan pronto, no espera que fuera Stiles ni en mil años, pensé que había sido clara anoche con él.
Cruzo los brazos. — ¿Qué haces aquí? —
— Te traje un regalo de Navidad. — Sonriendo extiende una caja de madera a mí.
Enseguida desconfió, pero no de él, sino de mi misma, solo con su sonrisa siento algo derritiéndose en mí, soy más débil de lo que pensé, y él está siendo muy terco con esto de querer ser amigos.
— No quiero nada. —
— Malia, no seas grosera. —
Muerdo mi lengua cuando noto por primera vez la presencia de papá en la sala, tonto Stiles distrayéndome con su estúpida y sensual sonrisa.
— Lo siento. — Suena muy falso pero papá deja de fruncir el ceño y sonríe, algo era algo.
— De acuerdo, quédense hablando, yo iré hacer el desayuno. — Se va a la cocina sin mirar atrás, pongo los ojos en blanco, anoche estaba amenazando a Stiles y hoy me deja a solas con él sin problema alguno, lo amo pero es extraño.
Regreso la mirada a Stiles. — Pensé que fue clara anoche contigo. —
Stiles asiente. — Lo fuiste, dijiste que no quieres ser mi amiga. — Antes de que pueda decir algo él se acerca. — No vine aquí para pedirte que seas mi amiga. —
— No, solo vinisteis a darme un regalo. — Agarro la caja y doy un paso atrás. — Ya lo tengo, puedes irte. — Señalo hacia la puerta.
— ¿Y qué? — Parece falsamente ofendido. — ¿No tienes un regalo para mí? Eso parece un poco injusto, Tate. —
— En serio, Stiles, que quieres. —
Nuevamente vuelve acercarse, resisto el impulso de alejarme, seguro que él trata de debilitarme, no lo va a lograr, no se lo dejare tan fácil, si quiero volver a ser una reina de hielo tengo que mantenerme firme, no más debilidad por Stiles, no puedo dejar que él me siga lastimando o que mis sentimientos crezcan, si eso es posible.
— Hasta hace muy poco no estaba nada seguro de lo que quería, aparte de que no te alejaras de mí, pensé que era porque me gustaba discutir contigo, y después porque quería ser tu amigo, pero me di cuenta que nada de eso es suficiente, Malia, me gustas. — Siento como si dejara de respirar cuando esas palabras salen de la boca de Stiles, debo estar soñando. — Me gustas desde hace mucho, pero me negaba a verlo porque pensé que me odiabas, las últimas semanas nos hemos acercado, tú me has besado dos beses… ¿Te sientes de la misma manera? — Pregunta con timidez.
Soy nueva en esto tanto como él, por eso también de manera tímida asiento con la cabeza, Stiles sonríe, aun no creo que su confesión sea real hasta que Stiles me besa, es la primera vez que él empieza un beso, entusiasmada respondo, Stiles se aleja para tomar aire pero no tarda en volver a besarme, y otra vez, otra vez, y una más, puedo imaginar que mis labios han quedado rojos e hinchados pero no me importa.
Los pulgares de Stiles acarician mi cintura. — Creo que me has vuelto adicto a tus labios. — Sonrió, los ojos de Stiles bajan, con delicadeza saca la cadena medio escondida. — ¿Lo usas? — Me mira a los ojos. — Pensé que no te había gustado. —
Uno mi frente con la de él, en la mitad de nosotros se interpone la caja que sostengo sobre mi pecho, impidiendo que nuestros cuerpos se acerquen como a mi realmente me gustaría.
— También me has gustado desde hace mucho y también he tratado de ocultarlo. — Rio levemente. — Pero no soy muy buena, ¿verdad? Siempre que tuve la oportunidad te besaba. —
— No me estoy quejando. — Me roba un beso.
— Lo noto. — Digo con una sonrisa antes de besarlo con más pasión esta vez.
Nos alejamos sonrojados cuando mi padre se aclara la garganta, miramos hacia la puerta de la cocina, donde papá estaba con un mantel y una sartén con panqueques en la mano y una espátula en la otra.
— ¿Qué está pasando aquí? —
— Yo… Hmm… nosotros... — Stiles me mira un segundo antes de volver con mi padre. — Señor Tate me gusta su hija y espero que ella quiera ser mi novia. — Lo último dice mirándome. — ¿Quieres Malia? —
— Claro que sí. — Ni siquiera tengo que pensarlo dos veces.
— Oh. — Mi papá se ve muy sorprendido, casi me rio de él. — Entonces… ¿quieres quedarte para desayunar, Stiles? —
Stiles sonríe. — Si, gracias señor Tate. —
Mi papá nos deja solos de nuevo, riendo voy al sofá, tomo asiento y con mucha curiosidad abro la caja, saco un carrusel, Stiles se sienta a mi lado, lo miro confundida, él me dice que le de cuerda, lo hago y empieza sonar el hada de azúcar, es mi favorita del musical del cascanueces, sonriendo lo miro.
— Gracias, Stiles, me encanta. — Digo con sinceridad.
— Estaba pensando… ¿te gustaría ir al ver el cascanueces conmigo? —
Eso me sorprende. — ¿Solo nosotros dos? —
— Si. — Dice volviendo a ser tímido en su expresión.
Vuelvo a sonreír. — Es una cita. — Nuestra primera cita.
Stiles acaricia mi mejilla. — Feliz Navidad, Malia. —
— Feliz Navidad, Stiles. — Me inclino a él.
Stiles toma la indirecta y me besa, ambos ignoramos que técnicamente aun no era Navidad, nos centramos solo en el otro y pasamos juntos las mejores vacaciones de inverno.
N/A ¡Feliz Navidad! Con este capítulo terminamos esta mini historia. Espero que todos paséis una felices fiestas con vuestras familia y se mantengan a salvo.
Fighting!
