Hola . Aquí les dejo el 2° Capitulo. Me alegro que les haya gustado. Esta un poco más largo. Espero que les guste.
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Disclaimer: Los personajes y la historia de la serie Saint Seiya no me pertenecen, le pertenecen al Sr. Masami Kurumada, la Toei y Cía.
Los personajes y las historias de ellos, que no aparecen en la serie y el manga, son claramente míos.
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Capítulo II
"Recuerdos de una decisión"
La noche no había sido grata para él, quedarse dormido en Star Hill no había sido, ciertamente, una buena idea. La espalda la tenía incomoda, se sentía aún cansado y una irreal sensación le acompañaba.
Se detuvo antes de cruzar el siguiente portón, aunque ahora tuviera el cuerpo joven, el alma le era ya vieja y por eso pesaba. No en vano pasan los años, dejando su marca de huellas, sobre lo intangible que tampoco puede verse. Tocar y ver… era un anhelo que tenía, irrisorio tal vez, pero para él una petición piadosa.
Toco y recibió una rápida invitación a que entrase. La delicadeza con la que abrió, y luego cerró las puertas, podía embelesar a cualquiera, inclusive a ella. Él la miro, a pesar del tiempo transcurrido, le era una sorpresa saber que a pocos pasos se encontraba por quien daría su vida. Corrección. Ya la había dado… dos veces con la muerte, y una, antes, renunciando a su vida en vida misma.
- ¿Cuándo llegará?
- Esta misma tarde, Athena -el protocolo lo siguió, arrodillándose al entrar a su recamara.
- Shion… ¿crees que esté bien?
- Si Athena, le asentará bien una temporada con nosotros -respondió de inmediato.
- No Shion, no me refiero a eso, sino… -se levanto y le miro con rostro preocupado.
El Patriarca asintió con un gesto en los ojos. Ya había pasado poco más de un año desde que el orden y la paz se implantaron en el Santuario, la diosa había resucitado a sus caballeros y se vivía en una tranquilidad deseada.
Una vez que todo estuvo en orden, a diferencia de los demás, el caballero de Aries pidió de modo especial a su diosa, que le dejará partir de regreso a Jamir; y así continuar con el entrenamiento y vida que tenía con su aprendiz allá. Saori acepto, más que nada, porque notó que el semblante de Mu había estado decaído durante todo ese tiempo. El regreso a su tierra, pensó, tal vez lo animaría.
Sin embargo, por el Patriarca, que ocasionalmente visitaba la torre de Aries, supo que no ocurrió lo que pensaba. Por el contrario, Mu se ensimismo aún más desde que regreso a su estancia en las montañas del Himalaya.
Por su parte, Shion entendía y compartía la misma preocupación de Saori. El chico que había visto crecer, al que quería como el hijo que nunca tuvo, y que dedico tantos años de su vida, estaba lejos. Podía sentir que el joven lemuriano no se encontraba bien, al menos, no anímicamente. Eso le angustiaba.
Muchos años de su vida la pasó solitariamente en compañía solo de un niño, y sabía los estragos que eso ocasionaba. En la mente del Patriarca esos recuerdos le vinieron de repente.
°°°°° Flash Back °°°°°
Su vista estaba fija en el suelo arenoso que la tierra le daba; mientras que su codo se apoyo sobre el marco de una ventana del segundo nivel de la torre. Le gustaba inspeccionar desde ese ángulo el entrenamiento de su pequeño aprendiz.
En las afueras, Mu se concentraba en su telequinesia tratando de mover unas rocas para colocarlas luego en un montículo que había formado. Sus pequeños dedos índices estaban sobre las marcas de su frente, forzándose, de esa manera, en la labor que le había dejado hacer su maestro.
Logró, luego de pasado buen rato, mover una roca de considerable tamaño hasta el cúmulo de otras que había formado. Shion sonrió complacido. Por la carga, pensó que le seria más que imposible mover esa roca.
Supervisar el entrenamiento de Mu, que apenas contaba con 4 años, se había convertido en casi toda su vida desde que lo reclutó como su aprendiz. Su semblante estaba frustrado, se sentía tan solo con la vida que llevaba. Estar en unas tierras tan solitarias y junto a un pequeño niño no llenaba todo lo que él quería de la vida. Y no porque no le hubiera cogido cariño al chico, al contrario, veía en él, el hijo que jamás tuvo… ni que tendría. Al menos con él no permitiría que se lo arrebaten…
Se teletransporto detrás de Mu.
- Y… ¿bien?
- ¡Maestro! -volteó el niño con alegría- ¿lo vio, lo vio? -empezó a preguntar acercándose a él y saltando de emoción.
- Sí Mu, lo vi -esbozo una sonrisa entre satisfecha y tierna mientras sus manos revoloteaban cariñosamente la caballera del pequeño- cada día avanzas más, me complace eso.
El chico dejo de saltar, mostró sus dientes en una sonrisa grande y esmerada, corrió a su punto de entrenamiento comenzando de nuevo su concentración en la telequinésis.
Shion volvió a sonreír, el niño no solo era adorable, sino que no le representaba ningún esfuerzo o problema, hacía todo cuanto se le pedía, y daba todo de sí en cada acto. Acataba las ordenes tales como venían y no hacía muchas preguntas, parecía, de algún modo, comprender el porque de las cosas, aunque su mismo maestro no se las explicara a detalle.
Sin embargo, para Shion no era fácil una vida enclaustrada en las paredes ovaladas de la torre. Necesitaba más, aunque su cuerpo cansado se lo impedía. Cansado de las batallas, de la pérdida, del dolor, de los años. Cansado de tantas cosas, pero a la vez ávido de todo lo que la juventud le permitiera. A veces sentía que no le alcanzaría la vida para todo lo que esperaba de ella. Y era algo tan irónico, debido a su condición de longevidad.
Tantos años tras su espalda, y sentía que la vida se le iba en cada soplo. Sentía como el pecho le oprimía cada vez que pensaba en eso. Rogaba a los dioses que la existencia le durará lo suficiente para entrenar a su pequeño discípulo, encontrar a los otros aspirantes a caballeros, regresar al Santuario, empezar con los preparativos ahí, ver de nuevo a Dhoko, cuidar de Athena cuando llegué a la tierra… y volverla a ver.
Con el paso de los meses y de encontrar a Mu, ver lo pequeño que era y su aparente fragilidad, empezó a descartar algunos puntos de esa lista, que tenia de lo que esperaba hacer, y que, rogaba por realizar antes que su vida expirará.
Ya no pedía imposibles. Volver a ver a quien más a amo ya no era algo dable. La soledad y un niño eran ahora su compañía. Pronto lo serían más niños y una niña.
¿Por qué, lo que le esperaba, tenía que ser de algún modo cruel con él? Niños. Rodearse de niños era lo que menos quería, pero que a la vez anhelaba. Era un gozo y un dolor al mismo tiempo.
Ver y entrenar a Mu, cuidarlo, enseñarle y criarlo era como una muestra de lo que jamás tendría como propio. Él no era su hijo, jamás, por más que lo deseará, llegaría a serlo. ¿Por qué el destino tenía que ser tan desalmado?
El viento comenzaba a correr removiendo partículas del suelo, ya oscurecía y el apremio con que el niño entrenaba no se disminuía en lo más mínimo.
Hubiera deseado tener un hijo como él. Sí, como él. Al menos el destino y la vida no eran tan malos como pensaba, le habían dado a Mu, y pronto, le darían más niños que estarían a su cargo, no sus hijos, lo sabía bien. Pero los podría considerar como tal.
En su rostro triste se asomo una media sonrisa, que no cambiaba su semblante de dolor, también el destino lo pondría a cargo de una bebe, de Athena. Eso lo reconforto, lo que el destino le quito, duramente en su momento, le recompensaría, no con lo que anhelaba, pero si con la nobleza y cantidad que representaba Mu, esos niños y la misma Athena.
Fue ese día el que decidió, que si las estrellas, generadoras de la voluntad, le habían quitado lo que más amaba, sus anhelos y sueños, no le arrebatarían lo que tenía ya y lo próximo en venir. No, no lo permitiría.
Decidió que, si ya no tenía una familia y una vida, su discípulo, los niños que vendrían y Athena misma lo serían de ahora en adelante. Serían su amor, su vida, sus sueños… sus hijos.
- Mu, a comer -le llamo mientras volvía sobre sus pasos y se teletransportaba.
- ¡Sí Maestro! -contesto el niño, terminando lo que había comenzado, y con una sonrisa de felicidad corrió y se transporto de la misma manera hacia dentro de la torre.
°°°°° Flash Back °°°°°
Shion había sonreído al momento que asintió con el rostro.
- Sé bien a lo que se refería, él está bien y lo estará más cuando este aquí por un tiempo.
Saori le devolvió la sonrisa, sin dejar de mostrar preocupación en su rostro.
- Me agradaría convencerle de que se quedará en el Santuario con nosotros… de manera permanente.
- No lo hará -respondió desviando la mirada para pasarla por su máscara, que había dejado sobre el mueble principal y alargado de esa estancia.
- ¿Cómo es que estás tan seguro? -Saori noto la mirada del Patriarca, fijo su vista en donde él la tenía.
- Han sido muchos años a su lado, sé que ama la soledad y la paz que le da Jamir, se crió, creció y vivió casi toda su vida ahí… es su hogar.
Se acerco de a pocos, con sus rosáceos ojos penetrantes en la máscara, estiro la mano para cogerla cuando Saori se lo impidió al tomarla primero. Shion se sorprendió ante ese gesto. Ella meneo la cabeza, y el asintió.
- También fue tu hogar, y tú no deseaste volver allá con el mismo entusiasmo y emoción que él…
- Es diferente…
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- Kiki… apúrate…
- ¡Sí Maestro! -se escuchó un grito a través de la puerta.
Mu terminaba de empacar el ligero equipaje que llevaría. No planeaba quedarse por mucho tiempo, solo era cuestión de días esa visita. La verdad es que no le agradaba mucho la idea de volver al Santuario; aunque sea solo por unos días, algo le decía que era mala idea, pero las palabras insistentes de su maestro y de Athena resonaban aun en su cabeza.
Para cuando termino de empacar ya era pasado medio día, no se percato de cuan rápido había pasado el tiempo. Se inclino levemente sobre la cama para cerrar la maleta que estaba encima y fue cuando sintió un profundo dolor clavarse en su mente.
- No… -apenas balbuceó cayendo de rodillas al suelo, mientras que sus manos sujetaban fuertemente su cabeza, en un intento inválido de parar el dolor que tenía.
Sus ojos empezaron a voltearse hacia sus párpados, junto a los gemidos de dolor que empezaban a escapar de su garganta. Su vista se nublo y cuando cerró los ojos comenzó a ver extrañas imágenes.
Todo estaba oscuro y el silencio era sepulcral, hasta que el sonido de una fuerte cadena resonó de repente, dejando detrás de ella sus ecos. No se podía distinguir nada, y el aire estaba caliente. Las paredes aislaban el aire de sus labios. Buscaba una luz o algo que le indicará por donde era la salida, pero nada, todo era completa oscuridad. Escucho un sonido tenue y afinando su sentido del oído supo de donde provenía, cuando se giro hacia ese lugar no había nada. Todo empezó a aclararse a la vez que el ambiente le daba vueltas. Volvió a oscurecerse, y noto mediante una pequeña luz algo. Reprimió un grito por lo que vio. Sus ojos se abrieron, estaba en su cuarto.
Se dirigió una mano al pecho, su respiración estaba entrecortada. Lo que vio en ese lugar había sido extraño y a la vez doloroso.
Los mismos ojos púrpuras de sus sueños estaban ahí, pero esta vez no solo vio eso. Su rostro, vio su rostro, o lo que se suponía que lo era.
Primero los había visto penetrantes, hermosos y a la vez llenos de terror, mirándolo fijamente. Luego, cuando su vista se amplió, noto como algo le cubría todo el rostro a excepción de sus ojos. Parecía ser que una máscara de color oscuro, dura y sucia le cubría en su totalidad, sin dejar ver siquiera su cabeza.
Respiro fuertemente, la imagen había sido bastante impactante, una luz de repente y ahí estaban esos ojos viéndolo con el resto del rostro cubierto por algo que parecía ser metal o algo similar.
Había sentido como si se le metiera dentro de la mente con tan solo mirarlo. Y… parecía pedirle ayuda. No, no era así, más que pedir ayuda, se la estaba rogando, suplicando. Cerró los ojos y se levanto del suelo con calma. No entendía que había significado todo aquello, solo agradeció que esta vez no grito. No hubiera deseado asustar a Kiki otra vez, con lo de anoche bastaba para el niño.
Se sentó en la cama para meditar calmadamente un rato, hasta que su aprendiz entro con una sonrisa en los labios. Indicador que sus cosas ya estaban empacadas.
Era hora de volver al Santuario.
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Empezó a retumbar el suelo, alguien se acercaba. Ambos se movieron nuevamente arrastrándose, con miedo y dificultad, por el suelo. Los golpes del amanecer habían sido más duros en esta ocasión, y con ellos, las heridas más profundas. Aún sangraban.
La reja sonó y una figura apareció tras ella. Llevaba algo en ambas manos, lo lanzó contra el suelo gritando.
- Voedsel!° -y se marcho tras decirlo.
Lo que había aventado aquella sombra había caído, uno, en el suelo, desparramándose por completo en el. El otro, sin embargo, cayó sobre uno de los bultos, ensuciándolo más.
Uno de ellos se movió hacia lo que estaba tendido en el suelo sucio de tierra. Se vio como una mano, delgada y clara, salía cogiendo lo que estaba ahí. El otro se movió hacía un rincón, y cuando estuvo quieto, saco también una mano, aún más pequeña que la del individuo anterior, y cogió como pudo lo que estaba encima de sí.
Ambos empezaron a comer.
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- ¿Cuándo llega?
- ¡Hoy mismo! -respondió con entusiasmo una voz- dentro de muy poco…
- ¡Genial! -la primera voz volvió a hablar- vamos con los demás, cuando lleguen Mu y Kiki¡les gustará la sorpresa que les tenemos lista!
- Vamos pues, oye ¿y Camus? -la voz de Aioria se escuchó.
- Arriba, con los demás…
De la Casa de Escorpio se vio como tres figuras, una más grande que las otras dos, se empezaban a encaminar hacia arriba, mientras conversaban y ultimaban los últimos detalles de la sorpresa que tenían preparada.
Así fue como, los únicos tres dorados que faltaban llegaron al Templo de Athena y, se reencontraron con los demás, en el aguarde de la llegada de los jóvenes lemurianos.
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° Traducción: - ¡Comida!
Continuará… en el siguiente capítulo.
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Espero que les haya gustado este 2° Capítulo. Sé que estuvo algo más largo, pero es que necesitaba explicar y contar las cosas que leyeron. Espero no les moleste. Sé que no avanzó mucho… lo agilizaré mediante vaya avanzando, porque se necesita como contar varias cositas para que se entienda luego bien la trama
Muchas gracias a todos con sus reviews, me encantaron todos. Y me hace feliz que alguien se tome el tiempo de leer lo que escribo. Acepto todos sus comentarios, criticas y todo! Me encantan P
firts-ayanami: Me alegro que te parezca interesante. Y sí, pobre Mu, pero es nuestro protagonista y tiene que sufrir ji ji. Actualizaré pronto. Gracias por tu review!
Manquehuito: Muchas gracias por leerlo y por tus comentarios, me fueron de mucha ayuda. Pero no te mueras U je je que recién empieza y todavía no llega lo bueno. Y sí haré sufrir a Mu… (jiji) Corregí lo de los reviews anónimos, la verdad es que ni cuenta me había dado… (Soy muy despistada XD) También vi lo de la coma, raro que se me haya pasado, supongo que fue porque ese chapter lo hice una mañanita que no había dormido… jeje. Gracias por tu review y critica!
Gabriela Beder: Que bueno que te gusto! Gracias por lo de la inspiración. Espero que continúes leyendo y te agrade, a mi también me encanta Mu y lo considero uno de los mejores y mas lindos (por no decir el mejor). Gracias por tu review!
Shadir: Gracias por tu comentario y review, espero que te agrade lo que sigue.
Vibeke: Ehm… no puedo decir aun quienes perturban los sueños de Mu, eso se verá más adelante. A Mu no le quedará ser ermitaño… pero tanto tiempo viviendo solo con Kiki en Jamir, pues… jeje Gracias por tu review!
Sam: Ovejita! tu siempre queriendo que Mu no sufra, jeje, pero verás que en mis manos si sufrirá… prometo ser buena con él, jiji. Y no, este no es el otro fic, ese aún no lo subo, aunque ya tengo avanzado hasta un par de capítulos. Tienes mucha razón, no responderé a tus preguntas, mientras la historia avance todo se ira entendiendo. Gracias por tu review!.
En general: Muchas gracias por la aceptación de la historia. Estoy avanzando esta historia casi un capítulo por día. Pero actualizaré 2 veces por semana como mínimo, por si acaso me estanque un poco en el camino. Además, aunque no parezca, tengo mucho que poner y que tengo que investigar antes.
Saludos
Violeta.-
