Hola, aquí les dejo el 3° Capitulo, me salio más largo que el anterior! (si aun más u.ú) Lo siento, pero así me andan saliendo… Espero que les guste.
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Disclaimer: Los personajes y la historia de la serie Saint Seiya no me pertenecen, le pertenecen al Sr. Masami Kurumada, la Toei y Cía.
Los personajes y las historias de ellos, que no aparecen en la serie y el manga, son claramente míos.
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Capítulo III
"El Brillo de Aries"
18 años antes…
Estaba exhausto tras la caminata que había dado durante el largo día, sentía que las ropas le pesaban demasiado y, aún sabía bien, no estaba nada cerca de su destino.
Paro por un momento, la búsqueda que emprendió hacía unos meses todavía no finalizaba del todo. El cansancio cada vez era más notorio en su rostro, los años pasan cruelmente sobre uno, y ya se le iban notando, de a pocos, los que llevaba a cuestas.
Diviso a lo lejos una gran roca, avanzó hasta ella y deposito su cuerpo cansado. De su bolsa oscura saco una pequeña cantimplora y bebió un poco de su liquido. El agua ya se le estaba agotando.
Luego de un breve descanso, continuo su camino hasta que llego por fin a una pequeña zona escondida entre los montes, muy escondida.
Llegando se detuvo, examino bien el alrededor, y supo por cual oculto trayecto seguir, hasta que se topo con unas contadas y extrañas casas de formas ovaladas.
Ni bien se acerco, lo recibieron con sorpresa y entusiasmo, no llegaban a quince las personas que lo habitaban. Reconoció a unos cuantos. Sonrió. Acababa de llegar con los suyos, y todo fue gracias a que la constelación de Aries lo había guiado.
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El arribo de Mu y Kiki de nuevo al Santuario había despertado los recuerdos de Shion. Hacía tanto tiempo que no pensaba en el pasado. En todo el tiempo que había transcurrido, pensó muy poco en ello. Ahora, con el regreso del caballero de Aries y de su pequeño discípulo, su mente y el dolor en su alma parecían haberse removido bastante.
Un pequeño escalofrió le recorrió por el contorno del cuerpo. No se sentía de ese modo desde mucho, algo no estaba bien, lo presentía, por algo era el Patriarca. Este hecho, se lo atribuyo a la simpleza de ver de nuevo a Mu, aunque antes no había pasado eso cuando fue de visita a Jamir. Solo recordó que, una vez, esa misma sensación lo invadió cuando fue en busca del niño al cual entrenaría directamente. Pero de eso, había sido hace mucho…
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Todo estaba listo en Jamir para la partida. Mu se había encargado de que lo necesario estuviera de acuerdo a los arreglos que él creía convenientes. Kiki sonreía por su parte, su maestro era bastante minucioso y más callado cuando hacía sus labores.
A veces, el niño creía que su maestro Mu era más que raro. ¡Y como no creerlo! Mu no hablaba mucho, a menos que el mismo pequeño le jalara la lengua, casi textualmente, para que lo haga. Además que siempre andaba pensativo, y aunque tenia tremenda y asombrosa paciencia, no era normal que no lograra sacarlo de quicio. Vamos, que el mismo pelirrojo sabía bien lo encantadoramente exasperante que era a veces, la mayoría, a propósito.
En cambio con el ariano, eso no parecía problema, lo máximo que lograba de él, era una mirada dulce y a la vez reprochante ante alguna travesura.
A veces, lo sorprendía en las noches a las afueras del palacio, observando fijamente las estrellas. Muchas veces había escuchado de su maestro que las estrellas eran como un poema para él; Kiki no comprendió en su momento ese comentario, se había encogido de hombros y sonreído. Si que era extraño. Pero lo acepto, como todo lo que provenía de él, como una profunda lección.
"Kiki, las estrellas son tan hermosas y su brillo, aunque parezca una muestra de felicidad, es más que nada, una muestra de dolor… El dolor, pequeño, no es algo malo, tal vez, a tu edad creas que lo bueno radica en lo que produce felicidad y regocijo, pero todo eso también lo puedes encontrar hasta en lo más profundamente triste… y doloroso. Si uno no sufre, no aprende… y si las estrellas brillan, es porque sufren y han sufrido, y son su luz muestra de su sabiduría y de su poder sobre el destino de nosotros. Kiki… las estrellas son como un poema, uno de dolor y de aprendizaje, de belleza y sabiduría, de alegría, tristeza y amor."
El niño lo quedo mirando detenidamente esa vez, tratando de entender cada palabra. Muchas veces deseo un maestro como Milo o Aioria, al menos con ellos se divertiría más y no le exigirían tanto, pero con el tiempo comprendió y entendió esas palabras que Mu le había dicho esa vez, mientras sonreía, mirando la constelación de Aries que brillaba intensamente.
Aries brillaba tanto en ocasiones, que se preguntaba en su inocencia, si eso del dolor y sufrimiento de las estrellas era cierto, y si era así… ¿Qué tanto había sufrido Aries?
Sabía que Aries representaba lo que era su legado, no solo era una mera constelación, un signo del zodiaco, o una Casa del Santuario de Athena. Aries era mucho más que todo eso, mucho más. A diferencia de los demás, Aries era la constelación que amparaba a su raza, una especial, lo sabía perfectamente bien, y aunque no conocía toda la historia debido a su corta edad, conocía algo de ella. Lo suficiente para saber lo especial que era Aries, y de la gran responsabilidad y peso que tenía pertenecer a esa casa.
Cada constelación perteneciente a una casa, tenía sus normas, criterios y principios. La Casa de Aries no se asemejaba ni se basaba en ninguna otra casa, pero a la vez sí. Todas tenían su propia peculiaridad. Las había estudiado a cada una, como parte de su entrenamiento, y las comparaba siempre con la suya propia.
Aries era especial, lo sabía. ¿Pero que tan especial?
Una tarde, luego del almuerzo, Mu empezó a enseñar a Kiki los preceptos y reglas de la Casa de Aries. Kiki pregunto porque antes había aprendido la de las demás Casas y al final la de Aries. Mu sonrió.
°°°°° FLASH BACK °°°°°
- Kiki… a diferencia de las demás Casas, la de Aries pide a sus portadores aprender, conocer y entender los preceptos, fundamentos y reglas de las otras casas zodiacales antes que la suya propia.
- Pero no entiendo porque Maestro, si yo soy el aprendiz de Aries… ¿Por qué debo saber antes la de los demás? -pregunto más confundido.
- Porque así, y solo así, entenderás porque la Casa de Aries es tan importante y a la vez tan especial -respondió con voz dulce.
Le miro más extrañado que antes.
- Te paso a explicar -sonrió el ariano- debes conocer las demás casas para comprenderlas y así comprenderás a Aries, porque Aries reúne algo de cada una de esas casas… Además, que es deber de su portador, hacer que esos preceptos perduren de generación en generación, inclusive los de las otras casas.
Kiki dejo escapar un gesto de asombro. Mu continúo.
- Sabes que pertenecemos a una raza longeva. Nuestros ancestros pertenecían a la raza de Lemuria, y debido a sus conocimientos avanzados en espiritualidad encontraron la sabiduría y la forma de vivir plena y sanamente, algo que los convirtió en seres longevos. Esa cualidad especial se ha traspasado de generación en generación, junto con ella los conocimientos, eran y somos alquimistas Kiki, y por eso fue que Athena los escogió para que elaboraran sus ropajes, y a sus descendientes para que los repararan. Los lemurianos eran alquimistas que encontraron y aplicaron en su vida misma los secretos de la naturaleza, permitiéndoles desarrollarse, trasmutarse de una naturaleza emocional e instintiva a una naturaleza divina y espiritual.
- ¡Como la Piedra Filosofal! -exclamó el pelirrojo. Mu asintió.
- Sí, es como si la lleváramos dentro de nosotros. Y al conocer a las demás Casas y sus dogmas, podremos unirlos de manera consciente con la energía de nuestro cosmos, y luego trasmitirla. ¿Comprendes? Es por eso, que en forma de gratitud, Athena nos bendijo con la constelación de Aries, entregándosela, en agradecimiento, al pueblo de Lemuria por sus sacrificios y servicios. Aries nos cuida y protege, como nosotros a ella y a Athena. Aries y sus portadores somos uno, porque traza nuestro destino en base a su luz. Y cuando un niño lemuriano nace Aries, es porque la constelación lo bendijo con su luz.
Kiki asintió. Ya no pensó que su maestro era raro, bueno, lo era, dentro de su propia peculiaridad, pero de algo si estaba completamente seguro, su maestro era sabio. Aries era muy especial, pero no sabia aún el porque de su brillo tan singular.
°°°°° FLASH BACK °°°°°
- Kiki ya nos vamos -volteó hacia él.
- ¡Sí Maestro! -coreó con entusiasmo.
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Santuario, Atenas.-
Un destello de luz apareció en la entrada del recinto de Aries, pronto se dividió en varias partículas centelleantes de átomos luminosos. Empezaron a girar lentamente, aumentando su velocidad con el pasar de los segundos. Terminado ese espectáculo de luces intermitentes, se vio en su lugar dos siluetas enfundadas en ropas simples y holgadas.
Kiki había querido vestir mejores ropas para su llegada al Santuario, pero su maestro se lo impidió, alegando que la suya era una vida simple y modesta… siempre. El niño no comprendió muy bien a su maestro, y a pesar de sus quejas, obedeció colocándose ropa del tipo que usaba todos los días.
Un pantalón de tono claro, una camisa sin mangas y con cintas en la parte superior, una correa oscura y los zapatos marrones tipo botines que hacían juego con la camisa y la correa. A pesar de la simpleza de sus vestimentas, había seleccionado las mejores dentro de lo común de su guardarropa, y esmerado en que no tuvieran arrugas.
Las ropas de Mu eran iguales a las de su aprendiz, solo los diferenciaba los colores de las telas. Pantalón caqui, la camisa guinda oscuro junto con la correa y las botas del mismo marrón que llevaba el niño, conformaba su vestuario.
Pasaron por la puerta de la entrada de Aries, el pelirrojo correteaba y saltaba de felicidad, mientras que Mu soltó un suspiro de resignación. Solo esperaba que sus compañeros no hubieran organizado nada, conociéndolos… Al entrar se dejo caer sobre su cama, aunque no quisiera, sabia que lo más probable es que si hayan preparado algo, y con lo incómodo que se sentía no estaba seguro de ser una buena compañía en esos momentos.
Repaso mentalmente los rostros de todos y sonrió. Recordó el día de su partida hacía un año y termino percatándose de algo. La misma noche de su regreso a Jamir, había comenzado a sentirse extraño por alguna razón. Luego de eso, los sueños…
- ¿Puedo irme? -una voz lo despertó de sus pensamientos.
- ¿A dónde?
- ¡A ver a los demás!
Mu iba a mirarlo con rostro de reproche, acababan de llegar y ya quería ir corriendo a ver a los demás, pero lo interrumpió un llamado. Athena deseaba verle, no, a ambos en la sala del Patriarca.
- Vamos ambos…
Se encaminaron hacia Tauro para subir por las demás casas. Cuando terminaron el recorrido de Piscis, llegaron, hizo una mueca antes de entrar, sabía lo que encontraría tras la puerta.
Al tocar, la voz de Shion se hizo escuchar dándole el permiso solicitado. Entraron, y los rostros de todos dejaron escapar una sonrisa.
- Mu, Kiki… ¡hace tanto tiempo! -dejo escapar inmediatamente Milo. Camus le dio un pequeño codazo para que se silenciara, y Athena se aproximo.
- Mi caballero de Aries, Mu, y el futuro Aries, Kiki -empezó con voz dulce- me invade una gran alegría el ver que ambos nos acompañen en este día.
Saori noto el semblante de ambos. Kiki no dejaba de sonreír encantado con todo. Mu, en cambio, fijó su mirada perdida en el suelo e hincó su rodilla en señal de respeto.
- Levántate Mu -pronunció la joven. Mu lo hizo y sonrió, en un año, la diosa se notaba que había crecido más y que estaba con semblante maduro. Le había asentado estar, ese tiempo, bajo las enseñanzas de Shion.
El Patriarca se acerco, acarició la caballera del niño y se dirigió a Mu, este de nuevo prosiguió el protocolo ante su superior y clavó una rodilla ante él.
- No… mi hijo -lo levanto asiéndolo con la mano, y lo condujo hasta él con un fuerte abrazo. Ambos sonrieron melancólicos.
- Al parecer todos sus hijos estamos ya con usted Patriarca -se aventuro a decir a Aioros mientras sonreía al lado de Shion.
- ¡Inclusive el hijo perdido! -exclamo divertido Milo- no, los hijos perdidos -le jalo la mejilla a Kiki, y este le devolvió el jalón, pero en el cabello.
- La oveja perdida será… -murmuro Shaka y todos echaron a reír. Inclusive Saori.
Empezaron a conversar entre todos, mientras esperaban el almuerzo, que había mandado preparar especialmente la Diosa, como bienvenida de ambos lemurianos. Kiki empezaba con sus travesuras, dirigidas especialmente a Milo, Aioria y Death Mask. Por su parte, Saga miraba a todos lados sin hablar mucho. Kanon, que también estaba ahí desde hacía un par de semanas, estaba al lado de Shion, Mu, Shaka y Saori conversando. Camus y Afrodita, al lado de Saga, miraban divertidos los juegos de Kiki contra los tres dorados. Dhoko, sentado en un extremo, leía un poco de un libro, que misteriosamente había aparecido en su mano, y que el Patriarca tenía sospechas de que pertenecía a su propia biblioteca privada, pero no dijo nada, sabía que a Dhoko le gustaban sus libros. Por otro lado, Aldebarán conversaba con Shura y Aioros muy amenamente.
- ¡Kiki, te mandaré al infierno si no me dejas de molestar! -gruño Death Mask mostrando su índice.
- Lero, lero -canturreo en respuesta, y siguió teletransportarse, una y otra vez alrededor del caballero, para jalarle los cabellos rápidamente.
- ¡Te mataré! -el caballero de Cáncer cogió del cuello a Kiki, este salto y desapareció.
- Por lo visto esta muy activo -comento Shaka a Mu, este asintió sin emitir respuesta.
- ¿Pasa algo malo Mu? -la voz de Saori pregunto- Has estado muy callado desde que has llegado.
- No Athena, no pasa nada malo -sonrió el aludido- solo… ya sabe, no soy alguien muy social.
- ¡Eso lo sabemos! -exclamó Kanon- pero hoy estas más que nunca de ese modo -le dijo con tono de reproche falso.
Mu sonrió avergonzado. Sus amigos, compañeros, maestro y diosa se esforzaban por hacerlo sentir cómodo, y él, con esa expresión tan fúnebre. Es que tampoco se le daba bien fingir, no se sentía a gusto y menos ahora, porque no podía dejar de pensar en los ojos de sus sueños. Eran tan hermosos y púrpuras, tan penetrantes y llenos de dolor. Sus pensamientos de nuevo volaron cuando sintió como una mano lo sacudió.
- Mu… ¿Qué le pasa al Patriarca?
Mu volteo sorprendido por la pregunta, y vio a su maestro con un semblante, increíblemente, peor que el suyo. Algo le pasaba a ese hombre, nunca recordó haberlo visto así… solo cuando era muy niño.
Los pensamientos de Shion daban vueltas desde las primeras palabras que intercambio con Mu. Lo había sentido extraño, distraído, ensimismado, no era el mismo de siempre, algo le preocupaba, algo llenaba su cabeza de pensamientos, y no buenos, se notaba. Pero eso no lo estaba preocupando, su semblante cambio al escuchar los comentarios de los demás.
La voces de Aioros y Milo repitiendo "Al parecer todos sus hijos estamos ya con usted Patriarca" "¡Inclusive el hijo perdido!… no, los hijos perdidos" se escuchaban constantemente en su cabeza, sintiendo como su corazón se le iba achicando cada vez más rápido.
Se levanto de su asiento, se excuso con quienes le acompañaban, y se dirigió donde estaba sentado Dhoko llamándolo a un lado. El resto lo miro sorprendido.
- ¿Qué sucede Shion?
- Dhoko acompáñame al estudio -respondió de modo rápido y preocupado.
Dhoko no pudo responder porque el Patriarca ya se encaminaba hacia allá. Una vez que llegaron, cerró la puerta con llave. El santo de libra le miro extrañado, no sabia el porque del inusual comportamiento de su amigo.
Y por primera vez, lo vio desmoronarse. Nunca antes había pasado. Habían batallado juntos, habían pasado por muchas cosas juntos, y nunca lo había visto de ese modo: pálido, angustiado, derrotado…
- Por mucho tiempo -comenzó- albergue la esperanza, y esa misma esperanza fue el cimiento de mi fuerza, decisión y proceder… Ahora Dhoko, después de todo lo pasado y de todos los años, la estoy perdiendo…
Dhoko no lo podía creer, Shion, su amigo, compañero, su casi hermano, en ese estado doloroso, como un niño que tiembla de miedo ante el abatimiento de que todo esta perdido.
- No Shion, no te pongas así… después de todo lo sufrido, no puedes rendirte así…
- ¡Es que no lo oyes? -se levanto tomándolo de la solapa- ¡Óyeme lo que te digo! Su estrella se apago hace tanto tiempo, su estrella… -su voz se corto en un ahogo.
Se dejo caer nuevamente sobre el sofá, su voluntad estaba flaqueando, su fuerza, sentía que, no tenia ya razón de ser. ¿Por qué luchar ya? Había perdido todo lo que quería y amaba, todo lo que alguna vez dio sentido a su vida, y ahora, recién ahora, se daba cuenta que ya no había remedio.
- Las estrellas se han equivocado antes…
- ¡NO! -grito- No, no se equivocan, marcan nuestros destinos… ¡lo sabes!
- ¡Basta! -esta vez grito Dhoko- No dejaré que te hundas creyendo todo eso, no lo haré… luego de tantos años de eso…
- Aunque los años pasen, el dolor no se borra, y el corazón no olvida…
Dhoko entendió que la resistencia se le iba a Shion, se acerco a él y lo abrazo con fuerza, como solo un verdadero amigo sabe hacer en el preciso momento.
No se dieron cuenta que, una sombra, los había estado viendo, y escuchando todo, en ese momento, dejando caer gruesas gotas de lágrimas por sus mejillas sonrosadas, apoderándose también el dolor de su ser.
Esa sombra fue ahí cuando entendió porque Aries brillaba tanto. Y desapareció.
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Continuará… en el próximo capítulo.
o-o-o-o.-
Espero que les haya gustado. Pensé que si había abarcado lo de Shion, algo de Kiki no vendría mal. De Mu tendremos para mucho… jeje. Solo que desee abarcarlos a ellos dos porque son muy allegados a nuestro protagonista, no desesperen, verán más a Mu.
A partir del próximo capi, ya avanzan más las cosas.
firts-ayanami: Me alegra mucho que hayas vuelto a seguir la historia. Y sí, Shion también ha sufrido, y sufrirá. La historia tiene mucho que ver con él también. Muchas gracias por tu review!
Manquehuito: Sorry… a veces no puedo actualizar tan pronto, porque ando también en proceso de otras historias, aunque no lo creas, esta es la única que he actualizado tan pronto! Y claro que abrazo a Shion de tu parte Viole lo llena de abrazos a la oveja mayor Es tan lindo, un Shion atormentado por el pasado y el futuro siempre me ha gustado. Los Arianos me encantan! Es más… tanto, que ando como loca planeando más fics de ellos.. jiji. Muchas gracias por todas tus palabras y por tu review!
Lunatica Misa: A Mucito le pasara… ehm… mucho jeje. Y todo a su debido tiempo, ya sabrás que pasa con la otra gente. Muchas gracias por tu review!
BlackAgain: Ah me alegra que alguien más se anime a leer esta historia tan humilde. Espero que todo te siga pareciendo tan bien y que continúes leyendo. Muchas gracias por tus comentarios y por tu review!
Elena: Oh, no quiero enredarte, jeje, solo que es mucho por contar que a veces se enreda un poco. Y sí, poco a poco todo se verá más claro. ¿Ya tienes ideas de quienes podrían ser? Vaya… ¿tan notoria soy? Muchas gracias por tu comentario y por tu review!
Vibeke: Si pobrecillo Mu, el no quería volver, pero mejor que regrese, no? Shion no sé si lo ayude, jeje, eso ya lo veremos.. Pronto se verá como avanza la cosa. Gracias por todo y por tu review!
Gracias a todos por sus comentarios, sé que debe actualizar antes, pero por asuntos X no pude, jeje… Tal vez actualice más rápido el siguiente capi.
Saludos
Violeta.-
