Capitulo 6:"Dulce" Castigo
-¡¡Lau! ¡¡Hey Lau! ¿Donde has estado? ¿Que te ha dicho el director? ¿Te ha castigado? No has hecho nada malo…
-Cálmate Xai y respira – sonrió Laura – Si, he estado en el despacho del director, y si, tanto a mi como a Black nos han castigado, y si, yo también pienso que no he hecho nada malo y que es injusto.
-Injusto, lo que se dice injusto… - murmuro Lily no muy convencida.
Por mucho que fueran sus amigas, tenia que reconocer que el director tenía razones de sobra para castigar a Laura y a Black. Pero cualquiera les decía lo contrario a esas dos locas…
-¿Que clase hay ahora? – pregunto Laura
-Historia de la magia – contesto Lily
-¡¡Que bien! Me viene de perlas esta horita para dormir un poco – sonrió Laura – Me pasas los apuntes, ¿no Lils?
-¡De eso nada! ¿Cuando te dignaras a prestar atención en clase y a tomar apuntes? – pregunto enfadada
-Cuando Black me de un beso – rió Laura – Con lengua y todo.
Y entre las risas de Lau y Xaica, llegaron al aula de Historia de la magia. Como siempre, se sentaron en las últimas filas, y a los cinco minutos de empezar la clase, las dos ya estaban profundamente dormidas, al igual que la mayoría de los alumnos de Ravenclaw y Gryffindor, que compartían clase.
Los merodeadores, bueno, Remus Lupin, miraba embobado al profesor, tomando apuntes como su la vida le dependiera de ello. James garabateaba algo en un pergamino, y de vez en cuando, sonreía orgulloso. Sirius se dedicaba a hacer bolitas de papel y tirárselas a una dormida Laura, que tenia la cabeza apoyada en la mesa, con su brazo haciendo de almohada.
-Hey Padfoot, ¿no notas que falta algo? – pregunto James en voz baja
-No, ¿que falta? – pregunto haciendo bolitas
-No veo por ningún lado a Mandy y las otras chicas
-Pues no me había dado cuenta – rió sin dar importancia, tirando otra bola
-Y eso que Mandy es tu novia, sino…
-¡Bah! – sonrió tirándole mas bolitas a Laura
En ese momento, la puerta de clase se abrió dando paso a una McGonagall muy enfadada, mientras con las dos manos cogía el cuello de tres alumnas que se tapaban con la mochila la cabeza. Los chillidos de estas habían despertado a todos los alumnos que se habían quedado dormidos, que ahora miraban la escena con la ceja alzada. Lily, Laura y Xaica, al ver a las tres alumnas que McGonagall estaba cogiendo por el cuello de la túnica intentaron no reírse allí mismo, se estaba aguantando, pero es que era tan divertido…
-Por favor señoritas no hagan el espectáculo y siéntense en su lugar – exclamo enfadada
-¡Pero profesora, no podemos sentarnos con este aspecto! - chilló horrorizada una chica de las tres.
-¡Mandy tiene razón, no nos pueden ver así! - exclamó otra de las chicas
-¿Mandy Greene? - murmuraron algunos alumnos - Si la que ha hablado primero es Mandy… las otras son… ¡Cris Kendrick y Addie Flynn!
Al decir los nombres, el trío de pijas se dejó ver. Mandy llevaba la cara pintada de azul eléctrico, y encima llevaba escrito de color rojo cosas como… ¡Besadme el culo gratis! El pelo lo llevaba de color verde y todo enmarañado y encrespado, parecía un estropajo.
Cris (de la que se había encargado Xaica) llevaba la cara de color lila y encima del lila, en la frente, de color blanco escrito… Te quiero Mandy, ¡viva el orgullo lésbico! Y el pelo… de largo que lo tenía por el culo… ahora le llegaba por las orejas, y tenía un mechón más largo que el otro, y si era rubia… ahora el pelo lo tenía del color del arco-iris.
Addie (De la que se había encargado Lily) en la cara tenía escrito en negro I love sex, el pelo, media cabeza de color rosa chicle y la otra media de amarillo, maltratado, y con rastas.
La clase se quedó en silencio, que solo lo rompían las carcajadas de Laura, Lily y Xaica, que al ver la cara que ponían Mandy y compañía no habían podido aguantar más las carcajadas y ahora estaban en el suelo tiradas riendo a más no poder. En un momento los compañeros las empezaron a imitar, y en poco tiempo toda la clase estaba riendo a carcajadas, hasta la profesora McGonagall no se le podía escapar la risa, y el profesor Binns simplemente se había dado la vuelta y se reía con ganas.
La profesora McGonagall tosió intentando no reírse y se aclaró la garganta - ¿Quién han sido los responsables de esta broma? - preguntó dirigiéndoles una mirada inquisitiva a los Merodeadores.
-Ehhh profesora - dijo Sirius - Nosotros por muy increíble que sea, no hemos sido, ¿como quiere que le haga eso a nuestras chicas?
McGonagall asintió - ¿Entonces quien fue?
-Ayer Rayne llevaba la misma frase que lleva Addie en la cara en una camiseta - interrumpió Remus. Las chicas la miraron atónitas, ¿ese era Remus Lupin?
-Mierda - susurró Laura - Se ha chivado, nos la tiene jurada - Lily solo bufó desesperada, con eso no contaba.
-Lau, tu no has sido, mejor me culpo yo sola, díselo a Lily, que a ti como te cojan con otra broma no sales de esta y te expulsan, y a Lil… ¡¡buah! Que por una vez en la vida quiero hacer una buena acción - susurró muy bajito la metamorfomaga para que solo su prima la oyera, después añadió en voz normal - ¿Yo? Joder Lupin, ¿donde te fijas tú? - preguntó con una sonrisa maliciosa haciendo sonrojar al aludido.
-¿Fue usted señorita Rayne? - preguntó McGonagall con tono severo
-No- dijo poniendo una cara de cachorrito abandonado, pero ante la mirada de McGonagall decidió confesar - Esta bien… fui yo…
-Entonces diríjase al despacho del director.
-Si mi general - dijo levantándose y poniéndose la mano en la frente como un soldado haría cuando lo llama. Se dirigió hacia la salida no sin antes mandarles una mirada a Lily y Laura para que no se delataran, pero antes de salir se giró y dijo - Lupin que sepas que eres un pervertido, porque esa frase la tenía en la parte delantera- señalando el pecho, y dejando al licántropo mucho más rojo que antes, y más rojo que el pelo de Lily, se fue con una carcajada, haciendo reír a muchos de la clase y a Laura y a Lily.
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-Esto… profesor… ¿donde vamos?
-¿Donde cree usted, señorita Forbes? – pregunto amablemente el director
-¿A dar un paseo? – pregunto esperanzada
Dumbledore solo sonrió mientras seguía caminando. Habían salido de Hogwarts hacia unos 15 minutos, y el carruaje los había llevado a la entrada de Hogsmeade. Ahora estaban caminando hacia al saber que sitio. En esos momentos, que serian alrededor de las 6 de la tarde, el pueblo estaba lleno de gente, corriendo de aquí para allá, comprando.
-Bueno, aquí estamos – sonrió el profesor
Estaban delante de un local bastante grande, pintado de manera muy chillona, con los colores rojo, amarillo y verde. Había un letrero muy grande que ponía: Magic HotDog. Y debajo, un cartel que ponía: Inauguración, a las 9 de la noche. Sirius y Laura se miraron y soltando un fuerte suspiro, siguieron al director dentro del local.
Si por fuera tenia un aspecto llamativo, por dentro lo era mas. Era como haberte transportado a un circo, todo lleno de colores. Habría alrededor de 30 mesas repartidas por todo el local. Laura se fijo en que en cada mesa, había un servilletero verde y un cenicero rojo. Las mesas eran de plástico cromado de color amarillo, al igual que las sillas. Tenían pinta de ser incomodas.
-Que pasa tío, ¿acaso es Hallowen que vas disfrazado? – se burlo Sirius cuando vio a un chico un poco mayor que ellos vestido de una forma un tanto peculiar.
Llevaba unos pantalones anchos, largos por la rodilla de color verde fluorescente, con una camisa ancha de manga larga de color amarillo. Llevaba también un cinturón rojo al igual que una pajarita del mismo color. Iba con patines de cuatro ruedas, y con calcetines rojos que le llegaban a la rodilla. Y por si fuera poco, llevaba un gorro en forma de perrito caliente. Iba muy ridículo. El chico solo le devolvió una sonrisa a Sirius como diciendo: "sisi, tu búrlate, pero el que ríe ultimo, ríe mejor", y se fue a seguir preparándolo todo para la inauguración.
-¡¡Albus, que alegría verte!
Una enorme mujer salió de la cocina, agachando un poco la cabeza para salir por la puerta. Iba vestida con un traje de dos piezas de color rojo. Dumbledore sonrió y se acerco para darle un abrazo, aunque la mujer le sobrepasaba en altura.
-Son estos lo muchachos, Albus? – sonrió la mujer mirando a Sirius y Laura, quienes le devolvieron la sonrisa un tanto incómodos.
-Son ellos – sonrió – Muchachos, os presento a Ambrosia de la Rosa, la amiga de la que os hable.
-Un placer, señora – sonrió Laura tendiendo la mano, pero la enorme mujer solo soltó una risa y la abrazo. Por poco y no la rompe en pedazos de lo fuerte que la cogió. Cuando la soltó, Laura hizo una mueca de dolor. Sirius solo se rió de ella.
-El placer es mío, chicos – sonrió – La verdad es que no tenéis ni idea del favor que me estáis haciendo. Os agradezco enormemente haber aceptado libremente ayudarme.
-Bueno Ambrosia, te los dejo para que les enseñes todo – dijo Dumbledore antes de que los dos abrieran la boca para protestar – Portaos bien, chicos.
Laura y Sirius se quedaron plantados, viendo como Dumbledore salía del local silbando alegremente. Dos enormes manazas los cogieron por los hombros y les llevaron a la cocina. Empezaba la tortura.
-Bueno, aquí esta la cocina. Dado que la cocinera me ha fallado en el último momento, uno de vosotros dos estará aquí cocinando, mientras el otro servirá – explico Ambrosia – No tiene nada de complicado, Ricardo Manuel y Federico Alfonso os enseñaran lo que hay que hacer aquí.
Dos hombres bajos y regordetes, vestidos de verde, les saludaron desde detrás de las cacerolas que estaban al fuego. Llevaban un sombrero de esos altos que suelen llevar los cocineros en los restaurantes. Ambrosia los saco hacia fuera, donde estaban las mesas.
-Como habrán unos 5 camareros, cada uno llevareis un numero de mesas, para no agobiaros – explico – Luego os daré una libreta y un bolígrafo para que toméis nota de los pedidos de los clientes. Luego vais a la barra, dejáis la nota, y los de la cocina ya se encargan de eso. Después solo tenéis que servirlo a la mesa, y cuando los clientes se vayan, limpiad la mesa.
-Podremos hacerlo con magia, ¿no? – preguntó Sirius
-No querido – sonrió Ambrosia – Este lugar es totalmente muggle, no se puede usar magia. Bueno, y ahora vamos a los vestidores para que podáis cambiaros y poneros el uniforme.
Minutos mas tarde…
-Me siento ridículo
-No te pienses que yo estoy mucho mejor.
Ambos estaban en los vestidores, con el uniforme puesto, y mirándose en el espejo de pie que había. Sirius llevaba el mismo uniforme que el chico del que se había burlado hacia solo un ratito. El pobre se miraba en el espejo de una forma que podía inspirar lastima hasta al mismísimo Voldemort. Parecía un perrito apaleado y abandonado.
Laura estaba a su lado con la misma cara de consternación y lastima. Llevaba una bata de dos colores: la parte derecha verde fluorescente y la izquierda amarillo chillón. La falda era por la rodilla, con muchos vuelos. En la cintura llevaba in lazo rojo, al igual que en la cabeza. Al igual que Sirius, también iba en patines y calcetines rojos. Estaban realmente patéticos y ridículos.
-Yo no pienso salir así – se quejo Sirius intentando quitarse la ropa, pero por mas que intentaba, la ropa no salía – ¿Que coño esta pasando?
-No podréis quitárosla hasta que no acabe vuestro turno – dijo el chico del que se había burlado Sirius – Están encantadas para que no os la podáis quitar. Por cierto, me llamo Michael.
-¿Cuanto tiempo llevas trabajando aquí? – pregunto Laura
-Al igual que vosotros, también empiezo hoy, solo que Ambrosia es mi tía – sonrió – Bueno chicos, ¡a trabajar! – rió enérgico
A regañadientes, salieron de los vestidores. Ambrosia sonrió radiante cuando los vio salir con el uniforme. Según ella, se veían "monisimos". La gente aun no empezaba a entrar, pero la hora de la inauguración se acercaba y pronto se llenaría el local. Ambrosia envió a Laura a la cocina, mientras que Sirius, Michael y dos chicos más se quedarían fuera sirviendo.
Michael se partía de la risa al ver a Sirius haciendo equilibrios sobre los patines. De vez en cuando tenía que cogerse de una silla o una mesa para no caerse. Incluso Laura desde la cocina se reía. Había una barra que conectaba de la cocina a fuera, por donde los camareros cogían los pedidos de comidas.
Varias horas mas tarde…
El local estaba a rebosar de gente. Al parecer, un lugar como ese de comida muggle, estaba causando muy buena acogida entre los magos. Las mesas estaban repletas de gente, incluso había gente de pie esperando que alguien se levantara para sentarse ellos. En la calle, también había gente esperando.
Los camareros estaban agobiados de tanto trabajo. Y entre tanta gente, era un poco complicado pasar con los patines sin tropezar con alguien. Mas de una vez, a un camarero se le cayo algo al suelo, o se resbalo con los patines, como es el caso de Sirius, quien iba a servir una de sus primeras mesas cuando paso por un charco de bebida y cayo de culo, y la bandeja con las hamburguesas, los perritos calientes y las bebidas, salio volando y le cayo encima a un señor.
-Forbes, te he pedido hace mas de media hora una hamburguesa con tomate, lechuga, mayonesa, pepinillo, cebolla y no se que mierdas más – exclamo desesperado Sirius
-Black, no puedo hacer tantas cosas a la vez – chillo al borde de un ataque de nervios
Otro caos era la cocina. Con tres cocineros, incluido Laura quien no tenia ni idea de cocinar sin magia, no daban a bastos y les faltaban manos. Laura estaba hecha un desastre, llevaba mayonesa hasta por la cabeza, manchas de tomate y ketchup por todo el uniforme. No hacían más que pedir y pedir comida, hamburguesas, perritos calientes y más cosas. Estaba empezando a aburrir la comida esa, de seguro que cuando saliera se haría vegetariana.
-Me da igual… ¡¡Quiero esa dichosa hamburguesa YA! – grito desesperado, y algunos clientes lo miraron sorprendidos
-Si tanto la quieres… ¡¡ENTRA TU Y HAZTELA! – grito amenazándolo con la cuchara de madera, llena de tomate frito
-¿Acaso me estas amenazando? – siseo enfadado
-¿Amenazando? – Exclamo sorprendida – Déjame que lo piense… ¡¡POR SUPUESTO QUE SI!
-Esta me la pagaras, Forbes – la amenazo – Te juro que me la pagas.
-Mira que miedo – se burlo – ¿A que esperas? ¿Es que tienes miedo de que una chica te pegue? ¡¡Oh no! ¡¡Ya te he pegado antes! - rió
Sirius tiro la libreta y el bolígrafo y con un rugido que parecía de guerra, salto de la barra, aterrizando en la cocina. Antes de que Sirius diera su primer golpe, Laura cogió el cucharón de madera, y le pego en toda la cabeza. Y ahí si que empezó la verdadera guerra. Al igual que paso en el partido de Quidditch, empezaron a pelearse como si de un combate de boxeo se tratara.
Los pobres cocineros estaban aterrorizados al ver la pelea, al igual que Ambrosia, quien no cabía en si de la sorpresa y la incredulidad. Algunos niños los animaban a que siguieran peleando gritando cosas como "¡dale mas fuerte!", "¡¡a la yugular, a la yugular!". Algunos clientes no se habían dado cuenta, pero ante los gritos de los niños y los de Sirius y Laura mismo, se quedaron verdaderamente sorprendidos.
Pese a la pelea y todo, los camareros intentaban entretener de alguna manera a los clientes, para que no se enteraran de la pelea, pero entre los gritos y todos, era imposible. La puerta de entrada seguía abriéndose y seguían entrando clientes, y en una de tantas veces, Remus y Lily entraron, cogidos de la mano y en actitud tímida y cariñosa. Se quedaron un poco sorprendidos al ver todo el escándalo.
-¿Que pasa aquí? – pregunto Remus confundido
-Ni idea – respondió Lily igual de confundida.
-¿Una mesa para dos? – les pregunto un camarero indicándoles una mesa, poniéndose aposta delante de ellos para que no vieran la cocina. La pareja asintió.
Se sentaron en la mesa, y después de pedirles lo que querían, el camarero se fue. Ambos se quedaron callados, un poco cohibidos. Habían aprovechados que sus amigos tenían cosas que hacer, para escaparse y tomarse algo, charlar y estar solos. De vez en cuando, se miraban y sonreían, sin poder evitar sonrojarse. Pese a que se conocían de hacia años y siempre se habían llevado minimamente bien, salir como pareja era un poco diferente.
-¡¡Te odio, Black!– grito Laura desde la barra, y tanto Remus como Lily, giraron la cabeza de inmediato, al reconocer la voz.
-¡No más de lo que yo te odio a ti, Forbes! – grito Sirius
En esos momentos, Ambrosia entro en la cocina, y de las orejas, los sacó de allí, y los metió en el cuarto donde se habían cambiado. Estaba realmente enfadada, y no era para menos. Habían montado un gran escándalo y mas el día de la inauguración, que para cualquier negocio, ese día era muy importante.
-¿Pero que os pensáis que estáis haciendo?– Exclamo realmente enfadada – ¡¡Ha sido realmente vergonzoso! Eso no me lo esperaba de vosotros. – Al ver que ninguno de los dos decía nada, ella volvió a hablar perdiendo los nervios – ¿Es que no pensáis decir nada?
-¿Lo sentimos? – dijo Laura sin sentirlo realmente, ni de mostrarse arrepentida, al igual que Sirius
Ambrosia se quedo mirándolos con la boca abierta, y después, soltando un grito de frustración, salio hecha una furia del cuarto. Y ahí se quedaron los dos solos, sentados en un banco, medio desvestidos y con la ropa toda manchada. Pero no parecían arrepentidos ni nada por lo que habían hecho, es mas, estaban tan campantes. En esos momentos, volvió a abrirse la puerta.
-¿Que hacéis aquí? – se sorprendieron al ver a Remus y Lily.
-¿Y vosotros?-Contestó Remus
-Contestar con una pregunta a una pregunta es de mala educación-canturreó Sirius.
-¿Qué sabrás tú de educación Black? - dijo Laura sonriendo burlonamente.
Sirius la miró furioso - Más que tu seguro que si
Remus suspiró cansado y se dispuso a calmar a los dos chicos - Ey, ya esta, dejad vuestras diferencias por una vez en la vida, y decidnos… ¿Qué hacéis aquí?
-Este es el castigo que nos han puesto Lupin - contestó Laura y ante las miradas interrogativas de la nueva pareja, añadió - El castigo por lo que pasó en el partido - los otros dos se miraron un momento y negaron con la cabeza.
-¿Y vosotros que hacéis aquí? - Preguntó Sirius pícaramente, haciendo que los aludidos se sonrojaran.
-Pues… - Dijo Lily mirando a Remus, que le cogió de la mano, como incitándola a continuar - Es que estamos saliendo - acabó si puede ser, todavía más roja de lo que estaba, dejando a Sirius y a Laura muy sorprendidos.
-¿Desde…cuando? - consiguió articular la rubia, pensado en como se lo diría a su prima. De seguro que no se alegraba en absoluto.
Esta vez fue Remus quien contestó - Pues desde hace un par de días, pero nos gustábamos desde el verano, cuando nos escribíamos cartas.
-¿Y por que estáis aquí en el cuarto en vez de estar trabajando? - preguntó Lily algo incómoda por hablar solo de su relación con Remus.
-Pues porque este de aquí - explicó Laura - No paraba de mandarme y no me dejaba trabajar tranquila. Además, tenía muchas cosas que hacer y no me daba tiempo de servirle lo que me pedía.
-Es que eres muy lenta – le riño – No vales para eso.
-Mira Black, es el primer día en mi vida que hago esto y no creo que haya nacido con un libro de cocina muggle bajo el brazo – le contesto enfadada – ¿Acaso tu si lo habías hecho antes? ¡¡Pero si te has caído cientos de veces con los patines!
Sirius iba a replicar cuando en esos momentos, entro Ambrosia hecha una furia, con un enfadado y decepcionado Dumbledore detrás de ella. Se quedaron un poco sorprendidos al ver a Remus y Lily, pero no dijeron nada al respecto, tenían toda la atención puesta en Sirius y Laura.
-Nunca me lo hubiera esperado de vosotros – hablo el director serio, y los chicos tuvieron la decencia de parecer avergonzados – Como sabia que esta noche ibais a trabajar duro y que podría ser que os arrepintierais de lo que hicisteis en el partido, iba a quitaros el castigo – a los chicos se les ilumino la cara – Pero visto lo que habéis hecho hoy, continuareis castigados hasta Navidad, y cada vez que os peleéis, alargare el castigo una semana mas.
-¡¡Pero hasta Navidad aun quedan dos meses!– grito indignada Laura
-Tiempo mas que suficiente para que aprendáis – dijo en tono cortante el director – Trabajareis aquí todos los fines de semana hasta las vacaciones, y si os continuáis peleando, en esas fiestas os quedareis aquí y trabajareis.
-Pero… - dijo Sirius
-No hay nada mas que hablar – le corto – Ambrosia, tu decides que hacer con ellos a partir de ahora.
-Aun no se que harán, pero lo que si se, es que cuando todos los clientes se vayan, os quedareis los dos a limpiarlo todo.
-¿¿Todo?– exclamaron
-Todo, baños y todo. Y a la forma muggle, claro esta.
¡¡¡¡Hola Gente! Perdonaros por la tardanza, pero es que hemos tenido algunos problemas bastante gordos y pues… como que no podíamos escribir.
El próximo capitulo intentaremos que no tarde tanto como este… pero no prometemos nada, apenas si nos vemos y como que sin vernos no podemos hacer gran cosa…
Aki os dejamos el chap 6, y ahora empieza la verdadera acción y muchas sorpresas, jajaja. Espero q os guste y ya sabéis, esperamos muchos reviews.
Esperemos que el capitulo haya sido de vuestro agrado. Muchísimas gracias por la espera, y, ¡¡¡esperamos críticas!
Atentamente,
Xai y Lau
