UN CLIENTE DESCARADO


Disclaimer: Esta historia no me pertenece es una adaptación para el fandom Miraculous las aventuras de ladybog espero que les guste.

Adaptación © FandomMLB.

Miraculous & ladybog © Thomas Astruc

Un cliente descarado © Whitney G.


CAPITULO 7

LA PUBLICISTA

MARINETTE

—Aquí es donde tendrá la libertad de traer a su personal para sus reuniones cuando sea necesario. — Félix Agreste me mostró una sala de juntas gigantesca, que era al menos tres veces más grande que todas nuestras oficinas juntas—. Si me sigues al otro lado del pasillo, te enseñaré el spa y el gimnasio de primera clase, que también podrás usar cuando estés aquí.

Sonreí, esforzándome para que pareciera que le estaba prestando toda mi atención, pero en lo único que podía pensar era en Indra, en el momento en el que había entrado por primera vez en su oficina y había tenido que reprimir por completo el impulso de decirle que me pusiera encima del escritorio y me volviera a follar. En cómo se me habían mojado las bragas cuando había visto aparecer sus hoyuelos con una sonrisa.

«En cómo ha apretado la mandíbula cuando se ha dado cuenta de que iba a rechazar su oferta...».

A pesar de que él era prácticamente sexo en movimiento, su contrato era una bandera roja desde la primera página. Había sabido desde el momento en que lo había leído que no había forma de que pudiera aceptarlo. Estuvieran en juego tres millones de dólares o no.

— ¿Alguna pregunta, señorita Dupain-Cheng? —dijo Félix mientras me llevaba al ascensor.

—En este momento no —repuse—. Muchas gracias, agradezco de verdad el recorrido.

—Me alegro de escucharlo. —Se quitó las gafas de cerca y emitió un suspiro—. Tengo que ser sincero con usted, señorita Dupain-Cheng. No tenía mucha fe en que una pequeña empresa pudiera manejar bien a Indra, y pensaba que se rendirían ustedes unos minutos después de conocerlo. Pero antes de entrar en su despacho, he llamado para obtener referencias sobre usted de sus clientes actuales. Todos me han dicho solo cosas buenas, y un par de los que ya no forman parte de su cartera incluso han admitido que lamentaban haberla dejado. —Hizo una pausa—. Una vez dicho esto, ¿puedo suponer que quiere hacer crecer su empresa y ofrecer unos servicios más completos en el futuro?

—Sí, sin duda.

—Vale. —Me llevó fuera del ascensor, al reluciente vestíbulo. Luego miró su móvil—. Le digo una cosa, señorita Dupain-Cheng. Voy a ver qué es exactamente lo que Indra y yo necesitaremos durante los noventa próximos días, y le enviaré un contrato temporal esta misma noche. Puede enviarme un correo electrónico y llamarme con sus inquietudes en cualquier momento, pero necesitaré una respuesta sobre su decisión en menos de una semana. ¿Le parece bien?

—Casi —dije con sinceridad—. Si va a insistir en que tengamos un contrato temporal, necesitamos renegociar los términos financieros por temas fiscales. El señor Ōtsutsuki ya nos ha pagado el año entero, algo que con mucho gusto le reembolsaré. No quiero conservar más de lo que está dispuesto a pagar por un tiempo más corto.

— ¿Cuánto le ha pagado?

—Tres millones.

— ¿Eso es todo? —Parecía ofendido—. Hemos gastado más que eso intentando neutralizar las noticias negativas en prensa. Duplicaré esa cifra por los noventa días.

— ¿Qué? —Estaba segura de haberlo entendido mal.

—Que doblaré la cantidad. —Sonrió—. Me aseguraré de enviarle el primer borrador del contrato esta noche. Mis disculpas por no poder seguir hablando con usted. Tengo que ir a ocuparme de otro asunto.

—Entiendo. —Le tendí la mano—. Gracias por el recorrido, señor Agreste.

—Aceptaré sus agradecimientos después de que confirme que estamos en el mismo barco. —Se rio y regresó al ascensor.

Cuando se abrieron las puertas, salió Adrien y se detuvo inmediatamente cuando sus hermosos ojos se encontraron con los míos. Quería alejarme de allí y salir pitando del edificio, pero no pude mover los pies. Se dirigió hacia mí, lanzándome una mirada que me hizo mojar de nuevo las bragas.

—Le diría que espero poder trabajar con usted, señorita Dupain-Cheng —comentó—, pero eso sería una puta mentira.

—Opino lo mismo, señor Agreste. —Ignoré el frenético latido de mi corazón—. Sin embargo, admito que ha sido un placer verle de nuevo.

—Lo que fue un placer fue verte debajo de mí hace dos noches —añadió en voz baja—. Y será un «placer» cuando vuelva a ocurrir.

—Puedo prometerle que no ocurrirá.

—Eso sería muy malo —dijo—. Porque una vez más, creo que me estás mintiendo. Y ahora me refiero a que sé que has recibido mi nota. —Se inclinó hacia delante para hablarme al oído—. Me sentiría más que feliz de dejarte otra...

Di un paso atrás cuando me di cuenta de que estaba a punto de ceder ante él de nuevo.

—Espero que encuentre a la persona de la que sigue hablando, señor Agreste. Que tenga un buen día.

Me di la vuelta y salí corriendo del vestíbulo antes de que él pudiera responder, dándome cuenta de que hubiera nuevos términos o no, la tensión que había entre nosotros iba a hacer que este trabajo fuera una misión titánica.

Más tarde, esa misma noche, me senté en el sofá con una copa de vino en la mano para leer los nuevos términos por enésima vez.

«La junta de Agreste International solo quiere que consiga tres cosas principalmente en los noventa próximos días:

-Una rueda de prensa con Indra que resulte un éxito, una en la que no haya incidentes, ya que él es la cara de la empresa y a todo el mundo le encantan las historias en las que los hombres cambian de actitud.

-Una revelación estratégica pública sobre las donaciones privadas que hace a obras de caridad, porque, dejando su mal comportamiento a un lado, el señor Agreste ha donado más de trescientos millones de dólares a varias organizaciones benéficas en los últimos años.

-Una entrevista con uno de los presentadores en RMC-TV que pueda servir de expiación por un incidente que por suerte no visto ni revelado al público, pero que ha causado una gran tensión entre nuestra empresa y uno de nuestros proveedores».

Estaba segura de que podría programar una rueda de prensa con Indra que resultara un éxito, incluso estaba segura de que podría conseguir que cada persona de Manhattan se desmayara por su impresionante donación a obras de caridad, pero no sabía qué pensar sobre la «entrevista de expiación».

Les pedí a todas las personas de mi equipo que investigaran si podían averiguar algo más sobre el «incidente», pero todos me respondieron con la misma confusión que yo.

Llena de curiosidad, le envié un correo electrónico a Félix.

Asunto: Entrevista de expiación

Buenas tardes, señor Agreste.

He leído el contrato detenidamente y estoy a punto de tomar una decisión, pero ¿le importaría darme un poco más de información sobre el incidente por el que desea que se perdone a Adrien? No he podido encontrar ninguna información al respecto.

Marinette

Su respuesta fue inmediata.

Asunto: Re: Entrevista de expiación

Marinette:

Vea el vídeo adjunto y elimínelo inmediatamente después.

Félix Agreste

Hice clic en el vídeo y vi una imagen granulada de Adrien de pie en una habitación verde. Estaba conectando un micrófono con cable a la chaqueta de su traje, sonriendo mientras una productora le entregaba un montón de tarjetas. Durante tres minutos, él se limitó a asentir con la cabeza mientras la mujer le explicaba algunos hechos. Estaba a punto de preguntarle a Félix si no me habría enviado el vídeo equivocado, pero en los treinta últimos segundos del vídeo entró en la habitación un hombre con un traje azul. Le tendió la mano a Adrien para darle un apretón de manos, pero Indra simplemente lo miró fijamente. Luego lo golpeó en la cara. La cinta terminaba cuando del hombre del traje azul caía al suelo.

Félix me envió otro correo electrónico.

Asunto: Re: Re: Entrevista de expiación

Marinette:

El hombre al que Indra agredió (es decir, el presentador de televisión que se suponía que lo entrevistaría ese día) es el hijo Fred Haprèle el director de Haprèle Bedding. Suministran todas las sábanas que usamos en todas nuestras propiedades internacionales, y pronto comenzaremos las negociaciones para las renovaciones. Entonces, seguramente entenderás que Adrien debe disculparse por lo que hizo, y eso es clave para descongelar nuestra relación con Haprèle.

Póngase en contacto conmigo si necesita alguna aclaración más.

Félix

Vi el vídeo varias veces más e hice una búsqueda rápida de información sobre MN Haprèle y su hijo. Luego revisé las cláusulas finales del contrato una vez más, confirmando que la mayoría de los términos estaban a favor de mi empresa.

—No entiendo por qué es una decisión tan difícil para ti, Mari. —Ivan se dejó caer en la silla enfrente a mí—. Están ofreciéndose a pagarte el doble por la mitad del trabajo en la mitad del tiempo, todo por un cliente. ¿Qué es lo que necesitas pensar?

—La parte en la que he me acostado previamente con este cliente, y que no hay una cláusula de rescisión automática del contrato por cualquier tipo de confraternización.

—Solo tienes que preocuparte por eso si planeas acostarte con él de nuevo; la primera vez no cuenta. —Dejó la cerveza en la mesa—. No quieres volver a follar con él, ¿verdad?

—Claro que no. —La mentira salió de mi boca como si tal cosa.

—Bueno, problema resuelto. Además, dudo mucho que Adrien Agreste continúe mencionando el hecho de que habéis mantenido relaciones sexuales mientras trabajas para él. Demonios, teniendo en cuenta el hecho de que realmente necesita transmitir una cara amable al público en este momento, estoy dispuesto a apostar que se comportará como un auténtico profesional.

Me serví otra copa de vino e ignoré el rumbo que tomaba la conversación.

— ¿Sabes?, los términos de este contrato son más que sorprendentes, y seis millones son más que suficientes para mantener mi firma a flote durante mucho tiempo. Y con ese dinero, incluso puedo contratar algunos becarios a tiempo parcial y ampliar el presupuesto para investigar cualquier posible cliente.

—Seis millones también te permitirán comprarme un Tesla, que tengo muy merecido, por Navidad, así que gracias de antemano —bromeó, pero luego su tono cambió por completo—. También te ayudaría a deshacerte de cierta persona cuanto antes...

— ¿Eh? ¿Cierta persona? —Me encogí de hombros—. ¿De qué estás hablando?

— ¿Os habéis limpiado bien los zapatos antes de entrar hoy en el salón? —Alya miró a Ivan con una expresión de pánico en la cara, mientras empuñaba un paquete de toallitas en la mano.

—Sí. —Ivan abrió otra cerveza—. Alya, estoy casi seguro de que lo he hecho. También me he desinfectado las manos antes de coger las cervezas de la nevera, y he limpiado todas y cada una de las superficies que he tocado en la cocina. ¿Quieres que me duche en el baño de visitas antes de sentarme también en los sofás?

— ¿Lo harías? —Sonrió—. Sería algo increíble y muy atento de tu parte.

Ivan me lanzó una mirada de « ¿De qué coño va esta tía?», e inmediatamente le envié un correo electrónico a Félix.

Asunto: Oferta de representación de cliente

Señor Agreste:

Acepto los términos de su oferta. Comenzaré lo antes posible.

Marinette Duapin-Cheng.


Bueno una actualización porque tengo que entregar tareas y voy a estar muy pero muy ocupada.