JennadeDamged: I haven't been able to answer you in PM, but I am really glad you are enjoying the story and hope you still like what is to come.

Guest: Aunque todavía sufrirán un poquito, te prometo un final feliz para ellos.


Mientras secaba su cabello enérgicamente con la toalla que había tomado del baño de Kisuke, un escalofrío le recorrió la espina en cuanto sintió el reiatsu de un puñado de Shinigami entrar a esa dimensión.

—¡Porqué mierda no entienden que soy un peligro! —gritó furioso y arrojando la toalla al piso.

Kisuke salió del baño usando apenas sus pantalones verdes y nada más. Su rostro tenía una sonrisa de circunstancia a la que aún no podía acostumbrarse del todo, no era como su sonrisa sarcástica… era una resignada.

Kisuke fue por la toalla que había arrojado al suelo y lo miró aún con ese gesto de haber sido derrotado por alguien menos poderoso.

—Ellos lo entienden, Ichigo —dijo calmado—. Pero, a pesar del riesgo, quieren estar contigo —terminó arrojándole sin fuerza la toalla en la cara—. No eres responsable por las decisiones de otros.

Presionó la tela sobre su cara recreándose en la humedad que no evitaba su dolor de cabeza. No podía estar completamente seguro de si ese dolor de cabeza era por la frustración o por la cantidad de azúcar que había ingerido recientemente.

Después de tomar a Kisuke una vez más habían comido y vuelto a unir sus cuerpos con ese ejercicio que parecía mantenerlo cuerdo.

Miró a Kisuke sacando el resto de un samue de su ropero y ponérselo. No había mentido cuando le había dicho que era su piedra angular.

—Pero les hago daño —suspiró, sin dejar pasar el tema.

—Sólo tú lo ves como tal. Ellos lo ven como darle apoyo moral a un amigo, a un hermano; a un héroe.

Se burló de esa última palabra con un bufido indignado. No tenía nada de heróico perder la cordura; no el lastimar a sus amigos y, definitivamente, no el quedarse encerrado en vidas que no dejaba de vivir incluso cuando habían terminado. Y "heróico" era todo lo contrario a aprovecharse de alguien que lo ayudaba.

—¿Ichigo? —llamó Kisuke preocupado.

—Dime.

Respondió, dubitativamente, con una negación de la cabeza. Lo que hubiera estado pasando por la cabeza del Rey, había logrado afectar el reiatsu de la dimensión completa. Se había sentido como aquella explosión de reiatsu en Hueco Mundo, justo cuando el Rey se había desmayado. Y así se veía una vez más.

Aunque su cuerpo comenzara lentamente a recuperar el peso de antes con la comida que le obligaba a ingerir, aunque su rostro ya no se viera tan demacrado como lo había estado cuando las fases cuatro comenzaron a ser más largas… era el reiatsu lo que le hacía sospechar que el Rey estaba cercano a una primera fase.

¿Podría ser que fuera la actividad del reiatsu de Kurosaki-kun lo que creaba estas fases? Porque, si así fuera, era el poder del híbrido en lo que tenía que concentrarse. Aunque pareciera que eran sus estados anímicos los que causaran éstos; aunque hubiera parecido que no tenían una causa en específico…

Entrecerró los ojos con una idea nueva, una que llegaba como la explosión del mismo reiatsu buscándose a sí mismo.

Si era el poder de Kurosaki-kun lo que seguía evolucionando de una forma separada del cuerpo que lo generaba, entonces ¿era simple entrenamiento lo que le hacía falta a Kurosaki-kun?

Pero, ¿cómo entrenar a un genio en las peleas que era justo lo opuesto en el manejo de reiatsu? Y un pensamiento más, ¿qué causaba dicha explosión de reiatsu? ¿Las cuatro naturalezas del Rey?

Aún entrado en pensamientos, pero suficientemente concentrado en Kurosaki-kun como para observar su más mínima reacción, se acercó a él al verlo buscar un apoyo y llevar una mano a su cabeza como si estuviera mareado.

La puerta de su habitación se abrió con un golpe haciendo que ambos saltaran en su sitio.

Cuando volteó a ver a la pequeña Shinigami que se presentaba con tal fuerza y una sonrisa diabólica en el rostro, estuvo a punto de maldecir.

En dos segundos, una completa comitiva entró a su habitación personal. No necesitó la vibración furiosa de Benihime para indicarle cuan fastidiado estaba por eso. Probablemente nadie más lo necesitaba. Pero, contrario a sus temores, a su espalda, Kurosaki-kun suspiró fastidiado y molesto. El roce de telas le indicó que se acercaba a los recién llegados y de inmediato quedó a un paso de Kuchiki-san. Sacándole una cabeza y media de estatura, Kurosaki-kun tuvo que encorvarse realmente para quedar encarado a ella.

—¿No se te ocurrió traer a más personas? —espetó Kurosaki-kun con fastidio.

—Esperamos a más, pero nos adelantamos nosotros —respondió con una amplia sonrisa y un tinte de divertido sarcasmo en su voz.

—¿Crees que es un jodido día de campo? —gruñó a la capitana exasperado no por su presencia sino por la línea de pensamiento que había seguido antes.

—¡Acaso me vez con una canasta y comida, idiota! —respondió ella en un grito ofendido.

—Apenas te veo, eres demasiado enana —dijo fingiéndose aburrido.

Y la capitana del 13 le pateó la espinilla como respuesta antes de gritarle unas palabras ofendidas.

—Si quieren pelear —terció cubriéndose la cara con el abanico—, podría guiarlos al área de entrenamiento —terminó para fastidiar a alguien, a quien fuera realmente.

Con un gruñido que sonaba atemorizante, la capitana dio media vuelta y cruzó por entre los reunidos como espectadores. Él se guardó la risa que eso le provocaba, mientras cubría el gesto en su cara con el abanico.

Con la retirada de ella, el resto la siguió y, por fin, salieron de su habitación privada.

Cuando cruzó el umbral de la puerta se detuvo un paso, sin mirar a su derecha. Sin necesitar hacerlo.

—¿También nos acompañas, Yoruichi-san? —su pregunta era sencilla, sin segunda intención, sarcasmo o recriminación.

Ella asintió y la tensión de su anterior pelea quedó olvidada así de fácil.

En dicha área, se formaron pequeños grupos. Abarai-kun y Kuchiki-san; Muguruma-san y Hisagi-kun; Rangiku-kun, Madarame-kun y Kira-kun. Yoruichi-san y él. Y en medio de todos ellos, Kurosaki-kun… como siempre lo había estado.

En ese momento sintió la fluctuación en el espacio sólo unos segundos antes que el resto. Su mirada se cruzó con la de Kurosaki-kun por un instante y ambos asintieron ante la conocida ruptura del espacio. Entonces la Garganta se abrió al centro del área de entrenamiento.

Kurosaki-kun y él estuvieron de inmediato allí, el resto llegó unos segundos después para ver al par de Arrancar favoritos de Soul Society. Al menos los que toleraban de lejos.

Grimmjow saltó de la oscuridad al piso; Nelliel lo hizo hacia los brazos de Kurosaki-kun.

Cuando la Garganta se cerró tras ellos, recordó los eventos en el desierto de arena blanca. ¿La presencia de Shinigami y Hollow podría afectar el reiatsu del Rey?, se preguntó de inmediato. Y si así fuera, ¿la presencia de un humano o Fullbringer y un Quincy lo afectarían también? Podría ser que al estar en presencia de las cuatro esencias que llevaba en el alma pudiera lograrle un estado de balance. De ser así, podría llevar a ese par de fullbringers que encontró en Rukongai, podría llevar a uno de los Quincy sobrevivientes de la guerra…

Pero se negaba a hacer experimentos sobre Kurosaki-kun… aunque eso retrasara sus investigaciones. Allí iba a trazar la línea.

La batalla… el entrenamiento… la distracción del Rey comenzó sin él. Y estaba perfecto por su parte.

Viendolos repartidos entre suelo y aire, se alejó del movimiento de cuerpos y se sentó cerca de una roca para comenzar a mover el cerebro.

No podía dejar de pensar que Shinigami y Hollow reunidos estaban manteniendo a Kurosaki-kun fuera de ese estado al que llamaba "fases".

—¿En qué piensas, Kisuke? —preguntó Yoruichi-san sentándose a su lado e interrumpiendo sus pensamientos a medias.

Alzó la comisura del labio en una sonrisa cómoda, aceptando de buen grado que la mujer volviera a ser esa amiga y compañera a su lado.

—Hace mucho que no veía a Kurosaki-kun así de… vivo —terminó casi sonando aliviado.

—¿Aún puedes sentir su reiatsu expandiéndose de su cuerpo como ningún otro reiatsu hace?

Él asintió en silencio a las palabras dichas. Su cuerpo sentía aquello, definitivamente, y sentía que no le era extraño en absoluto. Tal vez era por el tiempo que había pasado con Kurosaki-kun desde la adolescencia de éste. Pero, al mismo tiempo, la sensación la sentía más vieja; una sensación que le recordaba demasiado al tiempo en que había vivido como capitán para Soul Society. Como si la sensación que emanaba del Rey hubiera protegido a Soul Society como una manta en aquella época…

—Está afectando el de todos —retomó Yoruichi-san sacándolo de sus pensamientos—. Siempre lo ha hecho en menor medida, pero ahora… el efecto es tan claro que se siente en los huesos.

—Lo sé —dijo sin saber si esa referencia que Yoruichi-san hacía a los "huesos" la había hecho para ser entendida como él la había entendido. Por que, la Llave del Rey que la división 0 había tenido, la habían llevado en los huesos.

No le había pasado desapercibido el hecho de que, con el tiempo, las visitas se habían incrementado. Y no eran otros quienes los visitaban que aquellos que habían pasado más tiempo alrededor de Kurosaki-kun: Abarai-kun, Kuchiki-san, Hirako-san, Kurosaki-san, Yoruichi-san… aunque a veces llevaran visitas con ellos.

—¿Cómo se puede controlar algo así? —preguntó ella con un suspiro, aún con la mirada pegada al "entrenamiento" del resto.

—¿Cómo? —devolvió la pregunta con un suspiro.

Realmente, cómo se podía controlar eso cuando una dimensión completamente diferente al resto de los mundos no era suficiente para hacerlo. Si la misma fuente no podía controlarlo.

—¡Ey, ustedes dos! —sonó la voz de Kurosaki-kun en un grito—. Levanten el trasero de ahí y vengan a entrenar —siguió sonando demandante pero con un trasfondo ligero y casi despreocupado.

Sacó su abanico para devolver una negativa, pero Yoruichi-san se levantó grácilmente del suelo y se sacudió el trasero con un par de palmadas que hizo parecer nalgadas. Aprovechando el abanico, sonrió tras éste y la vio marchar. Cuando el golpe de ella fue detenido por el antebrazo de Kurosaki-kun, él se dejó perder en las posibilidades dentro de su cabeza. ¿Cómo controlar aquel reiatsu cuando ya había fallado?

¿Podría ser algo como un tejido como el que usaba en su ropa y su sombrero? Había servido para esconder el reiatsu de Shiro aquella vez. Y, aunque sabía que el tejido que usaba sólo enmascaraba el reiatsu; tal vez podría adaptar la investigación para suprimirlo. ¿Como el parche del capitán del 11? O podría ser algo directamente relacionado con el Hakusui, ¿con el Saketsu? Ya una vez, cuando adolescente, Kurosaki-kun había recibido el corte. Pero, aunque lo lograra controlar… si es que lo lograba controlar, ¿Qué pasaría con los mundos? Para salvar a Kurosaki-kun tendría que hacer algo que controlara ese reiatsu… y algo que creara el suficiente como para sostener los mundos.

El Hougyoku.

Esa era la respuesta. Pero no sólo para "algo que creara reiatsu"; también lo era para esa sensación que había pensado como algo "protegiendo Soul Society como una manta" que le había atribuído al rey espiritual. La sensación que había recordado de su tiempo como capitán no era de aquel rey, sino de la gema que había creado. Eso que había sentido en el reiatsu de Kurosaki-kun era lo que relacionaba con el Hougyoku.

Era lo que había sentido al estar cerca de la gema esa.

Tragó con fuerza mientras sentía su cerebro francamente detenido. Las posibilidades que eso presentaba frente a él eran…

—Párate y pelea —ordenó la metálica voz de Shirosaki-kun mientras lo apuntaba con Zangetsu tocando la piel del cuello.

Se quitó la punta de la espada del cuello, sin temer el corte de Shirosaki-kun.

—Tienes otros más con los qué entrenar —se quejó mientas se permitía mirar más allá de Shirosaki-kun, sólo para encontrar al resto jadeando por recuperar el aliento.

—No tienen ni una fracción de tu poder —le dijo alzando a Zangetsu y colocándola sobre su hombro—. Y yo estoy aburrido del calentamiento.

—¡Oh, Shirosaki-kun! —dijo cubriéndose con su abanico, aunque no desesperara tanto al Hollow—. Me haces sentir como tu juguete favorito —terminó abanicándose la cara.

Shirosaki-kun soltó una carcajada divertida mientras lo tomaba por la ropa para incorporarlo con un fuerte jalón. Lo empujó entonces hasta llegar a los que ya se recuperaban. Ligeramente fastidiado por el mal trato, se volvió a él para dirigirle una sonrisa a medias sarcástica.

—En verdad estás aburrido, ¿no?

—Ya me vas conociendo, Getta-boshi —devolvió con una sonrisa de malsana diversión.

—Despierta, Benihime —ordenó mientras se lanzaba al gemelo con una sonrisa afectiva al sobrenombre de hacía tanto tiempo.

Mientras sus almas colicionaban con el sonido de metales golpeándose, sintió al resto cobrar renovadas fuerzas y unirse a la diversión de Shirosaki-kun. Bien, tendría que "jugar" a un cuarto de su capacidad para evitar lastimar a su "equipo" de ataque.

No en vano Shirosaki-kun se había aburrido.

La versión extendida de Zabimaru pasó rozándole el hombro al tratar de alcanzar a Shirosaki-kun; quien desvió la trayectoria con un golpe de Zangetsu. Benihime vibró con furia ante el simio que la interrumpía mientras Abarai-kun gritaba un "Rukia" para que la mujer lanzara un ataque.

Saltó alejándose del ataque de hielo de la capitana del 13 y de las astillas de hielo que el ataque de Shirosaki-kun produjeron al hacerlo explotar.

Alguien gritó, ofendido por las astillas de hielo, cosa que hizo a Shirosaki-kun reír más sarcástico que divertido. Yoruichi-san aprovechó aquel gesto para aparecer tras el contrincante, buscando su cuello con una patada. Shirosaki-kun desapareció en ese momento sólo para golpear a la reina de la velocidad provocando que callera al suelo. Ella gritó su amistosa rabia y se lanzó de nuevo hacia el Hollow.

El grito rabioso de la mujer gato lo divirtió tanto como haberla golpeado. Aunque más explosiva que su mejor amiga, aunque más rápida que ella y completamente diferente en temperamento; se sentía de vuelta entre los árboles de Rukongai mientras afinaba sus habilidades junto a Soi Fon. La siguió en su caída sólo para atraparla con Kido cuando se vio interrumpido por la fría hoja de la enana amiga de Ichigo. Con un gruñido que no pudo detener, y aunque supiera que en esta vida la mujer no lo había… tratado de esa forma, volteó para encontrar el frío aquel con el filo de Zangetsu. Una advertencia en el fondo de su cabeza le obligó a tranquilizarse sonando con la voz de su hermano.

Suspiró profundamente furioso mientras la voz de la piña roja llamaba a su bankai. Tal vez, después de todo, no había sido una buena idea el "salir a jugar". Soltó un Getsuga Tensho a la fuente de esa voz y Nelliel-Tu estuvo allí para detenerlo. La voluptuosa figura se lanzó a él, no como lo hacía con su hermano; a él lo veía como si quisiera arrancarle un cacho. Estaba perfecto para él, aunque se preguntara por qué carajos nunca había terminado con esas piernas rodeando su cadera… Meh, tal vez en otra vida. Cuando la Hollow buscó un golpe a puño cerrado, le devolvió la cortesía dejando a Zangetsu de vuelta en su espalda y golpeando con los puños. Sintió el puñetazo de la pantera en el pomulo y decidió que era momento de devolver otro favor. Mientras pateaba a la mujer en el estómago, conectó tres golpes seguidos en el cuerpo de Grimmjow y antes de poder acertar un cuarto, esquivó de lado el filo de la espada de la enana y un instante después el de Shuuhei.

Sin tener tiempo siquiera para sonreir, sus instintos le dijeron que estaba en verdadero peligro.

Llamó al shikai de Zangetsu justo para detener a Benihime con la negra y la patada de la mujer gato con la blanca.

Haciendo un arco por encima de su cabeza detuvo el ataque de un Hisagi, que no era el Shuuhei al que conocía, mientras daba velocidad al ataque de las espadas. Benihime recibió el filo de la blanca mientras el de la negra hacía retroceder a Kensei. Sonrió ante el ejercicio y se lanzó hacia un eslabón débil. Hisagi se puso al lado de su amante... o capitán en esta vida, y los dos recibieron un golpe que no era más que la presión de Zangetsu siendo agitada. El traidor de la piña roja en la cabeza estuvo allí para lanzar su Zanpakuto logrando casi cortar su mejilla. Le devolvió el ataque lanzando la espada blanca como proyectil y se alejó del círculo que estaban formando a su alrededor mientras atrapaba su espada corta una decena de metros alejado de aquellos.

Su hermano tuvo el tacto de gritarle por tratar así "sus" espadas y él tuvo el tacto de devolverle el gesto tronando la boca con desprecio a su comentario. Con ambas espadas en mano, se lanzó hacia el grupo dejando a Getta-boshi libre para atacarlo realmente. Grimmjow lo distrajo en su trayectoria con un golpe a la boca del estómago que no hizo mucho por quitarle el aire, pero sí para detenerlo. Le dio un cabezaso… sólo porque tenía las manos ocupadas, mientras la enana gritaba una de las danzas de su espada.

Apenas esquivó el ataque de hielo y su cuerpo se detuvo en medio de un nuevo movimiento. Tragó con fuerza e inspiró profundamente mientras intentaba convencerse de que había confundido el reiatsu que había entrado al area de entrenamiento. Lanzó un Getsuga Tensho hacia el grupo que comenzaba a separarse recién y apenas notó a Getta-boshi protegiendo al resto del ataque. Miró al rubio por un instante, intentando evitar que su atención fuera a donde deseaba llevarla.

Lo que sintió entonces fue un golpe en la espalda que lo arrojó de cara al piso. Con un gruñido levantó la mirada buscando a la mujer gato que lo había atacado por la espalda pero, en vez de verla a ella con una sonrisa de victoria, vio lo que deseaba evitar.

Frente a él, vestido con haori blanco y shihakusho negro, estaba Byakuya. Con un salto se obligó a volver a la batalla aérea con el resto y se lanzó contra Kensei con ambas espadas en mano… ¿ambas? ¿Dónde había dejado la espada corta?

Volteó al piso donde había caído de cara y la encontró allí, olvidada. Y no pudo dejar de recordar lo que una espada olvidada había causado en otra vida. El golpe de Grimmjow esta vez sí lo dejó sin aire, encorvado hacia el frente y casi tocando el hombro del Arrancar con la frente.

—Oy —llamó Grimmjow sonando confundido—. Eso no debió haberte lastimado siquiera.

Como respuesta al Arrancar, sólo levantó la cabeza hasta los ojos de éste y de ahí al techo que parecía cielo. Soltó una carcajada enloquecida y atacó. A la mierda la espada corta.

La pantera saltó en el aire tres veces para alejarse del filo de Zangetsu y Kensei y Shuuhei estuvieron allí atacando con los filos de las suyas. Defendió una vez antes de mandar la defensa también a la mierda.

Se lanzó hacia el frente buscando la carne de sus oponentes, buscando hacer correr la sangre y escuchar los gritos de dolor.

Lo que escuchó fue un choque más de filo contra filo. Y, ese, era un filo que conocía bien. Se sorprendió al ver a Benihime protegiendo a la mujer gato. ¿Cuándo había comenzado a atacarla?

No importaba.

Se lanzó contra la piña roja que lanzaba una vez más su arma.

Cuando Shirosaki-kun cambió su atención de nuevo, ahora hacia Abarai-kun, pudo darse el lujo de ver a Yoruichi-san por el rabillo del ojo. Ella aún se veía sorprendida por el ataque que él había detenido a tiempo, respiraba agitadamente —más por la sorpresa que por el ejercicio— y entonces tragó fuerte para tranquilizarse. Encontró su mirada observándola y él asintió a las palabras no dichas, hacia un gesto no hecho. Ambos sabían, tal vez incluso Shirosaki-kun sabía, que Yoruichi-san realmete hubiera podido morir con ese ataque.

Regresaron al nivel de piso para observar la batalla de otros mientras Hirako-san y el capitán Kuchiki se unían al resto.

En este punto, no sabía qué pensar con respecto a la situación de Shirosaki-kun. La llegada de Kuchiki Byakuya, claramente, había alterado al gemelo.

No necesitaba sentir el reiatsu de Shirosaki-kun, no necesitaba haber estado en la batalla… sólo bastaba ver los cambios de humor del alma para comprender que estaba librando una batalla más fuerte en el interior de su cabeza que fuera de ella.

—¿Está distraído? —preguntó Yoruichi-san, de nuevo viendo la batalla y no a él.

—¿Shiro? —preguntó igual de interesado en la batalla ajena—. Sí, creo que la llegada del capitán Kuchiki lo distrae.

En ese momento el capitán Kuchiki se acercó a Shirosaki-kun y éste dejó su defensa abierta para recibir un corte de Kazeshini en shikai. Shirosaki-kun volteó a Hisagi-kun para atacar y apenas tuvo tiempo de evitar ser cortado por Senbonzakura. Su respuesta fue inmediata mientras atacaba al capitán… pero recibía el golpe de Nelliel.

—¿Shiro? —repitió ella sorprendida. Pero si estaba sorprendida porque lo llamara Shiro o porque estuviera distraído, eso no lo sabía—. ¿El Hollow en Ichigo… y… Byakuya? —preguntó ahora cargando el tono con desconfianza.

Él asintió. Yoruichi-san no era rápida sólo para atacar; también lo era para comprender las situaciones.

—Es… complicado —respondió ante el silencio de su amiga.

—¿Desde cuando te volviste mujer para responder así? —bufó la mujer con un tanto de fastidio real.

Entrecerró los ojos un momento antes de contestar.

—Hace un tiempo —respondió tratando de determinar el tiempo exacto desde la primera vez que Kurosaki-kun lo había tomado de esa forma—. Pero no me pidas detalles, Yoruichi-san —dijo con su tono más descarado y sarcástico—; una dama no tiene memoria.

La mujer le gruñó más exasperada que molesta.

—Hay días en que quiero matarte —soltó sin más.

—Te aburrirías sin mí —respondió aún con ese tono de naturalidad que lograba fastidiar a tantos. Y divertir a pocos.

Yoruichi-san era uno de esos pocos. Y no necesitó ver la sonrisa en ese rostro para saberlo.

La sangre derramada interrumpió su pequeño interludio cuando un gruñido de dolor llegó hasta sus oídos. Senbonzakura atravesaba a Shirosaki-kun por el estómago.

Se puso de pie, de inmediato buscando llegar a Kurosaki-kun… o a su cuerpo lastimado.

Sintió su mano temblar mientras sujetaba con fuerza la hoja de Senbonzakura para que ésta no se enterrara en él hasta la empuñadura. Tosió una vez la sangre que sintió en la garganta y sonrió ante el dolor. Con la respiración agitada y comprendiendo apenas que el entrenamiento de aquella vida no impactaba por completo el cuerpo en el que ahora residía, aún no podía lograr sacarse a Senbonzakura del cuerpo.

Cambia conmigo —demandó su hermano desde el interior de su cabeza.

Agitó la cabeza en una silenciosa negativa mientras gruñía para sus adentros.

No —respondió también en su cabeza—. Déjame, yo puedo.

¡No! —gritó Ichigo—. ¡Voy a matarlo por esto!

¡No lo vas a hacer, Ichigo! —gritó furioso dentro de su cabeza—. Esto no es nada.

¡Dioses, te atravezó con su espada!

¡Por mí mató a su hermana! —rabió hacia su hermano—. Ella es su orgullo, ella era…

¡Él te eligió a ti; a tu hijo! —gritó Ichigo en una respuesta testaruda.

Che —rechistó—, ¿cómo te enteraste de eso? Se supone que no estabas presente en esa vida.

Sólo estaba MUY calladito —rezongó con sarcasmo.

Él no es el mismo, Ichigo —terminó ya sin rabia, pero con dolor.

¡Entonces no importa si lo…

Un movimiento en la espada que lo atravesaba lo interrumpió de su pelea mental con el bastardo de Kuro. Se sorprendió al ver la mano de Grimmjow sosteniendo la muñeca de Byakuya… y que ésta siguiera pegada al cuerpo del Arrancar.

—Te exediste —condenó el Arrancar a Byakuya.

La sorpresa de eso se vio jodidamente interrumpida por el idiota de Kuro tratando de ganar el control —que le había cedido voluntariamente— del cuerpo compartido. Se perdió el comentario del noble que respondía por empujar la conciencia de su hermano hasta el fondo de su mundo interior y recuperar el control a base de fuerza. Ya era tiempo que su hermanito aprendiera cuanto jodía que te hicieran eso.

—Estás distraído, Shirosaki —dijo Byakuya mirándolo con una severa condena—. Estás en entrenamiento.

Olvidando la sensación de la espada atravezándolo soltó una tos que era una carcajada en proceso de estallar. La carcajada estalló entonces y el gesto del Arrancar no era más divertido que la ironía de lo que sucedía frente a él, de lo que había escuchado y del cómo lo había escuchado. Una vez más, ese Shinigami hacía todo para recordarle a aquel que no sería.

—Ahora voy a jugar en serio, nen… —la palabra se le atoró en la garganta. Como si de un reflejo condicionado se tratara, había estado apunto de llamarlo nenja, como lo había hecho con quién así lo había sido para él.

—Estás loco —escupió Grimmjow soltándo a Byakuya con un movimiento fastidiado.

—Me lo siguen diciendo constantemente —respondió con la sonrisa más sarcástica que tenía en su arsenal.

En un movimiento que Byakuya permitió, se alejó con un salto hacia atrás, librándose así del acero en su cuerpo. La sangre manó libre por la herida y le importó un carajo que la tela negra se manchara con carmín. Sin saber si funcionaría o no, ordenó a su cuerpo que usara la curación acelerada de su parte Hollow mientras se lanzaba al frente para encontrar el filo de Senbonzakura con el de Zangetsu.

Extrañó la sensación de un Senbonzakura más… maduro en la batalla, pero no le dio cuartel a ésta. Lanzó un Getsuga Tensho hacia el frente y, mientras aquellos hacían lo que quisieran con eso, se lanzó de regreso al piso para encontrar la espada corta. En un salto volvió a encontrar a su oponente a la mitad del camino.

Mientras buscaba devolver el favor sobre su cuerpo, incluso el Arrancar obsesionado con las batallas abandonó el ejercicio.