Un Regalo Hecho para amar

Capitulo 2: "perfume de rosas"

Aquella extraña figura que mantuvo a Hiei en la intriga por mucho tiempo, ahora se encontraba con la apariencia de un joven. Tenia un brillante pelo rojizo y unos ojos verdes esmeraldas que brillaban con los rayos del sol.

Ambos se miraron fijamente durante un largo minuto, mientras que un aire de rosas perfumaba el lugar. Parecía que por una extraña razón, no podían sacarse la vista uno del otro, se encontraban en un estado de shock.

De repente, el pelirrojo comienza a sentir que algo lo jalaba de su manta. Reaccionó, y se encontró con aquella planta que había sujetado a Hiei anteriormente.

-Perdoname, me había olvidado de vos... – (el joven saca de la bolsa unas cuantas semillas y se las arroja)-... tienes suerte que no te haya comido, estas especies cuando tienen hambre se comen hasta el acero... suerte que llegue a tiempo- (le sonríe al demonio y vuelve a atar la bolsa de semillas dentro de la manta)

Mientras tanto, a Hiei no le había agradado la manera en como le decía las cosas ese extraño personaje. Sentía que se estaba burlando y q no le importaba nada. Se puso de pie, saco su katana, y se puso delante del joven pelirrojo listo para atacar.

-Mira, esa sonrisita tuya me esta cansando, prepárate porque se me agotó la paciencia, así que mejor que pelees- (se pone en posición de combate mientras que el pobre pelirrojo miraba confundido)

-¿eh? Perdoname pero... no creo haber hecho nada para que te molestes así... – (el pelirrojo se da media vuelta con la decisión de irse)-... mejor me voy¿no te pare... –(deja de hablar y da un salto hacia atrás al ver que el demonio lo ataca de sorpresa)

- Te dije que no te hagas el chistoso conmigo, no pienso dejarte ir hasta q no pelees- (vuelve a atacar al joven y este vuelve a esquivarlo, algo que comenzaba a molestar a Hiei)- ¡Deja de huir y pelea!

-No tengo otra opción ¿verdad?- Se decía en voz baja, mientras sacaba una rosa de atrás de su cabello- La verdad que nunca me gustó pelear, pero si con esto te vas a quedar tranquilo... – (da un salto en hacia arriba y desaparece dejando a Hiei desconcertado)

-¿Adónde se metió? –(Comienza a mirar los alrededores)- ¡Será mejor que salgas! -

De repente, todo el cuerpo de Hiei es rodeado por un latido verde y lleno de espinas, y comienzan a apretarlo con fuerza.

-Será mejor que te rindas si no quieres que las espinas perforen todo tu cuerpo- (El joven pelirrojo aparece nuevamente detrás de Hiei, sujetando el ya mencionado látigo) – No quiero lastimarte, ni tampoco matarte... ¿podrías calmarte?

-Esta bien... – (Suspira medio enfadado)-... No seguiré peleando. Ahora soltame de una vez-

El joven asciente con la cabeza, desata al demonio y vuelve a transformar el látigo en una rosa que después guarda debajo de sus cabellos.

-Valla, eres un demonio de fuego, hacia años que no veía uno- (se pone a poco centímetros de Hiei observándolo curiosamente)- Pero... ¿no eres un poco bajo? Debes tener unos 17 o 18 años pero tu estatura no te ayuda- (pone su mano arriba de la cabeza de Hiei tratando de medirlo, mientras que éste tenia una vena en el rostro a punto de estallar)

-Primero que nada, tengo 19 años- (le quita la mano con la que lo media y da unos pasos hacia atrás) – Segundo, soy así por que si, no tiene nada de malo tener baja estatura, así que no me molestes mas con eso- (Se da media vuelta medio ofendido, cosa que el pelirrojo nota al instante)

-Bueno, esta bien, no digo mas nada, Hiei te llamabas ¿verdad?-(inclina su cuerpo para que el demonio lo mirara de nuevo, pero éste lo seguía ignorando)- Che... no te enojes por esas cosas... - (el demonio seguía sin mirarlo)-... mmmm ¿Qué tengo que hacer para que me prestes atención?-

-... –(Se cruza de brazos aun mirando para otro lado)

Por una extraña razón, al joven pelirrojo le había caído simpático Hiei, pero el demonio no quería decir ni una sola palabra, solo permanecía de brazos cruzados y dándole la espalda al pelirrojo.

De repente, una idea al joven se le había venido a la cabeza. Se saco un manta blanca, dejando al descubierto una camisa blanca y unos pantalones anchos de color azul, y se abalanzo con ella para tapar a Hiei.

Parecía que al demonio se había molestado con esa broma y comenzó a moverse bruscamente para tratar de separarse, pero lo único que provoca fue la caída de ambos al suelo.

- ¿Pero que demonios Intentaste hacer, Idiota!- (Hiei se sienta bruscamente y veía como el joven no dejaba de reírse) –Che enserio, deja de reírte, para mi no fue gracioso-

- Perdón... ejem... Me olvide presentarme... – (se sienta también y le extiende una mano a Hiei)- Me llamo Kurama, es un placer conocerte, Hiei- (y le sonríe)

Hiei, miró por unos instantes a Kurama. Aun estaba molesto por lo que le había hecho, pero... por dentro, pensaba que aquel extraño joven no parecía tan malo. Duda por un momento pero le da la mano también logrando una mayor sonrisa en aquel ser pelirrojo

- Que bueno. Ahora que nos llevamos mejor dime¿sos de por acá? - (Vuelve a ponerse la manta pero no se la ata de adelante mostrando algunas partes de su camisa y pantalón)

-Eh... Si, soy de un castillo que se encuentra a pocos metros de este bosque- (se acomoda apoyando su espalda en un tronco, cruzando sus brazos y piernas)- y ¿vos?

-¿Yo?... Digamos que todo el bosque es mi hogar- (se recuesta mirando hacia el cielo) – Vivo en una cueva... allí me hago mi propia ropa y algunos cueros para soportar el frío... -

-¿Y por que vives de esa manera¿Acaso no te gusta vivir en casas? –(Pasa sus brazos atrás de su cabeza)

-Bueno mira, yo soy un Kitsune... -(mueve la cabeza hacia donde estaba Hiei)- No soy un Youko del todo, porque parte mía es humana... – (se incorpora y se pone al lado del demonio del fuego apoyando su espalda en otro extremo del arbol)-... y bueno, yo tengo un habito muy común... y es el de mantenerme solo, hace ya 4 años que no piso una casa... la ultima vez, tenia 15 años y vivía en el mundo humano- (comienza a jugar con sus mechones de pelo)- Pero mi madre humana falleció, así que decidí volver a acá y tratar de sobrevivir por mi cuenta.

-¿Pero no te sientes aburrido allí adentro? -(Hiei lo mira mientras que Kurama se arremangaba las mangas de la camisa)- La verdad que a mi también me gusta estar solo... pero hace ya unos años que me converti en un heredero y tengo que vivir en ese castillo- (estira las piernas y baja los brazos)- Ahora tengo 6 meses para poder liberarme, pero no se... ahora es como que no puedo dejar ese castillo, digamos que se ha convertido en mi hogar... –(se levanta y le extiende la mano a Kurama)-... Ven¿quieres ir a conocer mi casa?

El rostro de Kurama queda atónita. Se había quedado mirando al Demonio que mostraba una leve sonrisa, mientras que le extendía su mano para ayudarlo a levantarse.

De repente, la mente de Kurama se habia quedado en blanco. No podia pensar en nada, y menos en moverse. Poco a poco comenzarona aparecer imágenes extrañas en su cabeza, provocando que se agarrara fuertemente con las manos, mientras que Hiei miraba confundido.

-Kurama... ¿Te sientes bien? -(le pone una mano en el hombro, pero el pelirrojo se la quita levantándose bruscamente)

-Si, estoy bien... –(deja de sujetarse la cabeza y comienza a taparse con la manta)-... mejor voy a visitar tu casa otro día, parece que no me siento bien... – (se cubre la cara con la capucha y comienza a caminar)-... Bueno, si quieres, nos podemos ver mañana a la hora del almuerzo¿te parece? - (Mira a Hiei Sonriente)

-Claro, nos veremos acá supongo... ¿no? -(El Kitsune le asciente con la cabeza)- Bueno Hasta luego-

Ambos se saludan y comienzan tomar rumbos distintos. Pero por alguna razón, ambos sentían que tenían que verse nuevamente, mas para Kurama, que mientras pensaba eso, su cabeza no dejaba de mostrar distintas imágenes... imágenes quedentro de muy poco marcaría su destino y el de Hiei...

CONTINUARA...

PROXIMO CAPITULO: "Bajo un arbol del Cerezos Negros"

Sep, Lo deje todo re corta mambo... se creían que Kurama ya iba a ir a la casa de HIEI?

No gente, todavía no... quien sabe... bueno acá finaliza mi capitulo 2, espero que les esté gustando la historia

Besos!