Capítulo 2. La rutina de mi vida.
LLegó derrotado a la puerta su casa. En el camino se había dado cuenta de la horrible realidad, por fin su amado y adorado pelirrojo le había correspondido, ¡si hasta le había propuesto ser algo... lo que fuera! ... pero era imposible. Por más que intentara jamás podría quitarse la suciedad del cuerpo, lo manchada que estaba su alma. No, no podía permitir que la vida de su amado se viera afectada por su culpa.
Entró, como siempre, por inercia a su casa y allí estaba sentado su verdugo.
- Te demoraste, ¿eh? - dijo levantándose y acercándose a Kaede.
- Lo siento mucho... - ni si quiera quiso mentir, dijera lo que dijera lo que venía era inminente.
- ¿Sabes? Tu abuela se quedará toda la semana donde mi hermana, así que estamos solos tú y yo - dijo acariciándole la mejilla
-...- sólo cerró sus ojos fuertemente mientras la mano de su tío descendía por su cuello, bajando por su pecho, abdomen y estómago. Tomó la camisa y se la quitó. (n/a: en Argentina se le dice remera, acá se les dice polera.. no sé qué nombre le dan normalmente, pero bueno)
- Tú decide, primero mío y luego muerto, o primero muerto y luego mío - dijo fríamente tomándolo fuerte del cabello.
- ¿Que no es lo mismo? - ... - se escuchó el fuerte ruido del golpe que le había dado -
- Maldita sea, ¡intento domesticarte desde los 5 años y aún sigues tan malcriado y altanero como siempre! Veo que no queda otro remedio, maldito Kaede - dicho esto lo tomó de los hombros y lo dejó en un rincón de la casa, ni siquiera tuvo que decirle que no se moviera, el muchacho sabía muy bien que no debía hacerlo, así que lo esperó en silencio a que llegara.
- ... - Rukawa sólo veía como llegaba su tío con aquel bate que había pertenecido a su padre, y que era el culpable de todos sus males, pero claro.. ahí estaba su amigo, un enorme y grueso fierro macizo. Tantas veces la misma escena, que creía que así habían obligado a su madre a dar a luz... aún así no podía evitar sentir miedo. Sus ojos no lloraban, no lo hacían desde hace 5 años, por obra y gracia de su tío, que le había exigido no llorar. Tampoco suplicaba por piedad, ya que sabía que eso lo empeoraba. No ponía resistencia, ya que ni siquiera se le cruzaba por la mente.
- Ahora aprenderás a respetarme -
Al repetir esa frase que escuchaba desde hacía 11 años supo que su vida era un constante infierno y que al aceptarlo, cosa que había hecho hace muchos años atrás, no podría volver a salir de ahí. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el dolor que le provocó sentir como intentaba al parecer quebrarle una costilla por la insistencia en golpearlo allí. Su tío con una mano lo tomó de la cabeza y lo hizo mirarlo, pero Kaede no podía mirarlo a los ojos. Era la primera regla.
- ¿Sabes? Estoy muy cansado, hoy no te golpearé tanto, quiero dejar energías para todo lo que tengo pensado hacer contigo, hace 2 semanas que no te veía y hace 3 que no he podido tocarte... - acto seguido comenzó a besarlo en el cuello y le dio un puñetazo en el estómago que lo dejó algo atontado - Aún así, debes entender que es por tu bien. Si no aprendes ahora no aprenderás nunca. Ven acá - dijo tomándolo del brazo y quitándolo del rincón-
Rukawa sólo pudo esperar a que pasara lo que pasara, se acostó en el piso totalmente recto. Su tío tenía varias opciones, siempre se le ocurrían cosas nuevas para hacer, ninguna le gustaba. De pronto leyó en sus ojos sus intenciones. Cerró los ojos y esperó a que comenzara.
Mikko Rukawa, aquel hombre que le había convertido en un frío y cerrado chico, se quitó sus pantalones y su ropa interior, se sentó de rodillas a su lado, a la altura del pecho, pasando una de sus piernas hacia el otro lado, quedando encima de él. Sin ninguna consideración, metió su miembro completamente en la boca del kitsune, mientras que con ambas manos lo tomaba del cabello para forzarlo a ir con su cabeza hacia adelante. Rukawa, que conocía muy bien esta escena, sabía que lo único que debía hacer era esperar a que su tío terminara, intentando mover su lengua lo más posible, para que su tío utilizara las últimas energías que le quedaran de eso en acostarse y no en golpearlo.
- Ahh... - gemía como enfermo aquel hombre que le hacía el amor a la boca del chico. Cuando sintió que iba a terminar apretó con toda su fuerza la cabeza de Kaede con su cuerpo, haciendo que éste intentara no atragantarse ni vomitar, puesto que sería mucho peor. Cuando llegó el momento lanzó un grito y se quedó ahí sin intención de moverse. Lentamente sacó su miembro y lo metía reiteradas veces en la boca de Rukawa, para que se bebiera cada gota que había salido de él. Era la regla número dos.
- Bien chico, lo hiciste bien, pero aún me quedé con ganas de desquitarme por hacerme esperar tanto - dijo levantándose y tomando nuevamente uno de sus instrumentos de tortura, esta vez optó por el de metal - Ahora sabrás quién soy...
Caminando sin fijarse en las personas a las que pasaba a llevar, Hanamichi se preguntaba por qué su amado zorro le había respondido con un no, más bien, con que no podía. ¿Acaso había alguien más en su vida? ... Agitaba fuertemente su cabeza ante tales pensamientos, pero eran los más acertados, después de esa conversación que tuvo por teléfono... Aún podía recordar las palabras y el dolor en su mirada, quizás le daba lástima no poder corresponderle. Maldita sea, necesitaba verle para aclarar sus dudas, pero recordó que no tenía idea de donde encontrarle.
- ¡Haruko! Ella debe saber, lo amó durante tanto tiempo, ¿cómo no va a saber ese pequeño detalle? - Dijo esto llendo en dirección a la casa de los Akagi. Luego de que su amor por la castaña se desvaneciera se había dado cuenta que ella era una increíble chica, una increíble amiga, nada más. Además, con un kitsune tan lindo dando vueltas por ahí ¿cómo iba a poder mirar a otra persona de la manera en que lo hacía con él?
- ¡¡Aquí es! - Dijo muy alegre el pelirrojo al encontrarse con la casa que señalaba la dirección que sin ningún problema le había dado su amiga - ¡Qué grande es...! - dicho esto se acercó a la puerta y golpeó-
- Maldita sea, ¿quién puede ser? - Pensaba Kaede que estaba en la cocina preparando la cena que exclusivamente Mikko le había pedido que hiciera, mientras él dormía en su habitación - No tengo humor para ver a nadie, ni recibir cuentas, si no hago ruido se irá solo, además.. no estoy en condición de ver a alguien... - observando que estaba con una bata del mismo color de sus ojos que tapaba todo su cuerpo de las heridas y moratones que le había dejado su tío - y más aún... ¿quién podría venir a verme? ... si no tengo ningún amigo...
- Toc, toc, toc! - Insitió Hanamichi
- Creo que no se irá nunca... - dejó lo que hacía y se fue hacia la puerta... y la abrió - ¿sí?.. Hana...
- Ru.. Rukawa... - dijo Hanamichi con la intención de ser decidido para pedir explicaciones, pero al ver la mirada triste de su amor, y más aún verle el labio roto y el ojo un poco morado se asustó mucho, ya que hacía sólo 2 horas no tenía nada de eso - ¿qué te pasó? - acercó su mano para intentar tocar su rostro, pero Kaede se alejó
- ¿Qué.. qué quieres aquí...? - intentando no mirarlo a los ojos
- Yo, yo sólo quiero hablar contigo...
- ¿De qué? No tenemos nada de qué hablar - dijo mirándolo a los ojos esta vez con la mirada fría que lo caracterizaba.
- Claro que sí, por favor, no me niegues - dijo viendo que ahora su mirada ya no se posaba en sus ojos, sino en algún punto fijo en el suelo - por favor, mírame a los ojos y dime que no me quieres, que no sientes nada por mí... pero se honesto conmigo, por favor...
A Rukawa se le estremeció el corazón, no podía mentirle... lo miró a los ojos y al abrir su boca sintió una presencia en su espalda.
- ¿Quién es, Kaede?
- Na.. Nadie... - acto seguido cerró la puerta en las narices del pelirrojo que se quedó completamente anonadado afuera.
- Kaede... - dijo Hanamichi mientras veía que su amor le cerraba la puerta en la cara
- Lo siento, mi amor... - susurró Rukawa apoyando su cabeza en la puerta... - No puedo dejar que este hijo de puta te vea, si sabe que eres mi amigo hará contigo lo que hace conmigo, como lo hizo ya una vez. Y más aúm, si sabe lo que siento por ti... te torturaría aún peor por el sólo hecho de hacer mi vida más miserable...
- Apúrate con la cena
- Sí señor...
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Notas de Autora:
Lalalalala. No pude resistirme, hice el capítulo 2 inmediatamente
Recuerden que esta historia es real. Le pasó a un amigo.
Sólo relato aquello que me contó y que mi imaginación pensó en los momentos que me contaba y me decía "lo otro... no te lo diré..."
Pero hasta el momento es todo real.
Espero les guste y acepten mis errores de novata P
Dejen muchos reviews please!
Saludos
Kaoru.
