CAPÍTULO II
- ¡¡Aaaaaahh!
Draco se incorporó. Estaba empapado en sudor frío, miró a su alrededor.
- ¿Dónde estoy? - pensó - ¡Ay! que dolor, ¿dónde está Zamenhof?
- ¡Doctor, doctor! - gritaba alguien en el pasillo - el paciente ha despertado.
Draco escuchó pasos por el pasillo, se levantó con mucho esfuerzo, estaba muy débil, vió su varita en la mesita de noche y la cogió, en ese momento se abrió la puerta de la habitación y por ella entró un hombre seguido por dos mujeres, una tenía el pelo castaño y los ojos marrones, las arrugas de su cara mostraban que ya tenía cierta edad, la otra era joven, más o menos de la edad de Draco, era una muchacha esbelta con el cabello negro y los ojos azules.
- Por fin despierta - le dijo el hombre - tranquilícese, baje la varita ¿si?
- ¿Quienes son ustedes? - preguntó Draco confundido.
- Yo soy el doctor Dolohov y estas son las enfermeras Tatiana señaló a la de más edad y Katrina indicó señalando a la más joven de las dos.
Draco bajó la varita, aunque aún no estaba muy seguro de poder confiar en el tal doctor Dolohov. Este, al notar el desconcierto de Draco continuó hablando.
- Está usted en el Hospital General en Bulgaria. Lo encontraron en el cementerio antiguo, a las afueras de la ciudad, y lo trajeron aquí. Tuvo usted suerte de que no fuera un muggle el que lo hallara.
- ¿Qué le ocurrió señor...? - preguntó Tatiana.
- Malfoy, soy Draco Malfoy.
- ¿Y qué hacía en el cementerio antiguo? - preguntó Katrina.
- Yo... yo tenía que acabar con el brujo Zamenhof. Recuerdo que... sí, me lanzó varios cruciatus. Pero después... no sé que ocurrió. - Draco intentaba hacer memoria, estaba muy confundido, no sabía qué había pasado, qué hacía allí.
- Supongo que el dolor lo dejó inconsciente, así lleva todo este tiempo - le dijo el médico.
- ¿Todo este tiempo? ¿Cuánto? - preguntó Draco alterado.
- Bueno... usted lleva aquí unos... cuatro años más o menos - le comunicó Dolohov.
- ¿Qué? Eso no puede ser, yo, yo...me tenía que casar. ¿Dónde está mi prometida?
- Lo siento, pero al encontrarlo en esas circunstacias no sabiamos quién era y no hemos podido avisar a nadie.
Draco no podía creer nada de lo que le decían - Hermione, dónde estás, cómo ha podido pasarnos esto - se decía mientras se dejaba caer en el suelo, varias lágrimas escaparon de sus ojos.
- Tranquilícese por favor, ahora debe descansar está muy débil y...
- ¡No! ya he estado bastante tiempo aquí, debo volver a Inglaterra - dijo poniéndose de pie.
- De eso nada ¡desmallus! - gritó el doctor.
Draco cayó inmóvil al suelo.
- Ahora acuestenló y atenló, es necesario que permanezca aquí unos días más para ver como evoluciona. Si hay algún problema me avisan - y diciendo esto salió de la habitación.
- ¿Te encargas tú, Katrina? - preguntó Tatiana.
- Vale - le contestó la chica, y la otra salió de la habitación.
- Wingardium leviosa - dijo Katrina, y el cuerpo de Malfoy flotó. Lo llevó hasta la cama y lo dejó allí. Se acercó, lo ató y lo tapó bien - Pobrecito, es tan guapo y se le veía tan asustado - decía la joven enfermera mientras lo acariciaba quitándole los pelos de la cara - Me quedaré con él hasta que despierte.
Katrina se sentó en una butaca que había en la habitación, mientras miraba a Draco pensaba - ¿Será verdad que se iba a casar? ¿Quizás solo estaba delirando?
