CAPÍTULO IV

Eran las 02:00 de la mañana cuando alguien llamó a la puerta. Hermione se levantó, se puso su bata negra a juego con el camisón, y fue a abrir.

- ¿Viktor? ¿Qué haces aquí a estas horas?

- Tenía que hablar contigo antes de irme a Bulgaria a jugar el partido.

- ¿Y se puede saber de que quieres hablar? - preguntó la chica molesta recordando el comentario que Krum había hecho sobre Draco hacía solo unas horas.

- ¿Puedo pasar? - Hermione no contestó seguía mirándolo severamente - Herms... por favor.

- Está bien, pasa.

Krum entró, se quitó el abrigo y lo dejó en una percha que había en la entrada. Después ambos pasaron al salón.

- Bueno, me vas a decir ya de qué quieres hablar - le dijo la chica impaciente.

- Herms... antes me pasé.

- Vaya, por fin te diste cuenta - le interrumpió la chica en un tono irónico.

Krum puso mala cara por la reacción de Hermione - Encima que vengo a disculparme... - pensaba. Pero Hermione volvió a hablar sacándolo de sus pensamientos.

- ¿Eso es todo lo que me tenías que decir?

- No - consiguió decir Krum - venía a pedirte perdón, pero también a solucionar esto.

- ¿Solucionar? ¿Qué hay que solucionar?

- Pues lo nuestro. Mira Hermione, yo no puedo seguir con esta situación. Yo te quiero, y entiendo que te cueste olvidar a Malfoy. Sé que él significó mucho para tí y que es el padre de tu hijo, pero... él murió, y tú tienes que seguir con tu vida.

Hermione no dijo nada, se limitó a bajar la cabeza - Viktor tiene razón, pero olvidar a Draco es tan difícil..., lo amo tanto... - pensaba la chica.

Krum, al ver que Hermione no decía nada, continuó hablando.

- Herms, si me dejas, yo puedo hacer que lo olvides.

Hermione seguía sin articular palabra - lo que más quiero en el mundo es ser feliz pero no puedo, no completamente, no sin Draco - mientras pensaba esto varias lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas. Krum se acercó lentamente y con mucha delicadeza tomó el rostro de Hermione entre sus manos haciendo que esta lo mirara a los ojos.

- Hermione, dejame ayudarte a olvidar.

- ¿Cómo? - gritó la chica separándose de él, mientras las lágrimas luchaban por salir de sus ojos - ¿cómo piensas hacer para sacar a Draco de mi corazón, de mi mente, de mi alma, de mi vida...?

- Cásate conmigo.

- ¿Qué? - fue lo único que consiguió decir Hermione.

- Pues eso, que te cases conmigo.

- Pero...

- Hermione eres lo que más quiero en este mundo, y lo que más feliz me haría es que te casaras conmigo.

La chica no sabía que decir, estaba en estado de shock, pero su mente no dejaba de funcionar.

- Es verdad, Viktor tiene razón, debo olvidarme de Draco por mucho que me duela, pero de ahí a casarme con él... no sé - pensaba.

- ¿Qué me contestas? - le preguntó Krum sacándola de sus pensamientos.

- No sé... Viktor casarse es algo muy serio. Quizás, lo que deberías hacer es olvidarte de mí y buscar a una chica mejor que... - Hermione no pudo terminar.

- ¡No, yo a la única que quiero es a tí.

- Pero yo no te puedo hacer feliz, no te puedo dar todo el amor que te mereces - le rebatió Hermione.

- Podrías si te lo propusieras, lo que pasa es que no quieres.

- ¿Cómo? - preguntó la chica furiosa.

- Si, así es. No quieres olvidar a Malfoy, por eso no puedes enamorarte de mí - le dijo Krum muy serio, su mirada mostraba tristeza.

- Yo...

- Hermione, debes hacerlo, no puedes vivir de recuerdos, así lo único que conseguirías es hacerte daño. Por favor dame una oportunidad, casate conmigo - le decía mientras se acercaba a ella y le cogía las manos - Por favor...

Hermione no dijo nada quedando todo en el más profundo silencio.

- Está bien, si eso es lo que quieres me voy.

Pero cuando Krum se disponía a salir del departamento Hermione lo detuvo.

- Viktor espera - le dijo mientras le sujetaba el brazo - yo, yo... lo voy a intentar.

- ¿De verdad? - Krum se giró mirando a Hermione con una gran sonrisa - ¿Eso quiere decir que te casarás conmigo?

- Si pero... - Hermione no pudo seguir hablando porque Krum se lo impidió con un repentino beso. Ella no pudo responderle, no de la forma como lo hacía con Draco, pero Viktor no lo notó y continuó besándola.

Cuando se separaron Krum la miró fijamente a los ojos y le acarició la mejilla.

- No te arrepentirás, te haré la mujer más feliz del mundo - le dijo para después besarla nuevamente.

En ese momento Draco apareció en los pensamientos de Hermione. Esta se imaginó que a quien estaba besando era su Draco, haciendo que el beso se fuera haciendo más intenso y apasionado, ya que antes, apenas si correspondía a los besos de Krum. Viktor, al notar como Hermione respondía a sus besos con pasión sin pensar que lo que le pasaba a la chica es que se imaginaba que él era su adorado Malfoy, se relajó y se dejó llevar. Hermione lo fue llevando a su habitación sin dejar de besarlo y sin abrir los ojos. Cuando estaban allí Krum sintió que Hermione le desabrochaba la camisa mientras seguía besándolo. El ambiente se iba caldeando poco a poco. Viktor le quitó el camisón a Hermione y la recostó en la cama.

- Te quiero Hermione - le dijo.

Pero fue entonces cuando la mágia se acabó. Hermione, que estaba muy concentrada en sus pensamientos, se asustó al oir esa voz.

- Esa no es la voz de Draco, es la voz de, de... ¡Viktor! - pensó. Entonces abrió los ojos y se dio cuenta de lo que estaba a punto de pasar.

- No, para por favor - dijo intentando soltarse de Krum que la abrazaba con fuerza.

- ¿Qué? ¿Qué pasa? Yo creí que tú... - Krum estaba desconcertado - Hermione yo pensé que tú... bueno que tú querías que lo hicieramos.

- No Viktor, aún no estoy lista ¿lo entiendes no? - le dijo la chica muy sonrojada.

- ... Sí, creo que sí - le contestó un poco molesto.

- Bueno, creo que será mejor que te marches, es tarde y mañana tengo que trabajar.

- Pero mañana por la mañana viajo a Bulgaria para el partido de esta semana, no me puedes decir que me vaya, ya no nos veremos hasta la semana que viene.

- Es que... - Hermione no sabía que excusa poner.

- ¿Puedo quedarme? - le preguntó el chico derrepente.

- ¿Cómo?

- Que si puedo quedarme a dormir, te prometo que no intentaré nada.

- No sé... - Hermione dudaba.

- Por favor Herms, por favor - le decía como si fuera un niño chico pidiendo un jugete nuevo a su madre.

- Está bien, pero a dormir.

- Sí, te lo prometo - dijo Viktor poniendo cara de no haber roto un plato en su vida.

Krum se quitó la poca ropa que aún tenía, quedándose solo con unos boxers rojos con el dibujo de un dragón en negro, y se acostó.

- ¿Herms?

- ¿Si? ¿Qué pasa ahora? - preguntó la chica que ya estaba medio dormida.

- ¿Puedo abrazarte? - le dijo tímidamente.

- Eh... sí, claro Viktor.

Y así, se quedaron dormidos, con Krum abrazado a Hermione por detrás poniendo su mano sobre la cintura de esta.