CAPÍTULO VI

- ¿Te encuentras bien? - le preguntó Katrina muy preocupada al ver como de los ojos del rubio salían varias lágrimas - Draco... por favor dime algo.

- ¿Es que a caso eres ciega? ¿No me ves? ¿No te das cuenta de como me siento?

- Yo... ¿Cómo te puede afectar tanto?

- ¿Qué? ¿Es que no has oido nada de lo que te he contado? Estabamos enamorados, nos ibamos a casar... Eramos las dos personas más felices del mundo y de un momento a otro todo se fue a la mierda ¡TODO! - El chico no podía parar de llorar, no le gustaba hacerlo, no quería que nadie se compadeciera de él, pero la situación en la que se encontraba era tan frustrante que no podía evitarlo.

- No se que decir... - La joven enfermera no sabía que hacer, la historia que Draco le había contado le había conmovido, sentía mucha lástima por él.

- No hace falta que digas nada, solo dejame solo ¿quieres? No quiero que nadie me vea así, no me gusta que la gente sienta pena por mí.

Katrina se levantó de su asiento y con paso firme, se dirigió a la puerta, agarró el pomo pero cuando estaba a punto de irse algo la detuvo. Sabía que se arrepentiría de eso toda su vida, si es que esta duraba mucho, pero tenía que hacerlo, no podía cagar con ese peso toda su vida, aquel chico de pelo rubio platino y ojos grises le había caido bien y no podía verlo sufrir, nunca había soportado ver a la gente sufrir, lo pasaba mal. Así que decidió echarle una mano. Se acercó a la cama del joven y comenzo a desatarlo.

- ¿Qué haces? ¿Te volviste loca o qué? - le preguntó el chico sin entender porque lo desataba así derrepente.

- Debes volver a Inglaterra, debes encontrar a esa chica, Hermione, y explicarle la razón de tu ausencia - le decía mientras terminaba de desatarlo.

- Pero... te meterás en un buen lio, te podrían despedir.

- Ya lo sé, pero eso me da igual, no podría soportar verte aquí sufriendo de ese modo. Así que venga, vistete, tu ropa está en ese armario, yo iré a buscar algo que nos ayude en tu huída - y diciendo esto salió de la habitación.

Draco estaba muy confundido pero no dijo nada, simplemente cogio su ropa del armario y se vistió. Cuando terminó cogió su varita y algunos objetos suyos que estaban en el cajón de la mesita de noche y los guardó en sus bolsillos. Habían pasado unos diez minutos cuando la puerta de la habitación se abrió y por ella entró Katrina con un gran canastó con ruedas donde había mucha ropa.

- Ya está, ahora metete aquí y no hagas ruido - le dijo.

- De acuerdo.

El chico se metió en el canastó y se tapó con las prendas que había en él. Cuando estuvo completamente cubierto, Katrina salió de la habitación. Los dos chicos estaban muy nerviosos, Katrina no dejaba de saludar a los demás empleados del hospital, con un pequeño hola y una sonrisa nervios a en los labios. Después de un rato interminable para ambos.

- Ya estamos fuera Draco, ahora puedes irte - le comunicó la chica.

Al oir esto Draco salió del gran canasto dando un salto.

- Muchas gracias Katrina, nunca podré agradecerte esto que estás haciendo por mí - le dijo el chico cogiéndole las manos.

- No hace falta Draco, yo lo he hecho porque he querido. Ahora solo prometeme algo.

- Lo que quieras.

- Prometeme que buscarás a Hermione y juntos sereis felices ¿sí? - le pidió.

- Eso no te lo prometo, te lo juro- le dijo con una gran sonrisa.

- Pues venga, vete ya antes de que alguien nos descubra.

Draco se acercó a ella y la besó en la mejilla.

- Muchas gracias, nunca olvidaré esto - le dijo el chico antes de salir corriendo hacia la estación.