CAPÍTULO VII

El sol comenzaba a salir cuando un ruidoso despertador comenzó a sonar...

- ¡¡¡PIPIPIPIPIPIPIPIPI...!

Hermione abrió los ojos lentamente, estiró su brazo y apagó el despertador. Se frotó los ojos y miró al otro lado de la cama. Allí estaba él, el hombre al que a partir de ahora tendría que intentar amar, su prometido, con quien debería de olvidar a Draco Malfoy, su gran amor.

- Buenos días Herms - le dijo el moreno sacándola de sus pensamientos - ¿Cómo dormiste?

- Eh... bien, muy bien ¿y tú? - le preguntó mientras el chico la abrazaba pengándola a él.

- Mejor que nunca - le contestó - ¿Qué hora es?

- Las 06:05 - le comunicó la castaña.

- Ya se me hace tarde, tengo que tomar el traslador a las 07:00 - dijo levantánsose de golpe de la cama y comenzando a vestirse.

- ¿Quieres que te prepare algo para desayunar? - le preguntó Hermione levantándose también y poniéndose su bata.

- No, no te preocupes ya desayunaré cuando llegue a mi casa.

- Está bien, como quieras - dijo antes de salir de la habitación para diriguirse a la cocina a preparar café.

Después de unos minutos Krum apareció en la cocina completamente vestido.

- Bueno me voy ya.

- ¿Cuándo regresas? - le preguntó la chica mientras se tomaba una taza de café.

- Pues no lo sé - dijo mirando al vacio y sonriendo de un modo que hizo estremecer a Hermione - puede que todo, quiero decir, el partido, se retrase un poco quiero difrutarlo -en ese momento Krum se dio cuenta de la reacción de Hermione y cambio su tono - Pero supongo, que el viernes estaré aquí contigo y empezaremos con los preparativos de la boda ¿vale?

- Sí - contestó la chica aún un poco asustada - nos vemos entonces, cuídate - se despidió dándole un pequeño beso en los labios.

- Tranquila, lo haré - y diciendo esto salió del apartamento con andar apresurado.

Hermione se quedó sola, terminó su taza de café, tomó un buen baño y se vistió. Después se sentó en el sofá del salón y se puso a leer un libro mientras esperaba a que llegase la niñera que ciudaba a Draco Jr. cuando ella tenía que trabajar. Eran las 07:40 cuando la puerta de entrada se abrió y por ella entró una mujer de cierta edad, bajita y rechoncha con una cara muy alegre que daba mucha confianza.

- ¡Hermione! Perdoname por mi retraso pero es que he tenido problemas como mi sobrina, esa chica es indomable...

- No te preocupes Maggie, no pasa nada. Bueno yo tengo que irme a trabajar, después nos vemos - se despidió dándole un beso en la mejilla y salió de su casa con destino al hospital.

Hermione estuvo toda la mañana ocupada con un grupo de jóvenes que tras una noche de juerga, se habían peleado echándose encantamientos deformadores, pero debido al estado de embriagez en el que se encontraban ninguno había sido capaz de hacerle daño a los demás, solo habían llegado a deformar el rostro y las extremidades de sus amigos, pero este tipo de hechizos era muy díficil de combatir, por lo que cuando Hermione terminó con ellos ya era la hora de comer. Agotada se diriguió a la cafetería del hospital y allí se sentó con su amiga Ginny que la esperaba.

- ¿Qué tal Herms? - le preguntó la pelirroja con su habitual sonrisa.

- Pues nada aquí dándome un respiro, puff... estoy reventada, definitivamente odio los hechizos deformadores.

- Jajaja, ya, son de lo peor. Pero bueno cuentame, ¿qué tal te va con Viktor?

- Ay sí yo te contara... - le contestó Hermione con una pequeña sonrisa.

- ¿Y eso? ¿Qué pasó? - le preguntó la chica un poco preocupada.

- Me ha pedido que me case con él.

- ¿Qué? Pero eso es fantástico ¡Felicidades Herms! - le dijo Ginny muy emocionada mientras le daba un fuerte abrazo a su amiga.

- Gracias.

- ¿Y dónde está Viktor? Tengo muchas ganas de felicitarlo. ¿Por qué no lo llamas y vamos a cenar los cuatro Ginny salía con Neville desde séptimo curso?

- Es que está en Bulgaria jugando un partido de qudditch - le comunicó Hermione.

- ¿Y qué haces tú aquí?

- Trabajar ¿o es que no me ves? - le dijo un tanto confundida. Ginny le dirigió una mirada severa que le recordaba mucho a la de McGonagall - ¿Es que a caso hice algo mal?

- Claro que sí - le respondió como si fuera algo obvio - Deberías haber ido con él, pero bueno, todavía no es tarde.

- ¿A qué te refieres? - preguntó Hermione intrigada.

- Pues que todavía puedes ir a Bulgaria y acompañarlo. Anda, vete a tu casa a hacer la maleta y yo te disculpo con el director, le diré que te surgió un problema y tuviste que viajar ¿vale?

- Pero Ginny... - intentó decir.

- Nada de peros Hermione, Viktor te quiere, os vais a casar, debes intentar enamorarte de él. Mira, quizás este viaje te ayude.

Hermione lo meditó unos instantes, hasta que al final...

- Tienes razón Ginny, el pobre se ha portado tan bien conmigo, me ha esperado durante tanto tiempo... Sí, ya está decidido, iré a Bulgaria y le daré una sorpresa.

- Sabes dónde vive ¿no?

- Claro, recuerda que durante dos años me estuve escribiendo con él, tengo su dirección.

- Bien, pues entonces vete ya, no pierdas más tiempo.

- Muchas gracias Gin, ¡ah! ¿te importaría quedarte con Draco mientras estoy fuera?

- Claro que no, dile a Maggie que cuando acabe mi turno me paso por tu casa a recogerlo.

- Vale, bueno pues me voy ya. Adiós.

- Hasta pronto y pasatelo bien.

Hermione corrió a su despacho, desde allí llamó a Maggie y le dijo que le pidiera un billete para el próximo traslador a Bulgaria. Después se quitó su bata de medimaga, cogió su bolso y se fue a su casa. Cuando llegó saludo al pequeño Draco, y mientras hacía su maleta le contó que se iba a quedar unos días en casa de tía Ginny y tío Neville.

- ¡Qué ''ben''! ¡qué ''ben''! - gritaba mientras saltaba en la cama de su madre.

Cuando Hermione terminó de hacer la maleta cogió el billete que Maggie le había pedido y antes de marcharse se despidió de su hijo.

- Cariño portate bien, que no me entere yo de que has hecho alguna de las tuyas, porque sino no te traigo ningún regalo ¿vale?

- ''Zi'' mami, te ''pgometo'' que voy a ser un nene ''mu'' ''mu'' ''beno''

- Eso espero - le dijo con una sonrisa - Bueno me tengo que ir ya, dame un beso ¿sí?

El pequeñín se abrazó a su madre y le dio un gran beso en la mejilla.

- Adiós mami, te voy a echar ''muzo'' de menos.

- Y yo a tí mi vida. Te quiero mucho - y diciendo esto Hermione salió de su casa y se dirigió a la estación. Allí tomó un traslador y enseguida llegó a Bulgaria.