CAPÍTULO XII

La tétrica y fría estancia estaba en penumbra, solo unas cuantas velas alumbraban a varias decenas de figuras encapuchadas que parecían esperar a algo o a alguien. Los mortífagos, hablaban en susurros preguntándose la razón de aquella repentina reunión. De repente, el frío comenzó a hacerse más notable, una gran figura apareció en la habitación y tomó asiento en una especie de trono, quedando frente a todos los presentes. Estos hicieron una exagerada reverencia al Señor Tenebroso, el cual hizo un movimiento con su brazo derecho y todos se incorporaron. Voldemort se quitó la capucha dejando ver su rostro, más parecido al de una serpiente que al de una ser humano, estaba furioso, sus ojos color rojo sangre lo demostraban, estaban más hinchados y rojos que nunca.

- Supongo que os preguntareis por qué os he llamado - comenzó a decir con su sibilante y fría voz - La razón de esta reunión es porque quiero que veáis lo que les pasa a aquellos que osan traicionar a Lord Voldemort.

En ese momento una puerta cercana al trono de Voldemort se abrió y por ella entraron cuatro encapuchados que traían a Katrina, la enfermera, y a Krum como prisioneros. Voldemort hizo un movimiento con su varita y dos mesas de tortura aparecieron en el centro del gran salón. Los mortífagos ataron a cada prisionero a una de las mesas y se apartaron.

- ¡Amo clemencia, yo no tengo la culpa! - gritó Krum.

- Cállate inútil, tanto tú como ella tenéis la culpa de que mi plan haya fracasado.

- Perdone mi atrevimiento amo - dijo uno de los mortífagos acercándose a Voldemort y haciendo una leve reverencia - Pero todos nos preguntamos cuál es la causa por la que Zamenhof y Katrina van a ser castigados.

- Cierto, vosotros no sabéis nada del plan... - Voldemort meditó unos instantes si debía compartir esa información con todos sus seguidores, al final decidió hacerlo - Vereis, hace cinco años llegaron a mí noticias sobre una nueva profecía que me atañe directamente. Lucius muéstrala.

Malfoy salió de entre todos los mortífagos, se colocó en el centro del salón y depositó en el suelo la gran caja que llevaba. La abrió dejando ver un gran trozo de cristal que, por la forma que tenía, parecía pertenecer a una esfera.

- Este es el único fragmento que mis fieles Malfoy y Nott consiguieron para mí - diciendo esto se acercó al cristal, lo tomó entre sus manos y lo rozó ligeramente, mientras decía un hechizo de magia antigua. De repente el cristal comenzó a brillar y se oyó una voz que decía: '' y así, el fruto de la serpiente y el león, unidos por el amor más puro que ha existido y existirá, vencerá al mal del mundo'' - el vidrio dejó de brillar y Voldemort lo guardó de nuevo en la caja.

- Según esta profecía seré destruido definitivamente, pero no por Harry Potter sino por otro mocoso.

- Pero mi señor... ¿qué quiere decir eso de la serpiente y el león? - preguntó uno de los mortífagos.

- ¡No me cabe duda de que estoy rodeado de inútiles! - gritó Voldemort - A qué se va a referir sino a slytherin y a gryffindor. Su hijo es él que está destinado a acabar conmigo.

- ¿Y tiene mi señor idea de quienes pueden ser ese slytherin y ese gryffindor? - interrogó otro mortífago.

- Reconozco que al principio no tenía la menor idea, eso de un slytherin con un gryffindor no me cuadraba. Pero cuando le revelé a Lucius lo que decía la profecía el me dio la respuesta - por un momento dejó de hablar y una macabra sonrisa apareció en su pálido rostro - Fui un estúpido al no acordarme de la traición del joven Malfoy. Él y su asquerosa sangre sucia son los que engendraron a mi enemigo.

- Pero amo entonces... ¿el niño ha nacido? ¿Cómo? Todos sabemos que Malfoy murió hace cuatro años.

- Veo que estáis ansiosos por saberlo todo... Bueno, os lo contaré - y así, tomando asiento en su trono comenzó a relatar su malvado plan - Como todos sabéis Malfoy se convirtió en un poderoso auror y esto me hacía más difícil el secuestro de su hijo. Por eso, ordené a Zamenhof o Krum, como queráis llamarlo, que lo matara. Pero algo salió mal, cuando Zamenhof iba a acabar con él después de haberlo torturado durante un buen rato tal como le pedí, un escudo de fuerza apareció de la nada y rodeo al traidor, evitando su muerte. Debido a esto decidimos que lo mejor era mantener inconsciente a Malfoy en un hospital búlgaro, y mientras esperábamos a que despertara, buscamos la forma de destruir ese escudo que lo salvó, para así poder matarlo. Mientras, nuestro poderoso Zamenhof se acercó a la sangre sucia de Granger para así facilitar el secuestro del niño. Teníamos pensado criarlo como uno de los nuestros pero debido a su incompetencia y a la de esta estúpida todo el plan salió mal. Por ello, ahora serán torturados hasta la muerte. Jajajajaja... - rió.

- Mi señor aún no está todo perdido - dijo Krum.

- ¿A no? - preguntó Voldemort.

- Todos confían en mí, me será fácil llevarme a Hermione y al niño - le contestó el moreno.

- ¿a Granger? ¿para qué la queremos a ella? - volvió a preguntar divertido.

- Amo, su promesa ¿la recuerda?

- Eh... no - le respondió el Señor Tenebroso.

- Amo, usted me prometió que si le traía al niño yo me podría quedar con Hermione - le recordó Viktor.

- Cierto, pero ¿qué te hace pensar que ella no haya vuelto ya con Malfoy? - ante esto Krum, con la mirada llena de odio, enmudeció. Al cabo de unos minutos volvió a hablar - No lo permitiré. Por favor amo, deme la oportunidad de corregir mis errores, esta vez no fallaré, lo prometo - rogó el búlgaro.

- No sé, no sé... - decía Voldemort mientras se levantaba del trono y comenzaba a pasear en círculos alrededor de Krum y Katrina - ¿Quién me dice a mí que esta vez no lo estropearás todo?

- Mi señor - en esta ocasión fue Lucius Malfoy el que habló - quizás esta sea nuestra última oportunidad de secuestrar al niño sin tener que enfrentarnos con Potter y compañía.

- Sí, quizás tengas razón... Esta bien, te daré una última oportunidad, espero, que por tu bien, no falles otra vez. Soltadlo - Dos mortífagos se acercaron a Krum y lo desataron de la mesa de tortura. Este se arrodilló ante Voldemort y comenzó a besar los bajos de la túnica del Señor Tenebroso.

- Gracias amo, muchas gracias por vuestra clemencia, no os arrepentiréis lo juro - decía Viktor.

- Eso espero, ahora deja de perder el tiempo y ve a llevar a cabo tu misión.

- Sí mi señor, enseguida - Krum hizo una última reverencia y desapareció.

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Mientras en casa de los Longbottom Ginny y Draco jr. jugaban con el pequeño taller de pociones. La pelirroja estaba sentada en un sillón del salón leyendo las instrucciones, mientras le decía a Draco los ingredientes que tenía que echar para hacer una poción que volvía el pelo de colores.

- ¿Tía Gin ''zi'' echo ''eshto'' que ''paza''? - le preguntó el niño apunto de echar un bote lleno de polvos amarillos.

- ¡No Draco, no eches...! ¡PUM! - no le dió tiempo a terminar la frase, el pequeño ya había echado todo el frasco provocando una pequeña explosión. Todo la habitación se llenó de humo y ambos empezaron a toser.

- ¡cof! ¡cof! ¿Estás bien Draco? ¡cof! - le preguntó Ginny mientras abría la ventana más cercana.

- Sí tita - le respondió con una gran sonrisa - ¡Otra vez, otra vez! ¡que ''diver''!

- Eres incorregible... - le decía la chica mientras terminaba de abrir la última ventana del salón - ¿No te dije que no lo echaras?

- No te enfades tía Gin - le pidió agachando la cabeza - Ha ''zio'' ''zin'' ''quere''.

- Está bien - le contestó acercándose a él con una dulce sonrisa - Aunque quiera no puedo estar enfadada contigo mucho tiempo.

- ''Asias'' tita, eres la más ''guena'' del mundo - le dijo el niño mientras la abrazaba.

- Y tú el niño más travieso que conozco.

- Jeje, eso ''ice'' mi mami. Tita, ¿tú ''shabes'' ''ónde'' ha ido? - le preguntó.

- Ha ido a buscar a tu papi.

- ¿De verdad? - Una gran sonrisa apareció en su rostro, mientras comenzaba a saltar diciendo - ¡Viva! ¡Viva! ¡Papi vuelve!

- Sí, así que vamos a limpiarlo todo porque como venga y vea todo tan sucio y desordenado se va a enfadar contigo y se va a ir otra vez.

El niño, al oír esto, comenzó rápidamente a recoger los frascos de ingredientes que, debido a la explosión, habían quedado esparcidos por el suelo. Ginny lo observaba divertida.

- ¿No me ''ayudash''? - le preguntó Draco.

- ¿Quién lo ha ensuciado todo? - el niño bajo la cabeza y comenzó a recoger otra vez. Ginny empezó a reírse - Anda déjalo, ya lo hago yo. Tú, mientras, ve a lavarte las manos y la cara.

- Vale tita - y salió corriendo al baño, dejando a Ginny con la limpieza.

- ¡Fregotego! - dijo la pelirroja, y toda la habitación quedó como nueva.

- Será mejor que vaya a ver que hace Draco, porque como me descuide me inunda la casa - la chica estaba a punto de salir del salón para ir al cuarto de baño cuando llamaron a la puerta - ¿Quién será? Neville no llega hasta más tarde - se quedó pensando un momento en lo que le había dicho Hermione ''quieren al niño'' - ¿Y si son mortífagos? - pensó en voz alta - El timbre volvió a sonar - ¡Ya va! - gritó mientras cogía su varita y se dirigía a abrir la puerta.

- ¿Herms? ¿qué haces aquí? ¿no habías ido a buscar a Draco? - le preguntó confundida.

- Ya lo encontré - en ese instante, Draco, que se había escondido detrás de unos arbustos del jardín, salió sonriente.

- ¿Qué hay Ginny? Cuanto tiempo ¿eh? - la saludó divertido.

- Si, mucho - le respondió la chica sonriente - Bueno ¿vais a entrar o pensáis quedaros hay?

Los tres entraron al salón y Draco dejó las maletas que llevaba.

- ¿Y cómo os habéis encontrado tan rápido? - preguntó curiosa.

- Afortunadamente, el primer traslador salía a las diez. Cuando me dirigí al pasillo del que salía, me encontré con Draco. ¿Verdad amor? - preguntó la castaña. Su rostro irradiaba felicidad.

- Umm - asintió el rubio.

- Esto... Draco, te debo una disculpa, yo... - comenzó a decir Ginny.

- No tienes nada de que disculparte - le aseguró mientras se acercaba a ella y la sujetaba por los hombros - No lo hiciste con mala intención. Intentabas proteger a Hermione y te entiendo. Me gusta que tenga amigos como tú que se preocupan tanto por ella y por nuestro hijo - y diciendo esto la abrazó.

- Oye Ginny - la llamó Hermione - ¿Dónde está el niño?

- Debe estar en el baño, iba a ir a ver lo que estaba haciendo, pero justo en ese momento llamasteis a la puerta.

- Bueno voy a buscarlo para darle la sorpresa - dijo la castaña - Tú quédate aquí, verás lo contento que se va a poner cuando te vea - se acercó a Draco, le dio un dulce beso en los labios y después se dirigió al baño a buscar a su hijo.

Cuando llegó, entró pero allí no estaba el pequeño.

- ¿Ginny estás segura de que Draco estaba en el baño? - le gritó a su amiga.

- Sí ¿por qué? - preguntó.

- Porque aquí no está - al oír esto Draco y Ginny fueron corriendo a donde estaba Hermione. La sonrisa que la chica llevaba hacía solo unos instantes desapareció.

- Tranquila Herms, seguramente se ha escondido para que no lo encontremos, ya sabes lo bromista que es - intentó calmarla la pelirroja, aunque lo cierto era que ella también estaba muy asustada, ese niño era muy importante para ella, era su ''sobrinito'' y si algo le pasaba... ¡No! No le va a pasar nada se dijo a sí misma.

- Sí, Ginny tiene razón, venga, vamos a buscarlo, seguro que esta escondido en algún sitio riéndose de nosotros - dijo Draco intentando sonar seguro, pese a que en realidad no lo estaba.

Y así, recorrieron toda la casa, pero el niño no aparecía por ningún lado. Después de haber buscado por toda la vivienda repetidas veces sin ningún resultado, Hermione se dejó caer en el sofá del salón y comenzó a llorar.

- Se lo han llevado, se han llevado a mi niño, a mi pequeñín - decía entre sollozos. Ginny la abrazaba intentando consolarla, por sus ojos comenzaban a salir lágrimas.

Draco estaba furioso, no hacía más que dar vueltas por la habitación, hasta que no pudo más y abatido, cayó de rodillas al suelo, varias lágrimas silenciosas comenzaban a surcar sus mejillas. Hermione se levantó del sofá, se arrodilló enfrente de él y lo abrazó. Se llevaron un buen rato así, los dos arrodillados en el suelo, abrazándose mientras lloraban y Ginny en el sofá de la misma manera. De repente, Draco se separó un poco de Hermione y la miró a los ojos.

- Debemos hacer algo, estar aquí llorando no solucionará nada - sentenció el rubio mientras que con sus dedos limpiaba las lágrimas que recorrían las mejillas de la castaña.

- Pero ¿qué vamos a hacer? - preguntó Ginny.

- Lo primero será avisar a la orden, debemos reunirnos para organizar la búsqueda de Draco - dijo el chico levantándose del suelo.

- Draco, yo... no sé si podré soportarlo... - comenzó a decir la castaña.

- Claro que podrás Hermione - le contestó agachándose de nuevo - No estarás sola, esta vez yo estaré a tu lado. No dejaré que le pase nada a nuestro hijo, lo encontraré, te lo prometo.

Antes de levantarse le dio un beso en la frente. Después, cogió una de sus maletas y comenzó a buscar su varita. Una vez la había encontrado se dirigió a las dos mujeres.

- Escribid a Dumbledore y a los demás miembros de la orden, explicadles todo y concertar una reunión para esta misma tarde.

- ¿Y qué harás tú? - le preguntó Hermione.

- Debo ir a Ollivader para que revise mi varita. Cuando me enfrente a Zamenhof no funcionó, y no puedo ir por hay sin ella, sería muy peligroso. No tardaré, estaré de vuelta en seguida - Se acercó a la chica la beso con ternura, tratando de transmitirle seguridad. Después, con un ¡plaf! desapareció.