CORAZÓN PROHIBIDO
CAPÍTULO 1
-Oye, Gin, ¿has visto el letrero?-la joven pelirroja caminaba distrída junto a su grupo de amigas, sin prestar atención a una multitud que atrofiaba el paso.
-¿Qué anuncio?-preguntó, interesada, mirando a su amiga Nicol que era la que había hablado. Pero ella se encongió de hombros y negó con la cabeza. Se hicieron paso entre la muchedumbre y buscaron el letraro en la cartelera. Cuando lo encontraron leyeron:
¡¡FIESTA DE HALLOWEEN!
Solo para alumnos de sexto y séptimo año.
Fiesta a cargo de los prefectos de dichos años
Dia: Sábado 31 de octubre
Hora: A la medianoche.
Las jóvenes se miraron pícaramente y salieron de la multitud.
-¡SIIIIII!¡FIESTA, FIESTA, FIESTA!-exclamó Nicol, totalmente fuera de sí y saltando.
-¡Tranquila!-comentó Ginny, riéndose junto a las demás. Siguieron su camino hacia la Sala Común, cuando de repente.
-¡Hey, Weasley!-gritó una voz. Ginny se dio vuelta bruscamente, dejando flamear su furioso cabello pelirrojo y se encontró cara a cara con Malfoy. La joven dio un suspiro, cansada.
-¿Qué quieres, Malfoy?-preguntó con pesadez. El rubio se acercó al grupo de jóvenes escoltado de Crabbe y Goyle, con una sonrisa maliciosa en el rostro.
-A si que, ¿irás a la fiesta de Halloween?-comentó, tranquilo.
-¿A ti qué te importa?-le espetó Ginny, ferozmente, dándose vuelta.
-No, yo solo digo... Como me enteré que terminaste con Potter...-aseguró con voz bien alta mientras la pelirroja se alejaba con sus amigas. La joven se quedó de piedra, se le había caído el alma a los pies. Se dio vuelta bruscamente, para enfrentar al rubio, intentando retener las lágrimas que ya invadían sus ojos color almendra. Haciendo caso omiso a las personas que miraban espectantes, Ginny se acercó lentamente al rubio, mientras comentaba:
-Tienes que entender, Malfoy, que a mi me importa poco lo que tu pienses, ¿ok?
El joven la miró con una sonrisa maliciosa y se rascó la barbilla, simulando confusión.
-Pues que raro, porque no parece ser así... ¡Uy, mira!¡Ahí viene Potter!-exclamó señalando hacia el primer piso. Ginny se dio vuelta rápidamente, pero se dio cuenta que había caído en la trampa del rubio. Cerró los ojos con furia, y escuchó las escandalosas risas de Crabbe y Goyle irse junto a Malfoy a las mazmorras.
La pelirroja subió las escaleras hecha una furia y sin hacer caso al grito de "¡Espera, Gin!" de sus amigas.
Subió, subió, subió. ¿Por qué siempre aquel... aquel... aquel idiota tenía que hacerla quedar mal con todo el mundo?Estaba segura que algún día iba a llegar a matar al ricachón ese.
Entro a la Sala Común y se tiró bruscamente en un sillón. Era un sábado de otoño a la tarde. Había pasado toda la mañana junto a sus amigas jugando al Quidditch hasta que luego del almuerzo el rubio "sangre pura" tuvo que arruinarles todo, con su estúpido comentario. Él era tan insensible, incomprensivo, tan... estúpido, cara de rata, un vanidoso insoportable cuyo único objetivo en la vida era molestar a los demás.
Se levantó, furiosa, del sillón y subió a su habitación antes de que llegaran sus amigas. Sentía un nudo insoportable en la gargante y creía que la única forma de desanudarlo era descargar toda la bronca que retenía sobre el inservible de Malfoy.
Mientras tanto, en la sala común de Slythering el rubio junto con sus dos amigotes se reían a carcajadas de lo sucedido hacía unos minutos.
-¿Vieron la cara que puso?-comentó Draco e hizo una mueca algo exagerada de la supuesta reacción de la pelirroja Weasley y se sonrió cuando Crabbe y Goyle empezaron a festejar su imitación.
Se acostó en el sillón con las piernas sobre un apoya brazos y su cabeza sobre el otro. Sus amigos lo miraban con admiración, pero él tenía su mente en otro lugar... Aquél flameante cabello colorado, tan hermoso y brillante...
Se sacudió la cabeza bruscamente para alejar ese insólito pnsamiento. De pronto, dos manos le taparon la visión.
-¿Quién soy?-preguntó una voz algo chirriente, obviamente cambiada ya que habían intentado que él no adivine, pero el rubio se las sacó bruscamente.
-No estoy para bromas, Pansy-comentó y se sentó en el sillón nuevamente.
-Pues, eso no parece... Recién te estabas riendo a carcajadas con estos dos gorilas-respondió, acomodándose en el sillón junto a su amado y le empezó a acariciar el cabello. Pero Draco se levantó, intolerante, y la miró totalmente cansado.
-¡Ay, por dios!¡No seas tan... melosa!-exclamó y subió las escaleras a su habitación.
Se tiró en su cama y se tapó su rostro con las dos manos. Recorde la cara de estúpida que había puesto Weasley y se largó a reír nuevamente, aunque sin muchas ganas.
Estaban él y una mujer cuya cara no podría divisar, bailando solos en el Gran Salón al ritmo de una música lenta y melódica. Bailaban yendo y viniendo de un lado al otro al vaivén de la melodía. Draco la hacía dar vueltas, la tiraba hacia atrás pero nunca podía indentificar quién era. Seguían moviéndose según la música que escuchaban, pero de pronto se apagó y ellos se quedaron paralizados. El rostro de la muchacha había quedado entre las sombras y Draco tenía una terrible intriga por saber de quién se trataba. Por lo tanto, el joven intentó acercar el rostro de ella al suyo. Faltaba poco, cada vez menos... Ya estaba por salir de la oscuridad...
-¿Draco?-lo sorprendió una voz que venía de un lugar más lejano. El joven se sobresaltó terriblemente y se levantó de la cama como si hubiese tenido un resorte debajo suyo. Miró a Pansy Parkinson con una furia incexplicable y se le acercó dando tumbos, con los dientes apretados. La tomó por los hombros y la sacudió ferozmente.
-¿Qué quieres?-le gritó, sin poder controlarse.
-Draco, me lastimas-comentó, débilmente, la joven con lágrimas en los ojos. Draco la soltó bruscamente y se fue a sentar a su cama.
-Disculpame-le pidió el rubio con la voz ronca. Pansy se le acercó frotándose los hombros y se acomodó al lado suyo.
-¿Qué sucede, Draquito?-le preguntó, suavemente, y le tomó la mano, pero el rubio se la soltó y se alejó de la muchacha.
-Nada, dime a qué has venido-comentó, mirando por la ventana.
-Solo quería decirte que ya es hora de cenar.
-Bueno, ve... Yo ahora voy-respondió Draco y le hizo señas con la mano para que se vaya. Escuchó el ruido de la puerta al cerrarse. Dio un suspiro y se sentó en un sillón de su habitación. ¿Quién era la muchacha del sueño? Sentía como la intriga subía por el cuerpo, quería volver a soñar y a soñar hasta que descubriera el rostro de la joven. Pero no tenía sueño... No podía dormir con el estado de desesperación en el que se encontraba. Sudaba y estaba agitado. Decidió ir a lavarse la cara antes de bajar a la cena.
Caminaba distridamente por los pasillos del colegio, luego de salir del baño de prefectos. Todavía tenía su mente pendiente de aquél sueño insólito. Estaba tan ensimismado con sus pensamientos que no se dio cuenta que ya había pasado el Gran Salón. Miró a su alrededor y se dio cuenta que casi estaba por salir a los parques, por lo tanto entró de nuevo e ingresó al comedor.
Se sentó en su mesa junto con Carbbe y Goyle. Estaban comiendo en silencio, cuando Crabbe le preguntó a Draco:
-¿Con quién irás a la fiesta del sábado?¿Con Pansy?
-¡No tonto!¿No te acuerdas que él "había rompido" con Pansy?-saltó el otro. Draco puso los ojos en blanco y decidió pasar por arriba el error gramatical de Goyle creyendo que era en vano corregirlo.
-No, no iré con Pansy... Creo que iré solo-contestó y miró su sopa sin apetito-No tengo hambre, voy a los parques.
Se levantó de la silla y salió del colegio intentando no se visto por la pesada de Parkinson.
-¿Qué te pasa, Ginny?-le preguntó Nicol, en el cuarto de ellas cuando se dio cuenta que la pelirroja estaba algo decaída.
-Nada-contestó la muchacha, con la voz ahogada por las almohadas. Su amiga la dio vuelta delicadamente y le sonrió.
-¡Dale, Ginny!¡Te conozco bastante como para saber que no estás bien!¿Es por lo de hoy con Malfoy?
Ginny se sentó en la cama al lado de su amiga. Dio un suspiro antes de empezar a hablar.
-Bueno, OK... Estoy pensando en Harry, no me lo puedo sacar de la cabeza.
-Para mi tendrías que haberle dicho que sí a Brian cuando te pidió de ir con él a la fiesta de Halloween-comentó Nicol, corriéndose un mechón morocho de su rostro dejando lucir sus hermosos ojos azules-Es una buena forma para olvidarte de Harry, además, vale aclarar que Brian está... RE-BUENO!
-Voy a ir sola a la fiesta-contestó la pelirroja sin hacer caso al último comentario y se levantó, dirigiéndonse a la puerta-Vamos a cenar, tengo hambre.
Nicol la siguió con pesadez y murmuró un "¡Qué testaruda!" para que solo ella lo escuche.
Entraron al Gran Salón, justo cuando Malfoy salía. Este solo las miró con una sonrisa irónica, pero siguió su camino mientras que las jóvenes se fueron a sentar a su mesa junto al hermano de Ginny.
-¡Hola!-las saludó, alegremente. Nicol intentó disimular el repentino color rojo de sus mejillas. La pelirroja sabía que su amiga estaba profundamente enamorada de su hermano, pero también sabía que él estaba profundamente enamorado de Hermione y que ella le correspondía. Por lo tanto, no podía ayudar a Nicol aunque quisiera ya que Hermione tambiñen era su amiga.
-¿Qué haces aquí solo, Ron?
-Hermione se quedó estudiando y Harry...-miró a su hermana y se mordió un labio.
-¿Qué?¿Está invitando al baile a alguna de sus admiradoras?-preguntó, Ginny, bruscamente. Ron asintió con la cabeza, lentamente e intentó desviar el tema de conversación. Pero al joven pelirroja ya no participaba, se había quedado ensismismada en aquel recuerdo del día en el que ella y Harry terminaron... El joven se había preocupado más por las chicas que lo perseguían por ser "El niño que vivió" que por ella y eso a Ginny le molestaba demasiado y por eso terminaron.
-Harry, creo que nosotros no podemos estar más juntos-le había comentado.
-Como quieras-había respondido, simplemente. Ginny lo miró ofendida y sorprendida y subió a su habitación dando un portazo y, a la mañana siguiente, ni siquiera le respondió el saludo al morocho.
-Ginny, ¿tu qué crees?-la pregunta de Ron la hizo volver a la realidad. La joven pelirroja sacudió la cabeza y miró a su hermano y, luego, a su amiga.
-Lo siento, no tengo apetito... Voy a los parques-comentó y salió del Gran Salón.
Caminaba por los oscuros parques, aturdida en sus pensamientos. Se sentó bajo un árbol a la orilla del lago, sin darse cuenta que alguien la estaba mirando.
