CAPÍTULO 2
Seguía con
la mirada perdida en el lago. Fue cerrando lentamente los ojos, sin
poder sacar de su cabeza la imagen de Harry...
-Hola,
Ginny-le susurró una voz en su oído derecho,
produciéndole un escalofrío en todo el cuerpo. La joven
se sobresaltó y descubrió unos ojos verde esmeralda
clavados en los suyos.
-¿Qué
quieres?-le preguntó sin poder retener la bronca y devió
la mirada ya que la incomodaba bastante. pero sintió la
sonrisa de Harry y el rose de sus labios en su mejilla al sentarse
junto a ella.
-Creo que tenemos que hablar-le
contesté y le tomó dulcemente con la mano su barbilla
para que lo mire. La joven intentó evitarlo, pero no pudo.
-Yo
creo que no, creo que está todo muy claro-contestó y
quiso pararse, pero el joven la agarró de la mano y la obligó
a permanecer sentada junto a él. Ginny se soltó
bruscamente, pero se quedó allí.
-Gin,
perdoname, por favor...-empezó Harry, mirándola
fijamente.
-No, Harry, ¿no lo entiendes?Me
heriste y esa herida va a costar cerrarse...
-Pero...
-Pero
nada, Harry, vete... por favor-pidió la pelirroja y se secó
una lágrima que había empezado a brotar de sus ojos. El
joven se levantó, lentamente, y se alejó de Ginny. Ella
se tiró bruscamente contra el árbol y se tapó
con las manos su rostro. De pronto, sintió que una persona se
paraba al lado suyo. "¿Qué no entendió de
la palabra 'vete'?", pensó la pelirroja pero cuando se
destapó la cara descubrió que no ea Harry...
-¿Qué
haces aquí, Malfoy?-le preguntó, con las cejas
arqueadas.
-Nada solo que et vi discutiendo con
Potter-le respondió con una sonrisa maliciosa. La joven se
levantó y se paró al frente del rubio ya que se sentía
algo incómoda sentada con Malfoy delante.
-¿Y?-prosiguió
ginny, encogiéndose de hombros.
-Nada,
solo venía felicitarte ya que sos la primera chiac que lo
rebota-comentó el rubio con una sonrisa más
pronunciada.
-¡Ay, me siento muy
halagada!-se burló la pelirroja, de forma irónica, y
suspiró resentida, cruzándose de brazos. Malfoy la miró
más detenidamennte.
-¿Qué
miras?¿Acaso tengo monos en la cara?-le espetó
Ginny.
-No, tienes pecas del tamaño de un
mono-contestó el rubio y se fue de allí, riéndose
escandalosamente y dejando a la pelirroja con la boca abierta.
-Pe...
pero... AAHHHH!-exclamó Ginny llena de bronca, tocándose
la cara. Y salió corriendo, pasando a Malfoy, en dirección
al colegio.
Draco vio pasar una
ráfaga colorada por al lado suyo y sonrió.
-Pobresita,
la traumé con sus pecas del tamaño de un mono-bromeó
el rubio y siguió su camino hacia la Sala Común. Entró
al vestíbulo y bajó a las mazmorras cuando, de repente,
alguien lo estroló contra el muro de piedra del corredor y lo
tomó de la túnica fuertemente.
-¿Qué
hacías con Weasley en el parque?-bramó Pansy Parkinson,
acorralándolo contra la pared.
-¿¡Qué
te importa?-exclamó Draco y la empujó para poder
librarse. Se acomodó la túnica porque se había
arrugado y siguió su camino.
-Draco...
Draquito...-lo llamó la joven desde el piso. El rubio se dio
vuelta apesadumbrado.
-Pansy, entiende una
cosa... Nosotros dos ya no somos nada, no estamos saliendo...
Entiéndelo-le pidió el joven, harto de repetírselo
miles de veces, mirándola desde arriba. A la muchacha se le
llenaron los ojos de lágrimas y se levantó,
lentamente.
-Muy bien, ve con Weasley-comentó.
Le chocó el hombro al dirigirse a la Sala Común,
corriendo y lagrimeando para llamar un poco la atención. Draco
puso los ojos en blanco y prefirió seguir su camino por otro
lugar ya que no quería soportar los llantos de Pansy en la
Sala Común.
Decidió pasear
por los oscuros pasillos del colegio. Como era prefecto y de séptimo
año, no tendría ningún problema dn andar solo
por allí. Recordó momentos oscuros en los que su padre
lo obligaba a pertenecer al lado de los malvados seguidores del
Inombrable, pero ya no... Él era mayor de edad, ahora, y
podría manejarse por sí solo, no tendría que
concretar los absurdos mandatos de su padre, aunque esto lo llevara a
una temible pelea familiar. Pero no le importaba, quería
terminar con todo eso y comenzar una vida nueva...
Por fin el día
de la fiesta llegó. Draco se preparaba, alegremente, en su
habitación. Los prefectos, como eran los organizadores del
evento, tenían que ir disfrazados de acuerdo a su casa, con
algo característico de Halloween (por supuesto que no valía
brujas y magos). El joven se vistió de vampiro. Por suerte, no
tuvo que pintarse el rostro de blanco ya que el de por si era
pálido.
Se
miró en el espejo y lo que el devolvió la mirada no era
Draco Malfoy, era un auténtico vampiro: lucía una
túncia negra, con cuello rojo sangre y debajo de esta un traje
negro oscuro; el pelo estaba peinado para atrás y se lo había
teñido de negro con una posión; dos largos colmillos
salían de su boca (esto lo había logrado gracias a un
simple hechizo) y chorreaban sangre. Draci-vampiro sonrió y se
tapó todo el cuerpo hasta los ojos con la túnica.
-Lor
Malfoy, un gusto-bromeó y soltó la túnica
dejándola flamear libremente-Muy buen trabajo, lo único
que falta es que ya no me vea en el espejo.
Se
rió de su propio chiste y guardó la varita en un
bolsillo. Luego, salió de su habitación. A cada paso
que daba, la túnica hacía un "frú-frú"
insoportable que lo irritaba bastante. Entró al Gran Salón
donde ya estaban todos los prefectos: habían quedado en que
los de Ravenclaw se disfrazaban de hombres-lobo, los de Huffelpuf en
banshes, los de Gryffindor en fantasmas y los de Slythering en
vampiros. Gracias a Granger, los de la casa de los leones lograron
parecer verdaderos fantasmas: parecía como si se estuviesesn
por desvanecer cuando les hablaban y, ademas, flotaban en el
aire.
Ayudó a acomodar algunas
calabazas en el aire y dejó entrar a murciélagos en el
comedor. Con ayuda de otros, mandó a las cocinas las largas
mesas de cada casa y en su lugar hizo aparecer mesitas redondas con
muchos sillones rojos a su alrededor. En cada mesa, había una
gran calabaza con una vela dentro que iluminaba tenebrosamente el
lugar.
Llegó la hora de la fiesta.
La gente fue llegando de a poco con túnicas de todos colores y
ropa para bailar ya que no era formal.
Draco
se sentó en un banquito en la entrada mientras controlaba que
sean solo de sexto y séptimo año. Vio llegar al grupo
de Weasley, riéndose acaloradamente,
-Pasen-gruñó
el rubio. Luego de quedarse allí sentado, le cedió esa
tarea a uno de Huffelpuf. Se fue a una mesa junto con Crabbe y
Goyle.
-Hola, Draco-lo saludaron cuando lo vieron
llegar. El muchacho se tiró en un sillón y apoyó
un codo en la mesa.
-Quedó bien la fiesta,
¿no?-comentó mirando a su al rededor.
-Si-aseguraron
y los dos se miraron cómplices. Draco los observó y
arqueó las cejas.
-¿Qué les
pasa?-preguntó, sorprendido.
-Habla tú-le
pidió Goyle, sonriendo, y tomó un generoso pedazo de
tarta de meleza de la mesa.
-Te queriamos hacer
una propuesta-respondió Crabbe, con una sonrisa maliciosa,
haciéndose el intelectual lo que obviamente no le salía
muy bien...-¿Qué tal si para divertirnos un rato no te
buscas alguna chica?
Draco lo miró,
frunciendo el entrecejo.
-¿A qué te
refieres?-le preguntó, acomodándose mejor en la
silla.
-Me refiero a que enamores a una chica y
salgas con ella por... tres meses... y luego, la dejas-le respondió
acecando su rostro a de Draco.
El rubio
sonrió pícaramente.
-¿Y si
lo logro?-volvió a preguntar, alejándose de Crabbe, ya
que le daba asco su cara llena de granos.
-Si lo
logras... Haremos que Pansy te deje en paz.
-Ajá,
me gusta...
-Pero, si no lo logras... Haremos que
Pansy se te tire encima, no te deje nunca solo, te siga a todos
lados...-prosiguió Crabbe, emocionado.
-Bueno,
está bien, acepto-lo interrumpió Draco y agregó-¿Quién
sería la chica?
Los otros dos
miraron a su al rededor en busca de alguna candidata y Goyle le
susurró algo en el oído de su amigote quien se rió
estúpidamente.
-Sería... Ginebra
Weasley.
Draco finjió sonreir
maliciosamente, ya que sintió un vuelco en el estómago.
-OK...
presa fácil-aseguró y se apoyó contra el
respaldo de su sillón, observando a Weasley.
-Malfoy te está
mirando, Gin-comentó Lorena, una de sus amigas, sonriendo. La
pelirroja se dio vuelta y descubrió al rubio quien le sonrió
de una forma extraña.
-¿Qué
hace?-comentó Ginny, mirando a sus amigas, sorprendida. Ella
se encogieron de hombros, sin saber qué responder.
-¡Oh,
chicas!¡Vamos a bailar!-propuso Nicol, levantándose
rápidamente del sillón-Esta canción me
encantaa!
-OK, vamos-exclamó otra de las
chicas y fueron a la pista de baile, muy contentas, y comenzaron a
bailar en grupo una música muy movida de las Brujas de
Macbeth.
Alguien le tocó el hombro a
la joven pelirroja quien se dio vuelta sin dejar de moverse, pero se
quedó de piedra al descubrir a Malfoy.
-¿Bailas?-le
preguntó, tendiéndole una mano. Ginny lo miró
sin saber qué hacer, pero Lorena la empujó contra el
rubio para que baile con él.
Malfoy
se movía bastante bien comparándolo con otros chicos.
La joven estaba algo resentida y estaba muy incómoda, pero
pudo bailar aunque no como ella solía hacerlo.
Nicol
y Lorena fueron a buscarla.
-Discúlpanos
un segundo, por favor-pidió Nicol, dirigiéndose a
Malfoy, y las dos se llevaron a Ginny.
-Escúchame,
Gin, tu eres una excelente bailarina y... ¡ESTÁS
BAILANDO CON UNO DE LOS CHICOS MÁS LINDOS DEL COLEGIO COMO SI
FUERAS... NO SE... PANSY PARKINSON!-comentó Lorena, haciendo
una extraña mueca como si fuese un pecado.
-A
si que... ¡no puedes estar así!¡Tienes que moverte
como tu sola sabes hacerlo!-prosiguió Nicol, bailando al ritmo
de la música.
-Y es solamento un
baile-agregó Lorena. Ginny las miraba a una y a la otra y se
hechó reír.
-Bueno, está
bien... Bailaré como solo yo lo hago-respondió la
pelirroja, sonriéndoles y regresó con
Malfoy.
-¿Seguimos?-le preguntó y
bailó muy liberada y muy bien, como si el rubio fuese un gran
amigo suyo.
De pronto, la música
pasó de movida a lenta. Ginny miró a Malfoy,
mordiéndose el labio inferior, pero recordó lo que le
dijeron sus amigas. "Es solo un baile", pensó. El
rubio la tomó por la cintura acercándola contra si y
ella lo rodeó con sus brazos, el cuello y comenzaron a bailar
al ritmo de la música dando vueltas... Malfoy la estaba por
hacer dar una vuelta con su brazo pero... de repente, alguien lo dio
vuelta a él, bruscamente. Era el hermano de Ginny, Ron, quien
lo miraba con la cara roja tomate.
-¿Qué...
qué haces con mi hermana?-logró gritar el pelirrojo,
fulminando al rubio con la mirada. Ginny lo miró,
harta.
-Nada, solo bailaba-respondió el
joven. Ron estaba por seguir con sus estúpidas acusaciones de
hermano guardián, cuando Ginny se interpuso entre él y
MAlfoy.
-Déjame en paz-le espetó al
pelirrojo que la miró sorprendido.
-¿Cómo
"déjame en paz"?¡Ginny, no me digas que vos
querías bailar con este... con este idiota!-exclamó.
Todo el mundo los miraba. La joven pudo descubrir a Harry entre
ellos.
-No se si quería...-se escusó
Ginny, poniéndose nerviosa y le grito-¡Pero, tu Ronald
Billius Weasley, no tienes ningún derecho a comportarte de esa
manera!¿Por qué siempre me haces quedar mal con todos
por tus celos incontrolables?
se produjo un
oprimento silencio. Esta vez, Ron se puso rojo de la verguenza y no
de la furia y miró a su hermana.
-Pues
yo... ehh...-balbuceó.
-¡Basta,
Ronald, déjame en paz!-chilló la joven y salió
del Gran Salón sintiendo como todas las miradas la
seguían.
-Wea... ¡Espera, Ginny!-era
Malfoy que la había seguido luego de la pelea hacia el
vestíbulo. La pelirroja se dio vuelta bruscamente en el tercer
escalón de la escalera, con los ojos abiertos de par en
par.
-¿Me dijiste... Ginny?-le preguntó,
bajando las escaleras hasta él. El rubio la miró,
sonriendo.
-Pues, ¿cómo te llamas
acaso?-le preguntó, bromeando. Ginny se quedó callada,
algo incómoda, sin saber qué decir.
-Ginny...
yo...-empezó Malfoy.
-No, espera... Yo
quería disculparme por la reacción de mi hermano-lo
interrumpió y aregó-Voy... voy a mi Sala Común.
Y
antes de que Malfoy dijera o haga algo, subió corriendo las
escaleras y desapareció de la vista. "¿Qué
fue eso?", pensó caminando por el sexto piso, más
relajada. "¿Malfoy llamandome por mi nombre?""No,
no puede ser...". Entró en la Sala Común y se tiró
en un sillón, todavía muy confundida.
-No
entiendo nada...-murmuró.
-Nosotras
tampoco-contestaron unas voces al unísono. Eran sus amigas que
entraron detrás de Ginny y se sentaron junto a ella. Las miró
con las cejas arqueadas.
-Yo te diré lo
que pasa: Malfoy gusta de ti-comentó Nicol, cruzándose
de brazos. Algunas asintieron, confirmando lo que ella decía;
otras, en cambio, rieron entre ellas, Ginny.
-¡Ay,
Nicol!Deja de decir estupideces...-respondió Ginny. La morocha
se encogió se hombros y se tiró contra el respaldo de
su sillón.
-¡Para mi es así!¿Por
qué crees que te sacó a bailar?-se escusó la
joven, mirando a las otras chicas en busca de ayuda.
-Yo
estoy con Nicol, es obvio que está re-atrás
tuyo-aseguró Lorena, sentándose en el apoya brazos del
sillón de la pelirroja. Algunas jóvenes murmuraron
cosas para afirmar el comentario. Ginny se mordió el labio
inferior, negando con la cabeza. Se levantó y estaba a punto
de subir las escaleras, cuando escuchó que alguien la
llamaba.
-Espera ahí, Ginny.
Draco bajó
las escaleras a las mazmorras, sintiendose un terrible idiota. Entró
en la Sala Común y subió a su cuarto. Estaba muy
cansado y agitado. Se quitó el disfraz lo más rápido
que pudo y se tiró en su cama en ropa interior.
Inmediatamente, se durmió.
Bailaba,
bailaba, bailaba. Parecía que los pies de aquella desconocida
joven se movían solos.
"Un, dos
tres... Un, dos tres", murmuraba suavemente la muchacha con la
voz extrañamente tapada. Draco dejó de observar los
coordinados movimientos de sus pies, para observar el rostro de la
muchacha... Pero este estaba tapado por un pañuelo rojo que lo
cubría hasta los ojos, aunque la oscuridad tampoco dejaba
divisarlos. El joven se paró en seco porque sentía una
ansiedad irremediable que iba en aumento. La desconocida lo imitó
y el rubio sintió su inquisidora mirada. Draco tomó los
bordes del pañuelo y los empezó a desanudar. Pero la
muchacha tomó sus manos y negó con la cabeza.
"Aún
no", le murmuró en su oído, erizándole los
cabellos de la nuca.
