Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de Assilem33, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from Assilem33, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic


17. Bella Swan

Para cuando llegamos al restaurante de los Henderson, estoy sudando a mares con todo el calor corporal. Estoy pegada al lado de Edward, lo cual no es una dificultad, pero todo el aire caliente aquí es demasiado.

Cuando Harold abre la puerta, respiro ese aire casi invernal.

Mmm.

—La cena estuvo encantadora —indica Henrietta—. Me alegro de que te atragantaras y nos conociéramos, querida.

Edward se ríe y le doy una palmada en el brazo a Henrietta.

—Me alegro de haberme atragantado también. Nos vemos, Harold.

—Ustedes dos váyanse con cuidado —ordena, haciendo que mi corazón se ponga cálido y acogedor—. Te estaremos esperando en Navidad. No quiero decepcionar a Effie.

—Estaremos aquí —promete Edward, haciéndome mirarlo por encima del hombro. Sonríe cuando miro sus ojos.

Mierda.

La puerta se cierra y Henrietta saluda hasta que los dos están en su propio vehículo y escondidos dentro. Cuando se van, siento que finalmente puedo respirar.

—Bueno... —comienzo, sin atreverme a escabullirme de mi lugar—, eso fue divertido.

Edward comienza a reír y yo me giro para verlo, mi sonrisa se siente como si fuera demasiado grande para mi cara.

—Lo fue. Oye —dice, poniendo un brazo alrededor de mi hombro y tirando de mí hacia su costado—, también me alegra que te hayas atragantado.

—Qué dulce —murmuro—. Me alegro de que estuvieras allí para salvarme. Oye, tengo una idea. Vamos a ver las luces de Navidad.

—Es Acción de Gracias.

—¡Y qué! Apuesto a que ya hay luces de Navidad encendidas.

—Pensé que no celebrabas la Navidad.

—Bueno, no son mis luces navideñas. Vamos, te compraré un chocolate y hasta te mantendré caliente cuando tengas frío.

Él niega con la cabeza y saca una chaqueta de detrás de su asiento, luego se saca su sexi suéter de portada por la cabeza y lo desliza sobre la mía, y no voy a mentir, lo huelo de una gran bocanada.

—Hueles bien.

—Tú también.

Una vez que se pone la chaqueta, abre la puerta, se desliza de la camioneta y extiende la mano.

—Vamos a buscar las luces de Navidad —accede, haciendo comillas en luces de Navidad.

—¿Por qué haciendo comillas? No lo entiendo.

—No habrá luces de Navidad.

—¿Quieres hacer una apuesta? —reto, oliendo el cuello de su suéter.

Él me mira hacerlo y quiero sentirme avergonzada, pero he pasado la etapa de la vergüenza. Estoy en la etapa cinco de apegada.

—¿Qué voy a ganar?

—No ganarás, pero te complaceré. ¿Qué quieres?

Agarra mi mano y nos hace caminar por la calle.

—Lo pensaré, mantén los ojos abiertos para ver algunas luces. No queremos perdérnoslas.

—Te vas a comer tus palabras —le digo, apoyándome en su calidez.

Caminamos por la calle principal y le compro un chocolate caliente como le prometí, y odio admitirlo, pero aún no hemos visto las luces de Navidad. Sin embargo, la noche aún es joven.

—Sé lo que quiero —comenta Edward, una vez que cruzamos la calle.

—No importará, pero está bien. ¿Qué es?

—Si gano, serás tú quien me proponga matrimonio.

Me detengo en seco y lo miro. Habla completamente en serio.

—¿Qué?

—Sí, si gano, en Acción de Gracias del próximo año, me vas a pedir que me case contigo.

—Estás bromeando. —Me río y él me sonríe, no está bromeando.

—No te preocupes. Tendrás todo un año para planificarlo y hacerlo realmente especial.

Sigue caminando, arrastrándome con él, y mis ojos están llorosos por lo mucho que los tengo abiertos en busca de una sola casa con sus luces navideñas encendidas.

Cuando regresamos a la camioneta roja y no hemos visto luces, estoy bastante sorprendida.

—Te vas a arrepentir del día en que me apostaste a una propuesta. En esta fecha, el año que viene, me vas a rogar que te deje en paz. Solo espera y verás.

Edward se ríe, me da un abrazo y besa la parte superior de mi cabeza.

—Voy a esperar y ver.

—Solo cállate y bésame de nuevo —demando, mirando su lindo rostro.

Él sonríe y me mira con adorables ojos entrecerrados antes de inclinarse para envolver esos labios alrededor de los míos como un regalo anticipado de Navidad.

Adivina quién celebra la Navidad este año.


Y así llegamos al final de esta historia. Quedan dos epílogos contados por Bella y luego por Edward.

Cuéntenme en un review si les gustó la historia, estaré esperando sus comentarios ;)