Helloito!
Pues aquí ando con el tercer chap. Se que tardé mas de lo debido, pido una disculpa y le hecho la culpa a la tarea. Muxas gracias a Momiji, que bueno que te gustó y a Sakura-granger, jeje, no te preocupes todo (bueno "todo" hasta el final) se irá aclarando en los siguientes capítulos, solo espera…
Y después de los rr (aunque solo sean dos, con eso me basta) ahora si, a leer
ACLARO: Este capítulo también esta raro.
CAPITULO III
Carta
Amanece en Paris. Los primeros rayos solares acarician los edificios más altos de la ciudad, mientras que poco a poco, las calles comienzan a llenarse de gente y vehículos cuyos ocupantes parecen algo desesperados por llegar a algún lugar. Y en un departamento, algo apartado de todo ese bullicio, en una zona que a muy poca gente apetecería visitar, también inicia una nueva jornada, que sin embargo varia a la de la gente de la ciudad: su habitante no se preocupa por salir trabajar, o por llevar a los niños a la escuela, solo espera, no ha dormido en toda la noche, el niño prometió llegar la noche anterior, y aun no lo hace. Unas oscuras ojeras lo hacen ver mas demacrado y viejo de lo que realmente es, necesita tranquilizarse, ya llegará… Pasa la mano por el pálido cristal de la ventana apartando el vapor formado en ella, el sol esta fuera ya casi en su totalidad. Al fondo de la calle divisa una silueta: delgada, desalineada… Sabe quien es, su semblante cambia completamente. No lo demuestra, pero ese niño, es todo lo que tiene.
Sonó el despertador. Eran las 7 de la mañana, una mano fuerte se extendió de en medio de las sabanas para apretar el botón del aparato y desactivar ese desagradable sonido. Permaneció algunos minutos recostado, frotándose su rubio y alborotado cabello, tratando de desperezarse y repasando mentalmente lo que el día le tenía deparado. Sin pensarlo dos veces, se puso de pie y se dirigió hacia el baño. Al entrar en el no pudo notar una pequeña nota pegada en el espejo, pero lo hizo una vez que salio. Sabia de quien era, la caligrafía la delataba, tomo la hoja y leyó el contenido.
Hola amor, gracias por todo, no quise despertarte
Regreso en dos días.
Piensa lo que te dije de Londres.
Te amo
G. W
Una picara sonrisa se dibujo en su rostro "gracias por todo", era él el que debía agradecerle, y no precisamente por la nota, sino por la noche anterior. Era imposible imaginar que ya llevaban mas de tres años saliendo, y la magia en ellos no se acababa, ella siempre tenia algo nuevo con que sorprenderlo y el no se quedaba atrás. Todo esto pensaba mientras se vestía, y quince minutos después sumergido en sus pensamientos, se abotonaba el último botón de la camisa reflejándose en un elegante espejo de media luna. Después de eso se dirigió una ultima mirada, tomo su saco y salio de la habitación hacia su estudio, necesitaba hacer algunas llamadas antes de salir.
- Disculpe señor, buenos días,- lo llamo una voz a sus espaldas mientras caminaba por uno de los pasillos de la mansión- recibió una carta…al parecer es del señor Alucahr… creo que es urgente- continuó una vez que el hombre se girara frente a ella.
-Buenos días Helen, ya sabes que no me gusta que te dirijas a mi tan formalmente, déjate de protocolos- sonrió cortésmente a su "sirvienta"-, y la carta, déjala sobre la mesa, en un momento bajo, gracias.- después de darle un beso en la mejilla se dispuso a continuar su camino, pero de nuevo fue interrumpido.
-Ah, y por cierto, desayunara aquí o afuera? – pregunto Helen
- No te preocupes, saldré, así que prepárate algo rico de desayunar…y… de pura casualidad sabes a que hora se fue.?
- Se refiere a su novia? – pregunto Helen sabiendo la respuesta y poniendo cara de disgusto.
- Si Helen, me refiero a ella, y quita esa cara… nunca habías tenido ningún problema con alguna de mis novias. ¿Por qué con ella si? No creo que te haya hecho algo… pero si es así dímelo, yo hablaré con ella.
- No, no es nada de eso, al contrario, creo que ella es aun persona muy educada y gentil, además de bonita, pero no creo que sea la indicada para usted.
- Bueno, eso solo el tiempo lo dirá… aunque ya llevamos mas de tres años, creo que ya se ha dicho mucho…- finalizo en un susurro mas para él que para Helen.
- En ese tiene razón…solo el tiempo lo dirá- contesto Helen antes de darse la vuelta y retirarse.
Helen era como una segunda madre para él, creció con ella, su nana… Desde pequeño, su vida estuvo rodeada le lujos, y cómo no iba a serlo , si era el único hijo de una pareja dueña de una de las empresas electrónicas más importantes de Canadá y aunque nunca le faltó el amor de sus padres, siempre fue necesario que hubiera otra persona que se encargara de el: Helen. Así que Helen era parte de su familia, su única e incondicional compañera desde que sus padres murieron y hasta antes de conocerla a ella. La mujer (Helen) no tenia mas de 50 años, no sabia exactamente su edad, pero no se le notaba mas que eso, nadie que la viera por primera vez notaria que fuera una simple empleada (literalmente), su porte altivo y elegante hacían que incluso pareciera la madre de Alberich (si, si, si…ese es el nombre del tipo), canas tenia muy pocas y se disimulaban aun mas al revolverse con el resto de su cabello azabache que generalmente llevaba suelto y en ocasiones sujetado solo en un elegante moño por debajo de la nuca, rasgos que le daban aun mas "misticismo", en palabras del propio Alberich.Casi desde que le presento a Ginny, había tenido cierta antipatía ante ella, y no es que Helen se mostrara más sonriente y cariñosa con las otras, pero Alber sabia que en el fondo algo había en su novia que a su nana no terminaba de convencer. En fin, algún día lo sabría, y Helen tendría que acostumbrarse a ella, pues era la mujer con quien pensaba compartir el resto de su vida.
Siguió andando, el estudio se encontraba en el ala izquierda de la casa, bastante alejada de su habitación, no le gustaba mezclar su vida privada con el trabajo, y esto era clara muestra de ello. Abrió la puerta de roble y frente a el se erguía un amplia sala iluminada en esos momentos solo por los rayos del sol, que se colaban por entre las cortinas que cubrían parte de un ventanal situado de frente a la puerta y que respaldaba el escritorio. La decoración del lugar era elegante y sencilla, conservaba toques aristocráticos acorde con la casa pero no llegaba a lo ostentoso y exagerado. Conservaba casi las mismas características que tenía cuando, en la silla principal, no se sentaba el, sino su padre: Anthon Aldwing. Decidió conservarlo así después de su muerte. Entró apaciblemente directo al escritorio, necesitaba su agenda, abrió uno de los cajones en donde la había dejado la noche anterior. No estaba. Busco en cada uno de los otros cajones, por encima del mueble pero nada. No le preocupo demasiado en esos momentos, no era urgente llamar en ese instante, sin embargo, debía encontrarla pues tarde o temprano la necesitaría. Se recargo unos segundos en el escritorio, cerro los ojos para tratar de recordar una ultima vez si la había movido por accidente. No, definitivamente la había dejado ahí. Una pequeña brisa a sus espaldas lo saco de sus pensamientos y le hizo abrir los ojos instintivamente, ninguna ventana estaba abierta. En fin, decidió dejar el asunto por terminado en esos momentos, se dispuso a salir de la habitación, olvidando por poco su saco, se volvió al escritorio para encontrar sorprendentemente que encima de la prenda se encontraba la agenda, intacta. La miro unos instantes ¿Qué diablos hacia ahí? Cosa extraña sin duda, pero que no le hizo perder el tiempo ideando suposiciones ilógicas que no llegarían a nada, como le sucedía anteriormente que sucesos similares le ocurrían. Ya no era novedad. Tomo en cuadernillo y el saco, ya no le daría tiempo de llamar. Se dirigió al comedor en donde estaba Helen, le entrego la libreta, para pedírsela mas tarde, no se arriesgaría que otro incidente sucediera.
- No se le olvide eso- recordó Helen antes de que se marchara y señalando hacia la mesa.-
-OH, es cierto- contestó Alber con una media sonrisa tomando el sobre- ¿Qué haría sin ti?- y le dio de nuevo un tierno beso en la mejilla.
- No¿Qué haría yo sin ti?- escuchó Alber a Helen antes de salir del lugar.
Frente a la puerta principal ya se encontraba su Porche, plata e impecable, digno de él. Subió a el y salio de los terrenos de la mansión. Se encontraba algo apartada de la ciudad y de su centro de trabajo. Era sábado, no había porque apresurarse demasiado, el tráfico estaba tranquilo, por lo que en menos de 20 minutos estaba ya frente a un pequeño café en una de las calles del centro. El lugar contaba con estacionamiento. Bajo del auto y se puso el saco guardando el sobre de Alucahr en la bolsa interna de este. El local estaba semivacío, a las nueve y media de la mañana y en ese día de la semana, no era extraño. Permaneció unos instantes de pie en el marco de la puerta buscando con la mirada a su colega. Aun no estaba, obvio, faltaba media hora para que diera la hora en que acordaron verse. Pidió una de las mesas junto a la ventana la cual se la dieron enseguida, siendo "cliente frecuente" del lugar, la mayoría de los empleados lo conocían. No pidió nada, tomo uno de los periódicos de la entrada para entretenerse mientras esperaba. Nada fuera de lo normal: política, deportes, finanzas… al parecer el viernes había sido un día demasiado tranquilo en Canadá, y los encabezados solo destacaban parte de las eternas disputas entre los partidos políticos y un que otro chisme holliwoodense, nada mas. Miró su reloj, apenas habian trascurrido 15 minutos, colocó sus brazos detrás su cabeza recargándose en ellos. Recordó la carta de Alucahr, la saco de la bolsa y la observo detenidamente: siempre igual, siempre la misma austeridad, no era más que un sobre negro sellado con una estampilla en el centro de la cual se dibujaba una "S" color dorado. La abrió enseguida, naturalmente solo contenía una hoja amarillenta en la que a simple vista solo habían escritas unas cuantas líneas. Bajo la mirada para leer el contenido.
Alberich:
Se que estas bien, pero corres peligro.
No vayas a Londres. Cancela todo lo que tengas que hacer en Europa
Pero sobre todo, aléjate de ella.
Alucahr
¿Qué¿Como se atrevía a escribirle solo para eso, después de casi 5 años sin recibir nada de el, lo único que le mandaba eran recomendaciones inútiles y sin sentido. Era cierto que Garritz y el no tenían una relación muy estrecha, ni amistosa, ni de trabajo. Por mucho tiempo pensó que se trataba de algo familiar, o así se lo hizo creer Alucahr . "Soy amigo de tus padres" Si, claro, un niño de 5 años lo cree enseguida, pero no un adolescente de 16 años, que fue cuando Alber dedujo que todo eso era falso. Sus padres nunca lo mencionaron ni Alucahr a ellos. Pero entonces… ¿Quién era? La pregunta vago por su mente durante algunos años. Pero finalmente desistió de conocer la respuesta. Conocía a aquel hombre desde que tenía uso de razón, ni siquiera recordaba cuando había sido la primera vez que lo vio, pero ahí estaba, dentro de su lista de conocidos. De pequeño sus visitas eran mas frecuentes, pero siempre eran rápidas no pasaban de 10 o 15 minutos un par de veces al año, y sus conversaciones eran simples y ásperas. Alucahr preguntaba y el contestaba. Nada importante o relevante, nada que pusiera al descubierto parte de su vida privada, solo cosas generales. "Ya vas a la escuela?" "¿Qué te regalaron de cumpleaños?" y la innumerable lista de recomendaciones: no vayas con extraños, obedece a Helen, etc. Jamás demostró cariño, estima sí, pero no algo mas fraternal. Entonces porque el interés de aquel hombre en él. Demasiadas preguntas rodeaban la identidad de ese sujeto. ¿Cómo conocía a Helen¿Qué sabia el de su cumpleaños?...
Pero en ese momento, lo que más intrigaba a Alber era el hecho que Alucahr estuviera enterado al pie de la letra de toda su vida personal y laboral: las entrevistas en Europa, la posible visita a Londres, pero sobre todo Ginny. Como se podía haber enterado? Y mas aun ¿Cómo se atrevía a prohibirle tal o cual cosa? Y a ella. Como si fuera un muchacho inmaduro que no supiera cuidarse solo. Que "estaba en peligro" , eso cualquiera, todo mundo esta propenso a algo. No, era un hombre hecho y derecho de 27 años y con una novia encantadora a quien no pensaba dejar por las estúpidas ocurrencias de un viejo loco.Estaba tan ensimismado que no noto cuando alguien por detrás del cristal le hizo señas durante algunos segundos y ni siquiera cuando esa misma persona se planto frente a la mesa observándolo divertidamente. Fue hasta que ese mismo hombre le dio unas palmaditas en el hombro en forma de saludo, que Alber volvió en sí.
- Hola amigo ¿Ya estas aquí?- pregunto un tipo moreno clavando su oscura mirada en los ojos celestes que tenia enfrente, a tiempo que jalaba la silla para sentarse- Porque si quieres te espero otro rato- finalizó sonriente.
- Ah…oh.. si hola Jason- respondió con total naturalidad, al parecer las palabras anteriores no habían hecho efecto.
- Trabajaste hasta tarde o que?- cuestionó de nuevo Jason al notar la cenicienta actitud de Alber.
- No, no, no, nada de eso porque lo preguntas?
- Bueno, pareces en otro mundo, hice el ridículo aya afuera tratando de que me vieras, y me quede como estatua esperando a que despertaras. Sucede algo?
- Problemas, es todo- contesto Alber mientras tomaba la hoja de menú para apuntar lo que quería- …Lo de siempre?- alzo la mirada hacia Jason quien parecía entretenido en la sección de deportes del periódico.
- Si, ya sabes- contesto automáticamente sin siquiera mirarlo. Alber entrego la hoja a la mesera y dirigió de nuevo su atención a su amigo.
- Y bien¿Cuál era tu gran urgencia?- pregunto irónicamente- porque déjame decirte que tenía varias cosas que hacer, que por tu culpa tuve que suspender, así que empieza de una vez- terminó queriendo parecer serio.
- Ya ya ya no exageres, para mi si es una urgencia no se tu como lo veas, pero no te preocupes… podemos empezar por tus problemas.
- No gracias,
- Pero no niegues que los tienes, lo acabas de decir, anda amigo, siempre es bueno desahogarse, y que mejor que con un amigo.
- Amigo, claro y tu nieve- pregunto levantando una ceja en gesto de autosuficiencia.
- De limón por favor, pero no te molestes, tengo frió, quizás en verano- contesto mezquinamente Jason, viendo la cara de enfado que ponía su acompañante.
- Esta bien esta bien "tipo serio", entonces voy al grano. Resulta que Su…
- Alucahr escribió de nuevo- interrumpió Alber sin querer.
- ah?... Alucahr, Ya lo daba por muerto sabes- declaro quitado de la pena sin importar haber sido interrumpido.- Y? Que quiere ahora? Preguntó por mí? No creo que me recuerde con mucho agrado. Nunca le caí bien.- siguió, recordando su fatídico e inesperado primer encuentro con el hombre en cuestión.
- No, ya sabes que siempre es breve, pero esta vez se paso en sus "recomendaciones", mira- y le extendió la hoja amarillenta.
Jason tomo el papel y lo leyó después de recibir su café y darle un sorbo. No pudo evitar soltar una carcajada que hizo que los presentes voltearan hacia ellos. Alber solo rodó los ojos resignado.
- Ahora si se le safó un tornillo a tu guardián- exclamo aun riendo devolviéndole la hoja y dando un nuevo sorbo al café.
- No es mi guardián, ya te lo he dicho.
- Pues eso es exactamente lo que me ha parecido desde que lo conocí. Creo que deberías tener cuidado, no por lo que dice la carta, sino por el vejete ese, ve tu a saber que planes tiene… Supongo que no le harás caso.
- Por supuesto que no!
- Entonces que vas a hacer.?
- Nada, no puedo hacer nada, ni siquiera puedo escribirle para decirle que deje de pensar que soy un niño pequeño.- contesto y dio un largo sorbo a su capuchino.- pero sabes que es lo que mas me enoja? –
- Si, que te haya prohibido a tu "amada"- Alber asintió – Es obvio – continua Jason- pero lo que él no sabe es que nada puedo separar a esta pareja de tortolos-
- Pues si, aunque lo digas en ese tonito.
- Y hablando de eso, pensé que no vendrías hoy… me dijiste el jueves que ayer la verías por la noche… entonces, supuse que no solo irían a cenar y se dirían cosas bonitas… tu sabes no, y entonces hoy en la mañana estarías ocupado en… otras cosas…y…
- Y te entendí, no tienes que ser tan descriptivito- corto tajantemente y ruborizado Alber, sintiendo que Jason había hablado demasiado alto -, y sí, la ví anoche, pero tuvo que irse a…
- Entonces nada de nada?
- No te incumbe. Punto.- sentenció seriamente.
Permanecieron unos minutos en silencio cada uno en sus propios asuntos. Alber pensando Como podía soportar a alguien como el tipo que tenía enfrente por más de 15 años? Jason en Como pedirle ese gran favor a su amigo?
- Habla- comenzó imperativamente Alber rompiendo el silencio.
- Ehh… bueno necesito un favor… es urgente, o me meteré en muchos problemas.
- Motivo, razón, circunstancia…
- Ahg…ya sabes….ehmm- comenzó con tono algo nervioso. Ese día sin duda había sido malo para Alber desde el principio, y con lo que seguía seguramente se pondría peor y ahora la agarraría contra el. Lo mejor era esperar o enfrentar lo que viniera.-…no, nada, creo que no es tan urgente como creía, mejor mañana OK?- y sonrió fingidamente.
- Mañana no estaré, tengo cosas que hacer, y si ya estamos aquí, no es para perder el tiempo De acuerdo?
- No, en serio, mira, mejor gasta tu tiempo en cosas mas productivas, puedes ir a buscar a Ginny- propuso queriendo parecer entusiasta. Alber, por su parte solo negó con la cabeza - ¿No? – Siguió Jason al notar el gesto de su amigo - ¿Pelearon?... ¿Entonces?...
- Fue a Berlín…Prácticas, tareas, tu sabes. Ya es su último año, además también quería pasar a Londres a ver a su familia- respondió el rubio con voz calmada – Ahora me puedes responder tu?
- ¿Y cuando conocerás a su familia? – preguntó el moreno como si no hubiera escuchado lo último- porque con tres años de noviazgo y aun estar de incógnito, pues como que no me cuadra mucho… Pero, pues a decir por tu novia, no me parece extraño, siempre me ha parecido un tanto diferente…
- Pues claro, por eso precisamente me enamoré de ella. Y por su familia, no me preocupa mucho tarde a temprano los conoceré, tengo toda la vida para ello…
- Un momento- interrumpió el hombre de ojos negros pasándose la mano por el cabello, que en esos momentos caía frente a sus ojos - ¿Estas queriendo decir lo que yo entiendo que quieres decir?- preguntó casi gritando y con los ojos muy abiertos
- Y que entendiste? – Cuestionó el ojiazul ahora tratando de contener la risa ante la expresión tan graciosa del otro.
- Pues que tu… le…bueno, ya sabes, Le propondrás matrimonio!
- Precisamente
- Wow! Entonces si iba en serio…- murmuró sorprendido, Alber solo le dirigió una mirada de asesino- NO NO NO!...quiero decir. Que rápido, pensé que esperarías un poco mas- Corrigió al sentir literalmente su vida en peligro- jeje
- Ya esperé suficiente, además yo se que no se negará. Y otro comentario así y no sales vivo, si no soy tú- enfatizó estas últimas palabras- y a propósito… ayer ví a Susan, se notaba muy enojada… que le hiciste.
- Mmm…que…ahhgg- casi se ahoga con el café al escuchar las palabras de Alber-…QUE!...
- Haber haber, primero cálmate….¿ya? – Jason asintió aun respirando con dificultad – Bueno, ya respondiste indirectamente mi pregunta. Cuenta.
- No, no, de hecho no es tan malo, sólo que ella exagera…Llevamos dos meses, y mira que ya es mucho para mí, y me quiere controlar como si estuviéramos casados.
- Sus motivos tendrá.
- Nada, no hice nada malo….¿Y que te dijo?- preguntó tratando de sonar indiferente.
- Nada.- contesto Alber indiferente, pero notando como Jason no podía ocultar su curiosidad, después de todo, tal vez, por primera vez…
- Nada nada, No te preguntó por mí?
- Posiblemente
- No estoy jugando Al, es en serio.
- No.
- Entonces que te dijo?- "grito" apoyando las manos sobre la mesa.
- Se despidió de mí, dijo que iría a Brasil por un tiempo, con su familia.
- Cuanto?
- No se.
- ….
-Que? Por que esa cara?
- No nada en especial.
- Ah si… yo podría ayudarte. Para eso me querías ver o no?
- Eh? No, como crees. Solo quería hablar con un buen amigo- y rió nerviosamente.
- No mientas, llevo años conociéndote. Habla de una vez, no siempre estoy tan esplendido.
- Tratare de resumirlo…bien. La semana pasada fuimos a cenar, después estuvimos por ahí un rato, al final la lleve a su casa, me invitó a pasar, acepté…ella quería algo mas, por que yo se lo había pedido antes, pero entonces yo no quise,- decía con un semblante de incredulidad hacia si mismo- tu me conoces, yo me conozco, ella se sorprendió demasiado al ver mi negativa después de tanta insistencia mía, pero no se, no es que yo no lo deseara, al contrario, pero no lo hice, por algún extraño motivo no lo hice…Entonces nos quedamos un rato charlando. Me pidió que nos viéramos el miércoles, acepte casi por inercia. Llegó el miércoles. No fui, no pude, quería verla, pero no pude… no sé que me pasa…pero me asusta. Entonces ella hablo por la noche ese mismo día, invente que tenía que ir a verte urgentemente. No me creyó. Piensa que ando con otra, que por eso no quise estar con ella. Ayer volvimos a hablar por la mañana, pensó que la iría a ver el jueves para pedirle perdón. Pedirle perdón! Por favor! Me soltó un sinfín de cosas, que si yo esto o aquello. Para serte franco no lo recuerdo muy bien. Se soltó a llorar, sentí pena, enserio…y dijo que se iría a Brasil, que no quería saber nada de mí.
Alber miraba y escuchaba atento, muy en el fondo, podía notar que a Jason le dolía la situación, algo sin duda extraño en el, pero así era. Al fin y al cabo, como siempre, terminaría por ayudarle.
- Y si no me equivoco, quieres que yo hable con ella, que le diga que si estuviste conmigo el miércoles y…
- Por favor. No quiero que se hagan chismes por un mal entendido- Alber solo asintió con aire resignado.- Gracias.
Y es que tal vez, por primera vez Jason estaba enamorado.
La puerta del departamento se abrió, una figura de baja estatura entro en la habitación escurridizamente, casi como una sombra. Se quitó el abrigo que lo cubría, un niño de alrededor de 11 años de cabello oscuro y ligeramente quebrado que caía desordenadamente sobre sus hombros le dirigió una sonrisa simpática al adulto que lo miraba. Extendió la mano mostrando un sobre rojo con varias letras blancas en el frente de este.
- Lo hice!- dijo entusiasmado y sonriente- Los conseguí!- y le dio el sobre al hombre.
Este lo abrió rápidamente y los miró con satisfacción y felicidad- "Londres" pensó… Puso la mano sobre la cabeza del pequeño y le revolvió el cabello cariñosamente.
- Bien hecho Mike, bien hecho… estas listo, salimos mañana y necesito tu ayuda. Por fin podrás buscar a tus padres, veras que los encontraremos "Y yo podré buscarme a mi mismo" – pensó sugestivamente.
El niño solo asintió alegremente, sus ojos marrones brillaban dándole a aquel hombre cierta energía y esperanza, después de todo, era lo único que tenia en esos momentos.
- Ven, preparé algo de desayunar, no es muy bueno pero espero que te guste, o por lo menos te quite el hambre- llamo el hombre y guió al pequeño hasta la mesa donde había lo que podríamos llamar como un desayuno tradicional.
Comieron en silencio, la emoción que los embargaba no los dejaba hablar. Por fin, después de tanto tiempo podrían regresar a Londres. Al terminar, Mike comenzó a contar todas las venturas y desventuras que tuvo que pasar para conseguir los boletos, claro, todo corregido y aumentado a su conveniencia…
- … Y hoy antes de llegar aquí, me di cuenta que sobraba dinero… y "nos" compre esto- finalizo sacando de la bolsa de su pantalón un par de chocolates rellenos. El hombre tomo uno gustoso y lo comió después de darle las gracias. Mike las acepto devolviéndole una mirada significativa que le hizo sentir escalofríos.
Weno, ahí lo tienen, lo prometido es deuda: extaño a más no poder. Por cierto, el fic tendrá muchos personajes nuevos (esos si sin míos). Y en el siguiente chap. Hermione y compañía en escena (luego comprenderan porque esto ultimo).
Otra cosa, estoy considerando cambiar el titulo del fic, sque la verdad como que no tiene mucho que ver con la historia, si asi es entonces se llamaria "Para vivir" o "Lo que quisiste ser", en cualquier caso, mandenme rr para ver cual les agrada mas.
Ahora si, los dejo. Hasta la proxima!
No sean malitos, manden RR SI? (Yo, haciendo ojitos del gato con botas de Sherk).
Sayonara.
Yukihyo OujiMalfoy
