Aclaremos lo más importante:

Disclaimer: Los personajes y lugares son propiedad de Riot y no me pertenecen.

PODRÍA CONTENER SPOILERS DE ARCANE.


Serva me, Servabo te.

By: Reyna.

~Capítulo cuatro: Elección

—Entonces me estás diciendo que pasaste la noche con Powder? —preguntó Vi, sentada en la barra del puesto de comidas. Increíblemente, no comía ni un bocado de su comida; el camarero se acariciaba nervioso las manos, creyendo que quizá era que su comida no estaba lo suficientemente sabrosa, de otro modo no entendía el actuar de Vi, que comía como un animal.

—Bueno, yo no lo diría de esa forma —se sonrojó Ekko, mientras reía por el chiste— resulta que aquél monstruo del cual te burlaste sí existía y casi nos asesina.

—Pero Jinx te salvó explotándolo —concluyó Vi, bebiendo su jugo de ciruela.

—Exactamente, aunque sigue vivo, lo vi levantarse —contestó el chico, dándole un bocado a su sándwich.

—Se escondieron en una fábrica, y durmieron juntos pero luego ella se fue —continuó diciendo Violet, procesando lo que Ekko le contó en primer lugar.

—Bueno, no fue exactamen...

—Sabes, deberías revisar tu desempeño sexual, quizá eso hizo que se fuera —soltó Vi, de pronto, mientras comenzaba a carcajear de forma imparable.

Ekko no pudo evitar reírse con ella. Realmente, y como lo había contado, prestaba a la interpretación y lo cierto es que Vi siempre había sido rápida con las palabras, más que nada cuando se trataba de burlarse de alguien.

Siguieron riendo un rato más hasta que la mirada de Vi se puso un tanto melancólica y su risa fue apagándose lentamente.

—Dices que nos mira, ¿crees que lo esté haciendo ahora? —preguntó ella.

—Es posible —respondió Ekko, mirando hacia todos lados, esperando ver un cabello azul o algunos ojos rosados perdidos en la oscuridad, pero no veía nada.

—¿Por qué no pasó tiempo conmigo? ¿Por qué solo se presentó ante ti? —preguntó Vi, confundida, mientras jugaba con la lechuga de su sándwich. El chico notó que ella estaba triste, de otro modo jamás estaría jugando con la comida.

—No es que haya querido, no tuvo opción, esa bestia casi me mata —respondió él— Ella me salvó la vida.

—¿Y no le preguntaste por qué lo hizo? —sentenció Vi.

—¿Qué quieres decir? —preguntó el chico, bebiendo agua para pasar la comida. Le costaba tragar cuando se ponía nervioso y ciertamente contarle la historia a Vi con lujo de detalles hizo que su sangre se calentara.

—Me dijiste que ella te especificó que no le importamos, por eso no interfiere en nuestra vida, que nos observaba por puro aburrimiento, pero intervino en tu vida cuando estuvo en peligro... ¿Por qué? ¿No se supone que no le importa nuestra vida? —concluyó la joven, totalmente concentrada en lo que decía.

Los ojos de Ekko fueron abriéndose en una sorpresa poco a poco. Era verdad, él no había notado eso, pero estaba ahí, a la vista todo este tiempo. Él simplemente se había conformado con un "no, gracias, no seremos los tres nunca más", cuando, en realidad, debería haberse fijado más bien en sus acciones y no tanto en sus dichos. Jinx decía muchas cosas, a veces mentiras, a veces verdades exageradas, realmente no se podían fiar de ella, pero sus acciones no podían mentir.

—Te has vuelto buena en analizar a las personas, Vi —dijo Ekko y la codeó un poco, a modo amistoso.

—Los gajes del oficio, supongo —contestó ella— Necesito hablar con ella, por favor vuelve a avisarme si es que aparece, átala a una silla si es necesario pero necesito verla.

Vi parecía desesperada y ni siquiera había tocado su comida, y, por Dios, la entendía. Estaba angustiada porque quería ver a su hermana, celosa de que se presentara ante él y no con ella, y enojada con Powder por desentenderse tan rápido de su vida.

—Tranquila, Vi, ya vino una vez, puede volver a hacerlo y prometo retenerla —le dijo Ekko, dejando el sándwich a un lado, ya no tenía hambre. Vi, por su lado, siquiera lo había tocado y solamente había bebido jugo de ciruela toda la noche.

—Ella apareció porque estabas en peligro... —susurró Vi, como si las palabras tomaran sentido solo al ser dichas. Rápidamente se levantó de su silla y tomó dinero suficiente para pagar su comida y la del chico a su lado. Dejó el dinero sobre la mesa y, demasiado apurada, se despidió— Tengo mucho trabajo, nos vemos el próximo viernes.

La chica se fue sin siquiera dejar hablar al chico, quien la miraba confundido. Sabía que tramaba algo, pero poco podía hacer, hace tiempo aprendió que no se puede detener a Vi, tampoco a Powder, parece que la anarquía está en la sangre, aunque ambas la utilicen de forma diferente.

El chico decidió irse a la guarida de los Firelights a descansar un poco, caminaría solo por las calles de Zaun y, si tenía suerte, el perro mutante trataría de matarlo otra vez.


La chica de rosados cabellos giraba en su habitación como si de un animal salvaje encerrado en un zoológico se tratara. Daba vueltas y vueltas mientras se mordía las uñas con desesperación, haciendo sangrar a sus dedos. Su amiga la observaba desde la cama, sentada pacientemente y con las piernas cruzadas.

—¡Debo encontrarla, Caitlyn! —gritó Vi, parada en la habitación que compartía con Caitlyn.

—Escucha, Vi, tu hermana explotó el maldito capitolio y casi mata a mi madre, ¿Eres siquiera consiente de eso? —le respondió Caitlyn, poniéndose de pie, increpándola.

—Lo sé, ¿sí? Y sabes que realmente lo siento, pero es mi hermana y no está bien, necesita de mí —le explicó Vi casi desesperadamente. Era imperioso para ella que Caitlyn la entendiera, ella simplemente no podía abandonar a Powder otra vez.

—Jinx solo te traerá problemas. Tienes una vida ahora, una carrera, ¿Vas a echar todo a perder por una maldita maniática? —fulminó la joven de cabellos azules, mirándola fijo a los ojos, tratando de calar en su alma. Quizá había sido dura con Vi, pero era la dolorosa verdad que ella debía aceptar— La atraparemos, la encarcelaremos y podrás visitarla siempre que quieras, podrá tener comodidades que realmente no merece...

—No lo entiendes, creciste en un maldito palacio, es imposible que entiendas qué siente un niño creciendo en el maldito sumidero —gritó Vi y decidió que ya había escuchado suficiente, por lo que abrió la puerta del modesto apartamento y la azotó con furia antes de salir disparada. Caitlyn la llamó, pero no hubo caso y decidió que lo mejor era dejarla salir a respirar. Violet era muy temperamental, por lo que no era la primera vez que necesitaba tomar aire para calmarse aunque sí era la primera vez en la que se enojaba de ese modo con Caitlyn. Quizá se excedió al decir aquello de Powder, pero Vi estaba cegada por su amor, la amaba tanto que no podía ver en lo que se había convertido. Creía que un amor y abrazos de oso podría remediar el dolor que Jinx causó, pero no era así. Jinx debía pagar con cárcel y eso no podía cambiarlo ni siquiera por Vi.

Por su lado, Vi caminó sin rumbo por las calles de Piltóver hasta que la molesta voz de Ekko resonó en su cabeza: No tuvo opción, me salvó la vida... ¡Eureka! La solución estuvo a la vista todo ese tiempo y ella apenas se enteraba, se sintió realmente tonta y aceleró su marcha hacia el sumidero casi con desesperación.

Llegó a las calles de Zaun y las encontró prácticamente vacías. Ekko le había dicho que, por la noche y dada la precencia del perro mutante, como él lo llamaba, la gente había optado por hacer un toque de queda. No era obligatorio pero la mayoría de las personas lo cumplía a rajatabla. Nadie salía después de las nueve de la noche, la gente que salía tarde del trabajo incluso optaba por no volver a sus casas y dormir allí, había un pánico real en las calles y, como siempre, Piltóver no hacía nada al respecto. Vi bufó molesta, en ocasiones, y solo en ocasiones contadas, se sentía una traidora para con su pueblo. Estaba allí arriba, peleando por la justicia, sí, pero la justicia de quién...

Despejó un poco su mente, no era el momento, ahora estaba en plena misión personal: Encontrar a su hermana a como de lugar, pero para hacerlo, primero debía encontrar a alguien más.

Buscó y rebuscó, incluso hizo más ruido del que debiera, a ver si quizá así aquella bestia aparecía, pero no hubo caso. Buscó por cada lugar y esquina de Zaun, lo llamó por su nombre, Warwins, como creía recordar que Ekko le había dicho, pero nada.

Estaba a punto de rendirse, ya había revisado cada rincón, hasta que cayó en cuenta de que, de hecho, le faltaba un lugar, un lugar al cual no quería volver, le daba pavor. Allí habían muerto sus amigos, su familia y, años más tarde, fue cuando Powder cambió por completo a Jinx, no podía tener buenos recuerdos. Sin embargo, se armó de valor y decidió ir al lugar, ella no era una chica miedosa, si acaso lo contrario y además tenía un propósito mucho más importante que algún trauma de la niñez: Encontrar a su hermana.

Llegó a las puertas de la fábrica explotada y la observó antes de entrar. Era más tétrica de lo que recordaba y no podía ignorar un pequeño temblor en su labio inferior. Vi entrecerró los ojos e, implorando a todos los astros que aquello funcionara, entró sin más.

Caminó por el lugar, lo recorrió y juraba que en cada esquina podía ver un fantasma diferente, rodeada de sombras tenebrosas y suciedad por todos lados. Aún había polvo de la explosión y se preguntaba si aquello no eran más que los restos de sus amigos carbonizados. Aquella idea le revolvió el estómago lo suficiente como para vomitar un poco, pero se limpió rápidamente la boca con su propia ropa y continuó caminando, nada la detendría, podía ver el cuerpo de sus malditos amigos ahí, y aún así no se detendría.

Llegó al medio de la fábrica y notó la mesa que Jinx había preparado, que todavía seguía allí. El cuerpo de Silco no estaba, sin embargo, supuso que alguno de sus secuaces o la misma Powder se lo había llevado para enterrarlo, quizá, o vender sus órganos, realmente aquello le importaba muy poco.

Se sentó en la mesa, justo en la silla que ocupó esa noche y no supo por qué, realmente quería recapitular aquella fatídica noche. Había pasado un año, pero aún se preguntaba qué podría haber dicho o hecho para que Powder no se sentara en la silla de Jinx. Matar a Caitlyn no era una opción, pero quizá podría haber hablado, haber dicho algo que no dijo... No se le ocurrían palabras realmente, pero quizá un abrazo... Aunque cómo podría, si estaba atada.

Mientras Vi se torturaba pensando en qué pudo haber cambiado para que su presente fuera diferente, escuchó un gruñido gutural que, por el ambiente y el eco del lugar, se oía sacado de una de esas películas de terror que veían a escondidas de Vader cuando eran niños.

La chica inmediatamente divisó de dónde provenía el sonido y pudo verlo perfectamente. Estaba sobre un andamio de la fábrica, una de las luces le daba intermitentemente, Vi rápidamente se puso de pie y cerró sus puños, lista para utilizarlos.

—¡Tú estabas ahí! —gritó el lobo, y se abalanzó sobre ella— ¡Necesito olvidar!

Vi iba a golpearlo por inercia, pero recordó que aquél no era su plan, así que bajó la guardia y cerró los ojos, preparándose para el impacto.

—Si vas a aparecer, que sea ahora, hermanita —dijo y se tensó, para soportar el golpe en caso de que Jinx decidiera no aparecer.

Y exactamente eso fue lo que pasó. Powder no apareció y el lobo se abalanzó sobre ella, empujándola varios metros para atrás.

Vi quedó en shock, tirada en el piso, no comprendiendo por qué su hermana salvó a Ekko pero no la salvaría a ella. ¿Qué hizo mal? ¿Fue algo que dijo aquella noche? ¿Algo que no dijo?

El lobo volvió a tomar carrera para embestirla nuevamente y la rosada supo que su cuerpo no resistiría tanto daño, por lo que decidió que no podía esperar a Powder, necesitaba defenderse sola, como siempre lo había hecho. Se puso de pie y subió la guardia, sus puños estaban tan apretados que los nudillos se le pusieron blancos.

Warwick saltó sobre ella, pero lo esquivó como siempre supo hacer, y le metió un derechazo en toda la mandíbula que lo eyectó hacia atrás un metro y medio.

—¿Sabes quién te enseñó a pelear? —gruñó el lobo, limpiándose con la pata la sangre que caía de su hocico.

—¿Quién demonios eres? —escupió Vi, mientras corría hacia él para darle otro golpe justo en el estómago, lo que lo hizo escupir su propia sangre una vez más.

—Tú... —susurró el lobo, sorprendido de las habilidades de pelea de la humana. Corrió hacia ella en cuatro patas, lo que le dio más velocidad, levantó sus garras sobre ella, decidido a arrancarle los ojos. Vi amagó a golpearlo nuevamente, pero el lobo la esquivó como si lo hubiese sabido— Recuerda quién te enseñó a golpear.

Aquello tomó por sorpresa a Vi. Definitivamente recordaba quién había sido, por supuesto, lo recordaba cada día de su maldita vida: Vader.

El lobo estaba por golpear su rostro y la chica solo pudo amagar a cubrirse con los antebrazos, esperando el golpe, aquél que nunca llegó.

Cuando se descubrió y lo miró, vio que el perro se tomaba la cabeza con las manos mientras aullaba de forma casi desesperada, como si luchase contra algo dentro de él que nadie más veía.

—No puedo... —susurraba con un hilo de voz— No pude protegerlos...

Warwick simplemente corrió, corrió a cuatro patas y con todas sus fuerzas. Subió la escalera hacia el segundo piso y se lanzó por una de las rotas ventanas.

Vi seguía en estado de shock, un poco por la paliza, otro poco por los dichos del perro. ¿Qué tenía que ver Vader en todo aquello? ¿Acaso ese perro alguna vez fue humano, fue amigo de su padre? Definitivamente tenía que estudiar su caso cuando volviera a casa. La chica escupió uno de sus dientes al suelo y comenzó a caminar lejos de aquél maldito lugar. Su hermana no había llegado a salvarla, su plan había fracasado, probablemente Powder ni siquiera esté ahí ahora, quizá se había aburrido de explotar cosas en Piltóver y decidió migrar a otro lugar, quizá a Aguas Turbias o Jonia, quién lo sabía.

Vi ya estaba a medio camino de su casa, estaba por cruzar el puente que dividía a las dos naciones, cuando escuchó un golpe detrás suyo, como si alguien hubiese caído de un lugar muy alto.

No se volteó, supo enseguida a quién tenía a sus espaldas.

—Llegaste tarde —pronunció Vi, enojada.

—No debiste hacer eso, hermana —dijo Jinx, sin más, encogiéndose de hombros.

Vi se dio vuelta como un rayo, para tenerla cara a cara. Estaba pálida y tenía mas ojeras que de costumbre. Tenía la cabeza gacha pero la mirada fija en ella, lo cual le daba un aspecto enfermizo y esquizoide.

—¡Casi muero y a ti no te importó! —le gritó Vi, mientras escupía un poco de sangre.

—¿Por qué creíste que me importaría? ¿Por esa mierda que te contó Ekko en el bar? —contestó Powder, quien hablaba de una forma demasiado calma para tratarse de ella.

—¿Nos sigues, aún? —espetó la hermana mayor— ¿Sabías lo que haría?

—Siempre fui buena adivinando tus movimientos, Violet —contestó Jinx.

—¿Hubieses permitido que me mate? —preguntó casi en un susurro, implorando que la respuesta no rompiera su alma.

Jinx suspiró, pensativa, moviendo su mirada por todos lados, como si buscara algo: —No lo sé.

—No lo sabes, ¿Eh? —contestó Vi, moviéndose en su lugar, girando su cuerpo, totalmente nerviosa. Estaba dolida y enojada.

—Tú elegiste, ¿o se te olvida? —le vociferó la peliazul— Y la elegiste a ella... ¿Por qué no vino a salvarte? ¿Por qué esperas que sea yo?

Las lágrimas surcaban la cara de Powder sin ella quererlo, por lo que rápidamente las limpió con el dorso de su mano, aunque más cayeron detrás de esas.

Aquella escena suavizó a Vi, quien se acercó casi volando hacia ella y la abrazó fuerte.

—No la elegí a ella, Powder. Esto no se trata de elegir, eres mi hermana y te amo, quiero que estemos juntas, ¿Por qué debería elegir? —le susurró al oído, mientras aún la abrazaba.

—Ekko y tú son iguales, creen que Powder puede volver... —habló la chica con la voz quebrada y, empujando a su hermana, gritó:— ¡Powder murió aquella noche! ¡Deja de poner tu vida en riesgo porque no servirá!

Dicho aquello, la peliazul dejó caer una granada al suelo, Vi se cubrió con los antebrazos y la granada explotó. No era una bomba, para sorpresa de la hermana mayor, era simplemente humo rosado.

—¡Powder! —gritaba Vi mientras agitaba los brazos para disipar el humo pero, cuando lo logró, su hermanita ya no estaba allí.

—¡Powder, por favor no me hagas esto! —volvió a gritar, cayendo de rodillas al suelo y llorando. Nadie le contestó, Jinx se había ido.


Bueno, espero que les haya gustado La relación entre Jinx y Vi me parece preciosa, oscilando siempre entre el amor y el odio, siento que Vi odia a Jinx, pero ama a Powder y, según yo, Jinx y Powder son la misma persona y no pueden ser separadas.