Bueno, holis, espero que les venga gustando y nada, los quiero mucho

Disclaimer: Los personajes y lugares le pertenecen a Riot Games y asociados, no a mí y no lucro con esto.

PODRÍA CONTENER SPOILERS DE ARCANE.


Serva me, Servabo te.

By: Reyna.

~Capítulo Ocho: Control mental

Vi y Powder entraron primero en lo que surtía de casa momentánea, ambas hablaban de cosas triviales. Quien las viera pensaría que su relación jamás se había roto, claro que Jinx apenas hablaba, aquello era más bien un monólogo de su hermana mayor, sin embargo aquello no importaba, lo cierto es que Powder se veía más humana, más como una chica de su edad y menos como una terrorista psicótica.

Ekko entró detrás de las chicas y se sentó unos momentos en la mesa, estaba cansado, se había acostumbrado mucho a la vida tranquila con los Firelights luego de la muerte de Silco, había perdido las mañas de correr por su vida, buscar a Powder, meterse al núcleo de una explosión... En fin, cosas del día a día con Jinx.

Vi se acercó al chico, mientras Jinx se iba a la cama, parecía cansada, como si tener emociones la agotara. La rosada se sentó con él, estirándose tanto que Ekko pudo escuchar los huesos de ella tronar fuertemente.

—Bien, hablé con ella, todo está solucionado —dijo Vi, triunfal, mientras utilizaba sus manos como almohada detrás de su cabeza y cerraba los ojos, relajándose un poco— dijo que lo intentará, pero también le dije que debía irme. Realmente necesito investigar a ese tal Wanwin.

—Warwick —se burló Ekko.

—Claro, como sea, debo saber quién es y por qué nos busca, y tengo una vaga idea de por dónde empezar, pero debo irme ahora, es muy tarde y Caitlyn estará preocupada —respondió la rosada, poniéndose de pie con dificultad, realmente necesitaba estirarse en su cama y dormir al menos cuatro horas.

Ekko quería decirle que no se fuera, que él tenía que irse, que así sería más fácil todo y evitarían que Powder volviera a huir, pero no dijo nada. Vi necesitaba descansar y necesitaba el cariño de su compañera y él no podía negarse a ello. Una noche más, una noche menos, aquello no cambiaría nada. Apenas Vi volviera en la mañana siguiente, la dejaría con ella y se iría. Una parte de él quería hacerlo, debía atender sus propios asuntos, él tenía una vida antes de Powder, tenía responsabilidades que asumir, no podía perder todo su tiempo en sanar el alma atormentada de su amiga, sin embargo, le dolía dejarla. Se había acostumbrado en pocos días a esa vida pseudo hogareña que compartía con las hermanas y ciertamente le había gustado, se sintió un niño otra vez. Por supuesto que faltaban rostros, pero podía acostumbrarse a ello si estaba acompañado de Powder.

Observó la puerta y Vi ya se había marchado, estaba tan absorto en sus pensamientos que siquiera lo había notado, por lo que decidió ingresar en la habitación maltrecha del lugar.

Al entrar la vio, Powder recostada en la cama, hablando con Carapezcado, diciendo cosas como "No sé qué es lo que siento" o "El amor me hace débil pero libre"... Ekko tosió, para llamar la atención de la chica, que rápidamente se sentó en el colchón.

—Hola, salvador —le dijo a modo de burla, parecía esforzarse demasiado en seguir con su fachada de bromista, de persona a la que nada le importa. Parecía que cada vez se oía menos natural en ella, el muro que formó al rededor de su corazón y cerebro poco a poco se desmoronaba y ella, con esas actitudes, trataba con todas sus fuerzas de juntar los pedazos y volverlos a acomodar, sin éxito.

— ¿Cómo estás? —preguntó él, ingresando en la habitación, parado frente a la cama, frente a ella, otra vez.

—Perfectamente —respondió con demasiada alegría y, según Ekko notó, un poco de nerviosismo— Gracias, supongo.

—¿Gracias por qué? —preguntó el chico y se rió por dentro ante lo difícil que habría sido para Jinx disculparse por algo. Ella siempre decía que tener armas de fuego era igual a jamás tener que pedir perdón.

—Bueno... Supongo... —le costaba, pero el chico no dijo nada, quería oírlo de su boca por una vez en su vida, para que así todo lo que él estaba perdiendo por ayudarla valiera algo la pena— Gracias por salvarme. Bueno, realmente podría haber salido perfectamente sola, pero tú entiendes, la intención...

—De nada —respondió por fin el chico, con una sonrisa triunfal en el rostro. Aquello era lo más cercano a una disculpa que podría escuchar de ella y la iba a disfrutar deliciosamente.

—No te acostumbres —bromeó Jinx y, por primera vez en lo que llevaban conviviendo, su broma sonó a "me río contigo y no de tí". Ekko sonrió por esto.

—Escucha —la voz del chico comenzaba a ponerse un poco más seria de lo que él hubiera querido— Vi volverá mañana, tenía cosas que...

—Ya lo sé, quiere pasar tiempo con su estúpida novia, la señorita Piltilla —se burló Powder con malicia y ahora sí sonaba más a lo que él estaba acostumbrado.

—Quiere investigar sobre Warwick, quién es, qué quiere... —le contestó Ekko, riendo por la broma de la chica.

—Sí, claro... —respondió Jinx y revoloteó los ojos, no creyendo una palabra de aquella mierda. Quizá sí, su hermana quería averiguar, pero definitivamente no era por eso que se iba tan desesperadamente. ¿Qué podía averiguar a las tres de la mañana? Jinx rió.

—Bueno, cuando Vi vuelva de "Investigar sin descanso" —lo último lo dijo haciendo comillas con las manos y riendo— me iré y te dejaré con ella, ¿De acuerdo?

La risa de Jinx paró de pronto y sus ojos se abrieron como si hubiese recordado algo traumático.

¿Lo ves? ¿Por qué siempre asustas a todos? —le preguntó Pow Pow desde el piso.

—No quise asustarlo, yo solo quería que esa maldita cosa dentro de mi pecho se calmase —le contestó ella, mirando a su arma recostada en la cama con ella.

Esa cosa se llama cariño, y no puedes apagarlo tan fácilmente —le dijo Carapezcado— Créeme, lo sentí también. Es algo mágico, puede destruirte o llevarte al infinito.

—¿Me destruirá? —preguntó Jinx.

No si lo manejas con cuidado. Entiende que el amor no es una débilidad necesariamente, es una fortaleza. Por amor harías cosas impensables, cosas que no creerías posibles de otro modo —los discursos de Carapezcado siempre eran demasiado profundos y a Jinx normalmente le aburría, pero aquella vez el artefacto parecía tener un punto sólido, así que Jinx lo escuchó.

Ekko veía todo aún parado frente a ella, cómo Powder movía su cabeza entre tanto para ver a Pow Pow y a Carapezcado cuando cada uno de ellos hablaba. Cómo gesticulaba copiosamente, mientras discutía con ambos y, sí, nuevamente el problema era él. Parecía no poder tocar el tema sin generar un brote psicótico en ella. No sabía cómo se supone que debía abordarlo, ¿Yéndose sin despedidas? Quizá hubiese sido lo mejor para ella, pero no para él y, demonios, a veces podía ser egoísta.

—Escucha Powder, tranquila sí, me iré mañana y podrás estar tranquila, solo intenta hacer que se callen, para poder descansar —le dijo el chico de un modo lento y calmado, para que su voz resonase incluso por sobre la del armamento de la joven.

Es que ella no quiere que te vayas —vociferó Pow Pow a Ekko, aunque, por supuesto, él no pudo escuchar nada.

—¡No le digas, no te metas! —le gritó Powder.

¡Si no haces algo pronto se irá! ¿Eso es lo que quieres? —le gritó Carapezcado— ¡Toma una decisión, niña!

—¡Decide qué quieres hacer! ¡Mátalo o escápate! —le dijo con todas sus fuerzas Pow Pow.

Ambos gritaban en los oídos de la chica tan fuerte que ella no pudo más que taparse los oídos y apretar sus ojos cerrados.

—¡Cállense! —gritó ella con todas sus fuerzas, tan alto que asustó al chico, quien se sentó rápidamente con ella en la cama y le quitó las manos de las orejas.

—Tranquila, escucha, ¿Necesitas que me vaya ahora? Porque podría llamar a Vi o quizá dejarte sola, pero por favor, cálmate —le decía él mientras entrelazaba sus manos con las de la chica.

Las voces se habían marchado desde aquél grito que pegó, pero se sentía agotada, era realmente cansador pelear contra su propio cerebro una y otra vez, cada minuto de las malditas veinticuatro horas que tiene el día.

Ella abrió lentamente los ojos y lo vio frente a ella. Estaba sentado, su mirada denotaba preocupación, pero todavía tenía el mismo rostro dulce, a sus ojos, que tenía cuando eran pequeños y, notó con gracia, que aún entreabría la boca cuando se concentraba en ver algo. Aquello siempre le había parecido bonito, por lo que no pudo evitar levantar una de sus manos y apoyarla en la mejilla de Ekko, que cerró inmediatamente los ojos y casi parecía ronronear como un gatito. Jinx acariciaba su mejilla mientras observaba aquél movimiento con detenimiento, como si no fuese ella misma la que estaba moviendo la mano.

—Estoy muy cansada —dijo ella terminando la caricia de pronto, lo que hizo que el chico abriera los ojos instantáneamente. Ekko sintió un vacío en el pecho, como una pérdida, pero no le dio mayor importancia.

—Recuéstate, todo estará bien — le dijo él, levantándose de la cama para que ella apoyara sus piernas. Ekko, ya parado frente a ella, suspiró— me iré, pero por favor promete que no pondrás tu..

—No quiero que te vayas —contestó ella, con los ojos cerrados y abrazándose a sí misma en la cama. Su voz se oía normal.

El chico parpadeó un poco, algo incrédulo ante lo que oía: —¿Entonces qué tengo que hacer para que te quedes aquí?

—Duerme conmigo —le respondió ella, abriendo los ojos para mirarlo. No tenía ningún tipo de expresión en el rostro y tampoco parecía una broma.

—¿Qué dices? —el chico, por supuesto, no entendía nada. Estaba casi seguro de que Jinx lo había nockeado para escapar y aquella era la alucinación que le tocaba vivir, de otro modo no encontraba explicación.

—Que te recuestes aquí —dijo, señalando el lado derecho de la cama— y duermas conmigo, no quiero que te vayas.

Ekko no concebía del todo la idea que Powder le proponía, no entendía bien si estaba bromeando con él, probándolo o qué demonios quería obtener de eso. De todas formas, y al ver a la chica tan tranquila, decidió hacer lo que ella le pedía, si así se quedaba tranquila, lo haría y no le interesaba lo que pasase luego o cuáles fueran las verdaderas intenciones de Jinx.

Se recostó sin decir nada, y ambos quedaron viendo al techo unos minutos. Ekko pensaba sin parar en qué demonios estaba haciendo con su vida, mientras Jinx simplemente buscaba formas en las manchas de la habitación oscura.

—¿Quieres que yo haga algo o...? —preguntó el chico, para romper el incómodo silencio que había entre ellos.

Powder lo miró, tomó uno de sus brazos y lo cruzó en su cuerpo para así poder apoyar la cabeza en el pecho del chico. Pudo oír su corazón, que latía sumamente rápido, tanto que por un momento creyó que le daría un infarto ahí mismo.

—Quiero que te duermas y no comentes por ahí que tengo sentimientos —bromeó ella, dejando escapar una carcajada maniática, mas luego guardó silencio y cerró los ojos, respirando al chico con cada fibra de su ser.

El chico simplemente acurrucó a Powder en sus brazos con una suave sonrisa en sus labios. Realmente no entendía qué pasaba, si aquella era Powder demostrando que realmente lo quería o si estaba bajo el control mental de algún mago desafortunado que hubiera llegado a Zaun. Decidió que no le importaba, simplemente disfrutaría aquél momento.


Yo sé que está un poco (bastante) OoC, pero qué quieren que les diga, yo me derrito con estas cosas. Además, la realidad es que jamás sabremos del todo cómo se comportan los personajes de League Of Legends en una relación amorosa, así que esta es mi versión, si no les gusta o les parece demasiado fuera de personaje, los invito a crear sus propias historias, a mí me encantaría, quisiera poder leer cosas de ellos que no sean escritas por mí jaja

los quiero