Kin bajó las escaleras mientras contaba inevitablemente los escalones como siempre y se dirigió a la cocina para tomar algo antes de irse con su novio.
Ese día Kon se había ido hace unas horas con Trina, y Corey y Laney querían tiempo a solas. Eso le había molestado si no tuviera de novio a Nick desde hace casi 2 años.
Claro, su relación es secreta para todo el mundo pero eso no le impedía pasar algunos días con él.
Así que aprovechando que ninguno de sus amigos lo contactaría hasta la noche, se iría al departamento del mayor y pasaría el tiempo con él.
Sin embargo, sus planes se fueron abajo cuando al entrar a la cocina vió a una persona que no veía desde el mes pasado.
— Mamá — Habló deteniéndose en el umbral de la cocina mientras que la mujer se giraba a él.
Mei Kujira era una mujer bajita, delgada, cabello negro, ojos obscuros, con lentes delgados y normalmente vestía trajes de tres piezas.
La familia Kujira tenía una empresa de electrónica en China, sin embargo, cuando los gemelos tenían 6 años la familia se mudó a Peaceville por una vida más tranquila de parte de la madre.
Cuando Mei descubrió la horrible persona que era su esposo, lo obligó a irse y gracias a la gran inteligencia que poseía la mujer, la empresa quedó en sus manos. Y a pesar de que la empresa requería su presencia, no podía dejar que sus hijos se mudaran nuevamente cuando ya tenían 11 años y varios amigos, ella consideraba que sería un gran golpe para su infancia.
Así que como la mujer fuerte que era, cuidó de dos hijos, manejó una empresa multimillonaria en China y viajó entre los dos países para cumplir cada una de sus funciones.
Por ende, Mei pasó cada vez menos tiempo con sus hijos pero hacía lo que podía para tener días en los que veían películas, cocinaban o si tenían suerte iban a pasear. Kon y Kin siempre estuvieron bien con eso ya que con el tiempo se acostumbraron a pasar días sin ver a su madre.
— ¡Kin! ¡Cariño! — La mujer dejó los papeles que tenía en la mano para acercarse a su hijo y abrazarlo con fuerza — Pensé que no había nadie en casa, ¿Cómo estás? ¿Irás a practicar? —.
— Ammm — El de lentes buscó que decir ante la mujer que lo miraba con una sonrisa — Kon salió con Trina y yo iba a salir con un amigo. La banda no práctica hoy —.
— Oh entiendo — Asintió separándose por completo del menor y verlo más de cerca — ¿Te cortaste el cabello? —.
— Se incendió — Comentó componiendo su postura y caminando hacía el refrigerador para tomar algo de leche.
¿Qué hacía su madre ahí?
¿No volvería hasta la próxima semana?
No lo mal entiendan, ama a su madre pero ese día lo quería pasar con su novio y su madre estaba ahí, significaba que debía quedarse y llamar a Kon. Odian perder un día con su madre.
— Supongo que eso responde la factura del gas y del agua que me llegó hace poco — Comentó la mujer volviendo a sentarse en la isla de la cocina para seguir mirando los papeles que tenía — Puedes irte, yo tengo una llamada importante en unos minutos y no quiero arruinarte tus planes—.
— ¿Estás segura? — Alzó una ceja después de tomarle directamente al envase de leche.
— Por supuesto y no te mataría usar un vaso, querido — Lo miró con el ceño fruncido.
— Lo siento — Limpió la boquilla y volvió a guardar la leche. Después se giró a su madre — Por cierto, pudiste avisarnos que vendrías antes —.
— Perdón, es sólo que ocurrieron varias cosas y tú sabes que no puedo tener mi teléfono personal a la mano a menos que la vida de uno de ustedes esté en peligro — Se disculpó inclinando levemente la cabeza — Hoy podemos cenar pollo frito para compensar —.
— No te preocupes Ma, pero pudimos irte a recoger al aeropuerto — Se acercó a besar su mejilla — Aunque el pollo frito suena fantástico —.
— Entonces vuelve a las 10 y avísale a tu hermano — Agitó su mano al ver que el otro ya estaba tomando sus cosas de la entrada.
— Claro Ma, te veo por la noche. Te amo — Agitó la mano de igual forma antes de salir de la casa.
— ¡Yo igual! —.
Afuera de la casa, Kin suspiró un poco culpable por dejar a su madre en la casa. Kon y él siempre procuraban estar en casa todo el tiempo que su madre estaba disponible.
Sin embargo, ella dijo que estaba bien así que suponía que estaba bien.
Aunque...
Frunció el ceño recordando lo que decían los papeles que tenía en la mano su madre y que él alcanzó a leer cuando se despidió.
¿Qué hacía su madre con el contrato de otra empresa?
— ¿Kin no pasará la noche? — Nick preguntó sentándose en la cama para ver mejor al otro chico que se colocaba la camisa.
— Hoy no, mamá regresó antes de su viaje — Comentó sentándose en la silla al otro lado de la habitación para colocarse sus botas — Comeremos pollo frito —.
— Suena bien — Asintió entendiendo ya que Kin le dijo una vez que su madre viajaba mucho que no pasaba mucho tiempo con ella. Aunque jamás ha dicho de que trabaja — Kin debería de tomar una ducha primero —.
— ¿Una ducha? Eso sólo es una escusa para que tomemos una ducha juntos — Lo acusó colocándose los lentes.
— Nick no estaba sugiriendo eso — Negó con la cabeza levantándose de la cama y colocándose su ropa interior blanca que estaba en la orilla. Luego se inclinó frente a él para besarle la coronilla — Aunque la oferta sigue en pie — Se dirigió a la puerta para ir al baño.
Kin vió a su novio desaparecer por la puerta y frunció el ceño.
Maldita sea con su novio apuesto.
Se volvió a quitar las botas para seguir al otro por el pasillo.
— Y entonces Laney tomó su bajo y desmayó al sicario, tuvimos que arrojarlo a una agujero antes de que despertara y pensara otra vez que nosotros éramos la mafia enemiga — Se rió Kon terminando de contar su historia a su madre que lo miraba con interés y diversión.
— Oh cariño, no sé de donde sacas tantas cosas, amo tus historias — Le tomó de la mano sobre la mesa.
Para Mei eran eso, sólo historias.
Ella jamás ha estado o visto alguna de sus aventuras, así que siempre ha pensado que todo lo que les cuenta es su imaginación y nada más.
Tanto Kon como Kin piensan que eso está bien para todos ya que sería horrible preocupar a su madre cuando ya tenía muchas responsabilidades encima.
Y hablando de preocupar demás a su madre, Kin volvió a los papeles que pudo ver esa mañana.
— Ma — Dejó su hueso de pollo en su plato para ver la mujer que se volteó a él.
— ¿Qué pasa? — Alejó su mano de la de Kon para mirar a su otro hijo.
— ¿Por qué tienes un contrato de otra empresa? —.
Mei bajó lentamente su cucharada de arroz blanco y se quedó mirando a su hijo en silencio, por otro lado, Kon también miró a su gemelo sin saber que pasaba.
La mayor inclinó la cabeza un poco con una suave sacudida tratando de sonreír.
— Kin, siempre tan observador — Bajó la mirada a la mesa ahora con una expresión decaída — La empresa de la familia Wilson está consumiendo nuestra empresa ya que es una empresa europea que pudo llegar hasta Asia y nuestros asociados piden una... Unión — Negó con la cabeza — No puedo hacer eso así que decidí dar la mitad de las acciones —.
— ¿¡Qué!? — Los dos hermanos miraron a su madre sorprendidos.
— ¡No puedes hacer eso! ¡Esa empresa es tuya! ¡No puedes simplemente dar el 50% de todo lo que has logrado! — Reclamó Kin levantándose de la mesa.
— Lo sé, pero es eso o que nuestros socios retiren sus inversiones para unirse a la empresa europea — Suspiró cansada bajando los hombros — Traté de encontrar algo que ayudara a evitar eso pero la empresa Wilson no puede hacer nada al respecto, ellos no pueden ayudar a menos que haya una unión —.
— ¿Unión? — Preguntó Kon mirando a su madre con intranquilidad — ¿No puedes hacer la unión para conservar la otra mitad de la empresa? —.
— Unión significa matrimonio, cariño — Mei lo miró con tristeza — No puedo hacer que alguno de ustedes se case con la hija de los Wilson sólo para conservar por completo la empresa. Tú tienes a Trina y Kin es gay, no puedo obligarlos a un matrimonio, eso sería... Horrible —.
Kin jamás pensó en casarse.
Jamás soñó con el hombre que lo esperaría en el altar o con tener su propia familia.
Sin embargo, si se pudo imaginar un futuro donde Nick estuviera.
Aunque ahora...
Su madre perdería la mitad de la empresa que le arrebató a su padre por su mal funcionamiento y ahora todo ese trabajo que hizo durante años, se lo llevará otra empresa por la maldita decisión de los inversionistas.
Un matrimonio.
Puede hacerlo, ¿Cierto?
— Lo haré — Habló por sobre la voz de Kon que trataba de encontrar una solución con su madre.
Los dos se detuvieron para girar con brusquedad al de lentes que tenía una mirada decidida.
— ¿Qu..? —.
— Me casaré — Interrumpió a Mei colocando sus manos en la mesa.
— ¡Kin! — Ahora Kon también se levantó mirando a su hermano — No puedes hacer eso. Yo puedo... —.
— No — Pasó su mirada a su gemelo — Tienes a Trina, no te casarás con alguien más mientras tengas con quien tener una vida feliz —.
Kon se quedó callado al escucharlo hablar. Su hermano tenía razón en eso, jamás se podría ver lejos de su miel y mucho menos casado con alguien más.
— Yo jamás te pediría algo así Kin, ¿Qué tal si te quieres casar más adelante con otro chico o...? — Comenzó su madre velozmente tratando de persuadirlo.
— Es mi decisión madre, y lo que decido es casarme para ayudar a la empresa — Se volvió a sentar para dejar en claro que su decisión ya fue tomada.
Mei miró con tristeza al menor y también volvió a comer en silencio junto a Kon que seguía en contra de todo.
Nadie volvió a hablar de eso durante la cena.
— Reconsidera esto, cariño — Habló su madre cuando Kin guardaba los platos limpios en su lugar.
El de lentes se detuvo enfrente de la alacena cerrándola lentamente y suspiró. Sabía que su madre no lo dejaría así como así y todavía cuando subiera a su habitación, Kon, que ya se había ido hace unos minutos después de recoger la mesa, trataría lo mismo.
— Ya lo decidí mamá, puedes llamar a los Wilson y hacerles saber mi decisión. Cuanto antes mejor — Se volteó a la mujer que estaba parada en el umbral de la puerta con una mirada preocupada.
— Kin — Se acercó a su hijo hasta quedar delante de él y tomar su rostro entre sus manos. Mei era casi de su altura — ¿Qué hay de ese "amigo" tuyo? —.
Kin abrió los ojos sorprendido por lo dicho por su mamá.
— ¿Cómo lo...? — Mei se rió levemente interrumpiendo su pregunta.
— Dijiste amigo y no su nombre, siempre dices su nombre cuando sales con tus amigos, además de que llegaste con el cabello un poco húmedo. A mí no me puedes engañar como a tu hermano — Lo reprendió agitando sus mejillas — Sé que hay una razón por la que no lo has mencionado pero quiero que sepas que si ese chico es especial, no tienes que casarte con alguien más —.
Kin apartó la mirada de su madre tratando de pensar. La mujer siempre fue muy comprensiva y entiende por que dice todo eso, después de todo el desastre con su padre, ella quiere lo mejor para ellos.
Sin embargo, Kin también quiere lo mejor para su madre y esa empresa es parte de su vida.
Dejar a Nick para el bien de su familia, debería de ser una cosa que puede hacer. Pero se vuelve difícil cada vez que se imagina terminando su relación.
— No es especial — Volvió su mirada a su madre sonriendo un poco para tranquilizarla — Me casaré con esa chica y todo estará bien —.
Si, todo estará bien.
Su madre aún no parecía convencida pero algo en las palabras de su hijo hicieron que ya no quisiera indagar más.
— De acuerdo, le llamaré para que su hija venga esta semana — Lo soltó depositando un beso en su mejilla — Haré la llamada y después iré a dormir, puedes ir a tu habitación —.
— Claro, hasta mañana — Se despidió tratando de sonar normal cuando se sentía horrible por dentro.
— Y Kin — Lo llamó de nuevo deteniendo al de lentes en la puerta.
— ¿Mmm? — Se colocó de costado para verla un poco.
— Gracias — Sonrió agradecida inclinando su cabeza.
— No hay problema — Le dió una última sonrisa dirigiéndose a las escaleras.
No había problema.
El problema es que no sabe como decirle a Nick que se va a casar.
Han pasado 4 días desde que debió decirle y siempre que trata de hablarlo, desvía la conversación no queriendo terminar con el castaño.
¿Por qué mierda es tan difícil?
— Entonces, ¿Alan fue sentenciado después de acabar con la guerra sólo por ser gay? Nick piensa que hay personas en el mundo que son muy malas. Todos deberían de tener derecho a amar lo que quieran y a quien quieran— Frunció el ceño sin despegar su vista de la pantalla que pasaba los créditos.
— Si, bueno, la gente es una mierda — Comentó Kin alzándose de hombros con la cabeza en el regazo de su novio.
Nick bajó su mirada al menor que seguía viendo la pantalla pensativo.
— Kin tiene algo en la mente, ¿Pasa algo? — Le pasó una mano por el cabello del chico con notable preocupación.
— ¿Eh? — Se giró a verlo sin saber que decir — No es nada, son sólo cosas de mi mamá. Nada de que preocuparse —.
Puede decirle mañana, ¿Verdad?
Nick bajó las cejas queriendo decir otra cosa pero sólo sonrió y asintió sin querer presionar al otro, le dirá todo a su tiempo.
— Está bien — Se inclinó para quitarle suavemente los lentes y dejar un beso corto en sus labios — ¿Kin quiere ver esa película de la galaxia? —.
— ¿Star Wars? Oh dios si — Le sonrió besándole otra vez antes de empujarlo un poco y levantarse para colocar la otra película.
Mientras colocaba la otra película, nadie se dió cuenta del mensaje que llegó al celular de Kin que estaba en la mesita junto al sofá.
"Hola, soy Carolina, la hija de Daniel Wilson. Él me comentó sobre el matrimonio y mañana por la mañana llegaré a Peaceville, al parecer me quedaré en tu casa".
Carajo.
Kin se inclinó hacía enfrente en el asiento de espera en el aeropuerto y suspiró con cansancio.
Tiene sólo 17, ¿No debería de preocuparse sólo por la escuela en vez de venir a recoger a su prometida al aeropuerto?
Bueno, él lo decidió, ¿Verdad?
— ¿Kin? — Una chica se paró frente a él con una maleta detrás de ella.
Kin levantó la vista para ver a una mujer alta, con cabello castaño ondulado de las puntas, ojos entre verdes y azules, un pantalón café y una camisa blanca de manga larga. Se veía muy... Elegante.
— Carolina, hola — Se levantó para estrechar su mano y saludarla.
La chica tomó su mano mirándolo de pies a cabeza y sonrió con diversión.
— Pues no eres lo que imaginaba — Soltó su mano sin dejar caer su sonrisa — Gracias a Dios —.
Kin alzó la cejas sin saber que decir y vió a la chica comenzando a caminar a la salida. Cuando se recuperó, salió detrás de ella hasta alcanzarla cuando ya estaban en la salida del aeropuerto.
— ¿Qué quieres decir con eso? — Le preguntó tratando de tomar su maleta pero la chica la alejó con un gesto.
— No te apures, yo la llevo — Agitó su mano esperando un taxi junto al chico — Lo que quiero decir es que me imaginé a un típico chico hijo de mami que sólo quiere dinero. El señor Wilson siempre hace eso — Se alzó de hombros.
— Gracias, supongo — La miró confundido — ¿Señor Wilson? —.
— Es como mi padre adoptivo, ni siquiera me adoptó, yo acepté la empresa por que su hijo, el que si adoptó, está estudiando para docente en vez de manejar la empresa. Y como él es como mi hermano, me ofreció el puesto, nadie tuvo problema con eso — Explicó sin importarle que lo haya conocido a penas — Por cierto, ¿Tienen algún tipo de karaoke por aquí? Siempre quise ir a uno —.
¿Esta chica se hará a cargo de la empresa en algún futuro?
No, espera, tacha eso.
¿Esa chica será su esposa?
Un taxi se paró frente a ellos y Kin la ayudó a subir su equipaje para luego subir en la parte de atrás.
— Si hay karaoke, si quieres podemos ir después de que te instales — Comentó tratando de ser amable. Si va a ser su esposa, debería de llevarse bien con ella, ¿No?.
— Eso estaría increíble, también quiero una malteada, hace tiempo que no tomo una — Se tomó el mentón pensativa — ¿No tuviste problemas en aceptar el matrimonio? Para ser sincera no creí que lo hiciera alguno de los hijos de Mei —.
— No, si es lo que se debe de hacer, lo haré — Se encogió de hombros alejando el recuerdo de Nick.
Carolina tarareo aceptando su respuesta y después de unos segundos en silencio, se volvió a él.
— Por cierto, debo de dejar en claro que hago esto para dirigir la empresa y ayudar a la tuya — Movió la manos para que entendiera que no quería ningún tipo de contacto íntimo — Soy lesbiana —.
Kin se volteó a ella con sorpresa y suspiró con alivio.
— Gracias a los dioses, yo soy gay — Se tomó del pecho riendo.
Carolina le siguió la risa después de escuchar eso.
Tal vez no sea tan malo.
Lo malo pasó cuando después de instalarse en la habitación de invitados, su madre sugirió que la llevara a conocer a sus amigos para que se adaptara un poco.
Kon se había ido esa mañana sin querer recibir a la chica ya que aún estaba en desacuerdo y por lo que sabía, todos estaban en la casa de Corey como siempre. Seguramente su gemelo ya les dijo que se casaría.
Kin se detuvo en la casa de Corey notando que el garaje estaba cerrado y Carolina se quedó mirando la casa.
— Supongo que conocerás a mis padrinos — Bromeó Kin señalando el garaje.
— Oh — La de cabello claro asintió esperando a que el tocara.
Aunque sólo se acercó a la puerta de la cochera y la abrió de golpe.
Dentro estaban Corey y Laney sentados en el sofá mientras que Kon estaba en una caja de madera sentado y con el ceño fruncido.
— Hola chicos — Saludó el de lentes tomando a la otra chica del hombro para acercarla — Les presento a mi prometida —.
Corey y Laney abrieron los ojos sorprendidos volteando a la chica que sonreía mirando el lugar.
Al parecer Kon no les dijo nada.
Carajo.
— ¿Casarte? ¿¡Qué demonios!? — Susurró Laney mirando a Kin enojada.
— ¿No eras gay? — Preguntó confundido Corey a su lado.
— Soy — Asintió mirando a lo lejos a su prometida que seguía vagando por el garaje — Pero tengo que casarme con ella —.
— ¿Y por qué? — El líder inclinó su cabeza a un lado.
— Para salvar la empresa de mamá — Comentó sin ganas Kon con los brazos cruzados.
— ¿La empresa de su madre? — Ahora cuestionó Laney.
— ¿Son millonarios? — Corey estaba ahora más sorprendido.
— Espera, ¿Me pedías dos monedas para tus inventos y nunca dijiste que eras millonario? Amigo, regrésame mi dinero — La pelirroja frunció el ceño sin despegar la vista del de lentes.
Otra cosa que no han dicho es que nadie en el pueblo sabía que su madre es dueña de una empresa multimillonaria y por ende, tampoco sus amigos sabían. A veces veían a Mei pero jamás supieron en que trabajaba.
— Nuestra madre es millonaria, nosotros no. Les contaré más tarde, ¿Pueden simplemente seguir siendo ustedes y hacerla sentir bienvenida? Ella tampoco quiere esto por que para mí alivio es igual de gay que yo —.
— ¿En serio? — Laney volteó a la chica que se había parado en el escenario para ver los instrumentos.
— Si, ahora, tratenla bien, también va para tí Kon — Señaló a su hermano que frunció un poco más el ceño.
Los tres asintieron sin querer aceptar nada pero igual no tenían muchas opciones si no querían que Kin hiciera algo en la comida o mientras dormían.
— Osito, ya estoy lista, podemos ir a... ¿Quién carajos es ella? — La voz de Trina se escuchó en las escaleras.
Mierda.
— Miel — Kon se acercó para tomar su mano mientras bajaba los demás escalones sin dejar de ver a Carolina que se sentía cada vez más incómoda por su mirada.
— Espero que ella no tenga nada que ver contigo — La mayor miró a su novio con molestia.
— No, ella es... — Miró brevemente a su hermano — Es la prometida de Kin —.
— ¿¡Qué!? — Exclamó con sorpresa mirando a la chica y luego al de lentes — ¿Cómo mierda conseguiste una prometida? —.
— Que te importa —.
— ¿No eras gay? —.
— De acuerdo, para que lo sepan, ¡Soy completamente gay y casarme con una mujer no es relevante! — Exclamó ya harto de la situación.
Todos se quedaron en silencio después de eso y unos momentos más tarde, Corey fue el que habló.
— Bueno... —.
— ¡Ahg! — Se tomó de la cabeza saliendo del garaje.
La tarde que le siguió a eso fue mejor de la que esperaba ya que después de que Kon convenciera a Trina de unirse a ellos para el karaoke, él invitó la primera hora.
Cantaron, rieron, gritaron, tal vez Trina arrojó un vaso a la camarera del lugar por mirar de más a Kon y por eso los sacaron pero eso no arruinó el ánimo.
Carolina es una persona amable, abierta, graciosa e incluso desastrosa. Nada a comparación con su ropa pero Kin dejó eso de juzgar un libro por su portada.
Es un alivio que se esté llevando bien con ella.
— Ahora, te llevaremos por unas buenas papas — Corey tomó el hombro de Carolina que sonrió con emoción.
— Que bueno, ya hace hambre — Se palmeo el abdomen con diversión.
Al entrar en la cafetería que siempre frecuentaban, el corazón de Kin se detuvo.
Pagando por una bebida se encontraba Nick Mallory, su novio.
Nononono
No puede hacer esto ahora.
— ¡Hey Nick! — Llamó Corey al mayor que se volteó para mirar a la banda.
Corey tiene un lugar en la lista de personas que asesinará.
— Hey Corey Riffin — Saludó con una sonrisa mientras sujetaba con una mano una soda que acaba de comprar — Hola a todos — Saludó a los demás deteniéndose un poco más en Kin que le devolvió una sonrisa tensa.
— Te queremos presentar a alguien — Corey jaló a la chica para que quedara frente a Nick y a lado de Kin — Ella es Carolina, Carolina, él es Nick Mallory—.
— Hey Carolina — Extendió su mano para saludarla cortésmente.
— Mucho gusto Nick — Asintió como saludo estrechando su mano y soltandola después.
— Ella es la prometida de Kin — Finalizó Corey con una sonrisa brillante abrazando de nuevo a Laney que ya quería comer.
Con un carajo Corey, mejor duerme con un ojo abierto.
Kin miró el rostro de Nick esperando alguna reacción negativa pero sólo hubo sorpresa y su sonrisa vaciló.
— Nick no sabía que estabas comprometido — Esta vez se dirigió a Kin que notó otro tono en su voz.
— Es una larga historia pero si, nos vamos a... Casar — Trató de sonreír pero se estaba rompiendo.
— Wow, pues felicidades Kin Kujira — Felicitó ahora con una sonrisa más grande que Kin puede decir que era falsa. Luego lo vió dirigirse a los demás — Nick tiene algo que hacer pero fue un gusto conocerte Carolina —.
Se abrió paso entre todos para llegar a la puerta y salir de la cafetería.
Kin lo siguió con la mirada notando sus hombros caídos.
No cariño, no creas nada malo.
En ese momento no quiso terminar con él, no quiso que lo suyo terminara, quería rogarle que mantuvieran su relación como estaba y que el matrimonio sólo era un deber que tenía que cumplir. No quería que Nick lo dejara.
— Creo que dejé caer una moneda, aparten una mesa — Kin se apartó de sus amigos para salir de la cafetería con rapidez.
— Seguramente ya no la encuentras pero si, como sea — Le habló Laney caminando junto a los demás que ya estaban dirigiéndose a una mesa del fondo.
Kin salió corriendo de la cafetería buscando a Nick entre las personas que pasaban de regreso a su casa. De tanto tiempo que pasó con sus amigos, no había notado que ya era de noche.
Encontró a Nick caminando a unos metros ya sin su bebida y corrió hacía él.
— ¡Nick! —.
Nick tensó los hombros al escuchar la voz pero de todos modos se volteó hacia Kin que tomaba aire y se acomodaba los lentes. El mayor bajó la mirada comenzando a hablar antes que el otro.
— Nick supone que eso es lo que Kin tenía en mente últimamente — Suspiró volviendo a mirarlo — Nick creyó que eran exclusivos —.
— Quería decírtelo antes, fue todo tan repentino y juro que iba a terminar esto antes y... ¡No! ¡Eso no es lo quise decir! — Movió las manos tratando de buscar las palabras — Tú y yo ya no podemos estar juntos por que me casaré por... —.
Nick se alejó un paso de él y movió la cabeza con tranquilidad.
— Nick lo entiende, Kin no tiene que explicar lo que sucedió — Hizo una pausa y después lo miró con tristeza colocando sus manos en su chaqueta— Adiós Kin —.
Se dió la vuelta para volver a caminar con dirección a su departamento y dejar atrás a Kin que lo miraba sin creer en lo que había pasado.
Nick y él terminaron.
Se acabó.
Kin se comenzó a reír alto tomándose de la frente y después sus risas se volvieron sollozos hasta convertirse en llanto empapando por completo sus lentes.
La gente que pasaba por ahí lo veía llorar sin saber que hacer excepto pasar de largo e ignorarlo.
— Kin — Sintió una mano en su espalda y a pesar de no ver a la persona que le habló, su voz la delató.
— Laney... — Se giró a ella para abrazarla y derrumbarse en sus brazos.
— De acuerdo, te tengo — Lo sostuvo contra ella aún sin saber por que el chico al que salió a buscar, estaba llorando y se veía muy mal — Sólo era una moneda — Trató de consolar frotando su espalda.
Sólo era una moneda.
Laney sabía que no sólo era una moneda.
Después de dejar que Kin se calmara, le dijo que se fuera a casa y que ella explicaría su desaparición, el de lentes no esperó a que lo repitiera y se fue. Por suerte, su casa estaba a sólo unas calles.
Sin embargo, después de decir que Kin tenía un invento pendiente que no podía esperar, ya no pudo justificar los siguientes días.
Era como si Kin hubiera caído en una profunda depresión de la que no quería hablar y por más que Kon, Corey o ella quisieran hacerlo hablar no podían sacarle nada.
Él sólo ha hablado de la boda y de como sólo será una ceremonia rápida en su casa, teniendo como invitados sólo a ellos, su madre, los padre de Carolina y sus amigos.
La boda sería en 2 días y Kin se la pasaba en el sótano simplemente haciendo cualquier cosa para ocupar su mente pero Laney se hartó de eso.
Al diablo con esperar a que él se lo diga, ella se lo sacara a golpes si es necesario para que vuelva a ser él mismo.
— Tenemos que hablar — Comentó al bajar por completo las escaleras y ver a Kin agachado moviendo unos cables de una caja de metal — Ahora —.
— Laney — Se quejó alejándose de los cables para ver a la pelirroja que se paraba en medio del sótano — No puedo... —.
— ¿No puedes decirme que te pasa? Con un demonio Kin, lo que sea que te está pasando es grande y te está destruyendo así que necesitas decírmelo ahora sí no quieres que yo te lo saque a golpes por que ya estoy cansada de verte así — Se acercó a él hasta estar a un metro de distancia.
— Es complicado — Murmuró sin querer hablarlo.
— No me importa, lo entenderé — Se cruzó de brazos esperando a que hablara.
Kin suspiró quitándose los guantes aisladores y los lentes protectores, luego se sentó en una silla que tenía junto a él.
— Tenía un novio — Confesó con tristeza.
Laney borró su expresión de impaciencia para sentarse en la caja de herramientas frente al chico.
— Oh carajo —.
— Si... — Sacó un cigarro de su bolsillo de la camisa para encenderlo y darle una calada antes de seguro hablando — Él se enteró que me iba a casar antes de decirle y... Terminamos —.
Laney lo vió tallarse un ojo por debajo de sus gafas mientras fumaba otra vez.
— ¿Por qué no sabíamos? — Preguntó queriendo respuestas. En los últimos días se había enterado de muchas cosas sobre los gemelos que ahora duda mucho sorprenderse con algo más.
—Imagina la única persona en Peaceville que es popular, es guapo, todos lo quieren y que además se quedó un año conmigo a solas. Piensa en por que tuve que ocultarlo — La miró con el ceño fruncido.
Él está hablando de...
Oh doble carajo.
Se equivocó, se puede sorprender más.
— ¿Nick Mallory? — Lo miró incrédula pero sacudió la cabeza, ya habría tiempo para más preguntas sobre eso, ahora sólo necesita saber que pasó ese día. Oh dios, ese día que lloró frente a ella, Kin habló con Nick — ¿Qué dijo ese día? —.
— Le dije que traté de decirle, que traté de terminar las cosas pero supongo que lo tomó mal y dijo que lo entendía, después se despidió — Kin hizo un ruido queriendo reír pero sólo fue un sonido sin forma — Seguramente piensa mal de mí ahora, le dijo adiós a nuestra relación como si nada. A pesar de estar juntos desde hace casi 2 años, aún no puedo leerlo bien —.
— ¿¡Dos!? — Exclamó Laney pero en seguida se calló al recordar la situación — Pero Nick siempre ha sido así, calmado y con esa máscara serena —.
— Conmigo no, él era muy abierto conmigo sobre todo y no puedo creer que... Terminaríamos así — Terminó su cigarro con rapidez antes de soltarlo al suelo y tomarse del rostro — Me casaré por obligación y no por amor. ¿En qué momento mi vida se fue a la mierda? —.
— Tu vida siempre ha sido una mierda — De levantó para abrazarlo contra su abdomen mientras él volvía a llorar.
— Pero tengo que hacerlo, debo de hacerlo — Sollozó tomando la camisa de su amiga que se quedó en silencio sólo dándole apoyo físico.
La pelirroja estaba consciente de que Kin no vería a Nick aunque estuviera muriendo por hacerlo, por la simple razón de ser un idiota. Un idiota que quiere salvar a la empresa de su madre.
Así que Laney tocó la puerta esperando a que abrieran la puerta.
— ¿Laney Penn? — Preguntó Nick al abrir la puerta y encontrar a la menor mirándolo con el ceño fruncido.
— Tú y yo necesitamos tener una charla — Sin importarle si fue invitada al departamento, entró y se dirigió al pequeño sillón que tenía Nick.
Nick se sentó en el otro extremo del sofá para mirar detenidamente a la pelirroja que jamás le había dirigido unas palabras directamente a él a menos que estuviera con la banda.
— Nick debería de saber el tema que Laney quiere hablar —.
Desde que entró, Laney no le había quitado la mirada de encima a Nick y pudo notar que se veía cansado, sin menos de ese brillo que siempre lo rodeaba, decaído y... Triste.
— Kin me contó todo —.
El mayor frunció el ceño al escucharla y no supo que responder, lo cual era extraño ya que él siempre encontraba que responder a cualquier cosa.
Él no tenía ni idea de que es lo que quería hablar Laney. Si Kin le contó sobre ellos, su tiempo juntos y su reciente compromiso, no entiende por que venía a él.
— Nick no entiende por que Laney ha venido a su departamento — Desvío su mirada a una foto junto al televisor — Kin Kujira ya debió de decirle a Laney todo —.
Laney siguió su mirada encontrando una foto casi escondida junto al televisor. Era una foto de Kin y Nick sonriendo mientras estaban abrazados en lo que parecía ser una cocina.
— Kin no se casará por que quiere, Nick — Comenzó queriendo evitar más drama — Su madre es dueña de una empresa en China y su única opción para salvarla, es casarse con Carolina, que es la hija de otro empresario — Negó con la cabeza seriamente — Kin no quería dejarte pero era una decisión que debía tomar si o si —.
Nick alzó las cejas intentando procesar lo que dijo la menor.
Kin no quería dejarlo.
Sin embargo, tenía que hacerlo.
El mayor suspiró volviendo a su expresión seria que tenía desde un inicio.
— Nick sólo quería una relación sin inconvenientes con Kin, él ha sido todo para Nick durante mucho tiempo y no cambiará de la noche a la mañana — Comenzó a hablar con una voz más baja de lo normal y evitando la mirada de la pelirroja — Kin dijo que la relación sería secreta por las fans de Nick y la reacción de Grojband, Nick jamás lo quiso pero por Kin haría lo que fuera — Se quedó en silencio lo suficiente como para que Laney pensara que ya no hablaría, pero el mayor levantó la cabeza hacía ella y la miró serio — Y eso no cambiará ahora —.
Laney abrió los ojos un poco más con sorpresa ya que sabía que significaba eso.
— Pero... — Trató de convencerlo de lo contrario pero él la Interrumpió.
— Nick lo siente pero si eso es lo que quiere Kin Kujira, Nick dejará que se case —.
Laney apretó los labios con enojo. No estaba enojada con Kin o con Nick, sólo con la situación por la que pasaban. Por que esa mierda de unión entre empresa para poder salvar la empresa de los Kujira, era un problema en la relación de los chicos.
Si Laney pudiera, detendría la boda y haría que estos dos hablaran.
¿Qué podía hacer?
Kin es inteligente, tal vez si tiene un empujón por el camino correcto, lo reconsidere y descubra un camino nuevo para la empresa. Así Nick y él pueden estar juntos con libertad.
Pero Nick necesita detener esto, no ella.
— Nick — Se levantó para caminar frente a él — Por una vez sé egoísta —.
— ¿Qué? — El castaño miró a la chica que parecía con un plan en mente.
— Dile a Kin como te sientes, dile que no puedes dejarlo ir, que no puedes verlos casarse cuando es el amor de tu vida, que lo amas — Alentó colocando sus manos en los hombros del hombre mientras seguía parada frente a él.
Nick la miró con incredulidad.
— Nick no puede hacer eso, no puede ser egoísta al quitarle la empresa de ese modo a Kin Kujira — Negó con la cabeza levantándose para alejarse de Laney.
— Kin es muy inteligente, se le ocurrirá algo más — Movió las manos sin perder los ánimos — Hace unas horas apenas me enteré sobre lo suyo pero con todo lo que me ha dicho Kin y tú, puedo asegurarte que lo que ustedes tienen es maravilloso. Se aman —.
Nick la miró en silencio sin moverse durante unos momentos antes de caminar hacía la puerta y abrirla.
— Nick no quiere ser grosero pero preferiría que Laney Penn abandonara su casa si ya terminó — Señaló hacía afuera mirándola de nuevo con seriedad.
Laney abrió la boca dejando caer su brazos a su lado.
— ¿Eso es todo? — Inclinó su cabeza ahora mirándolo con el ceño fruncido — ¿No pelearás? Casi dos años y con este matrimonio en papel, ¿Tú te alejarás? — Caminó hacía la puerta deteniéndose frente a él que estaba todavía a lado de la entrada — No puedes dejar esto así. Evita esa boda — Lo empujó un poco con su dedo que le colocó en el pecho antes de seguir su camino por el pasillo de la salida hacía las escaleras del edificio donde habitaba Nick.
Nick cerró la puerta tras ella y recargó la frente en la madera pulida.
Laney estaba mal si creía que detendría esa boda sólo por el capricho de él. No puede hacer que Kin deje a la deriva la empresa de su familia, sería muy egoísta.
Y Nick Mallory no era egoísta.
Kin era egoísta.
Kin quería romper ese estúpido espejo que tenía enfrente para ya no mirar su reflejo que vestía un elegante traje negro de tres piezas.
Kin quería correr hacía el departamento de Nick y decirle que el mundo se podía ir a la mierda, que sólo lo necesitaba a él.
Pero Kin no puede hacer eso, no puede dejar a la chica en el altar y a su madre con sólo la mitad de la empresa. No puede.
— Te ves maravilloso — Una voz detrás de él lo sobresaltó y a través del espejo notó que era su madre en el umbral de la puerta de su habitación.
— Hola ma — Le sonrió aún sin dar la vuelta y terminando de acomodar su corbata.
Mei portaba un hermoso vestido negro con rojo, además de unas zapatillas obscuras y su cabello estaba arreglado en un par de rizos.
— Todos están esperando, sólo falta que tú bajes — Le devolvió la sonrisa acercándose a él.
— Ya estoy listo, enseguida bajó — Asintió una vez más al espejo y volteando hacía su madre que ya estaba a su lado.
— Aún no es tarde, no tienes que hacerlo — La expresión de Mei entristeció cuando lo tomó de los brazos con cariño.
— Mamá... —.
— Lo digo en serio, no quiero que lo hagas por mí. Yo quiero verte feliz, no tienes que hacerlo — Negó con la cabeza con una mirada de súplica.
— Ya te lo dije — Tomó sus manos entre las suyas — Yo seré feliz cuando la empresa pueda salir de ese pozo —.
La mayor ya no vió sentido en seguir discutiendo, su hijo se veía muy decidido pero también triste y deseaba con todas sus fuerzas que algo pasara para que la boda no se llevara acabo.
— De acuerdo — Asintió tratando de sonreír otra vez y le dió un beso en la mejilla al menor — Iré abajo, te amo —.
— Yo también — Le devolvió la sonrisa y la vió irse.
Cuando la mujer se fue, Kin dirigió su mirada a la ventana que daba al patio trasero donde se llevaría la boda. Ya estaban todos ahí, sus amigos, los amigos de Carolina, sus familias, su futura esposa con un simple vestido corto de color blanco.
La boda ni siquiera sería como recuerda Kin que son las bodas tradicionales China o incluso como las europeas o americanas. No tenían una caminata hacía el altar, sin votos, sin vestidos o trajes elegidos meses antes, nada.
Sólo serían personas firmando un acta de matrimonio, besándose y poniendo fin a esto.
Era un mierda.
Escuchó de nuevo la puerta de la habitación así que volvió a mirar por si era su madre o su hermano que lo iban a apurar.
Para su sorpresa, no era ninguno de ellos.
— Nick — Susurró mirando al hombre que seguía en la puerta parado.
El mayor jamás mostraba sus emociones en su rostro calmado pero Kin se volvió experto en descubrir sus emociones, por lo que pudo decir cómo se sentía en ese momento.
Nick se veía triste y... Desesperado.
— Kin — Sonrió acercándose a él cerrando la puerta detrás.
Nick se acercó lo suficiente para tomar el rostro del más bajo y mirarlo con súplica.
— Nick no quiere que Kin se case — Susurró acariciando sus mejillas.
Kin se quedó mirando los ojos de su ex novio cautivado por él y por lo cerca que estaba. Hace días que no lo tenía tan cerca y lo estaba volviendo loco.
Sin embargo, sujetó sus muñecas para separarse lentamente sin notar la expresión dolida del castaño.
— Tengo que casarme. Mi madre... — Habló de forma temblorosa evitando mirarlo a los ojos.
— Kin es inteligente, encontrará otra solución — De nuevo se acercó pero esta vez Kin se alejó evitando el contacto.
— Ya revisé todo, no hay otra forma. La empresa es importante en mi familia — Levantó la vista para mirarlo con dolor — En serio no quiero hacerlo —.
— Por favor — Lo miró con tristeza tratando de comunicar todo lo que siente a través de su mirada.
Quería que Kin le dijera que lo sacara de ahí, que lo ama y que se las arreglará con la empresa. Nick incluso puede aprender de negocios para ayudarlo. Cualquier cosa para que no se casara.
Sin embargo, Kin lo miró en silencio antes de pasar por su lado y dirigirse a ala puerta. El de lentes tenía que irse antes de ceder ante el otro.
Nick se volteó a mirarlo abrir la puerta de la habitación.
— Te amo —.
Kin se quedó inmóvil al escucharlo. Eran contadas las veces que Nick no hablaba en tercera persona y cuando lo hacía era cuando estaba demasiado abrumado o desesperado.
Cerró los ojos con fuerza antes de abrir por completo la puerta y mirar de reojo a Nick.
— Lo siento — Cerró la puerta tras él cuando salió de la habitación.
Y sintiéndose solo de repente en medio de la habitación, Nick escuchó la música de la ceremonia empezar junto a su corazón cayendo a pedazos.
Lo siento fkfbkfk
Les juro que quería una historia con final feliz pero cuando la estaba terminando dijo: "No, esto debe de terminar mal" y bueno, todo se fue al carajo fjfbkfnf.
Esto es muy largo, ¿En serio llegaron hasta aquí? Sjjsjs
Es que el Kinick
•-•
