Purple cherie

By: Tokio.

----a todos los fans de kasumi-chan.
Y de satoshi-san también.-----

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"disculpe, señorita... pero se baño ya esta listo..."

la postración de costumbre... no se movió de ahí.
Sentadita, con un enorme traje verde nocturno, le respondió de espaldas

"Y... tiene nombre el señor samurai"
"...si así lo tengo.." pronuncio su boca quedamente y educadamente "... no es prioritario que sus labios se ensucien pronunciándolo, señorita"
"¿por qué no?" esa vez si había sonado inocente. Su voz se lleno de duda por un momento. A satoshi le dio una punzada en el corazón. ¿a eso se le llamaba ternura?
"como lavit-sama se lo ha mencionado antes, yo solo, soy su escudo...un objeto" la luna dio a sus espaldas.
Alargando su sombra proyectada en la pared, prosiguió "... Solo eso..." bajó los ojos. " una señorita como usted, no debe tutearme, mucho menos, mirarme a los ojos, como lo ha hecho antes..." su seguridad cimbro por la habitación "pero...¿por que?" no parecía entenderlo. Era demasiado cruel como para digerirlo " por que los lacayos como nosotros, no merecemos mas que el dinero de los que nos compran, solo eso. Obtener la confianza de nuestros amos, seria demasiado abuso."

Se quedo callada por un momento.

"si lo dices así..." salió de la habitación en silencio, con una gran toalla de baño

Satoshi se miro de nuevo en el enorme espejo.. su fleco lacio como el agua de los ríos, resbalo de nuevo, cubriendo su frente apiñonada... ¿era eso cierto?...

Miro de reojo a la derecha, ella había dejado algo ahí. Una cajita, con una tarjeta por encima...

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"ho-jojojojojo!" la chica azoto el vaso de sake en la mesita del centro llamando la atención de el chico de los lentes, que saco sus ojos medio caídos del juego de cartas "anda..." dijo el seriamente "otra vez estas bebiendo sake"
"claro!" dijo ella tomando un amplio sorbo para después mirarlo algo sonrosada de las mejillas: el alcohol estaba subiendo rápidamente. "¡y ya te dije que dejes de cuidarme, que no soy una niña"
"...claro que no.." la voz del chico de la arracada, salió retumbante, desde la cabecera de la mesa. También tenia cartas en su mano.
"¿verdad que no?" dijo ella seguida de una risita boba. El chico, la miro como siempre: con el ceño fruncido y actitud de pocas pulgas "ni si quiera llegas a cría..." arrojo sus cartas a la mesa "flor imperial..." murmuro, mientras el chico de los lentes comenzaba a jalarse el cabello, ella ofendida termino dándole la espalda muy ufanamente.
"¿por qué siempre ganas?" la cara de amargura se vio y sus lentes brillaron por un momento "de seguro, debe ser por esas mañas que te cargas"
"...¿ahora así se le llama a la excusa de un mal perdedor"
"¡oye!" "da igual" dijo el de la arracada, mientras esta relumbraba por el débil rayo de luna de invierno "yo gano de nuevo..." jalo todas las monedas hacia el, con ambas manos, bajo una ceja y miro retadoramente y con una sonrisa arrogante a su compañero de juego "¿qué te parece un doble o nada"
"vale" contesto le otro arrojando mas monedas al centro de la mesa "nunca aprendes..." la chica lo miro molesta "kenji, si sigues apostando de esa manera... esa rata de sigeru, te dejara sin nada"
"no te metas, capullo..." añadió él salvaje enseñándole los colmillos "que las mujeres como tú no me hablan nunca en ese tono"
"haaaay..." dijo ella suspirando y desviándole la cara, con algo de enojo "siempre hablando como pirata borracho..." Se tapo un poco la nariz "...y siempre con el olor de uno.." se levanto ofendido, azotando la mesa con ambas manos, las monedas temblaron.
"¡cria maldit---!"

"disculpen..."

la disfunción se detuvo, en cuanto un satoshi serio y sensual, se asomo desde una de la puertas de la sala principal. Kenji y la chica, lo miraron interesados, el tercero, no hizo mas que comenzar a contar su dinero, robándose algunas monedas mas de la apuesta nueva

"satoshi-san!" dijo la chica algo asombrada "¿qué estas haciendo aquí"
"¿dónde esta la señorita siryu?" tercio el otro, ajustando mas su lentes

no contesto, solo se limito a avanzar lentamente a donde la chica.
Para después, y acompañado por los rayos del sol, reverenciarla

"señortia haruka..." el tono serio sorprendió un poco a la chica, que mirándolo algo ansiosa respondió algo alarmada "¡anda, satoshi-san! Si ya sabes que tu trabajo ya no es escoltarme a mi, si no a la señorita siryu, además, ya te hice una pregunta y quiero que me la respond"
"por favor..." interrumpió el delgado samurai, con algo de vergüenza en su voz, y ojos "...enséñeme a leer... y a escribir..."

la habitación, se quedo en silencio

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"anda..." la chica, cerro uno de sus ojos, observando bastante interesada la cajita de aluminio color rojo "¡que si esto es algo extraño!"

el samurai no respondió, levanto su sensual mirada a el astro nocturno, para después recibir el viento de estación en su rostro.
ella se toco el brazo, con cuidado

"satoshi-san..." el samurai la reverencio "¿si, señorita"
"descansa" dijo ella algo apenada "ya no eres mi escolta... así que, no quiero ese tipo de formalidades"
"si" se enderezo formalmente, ella lo examino un par de segundos mas, para después mirar su reflejo en el enorme estanque de la casa, desde el puente de madera. Su kimono era hermoso.
"...me sorprendes..." dijo risueña, una hoja seca flotando en el agua traslúcida, llamo su atención "cuando te conocí... eso no te importaba... en absoluto..." siguió mirando al lago. El joven samurai, parecía interesado en lo que ella decía a su manera "...cuando mi padre vio como asesinabas a esa horda de criminales, ansiosos de robarme..." se apeno un poco, soplando un poco su fleco castaño de su frente "... quiso que fueras mi escolta..." "10..." miro a otro lado, cabeza gacha "eran como 10"
"da igual el número" agrego ella, al ver que ese no era un recuerdo grato para él, le sonrió nerviosa "el caso fue que el destino quiso que así fuera..."Luego, hablo quedamente él "..mi mente siempre quiso leer los textos de los humanos... " abrió mas los ojos, asombrada por las palabras tan extrañas que el pronunciaba "tu...¿qué"
"...yo no quería hacerle caso..."

miró los ojos de él, de un muchacho algo tímido, dolido y mirada desahuciada...

el viento soplo mas fuerte, llevándose el moño del pelo de la bella castaña, dejándolo atorado en una rama alta.
el samurai, fue de inmediato por el, entregándolo con cuidado y una reverencia.
La chica, miro intranquilamente al piso "jojojojojo!" rió ella con ternura, tratando de apartar aquellos pensamientos que cruzaban por sus pupilas al ver a ese joven samurai "siempre con tanta formalidad..." abrió un poco mas los ojos y agito la cajita cerca de su oído "... no tengo ni idea de lo que pueda estar aquí"
"...señorita haruka..." lo miro con atención "¿dime"
"...le ruego, me enseñe el arte de los humanos"
"entiendo" su voz suave y llena de ternura hablo "...-feliz navidad, señor samurai"
"¿perdone?" la miro interesado, pero aun con esa mirada que jamás demostraba otra cosa mas que seriedad.
"yo no, bobo" rió suavemente la joven, enterneciéndose "eso es lo que la tarjeta de la caja dice"
"¿feliz navidad...?" repitió lentamente "señor samurai..." se escucho como un susurro, mientras apretaba su labio inferior con sus dientes "para los cristianos, la navidad, es el celebramiento de el día del nacimiento de su Mesías"
"¿cristianos?" miro con duda a la chica, algo raro en él "así es..." agacho su cabeza de nuevo al río, sonó algo herida, tratando de disimularlo, se recargo en el barandal del puente "...¿ella es cristiana...no"
"bueno"
"debes serlo" en sus labios, una sonrisa débil se vio por unos instantes, era evidente, que algo no andaba muy bien "..." miro al piso. Otra cosa, que él, no podía saber.
"¿no tienes idea, he?" aun hablo algo triste "si ella, tiene una especie de collar, con muchas bolitas, la mayoría pequeñas y algunas grandes ... y una cruz"
"si..." interrumpió con cuidado, entrecerrando un poco los ojos, tratando de recordar "...la he visto, hablando muy quedo, con eso entre sus manos"
"bueno" una sonrisa se vio en su rostro, tratando de disimular su tristeza, lo toco del hombro "ese es un rosario... es un instrumento que los cristianos utilizan, para hablar con su dios""ella es muy inteligente y bella..." bajo la cabeza "ya habla y escribe muy bien el japonés... aun con solo un mes aquí"
"...si..."

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"mi profunda gratitud, señorita" reverencio él. Lo primero que pronuncio él al entrar a la oscura habitación de su pequeña ama. Ella, sentada en sus rodillas, dándole la espalda.
"¿por qué lo dices, señor samurai?" el chico hablo de nuevo con suavidad y seriedad, mientras veia como ella pasaba lentamente, sus largos cabellos por una peineta "su obsequio..." rápidamente se postro ante ella "... perdóneme, yo no tenia idea de que... en su tierra, se celebraran este tipo de cosas... " su atención se concentro de nuevo, en la delgada espalda de la niña "...mucho menos tengo nada con lo que pueda corresponderle"
"contéstame algo.." su voz sonó quedamente, satoshi aun sometido ante sus deberes de guardaespaldas, conservo su postura de dominado "dígame"
"...¿hay jazmines?..¿en Japón"
"discúlpeme" su voz elegante y enigmática pronuncio con la formalidad y reserva de costumbre, su respuesta cambiando el tema por completo" pero... desconozco a que se refiere, señorita"

su cabecita se removió ligeramente, el cascabel cantó también.
Dejo por fin la peineta en el piso de madera cobriza.

"...dispénsame tu a mi, señor samurai..." giro solo su cabecita hacia él, su cabello se movió, rozando con cuidado su rostro y delicada espalda "pero es que... a veces... suelo creer que huelo algunos..." pestañeo espaciosamente, mientras se viraba totalmente y ladeaba la cabeza. El samurai miro rápidamente a su lado, para evadir aquella mirada llena de candor e ingenuidad infantil "siéntate aquí " pronunciaron sus labios rosas con la ingenuidad de siempre, señalando un lugar mas cercano a ella en el piso, la larga figura acudió de inmediato a su llamado, sentándose donde ella lo indicaba "a sus ordenes, señorita"
"mira" jalo unos libros que tenia un poco mas lejos, en el piso. Satoshi miro con atención lo que hacia

"este es un jazmín" sus delgado dedo, señalo una pequeña ilustración de un libro, despastado y algo polvoso.
El tiempo al parecer, lo había estado arrullando constantemente "este, es un tulipán." Sentencio ella corriendo sobre la hoja pajiza la yema de su dedito "y este, un girasol" satoshi seguía con los ojos discretamente, cada ilustración que ella señalaba. Inclino su cuerpo un poco mas para poder ver mejor, repasando una y otra vez mentalmente los nombres de aquellas flores "..y estas, son margaritas..." la chica lo miro con el candor de siempre por unos segundos, para luego ladear la cabeza "mi flor favorita es el jazmín..." volvió una de las paginas centrales del texto "puedo..." dijo casi en un susurro, haciendo un elegante y silencioso ademán de querer tomar el libro afirmo suavemente, dándole ella el libro.

"sus pétalos son sencillos... blancos y el aroma es dulcemente frágil..." satoshi siguió mirando la ilustración, mientras una parte de él, se estremecía ante el repentino acercamiento de su joven ama a su cuerpo; aunque sabia que solo era para poder señalarle mejor algunas cosa de dicha ilustración, no pudo evitar aquel movimiento.
"debe ser agradable, poder oler uno" dijo alzando débilmente su vista desahuciada con enorme cuidado de no lastimar a la pequeña con grosería e impertinencia, descubrió que ella, ya lo miraba con su ternura de siempre.
Recorriendo las silabas con su delicado acento francés y esa mesura y tranquilidad, solo vistas en la gente rica y sin preocupaciones "...cuando la esencia de una individuo fallecido, ronda cerca del cuerpo de la persona que llego a amar alguna vez..." la niña bajo un poco su mirada. Algo parecía andar mal "...los cristianos dicen que esa persona... esta tratando de acariciarte... por que...sabe...que...esa persona esta"
"señorita..." la voz del joven parecía querer quebrar, capto la atención de su protegida "...si a usted le sirve de consuelo... me atrevo a romper esta barrera de el respeto, diciéndole con la mayor de mis penas que yo, he perdido a toda la gente que he amado... Y... jamás he podido oler los girasoles..." recupero de nuevo su solemnidad, al darse cuenta de que esas cosas estorbosas, trataban de rasgar las paredes de su mente y cuerpo, para poder salir por sus manos, labios y caricias.. sentimientos "¿esa es su flor favorita, señor"
"...tal vez, nadie me quiso nunca..."

bajo la mirada de nuevo.
estaba removiendo recuerdos, imágenes y sabores que no quería volver a sentir jamás.
No después, de aquella tarde de verano, en donde la sangre putrefacta y cuajada, aun se asomaba en las heridas, de la gente que había masacrado...

"puedo sentirlo..." la chiquilla se acerco, con la mas pura de sus intenciones, al pecho del joven.
que no hizo mas que cerrar los ojos, con enorme dolor, nunca antes reflejado, desde hacia tiempo atrás. Y postrado en sus rodillas y sus manos, desparramadas a los lados , soltó un suspiro. Ella, comenzó a hablar de nuevo "...la gente cree que el corazón, es solo un artefacto que nos ayuda a seguir respirando... a seguir viviendo.." el fleco de satoshi resbalo por su frente, cubriendo un poco su respingada nariz "¿y no es así, señorita?" su voz grave y varonil, parecía haber recobrado un poco de melancolía " ¿no es así"
"claro que no..." su mejilla se recargo mas en su pecho "él corazón siempre te habla... todo el tiempo: te dice que es lo mejor para ti... pero, como nunca queremos hacer caso a sus sabios, pero tenues consejos, con el tiempo no podemos escucharlo mas"
"señorita..." imploro él a punto de quebrársele la voz, recordando los últimos 100 azotes que recibió, cuando una persona de la gran mansión, noto que ella lo tomaba de la mano y él le correspondía.
después de la dura reprensión, no hizo mas que pasarse sal por las heridas rojizas de su varonil espalda, en el cuarto de su ama...todo a escondidas de ella... que no hacia mas que mirarlo al balcón de su habitación, saludándolo con delicadeza y por lo que el pudo percatar también con una débil sonrisa, desde uno de los puentes de piedra de la casona . "...usted no tiene permitido, hablarle de cosas bellas a una bestia como yo..." la miro sin que se diera cuenta, con leve vergüenza, se acordó de nuevo, de los labios de lavit -sama pronunciando que no aceptaría de nuevo aquel tipo de escenas "humillantes" y "vulgares" pues un pordiosero como él, no debería tocar ni con su aliento, a la futura prometida de uno de sus sobrinos.
tembló un poco, cuando la voz del viejo, le apuntó que perdería su cargo, de hacerlo de nuevo; trago algo de saliva, continuo hablando bajito "... ni de tocar a un animal como lo soy yo"
"¿por qué no?" la niña lo miro hacia arriba, con una ingenuidad, que hizo de nuevo estremecer en todo el cuerpo al chico.
Sus ojos limpios, lo miraron esperando una respuesta. La miro con cuidado "ya se lo he dicho antes...por que... soy su esclavo... y... no su"
"...mi hermano..." dijo ella quedamente aun con los ojos bien abiertos "...eres, como mi hermano..."

paso sus manos hacia su espalda, que no pudo terminar de abrazar completamente, por el ancho de esta

"nadie podría prohibirme, abrazar a mi hermano"
"yo... no quiero que usted también muera..." se hizo un nudo en su garganta, de solo pensarlo... "piense en lo que la gente diría de usted... una señorita muy respetable..." miro su cabecita, valla que su cabello era extraño... y su piel.
"¿lo dices por que crees en realidad, que eso pasara a toda la gente que te ame"
"...si" dijo el con algo de timidez echándose un poco hacia atrás "alguien como usted, no debe tocarme, por que"
"si yo perezco ...nadie llorara por mi..." dijo ella un ingenuamente, estrujándolo a ella un poco mas "así que, puedo quererte..." clavo un poco sus deditos a su espalda "a los niños como yo, generalmente, no nos importa lo que los adultos opinen de nuestras acciones"
"señorita"
"...te han azotado...no es asi?" sus manitas, recorrieron con suavidad su espalda "...puedo percibir el calor de ellas... las marcas..." el joven, la miro entristecido "no tiene por que preocuparse por algo como eso... es solo un correctivo..."

él sintió la débil respiración de ella, a través de el suave movimiento de su cuerpo y el calor de su suave aliento, atravesando juguetonamente la tela de su delgado y azul marino, uniforme de samurai.
La miro desde arriba.
Si, parecía su hermana. Era tan pequeña, frágil y solitaria... Por aquello le habían ordenado protegerla.
Al principio, por su mente fría y calculadora de samurai que tenia, pensó que seria una oportunidad perfecta de ganar dinero para la chica que amaba; y orgulloso y confiado en sus natas habilidades con la espada se dijo a si mismo que escoltar a una chiquilla, seria mas que simple... por lo menos, mejor que destajas a cientos de personas.
Pero... el corazón humano siempre resulta ser de lo mas débil y aunque samurai, era un hombre joven también.
comenzaba a compadecerse de ella, como persona y no como "objeto" que le dijeron que debía tratar.
De solo verla ahí, callada, con gran madurez e inocencia infinita...le provocaba una sensación extraña: sus vestidos, su eterno leer de los libros, sus palabras ingenuas en tono y contenido, ese acento delicado.
¿cómo era posible que una chiquilla de tan solo 13 años, le hiciera sentir piedad, compasión...misericordia...? cuando jamás la había sentido por nadie mas.
le provocaba infinita ternura tan solo ver sus expresiones, su andar lento y sus apenas visibles sonrisas débiles.
era, como la hermanita, que jamás había logrado tener...

"yo... no puedo aceptar ese cariño de parte suya"
"¿por qué"
"por.."

ambas manitas de la pequeña, se posaron tibias sobre las mejillas en la cara del joven. "no me digas eso..." dijo ella, ladeando la cabeza un poco, con movimientos de una niña "no me importa que los demás hablen mal... tu eres mi hermano y te quiero." Acerco con suma lentitud, la cabeza del joven a ella.
solo pudo ver como sus labios se acercaban a su frente , y rozándolo con suavidad, hacían un leve sonidito en medio de la noche.

Lo había besado.
tal y como una pequeña, besa a su hermano mayor. A una persona muy estimada.
Y sin darle tiempo a mas, poso sus labios rosáceos en su mejilla izquierda... Y por tercera ocasión, en la derecha... se conmovió bastante, al sentir por escasos segundos, la cuarta caricia esta vez, sobre sus labios.
Las caricias de esa linda niña, eran una insinuación, al te quiero mas puro del mundo, al puedes contar conmigo..."yo estaré contigo..." dijo con cuidado aun cerca de los labios del joven "no voy a permitir que te dañen de nuevo"
Fueron besitos tan simples, tan inocentes y espontáneos...todo, tan lentamente y con las luciérnagas de invierno y la luna de testigos.
no pudo evitar recibirlos.
Algo puro e inocente por fin, lo tocaba con cuidado y cariño.
Era tan raro... pero, ciertamente, encantador.
"no puedo reparar el dolor de un hermano..." poso sus labios de nuevo sobre sus labios "soy solo una niña"
satoshi la miro con dolor y ternura en los ojos, algo nunca antes mostrado "no diga eso..." ha demonios... sus sentimientos, estaba comenzando a despertar "...si desde que llego usted... yo..."

lo abrazo con mucho cariño infantil, sincero y desenvuelto. Impidió que él siguiera hablando

"te quiero, oni-san samurai..."

su asombro, hizo que esa cara de seriedad, se borrara por un momento... si bien, aun tenia esos hermosos ojos negros desahuciados, se sintió realmente feliz... alzo una de sus manos temblorosas a ella... quería tocarla, quería en verdad responder a ese tierno cariño.
y a unos milímetros de tocar su blanca piel, se detuvo.
Ella era como su hermana, debía protegerla.
Incluso, de él mismo.

"...satoshi..." murmuro él, bajo la luna, aun mirando su pequeña que mantenía el abrazo "la señorita debe saber que mi nombre es satoshi... " "¿satoshi?..." su respiración era dulce y pausada "...es un nombre, muy bonito... para el señor samurai..." sus ojitos abiertos, miraron de nuevo al chico quien pudo mantener la mirada solo unos segundos, para después desviarla a su lado izquierdo "satoshi..." sentencio ella ingenuamente "significa cenizas"
"cenizas..." repitió lentamente "que extraño"
"así lo es, señorita..."

la niña lo soltó por fin. Se quedo frente a él, aun.

"me has dicho algo muy importante y personal:...tu nombre"
"yo..." bajo la cabeza, seriamente "era lo menos que podía..." se quedo callado. Aun sentía el dulce olor de ella, en sus labios.
"...cuando veo jazmines... siempre me pongo triste..." por fin su mirada reflejaba algo de dolor "...Francia se llenaba todos las primaveras de ellas..." satoshi la observo callado, la niña se arrastro con sus piernitas a su tufon , tocando su suave pecho con ambas manitas y su fina barbilla en su clavícula derecha, hablo por fin ahí sentada, bajo los murmullos de la luna "...él...siempre procuraba darme una flor de jazmín al día"
su ceño, se doblo por el dolor.
que se transmitio a él, de solo verla "lo...siento, señorita"
"... siempre ... yo siempre...supe que... no había jazmines en Japón"
Abrió las cobijas, contemplo a su guarda espaldas

"...duerme conmigo..." el chico, miró directo a ella, estaba ahí, con esa mirada inocente y algo dolida, bajo las sábanas.
la reverencio profundamente desde donde estaba "si usted lo ordena..." y metiendose bajo las sabanas del tufon y arrimándose en un pequeño lugar, recargo en su codo izquierdo su cuerpo, para poder ver a su frágil protegida, arrimarse a su lado. aun en su tufon, no tenia permitido dormir, pues debía cuidarla siempre.
"él... se llamaba..." dijo apenas la niña

se repego mas a él joven samurai, y tratando de esconder su sufrimiento, subió sus cobijas a sus labios, cerrando los ojos con dolor.

"..ya ni lo recuerdo..."

fin del capitulo 4