Purple cherie
By: Tokio.
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a todos los fans de kasumi-chan.
Y de satoshi-san también.
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"debes dejar de verla..." suplico como una plegaria "esto ya es demasiado..." su cabeza choco con su hombro de el suplicado
Y ahí el.
Hincado en el piso de una caoba cálida, limpiando sus tres sables de todo el aceite y grasa que se acumulaban todo el tiempo; haruka estaba con el desde hacia un rato.
"comprende, que ya no es algo sano...y correcto..." murmuro bajo el efecto de el dolor.satoshi comenzó a pulir mas insistente con una piedra, debían estar bien filosas.
"ha llegado demasiado lejos y los rumores comienzan a percibirse mas..." bajó los ojos "desde que te has cortado el cabello..."
"...siete meses no son inválidos, señorita"
"...hasta tu afición por querer leer y escribir..."
"..."
"es demasiado para un samurai..." insistió ella
era tan cierto; la pequeña coleta baja, se había difuminado ya;
y al momento de caer sus mechones brillantes al suelo, pensaba en la sonrisa de la chica que protegía. recordando aquellas palabras que le pronuncio la noche anterior, palpo pensativamente su cabello, pegadito y un poco mas corto que entes a lo largo de su cuello, era pesado y sedoso, que aun tocaba un poco de su espalda " tu pelo es tan lacio y brillante...un corte, podría favorecerle a tu piel bronceada...y a tus ojos rasgados...>"
y era verdad, los ojos rasgados con su toque serio y desvalido, le resaltaban aun bajo su fleco azabache.
no pretendió verse al espejo, sin que su ama lo viera antes primero.
y mas arreglado y sensual que antes contemplo por fin su cabello corto en el largo y fastuoso espejo de su propietaria mientras ella le pasaba sus manitas divertidas por la cabeza... entre tanto se divertían juntos jugando con las palmas un viejo juego francés a la voz melodiosa y feliz de la pequeña...
la voz de haruka lo saco de los pensamientos agradables, los cuales habían sido desbordados por el solo comentario de ella...
uno de los muy pocos recuerdos encantadores que tenia desde hacia 2 años...
"...y no puede ser que..."
"señorita haruka" sonó serio, ella silenció "no creo que esos cambios, sean negativos"
"y no lo son" agrego medio irritada mientras se frotaba aun en la espalda ancha del joven "es solo que ella...tu cabello...la tradición de un samurai..."
"sigeru-sama es su prometido y lo tengo bien en mente" su fleco brillo por la luna, continuo su trabajo de afilador, pasando una y otra vez su largo sable por la piedra afiladora que estaba en el piso "no tengo pretendido nada mas, mas que hacer las cosas con rectitud y obediencia tal y como los códigos me lo indican"
"pero..."
"si cortar mi cabello hace que la relación entre ella y yo mejore y así pueda trabajar mejor..." agrego determinantemente aun dándole la espalda"estoy dispuesto hasta cortar mi brazo derecho..."
haruka abrió mas los ojos.
Agitó un poco su cabeza de un lado a otro, tratando de digerir lo que estaba ocurriendo ahora.
Satoshi, ya no era el mismo.
"¿acaso estas loco?" incrédula alzó un poco su tono de voz, satoshi se limito a suspirar "es la mano que te da de comer; gracias a ella, puedes pelear y..."
se quedo callada, ante el inminente silencio del joven y la mirada desesperada que le lanzaba suspirando de nuevo
recordó ella, que en días pasados, en el mercado del pueblo el señor de la librería la saludó con la mano mientras ella se acercaba el viejo y le sonreía. Correspondido el saludo y la reverencia un poco apenada, pues el señor no solía conversarle mucho.
Lejos de eso la invito a pasar unos momentos a su fresco establecimiento. Negase ella y entre risas y otras reverencias le alegó que debía llegar temprano, puesto que si su primo sigeru, no veía su ramen en casa, se enojaría muchísimo; un ¿puede entregarle esto al joven satoshi-san?>> de él, hicieron que haruka abriera mucho mas los ojos... era un libro.
"satoshi-san" Insistió mas desesperada aun tratando de olvidar esa extraña escena "el querer hacer las cosas bien, no es malo..." Su kimono se humedecía de repente por algunas lagrimas silenciosas y cristalinas; ya había dejado de rozar la espalda del chico con sus mejillas "es solo que... ni por gizele-san harías ese tipo de..."
"gizele es mi vida y lo sabe ,señorita" su tono ligeramente mas duro hizo que haruka se enderezara y limpiara sus ojos discretamente "y es por ella que hago este trabajo"
"¿cómo...dices?" parpadeo un poco, tratando de entenderlo
"gizele es mi vida..." su movimiento acompasado al afilar una de sus espadas de nuevo, atontaban a la bella chica del kimono rosa y posición importante "dios sabe que desde... aquella vez que me dio un mendrugo de pan... cuando me sonrió y curo las heridas que tenia en el cuerpo... supe que ella seria la persona de la cual me haría cargo toda mi vida..."
suspiró hondamente, sin abandonar su trabajo; mariposas nocturnas nadaban por el aire al exterior, pasando sus sombras por los cuerpos de los jóvenes.
La media luz de la vela aun estaba ahí.
"adórnalo con las palabras que desees" interrumpió comenzando a perder la paciencia ella; satoshi siguió su trabajo, ella, desvió la mirada castaña al piso "que da igual que haya curado tus heridas físicas..." la sombra de una mariposa le paso por los labios.
se detuvo él de repente, abrió un poco los ojos negros y desvalidos como siempre los portaba, sin el valor suficiente para verla, enderezo la espalda, cual si estuviera recargado en una madera imposible de ver
"no lo comprendo" la cascada de su cabello negro lució mas sedosa por la luna "disculpe" un grillito cantó de repente inundando la escena que estaba tensándose ya, un poco de fleco rozaba sus labios
"las heridas corporales, tarde o temprano no se notaran mas..." agrego melancólica "por que la piel las repara y lo que tal vez haya sido doloroso al principio se olvida, así como la forma en la que se curó..." se detuvo un momento para morder su labio inferior, la respiración pausada del chico se escuchó por unos momentos "pero... es tan distinto cuando una persona cura las heridas del lugar que mas fácil se hiere y no puede palparse con alcohol y vendajes..." otra palomilla se proyecto rápidamente por su pecho "el...corazón"
por fin volteó a verla sorprendido.
Tardando un par de segundos más para poder hablarle, ya que la mirada de la chica se había tornado completamente inusual en ella
"usted esta insinuando que..."
se puso ella de pie, soplando la vela en el mueble del cuarto con olor a canela.
"no, no lo insinúo, satoshi-san..." agregó cortante
Fue así, que quedándose en la oscuridad y la luna como única luminaria por la ventana, pudo ver apenas como ladeo la cabeza y corriendo con suavidad la puerta de papel arroz, le lanzó un ultimo vistazo doloroso y tímido que pudo percibir enteramente aun en la sombras que ya reinaban en el cuarto; pudo sentir como su delgado y trabajado cuerpo apiñonado se estremecía de repente al oír lo ultimo que la castaña le pronunciaba quedito "solo que...hasta los monjes mas rectos... se enamoran"
Se agacho de nuevo la cabeza al piso; observando pausadamente como el filo de su espada parecía tener luz propia al oír la puerta cerrarse
" kasumi-sama...>" trazó su fina silueta en su mente, cerrando los ojos dolorosamente, pudo hacer que aquella bella ilusión le sonreía inocente y dulcemente; se paso la mano por el pecho con movimientos circulares, opresivos y agobiados aun contemplando a la bella francesa en la mente " ...hasta que muera...>"
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"¡qué haces aquí?" respiró agitado, apuntando amenazadoramente a una kasumi de mirada tranquila y solitaria.
La había interrumpido mientras hojeaba algunos libros, en una habitación casi a oscuras del ala oeste de la casona.
tras unos ruidos pequeños y extraños, que se originaban en una habitación importante de la casa, el malhumorado hiroshi decidió investigar. al pensar en un inminente robo a la casa, abrió intempestivamente la puerta de arroz de la habitación a la que casi nadie tenia acceso y apunto con su espada directo al supuesto bribón descarado. Su cara de satisfacción al ya ver en su mente la sonrisa de lavit-sama dándole unas felicitaciones por su acción, se esfumo rápidamente al encontrar a la extrajera en lugar de a un ladrón mugroso y hambriento.
se limito a mirarla enojado por la falsa alarma que le había provocado.
Con un pequeño libro entre sus manos y encaje delgado, negro y fino sobre su cabeza a modo de velo, giró con cuidado a donde su molesto interlocutor, provocando que de su fino cuello sonara el cascabel de plata que siempre ajustado, estaba ahí
"¿dónde esta satoshi?" con ganas de respuestas y aun con la espada apuntando a tan solo unos centímetros de su rostro hiroshi demandó que hablara "¿por qué no estas con él?" añadió molesto, aun lo miró sin pronunciar nada mas que un largo pestañeo elegante "¡habla ya!" lo vio con inocencia, apenas alumbrada por la luz cálida de la vela blanca, que remarcando su silueta primorosa por detrás y lo rosáceo y carnoso de sus labios aunque estuviesen cubiertos, por encaje que resbalaba a lo largo de su recta espalda y pecho hasta llegar a su ahora ya curveada cadera
"es precioso..." hablo por fin.
cerró el libro que tenia entre sus finos dedos, hiroshi no pudo sostener la mirada y la desvió por unos segundos al piso, " los poemas de este libro..." agrego ella acercando el libro a su pecho en actitud imaginativa y tranquila "ni en los libros mas fastuosos de medio oriente... he leído tal maravilla" chasqueo la boca él, apretando el mango de su espada tratando de contenerse.
La espada temblaba aun en el aire.
Con la punta fijamente en el pequeño cuerpecito y una mano en la cintura en su cuerpo en una postura mas que arrogante, hiroshi trató de contener la calma
"esta habitación esta prohibida para las personas ajenas de la casa" masculló, al ver que ella se volvía de nuevo buscando mas curiosa en los altos y anchos estantes del cuarto añejo
"el autor, juega con los sentimientos como el viento con las ilusiones y los sueños de la gente..." no hizo mucho caso al joven castaño pues bajó otro libro y le echó un vistazo, sin abandonar el primero con el que hiroshi la había descubierto. este lo he leído ya...> le oyó decir apenas pues había hablado para sus adentros.
"...algunas personas, nacen para plasmar sus pensamientos en el papel... aunque... tal vez no lo sepan" dijo ella cordialmente
"asi es..." completó él casi en un susurro, esperando que no lo oyese; aun mantenía en alto la espada pero ya no temblaba; los labios rosas de la chica le brillaron por el destello del filo de la espada al momento de voltearse al oír su comentario
"y del papel... a la gente" perfeccionó ella esbozando una ligera sonrisa.
Los grillos sonaron de nuevo.
" no es tan insolente...>" cruzaron sagazmente las palabras por los pensamientos de hiroshi; lo cierto es que le habían llegado algunas habladurías sobre aquella "extranjera" pero admitió el mismo que jamás había cruzado palabra con ella, era vergonzosa su conducta pre juzgante es mas educada que las hembras de por aquí...> Repasó con la mirada, aquel largo velo negro que aunque amplio, no lograba opacar ni un poco su magnífica belleza juvenil... ese velo negro...> continuó con su bello rostro de porcelana... ...bueno, es de esperarse...de una familia noble...>
Casi nunca la veía en la casona y, cuando era así, siempre era vigilada por satoshi-san el samurai espadachín con el que siempre rivalizó en todo o estaba acompañada de kenji de quien se había hecho muy amiga apostaban muy seguido incluso de la misma haruka, que encontraba deliciosos los dulces extranjeros que siempre le ofrecía...
Pensaba que era muy pequeña para llevar responsabilidad y mas siendo una "mujer"
"asi es, hiroshi-san" le hablo haciendo que regresara de sus pensamientos mientras cerraba los ojos contenta, comenzó a mirar por todos lados, en busca de algo mucho mas apasionante que los libros, los cuales ya casi había terminado de leerlos todos.
Hiroshi lo sabía.
por rumores, por chismes, o por la misma haruka, sabía que a ella le encantaba repasar con sus ojos llovizna cualquier tipo o titulo de libro, grueso o delgado, de ciencias o de cuentos, mojarse bajo la lluvia, encender incienso de olores "exóticos" y bordar en exceso... es raro en una mujer...> se decía a si mismo, aun mirando como se paraba de puntitas para tomar un muñequito de madera empolvado entre sus manos, la situación verdadera.
Quien sabe por que recordó la vez, que la vio sin pretenderlo, desnudándose en una habitación de la mansión...
Tal vez pretendía bañarse... nunca lo supo.
La inmaculada piel brillante que opacaba hasta la luna, hizo que mirara de repente y sin pensarlo por la ventana... las posibilidades de que algún "extraño" estuviera planeando un "ataque" en la mansión se difuminaron al ver como una "bella señorita que jamás había visto" bajaba con cuidado una delgada prenda color blanco por su espalda... Llevaba el pelo envuelto en una toalla, así que pensó que seria una de las tantas concubinas que traía sigeru, muy seguido a la mansión...
No pudo apartar la vista de ahí... hasta que en un movimiento elegante soltó el paño que envolvía su cabeza... y dando paso a una enorme cascada de pelo largo y naranja que tapo por fin su desnuda espalda, hiroshi por fin pudo parpadear...
No pudo moverse... mientras mas se acariciaba el pelo y mientras mas veía su espalda delgada y frágil, mas agitado respiraba...
Y al contemplar por mas de 10 minutos el ritual que termino cuando ella se levantaba ya el pelo en una sola coleta arriba de su nuca y dejaba caer el resto cual cascada por su espalda, vio en su totalidad su largo y delgado cuello y un poco mas abajo...
Corrió lejos en cuanto pareció que voltearía hacia atrás...
en tan solo un segundo imaginó su castigo...
de inmediato bajo su espada con una velocidad impresionante al piso, cortando de tajo el bochornoso recuerdo y haciendo un ligero silbido que tajaba en aire
"el velo negro.. ¿he?" dijo mas serio para olvidar de nuevo todo. Kasumi se quedo quieta "...en el occidente, significa que guardas luto por alguien...¿quién?" ella dejó caer el muñequito, hiroshi observó las clavículas de la chica, por el escote en su espalda
"...luto... ¿he?" dijo ella, tratando de disimular la tristeza que al parecer, quería salir por sus labios "no, no" negó suavemente "¿quién te lo ha dicho?"
"yo soy neocelandés..." admitió el, mirando al piso y apretando un poco sus dientes "se, de cierta manera las costumbres occidentales."
¿eres neocelandés?" al notar que ella lo observaba insistentemente, opto por darle la espalda
"si¿deberías saberlo, no?" respingó su nariz "después de todo, eres una mujer que lee libros" pasó una de sus manos por su rostro "... ademas de todo, sigeru se encarga de recordármelo a cada momento" remarco el nombre de su "amo" con cierto odio
"¿sigeru?" la niña hablo con inocencia "¿te refieres a mi...prometido?" agrego penosamente, con dolor, recordando como ni si quiera le conocía en persona a pesar de haber pasado tiempo
"asi es..."
avanzó a la puerta de la oscura habitación y cerrando sus ojos índigo, soltó un suspiro
"pero no te preocupes" insintió el con su tono formal y hosco " pues hoy tienes una cita con sigeru, me lo ha mandado a decir"
a punto de partir estaba, cuando sintió que la niña lo asía de una de las mangas de su traje, no supo ni por que, al parecer todo el sentimiento de miedo y desesperación de ella, le recorrían la espalda. hiroshi se paró en seco
"se puede estar muerto..." su dulce voz, estaba perdiendo volumen "...sin dejar de respirar" él la miro sobre su hombro, movió la cabeza ligeramente, sonriendo un poco
"siempre supe que eras una mujer diferente..."
acto seguido, se soltó suavemente de ella y parado en el marco de la puerta, la reverencio
"mis respetos, señorita siryu..." se enderezó y con determinación en los ojos la reverencio de nuevo "ahora, satoshi-san me ha relevado el cargo de cuidarla." Se puso mas derecho, asemejaba a un militar "cualquier cosa que necesite, puede pedírmela"
Kasumia abrió un poco los ojos
"¿relevado...?"
fin del capítulo 6
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buenas tardes, mis queridos lectores.
por fin la fastidiosa tokio-san a desidido escribirles algunas cositas.
primero que nada, MIL GRACIAS A TODOS POR TODOS SUS COMENTRIOS Y SU APOYO
por los reviews, por sus mensajes personales y por todo.
gracias por estar a mi lado!
tokio-san (la princesa del principe mestizo...)
