HOLA!
Pues este es el ultimo, espero que les guste y lo disfruten.
Alory este va para ti, gracias por tu apoyo. Y espero que leas mis demas historias.
Nos vemos abajo!
Epilogo 3 y final…
El comienzo de nuestras vidas…
La noticia del embarazo de la reina, se recibió en total algarabía. Y eso que apenas estaba en el primer trimestre de gestación. Desde que Van naciera, no había vuelto a haber ningún pequeñín en el castillo. Pero lo que nadie sabía era como les estaban afectando los síntomas a los futuros padres…
-¿Ya te sientes mejor Hitomi? –Van comía alegremente un tazón de frutas desde el diván de su habitación. –Ya llevas bastante tiempo ahí…
Una pálida, y muy sudada Hitomi se apareció. Los malestares apenas si la dejaban respirar unos instantes… y no ayudaba mucho si cada vez que veía a su esposo siempre estaba comiendo algo.
-Por Dios, Van. ¿No puedes dejar de comer? –Se recostó en la cama.
-Es que vi que habían traído estas frutas, y no pude resistirme a la idea de comerlas. –Se acerco a ella. Y le extendió el plato. -¿Gustas?
-¡VAN! –Salio corriendo de regreso al cuarto de baño.
-Pero si están muy ricas…
El rey seguía disfrutando de su almuerzo. Mientras su esposa, tenía un encuentro no muy grato en el retrete. (No se si haya, pero aquí si)
-¿Y como va el embarazo de Hitomi, Allen? –Millerna acaba de pisar tierra Faneliana.
-Pues… a ella no le esta yendo muy bien. Pero van lo esta disfrutando mucho. –Le sonreía con complicidad a la matriarca de Asturias.
-Pobre de Hitomi. Y que afortunado de van… yo pase los ascos y malestares en el embarazo de Tucker… Y no es muy agradable… -Dryden traía en brazos a un pequeño niño 1 año. -¿Verdad, pequeño? Tú eras el causante de mis molestias…
-Ya, ya. No te quejes. Y mejor apresurémonos, que ya me urge verla…
Subieron al carruaje que los estaba esperando. Esta vez la hermana del rubio no había asistido a la visita. Si quería ser un caballero Caeli; no podía distraerse en su entrenamiento.
Lo único que podías ver en el castillo; eran los sirvientes hiendo y viniendo. Los mejores amigos de los reyes estaban de visita; y eso aunado a que eran los gobernantes de Asturias, tenía en jaque a más de uno.
En la habitación del matrimonio estaba la pareja terminando de arreglarse.
-Ya no me quedan bien mis vestidos… -La oji-verde pelaba por cerrase su vestido. Van rodeo la cintura de esta.
-Pero eso te hace ver aun más atractiva. Además me habían dicho que esto iba a pasar… -La dejo por un instante y se acerco a un baúl que había a los pies de cama. Saco unos vestidos, se veían que tenían años guardados. Le extendió uno. –Eran los que uso mi mama cuando se embarazo de mí, lograron rescatar algunas cosas del ataque de Zaibach. De seguro te quedara…
-Oh, Van. Gracias… -Tomo el vestido entre sus manos y empezó a llorar.
-¿Por qué lloras, te molesta la idea? –La abrazo.
-No, son las hormonas. Es normal en el embarazo; es una época muy sensible apara la próxima mama. –Lo alejo un poco de su cuerpo. -¿Me ayudas?
-Con gusto.
-¡Merle¡Que gusto verte! –Millerna corrió al encuentro de la chica-gato.
-¡Millerna! –Se abrazaron y la gata inmediatamente puso su vista en un niño rubio que venia en brazos del mercader. -¡Vaya! Esta enorme, tu hijo… Tienes que venir mas seguido a vernos…
-¿Y por que no nos visitan ustedes? –Dryden se acerco a las mujeres.
-Por que Hitomi con sus achaques no tolera el movimiento. Digo, ni una hora en carruaje soporta… -Le extendió sus brazos al pequeño. -¿Cómo se llama?
-Tucker. Eries esta encantada con su sobrino. Y ni se diga Chid, cada vez que puede le manda algo. –Millerna vio con ternura como Merle cargaba a su hijo.
-Merle… vas a asustar a ese pobre niño…
Los soberanos de Fanelia venían tomados de la mano.
Hitomi se veía radiante, el vestido empezaba a perder curvas. Su rostro parecía el de una chiquilla que acaba de hacer alguna travesura. Todo en ella lucia tierno.
Mientras tanto Van, lucia un poco más regordete de la cara. Se notaba que el era el de los antojos…
-Eres mala, solamente no peleo contigo por el bebe… -Siguió jugando con el infante.
-¡Te ves hermosa! Oye, se ve que el embarazo se te va a notar mucho… ¿Cuánto tiempo tienes? –Millerna caminaba alrededor de la castaña.
-13 semanas. Gracias, no eres la única que me dice que me asentó el embarazo. ¿Qué no piensas abrazarme? –Se cruzo de brazos con un rostro "molesto"
-Claro que si, tonta.
-¿Y como se encuentra el futuro padre? –Dryden sacudió el cabello negro de Van.
-Emocionado. No veo la hora en que llegue el bebe… ¿así te sentiste Dryden?
-En realidad… si estaba entusiasmado por la llegada; pero mas, por que se me quitaran los malestares… -Sus ojos eran unos espirales.
-¿No vino tu hermana? –Volteo a ver a su rubio amigo.
-No. Ya sabes esta entrenando… -le lanzo una mirada a Dryden, algo estaban planeando. -Es mi imaginación¿o estas subiendo de peso, Van?
-Si, ahora que lo dices… Te ves mas rellenito… -Al faneliano no le agradaban esos comentarios…
-Solo un poco… Dejen de molestarme…
Se separo de los hombres y fue al encuentro de su esposa; y a saludar a Millerna.
-Son unos pesados… -se dijo mentalmente.
Sus visitas habían estado con ellos, dos semanas. Todos los criados del castillo habían estado entrenando con el pequeño Tucker, ese niño era un huracán. Le rogaban al dios dragón por que el próximo soberano pro nacer, o fuera como el…
-Espero que los reyes Asturianos, tarden en venir… Necesitamos cargar fuerzas para su próxima visita… -Un guardia cayo rendido en un sillón que tenia cerca.
-Dejen de holgazanear, el rey no tarad en bajar a cenar… -Allen paso a lado de ellos.
-¿El rey? Y ¿La reina? –Pregunto el otro
-Se siente indispuesta…
Si a indispuesta, le decían de que estaba llorando como magdalena… ¿Sus argumentos?
-¡Tu no entiendes! –Lloraba desde la cama. –Me dejas todo el día sola. Ya no me entra mi ropa, y… ¡Me acabas de decir gorda!
-Yo no dije eso, amor. –Cada vez que quería acercársele a su esposa, ella buscaba que aventarle. –Solo dije que tu estomago ya había crecido un poco mas…
-¡VES? Me estas diciendo gorda… -Le aventó una almohada.
-Por favor, te va hacer daño. –Como un gato, se acerco hasta ella. Se tranquilizo cuando la castaña se dejo abrazar. –Anda, vamos a cenar…
Mejor no hubiera dicho eso. La oji-verde lo mando a volar lejos de la cama.
-¿Me quieres ver mas gorda?
-No. Pero es que ya tengo hambre…
-Pues baja tu solo –Le abrió la puerta de su habitación
-No hagas esto… -Camino hacia la salida
-No tengo ganas de cenar… -Otra vez empezaron las lagrimas. Le abrazo, y dejo que se deshogara. Dryden le había advertido de estos cambios de humor.
-Pero si para mi eres la persona mas hermosa que haya visto. Además no es que estés gorda, como dices; es solo que en ti esta creciendo nuestro hijo o hija. Y eso ocupa parte de tu estomago… -Le hablo dulcemente al oído.
-¡GRACIAS¡ERES UN AMOR! –Ahora reía, era perturbante… -Pero no tengo hambre, más bien cansancio. Me voy a acostar…
Y así, sin más se dirigió a la cama matrimonial. El rey solo le mando un beso y se encamino al comedor.
El embarazo estaba llegando a término. Según nuestro calendario, corría el mes de abril. El día era soleado.
Hitomi estaba acostada en su cama. Un leve sangrado semanas atrás había puesto a todos alerta. Por ordenes del medico estaba en reposo absoluto. Y esto logro que Van le pidiera que se quedara por tiempo indefinido en el palacio. Le aburría tanta atención, pero si quería que todo saliera bien… Se resigno a la idea.
Morfeo quería llevarla al mundo de los sueños por un dolorcillo llamo su atención. Se enderezo y se puso de pie. Algo parecido a un globo con agua se oyó por la habitación…
-¡Por Kami! La fuente…
En cuanto le habían dicho que su esposa estaba entrando en trabajo de parto; cancelo todas las reuniones que tenia. Y aunque era costumbre que el padre no entrara en la habitación de la parturienta hasta después del alumbramiento; el estaba como loco caminado de un lado a otro, en la habitación de a lado.
-¿Es normal que tarde?
-Me preguntas a mí… -Allen lo veía desde un secreter que había ahí.
-Hace tres horas que empezó… ¿Y si hay problemas? –Se paro de repente.
-Primero, tranquilízate. Segundo si hubiera problemas, ya nos hubieran avisado. Me pones nervioso… -Termino de decir eso y el ryujin siguió caminando. –Le vas a hacer un hoyo al piso…
-No estoy de humor… Además¿tu por que estarías nervioso? –Le lanzo una mirada, sus celos eran su compañía en este instante.
-De solo verte… Además ustedes son mis amigos… y compartir su alegría… -Lo dijo con naturalidad, era la verdad.
-Gracias.
Hubo unos momentos de silencio. Allen los rompió.
-¿Qué te gustaría que fuera? –Vio como el rey lo observo. Digo¿Por qué lo haz pensado, o no?
-Si…
-Entonces…
-A Hitomi no le he dicho nada, pero… me gustaría una niña… Folken y yo éramos hombres y aunque Merle es como una hermana para mi… nunca fue lo mismo –Sonrió
-¿Una mujer, puede mandar en Fanelia? –Le intrigaba la idea.
-Si. Aunque las reinas que han gobernado, no eran muy bien aceptadas en aquella época…
-¿Crees que si fuera niña, la aceptarían?
-Yo me encargaría que lo hicieran…
Estaba bañada en sudor. No sabia ya cuanto tiempo llevaba con contracciones… ¡Cuánto daría por una epidural!
Cada vez que preguntaba si faltaba mucho, le decían que ya casi… Aunque después de la 13va vez que pregunto se dio a la idea de que ese ya casi, tardaba mucho en llegar.
-¿Puedo ver a Van? –Tomo aire en un momento, que se calmaron los dolores.
-No, mi reina. Según nuestras costumbres, solo lo puede ver después de que nazca el bebe. –Una comadrona le respondió.
-Pero quiero verle…
-No creo que sea posible.
Un nuevo dolor las hizo interrumpir su conversación. Cada vez eran más seguidas, eso solo quería decir que ya casi era la hora…
-¡Amo Van! –La gata se acerco al moreno.
-¿Cómo va todo?
-Bien, cada vez son más seguidas las contracciones. Aunque Hitomi pide verlo, y no se lo permiten. –Se recargo en una pared. –Me mando un recado para usted…
-¿Si?
-Que lo quiere mucho, y que haga lo posible para entrar a la habitación… -Bajo su tono de voz. –La ventana esta abierta.
-No desaproveches Van, ve con ella… -Allen le abrió el ventanal.
No supo bien como ocurrió todo, solo que a mitad de su contracción la habitación se lleno de plumas. Lo siguiente que vio fue a su esposo a su lado, tomándole la mano.
-Estas aquí –Le dijo en cuanto el dolor tomo su descanso.
-¿Crees que me lo iba a perder? –Le sonrió
-Eh, este disculpe su alteza… Usted no puede estar aquí… -Una mujer se les acerco.
-¿Por qué no? –La desafió con la mirada.
-Ya sabe, es la costumbre…
-No me importa. Yo quiero estar con mi esposa…
-Por favor…
-¡ARGH! –Era la contracción más fuerte que había tenido hasta ese momento
-¿Hitomi¿Estas bien? –Le seco un poco del sudor que corría en su rostro.
-Ya es hora… Esta coronando… -Era la voz del doctor.
-¿Cómo que coronando? –Se estaba empezando a poner histérico.
-Se esta empezando a asomar la cabeza… -Le dio una indicaciones a las mujeres que estaban ahí.
-¿La cabeza? –Van miro a su esposa.
-Por favor, no te vayas a desmayar. –Sonrió, aun salían sonrisas en su rostro cansado.
-No…
-Muy bien, reina Hitomi… ¿Lista para pujar? –El doctor acomodo unas sabanas en la cadera de la joven.
-Si…
-A la cuenta de 3… 1… 2… 3 ¡Puje! –Empujo sus piernas para ayudarle
-¡ARGH¡DUELE! –El rostro de Hitomi estaba rojo por el esfuerzo.
-Vamos, mi amor. Tú puedes… -Van no sabia exactamente que decir en esos momentos.
-Descanse un momento, tome todo el aire que pueda… Va muy bien, con tres empujones más y ya saldrá…
-Me duele, Van…
-Lo se… resiste un poco mas…
-Tengo miedo… -Sus ojos se le cristalizaron. –Me gustaría que mis papas estuvieran aquí…
-Shhhh, tranquila. Ya se que te hacen falta…
-Muy bien. Ya sabe, a la cuenta de 3, 1… 2… 3
-¡ARGH!
-¡Ya casi sale la cabeza, su alteza! Un poco más…
-¡ME DUELE!
Los gritos de la joven de la Luna Fantasma se oían en el cuarto de a lado. Después de eso Allen salio al pasillo seguido de Merle.
-No me imagino como estará Van en este instante… -Schezar veía la puerta.
-Nunca la había oído gritar así… -Merle se comía las garras de sus manos.
-La cabeza ya salio… Tiene mucho cabello. Mire su majestad… -El doctor le hizo una seña a Van.
Temeroso se acerco, y vio la pequeña cabeza de su primogénito. Se volteo con alegría a ver a Kanzaki.
-¡Tiene mi cabello!
-¡Que bueno! –Apenas si podía controlar sus respiraciones agitadas. -¡ARGH!
-Viene la parte más difícil… Los hombros… Con fuerza su alteza…
Fue suficiente ese último esfuerzo para que saliera. Los sollozos de Hitomi no se hicieron esperar en el momento que su bebe empezó a llorar.
-¿Qué es? –Era poca la voz que le quedaba
-Una hermosa niña… -El doctor les acerco el pequeño bulto a la feliz pareja.
-Es hermosa, mi amor. –Van también lloraba de alegría. Acaricio con ternura la pequeña frente, y le deposito un beso.
La recién estrenada madre, se enderezo para darle su primer alimento a la pequeña. Las lágrimas seguían brotando de sus ojos. Era una sensación increíble saber que en sus brazos estaba el fruto del amor que se profesaban ella y Van…
-Felicidades. ¿Cuándo hará el anuncio del nacimiento? –La mujer más longeva de las que estaban ahí les hablo. –Todo el pueblo esta esperando saber que ya tiene una princesa.
-Es que… -Veía a sus dos mujeres.
-Ve. No puedes dejar esperando a tu reino. -Hitomi con la mano libre que tenía le acaricio su cara.
-No tardo. –Le dio a cada una un beso.
En cuanto Merle vio salir a van, le empezó a bombardear con preguntas.
-¿Qué fue¿Niño¿Niña? –Signos de interrogación la rodeaban.
-¿Me acompañan? –Les hizo una seña. Voy a anunciar el nacimiento.
-Te seguimos –Allen se emparejo al paso del pelinegro.
Llegaron a la entrada del palacio. La escena era digna de recordarse. Como ya estaba entrando la noche, los aldeanos estaban con antorchas encendidas Todos a la espera del anuncio. Un consejero se les acerco y les informo que habían venido gente desde otros pueblos, solo para saber del nacimiento del bebe de los salvadores de Gaea.
Cuando la gente noto que su rey ya estaba al pie de las escaleras del palacio; guardaron silencio…
-Antes que nada quiero agradecerles de parte de mi esposa y yo; su presencia aquí. Y yo se que están ansiosos de saber la gran noticia que nos tiene reunidos aquí. –Trago saliva. –Fanelia tiene una princesa…
El pueblo soltó en risas, y gritos. Fuegos artificiales empezaron a alumbrar el cielo nocturno de ese día. Todos se daban abrazos y le mandaban bendiciones a sus soberanos.
-¡Felicidades, amigo! –Allen los estrecho entre sus brazos. –Lo que deseabas…
-Gracias. –Volteo a ver a Merle que estaba llorando sostenida por otro de sus consejeros. -¿No me vas a felicitar?
-¡AMO VAN! –De la carrera y el abrazo que le propino, ambos cayeron al piso. –Yo se cuanto significa para ti esto… No se que decirte… -No podía tranquilizar sus lloriqueos.
-No me digas nada. Yo se que tu y yo, sentimos los sentimientos del otro. –Se paro y le extendió la mano. -¿Quieres ir a conocerla?
-Claro.
-Parece que les alegra tu nacimiento, mi pequeña –Sus ojos verdes veían a la pequeña que estaba dormidita en sus brazos. –Yo pensé que no iban a aceptar que fueras niña, pero me equivoque.
-La adoran, debiste ver sus rostros. –El papa llego para ponerse a lado de ellas. –Mira quien vino a visitarlas…
Merle y Allen entraron a paso sigiloso a la habitación. Merle se emociono de verla tan pequeña.
-¿Cómo le piensan poner? –Allen veía como los tres miraban a la princesa de esa nación.
-Pensamos en varios nombres… Yo tengo un favorito… -Van estaba embobado en su hija.
-Ah si¿Cuál es? –Hitomi miraba divertida la cara de su marido.
-Himeko… significa princesa. –Observo a los que estaban en su habitación.
-¡Perfecto! Le queda como anillo al dedo… -Hitomi no pudo ocultar el bostezo que se hizo presente.
-Creo que lo mejor será que nos vayamos Merle. Han de estar exhaustos… -Miro a la pareja.
-Solo un poco…
-Mañana vengo a verlos… A los tres. Hasta mañana. –Ya iba a salir cuando se regreso a decir algo. –Feliz cumpleaños Princesa Himeko…
Las primeras noches habían sido un calvario para la pareja. Y es que habían pedido que no querían nodrizas ni nada por el estilo, para la bebe. Querían atenderla ellos…
Grave error…
-Te toca, Van… -Una somnolienta Hitomi movía a la persona de lado. Y es que Himeko estaba llorando.
-¿Umh? –Tardo un poco en reaccionar. –Ah si, ya es hora de cambiarle el pañal.
Con pasos torpes se paro de la cama y abrió el cajón de la cómoda que estaba contigua a la cunita.
La cuna (regalo de Millerna y Dryden) era de metal pintado con oro de 10 quilates (son reyes, que querían). Era de estilo antiguo. La cubría un velo; toda la ropa de cama era blanca y en los bordes tenían las iniciales de la bebe. H.F.K Himeko Fanel Kanzaki.
-Hola, hermosa. –La tomo en sus brazos y la recostó en su lado de la cama. Al solo contacto de los brazos paternales, el llanto ceso. –Eres de rápida digestión, no tiene mucho que tu mama te dio de comer.
Parecía que Himeko le entendía a su papa; por que sonreía ante los comentarios que le hacia.
Le encantaba vera reír de esa manera cada vez que hablaba con ella. Cada vez que Hitomi lo veía de esa manera le decía que se veía gracioso.
Las cosas empezaban a normalizarse…
-¡Por favor, Lady Himeko! Regrese a sus clases. Su padre se va a molestar con nosotras. –Dos jóvenes corrían tras de una niña de 5 años.
-¡NO! Hoy llegan noticias de mis abuelitos de la tierra. –Los holanes de su vestido se mecían al paso apresurado que llevaba. –Quiero estar ahí cuando le lleguen a mi mama…
-¡Que ese escándalo! –Van salio de su despacho.
-¡Su majestad! –Las dos jóvenes se pusieron pálidas la ver la cara de su rey.
-¡Papi! –La niña se echo a los brazos de su papa.
-Oye¿no deberías estar en tus clases? –Observo el rostro infantil que le observaba.
-Si. Pero, hoy llegan noticias de mis abuelitos…
-Cierto… hoy es el día. ¿Quieres que vayamos con mama? –Le sonrió
-¡SI!
-Himeko… A tu mama no le va a gustar que tu papá te este consecuentando –Allen le movía los dedo en señal negativa.
-¿Consecu, que? No entendí lo que me dijiste. -Y le dio una sonrisa que desarmo al rubio.
-Bueno, anden ya vayan con Hitomi. Y ustedes. –Volteo a ver a las doncellas encargadas de Hime (como de cariño le decían). –No digan nada, y nosotros tampoco lo haremos.
-Esta bien, señor.
Las jóvenes regresaron a sus otros quehaceres. Allen se metió al despacho de Van, para seguir con el papeleo que estaban haciendo. Y padre e hija se dirigieron a la habitación de este.
-Ya demoraron… de seguro tuvieron problemas con el dije… -Hitomi daba vueltas alrededor de su alcoba
-Si te sigues preocupando, mami hermanito ponerse malo. –Himeko se echo a las piernas de su mama.
-¿Qué haces aquí, Hime? –La niña volteo a ver al moreno que las veía desde la puerta. -¿Te volviste a escapar de tus clases?
-Si… pero papi dijo que estaba bien. –La pequeña tenía los ojos verdes de su mama. Y el cabello oscuro de su papa.
-La consientes mucho… No quiero pensar como van a ser ustedes dos con el próximo bebe… -Le miro en tono de reproche a su esposo.
-Muy consentidores… -Le dio un beso en la mejilla a su esposa. -¿Aun no hay noticias?
-No, ya es tarde. Quedaron de enviarme las fotos de mis sobrinos y las fotos de los hijos de Yukari. –Se sentó en la cama seguida de la princesita. –Por cierto, les encanto tu pintura, Hime.
-¿De veras?
-Si. Dicen que tienen una nieta muy bonita y que esperan que tu hermanito o hermanita sean igual de lindos que tu… -La reina acaricio el cabello de su hija
Una luz de color rosa se hizo presente en la habitación. Y unos papeles se dejaron ver en el piso.
-Ya se habían tardado…
Por segunda vez desde el mandato de Van, el pueblo estaba en ascuas en espera de saber que había tenido esta vez la reina.
Van (otra vez) no se había separado de su esposa durante el alumbramiento. A la pequeña Himeko la estaban cuidando Allen y Merle.
-¿Falta mucho? –la pequeña escribía algo con sus colores.
-No lo se. –Merle intentaba ver sobre los hombros de esta, pero era imposible. A la menor provocación Hime se lo impedía.
-¿Qué tantos escribes, pequeña? –Allen le acaricio su cabeza.
-El futuro de mi hermano…
-¿Futuro¿Hermano? –Merle y Allen se observaron, definitivamente esa pequeña era hija de Hitomi.
Las predicciones de la pequeña habían sido acertadas. El segundo hijo de Van y Hitomi había sido varón. Después del correspondiente anuncio, Van fue por su hija para que conociera su hermano.
-¿Es el, mami? –Se sentó a lado de ella, sosteniendo lo que había estado escribiendo.
-Si… ¿Qué traes en tu mano?
-Unas cosas que estaba pensando… -le dio el papel a Van, mientras agarraba la diminuta mano de su hermano.
Lo que leyeron sus ojos no podían creerlo. Mas o menos el texto decía así.
Mi hermano será el último, mis papas no tendrán más descendencia.
Yo, tendré un novio rubio. No se, es gente muy cercana a nosotros… Y mis hijos serán reyes de aquí y otro lugar.
Papas vivirán mucho. Y siempre estarán con nosotros.
Tía Merle y Tío Allen, encontraran papa y mama para sus hijitos. Serán felices.
A mi hermano le pondrán como se llamaba el hermano de papa. Y será muy diferente a mí…
Le extendió el papel a su esposa, que tuvo la misma reacción que el… Su hija predijo el futuro de todos…
Si, ambos príncipes eran muy diferentes…
Himeko tenía el carácter impulsivo, explosiva, aventurera y le encantaba mostrar sus alas cada vez que podía. Cosa que angustiaba a su madre. Y divertía a su papa.
Folken era tranquilo, estudioso, un poco temeroso y muy preocupado por los protocolos del reino de sus padres… Cosa que enfurecía a su hermana mayor…
Y eso que solo tenían 12 y 7 años de edad respectivamente.
De lo que no había duda, eran que todos en Fanelia querían a los príncipes…
-Mama, Folken se encerró otra vez en la biblioteca…
-¿Se encerró o lo encerraste?
-Bueno, es que le dije que quería practicar con la espada y se encerró ahí. –Jugaba con el bies de su vestido.
-Pero si al el le gusta practicar con la espada… -Miro la sonrisa picara de su hija. -¿Cómo iban a practicar?
-Jeje… El iba a ser mi muñeco de entrenamiento… -Intentaba disimular sus carcajadas…
-¡Himeko! No esta bien, que intentes usar a tu hermano para esas cosas… -y se encamino hacia la biblioteca.
La noche había caído en Fanelia. Y unos esposos estaban recostados en su cama. Comentando el castigo que le pondrían a la princesa.
-Es la tercera vez que intenta usar a su hermano para practicar… -Hitomi estaba recostada en el pecho de Van.
-Creí que ya había entendido con el castigo pasado…
-Ya ves que no… Además de que me costo mucho trabajo sacar a Folken de ahí. Y cuando lo saque de ahí me dijo que su hermana era una maniática de las armas. –Una gota rodó por la nuca de la castaña.
-No nos podemos quejar… Los dos son buenos hijos… Se quieren y aunque lo dudemos se respetan y protegen
-Si, nunca creí tener una familia como la que tenemos. Me siento orgullosa de todo lo que tenemos. –Observo su argolla de matrimonio la de ojos esmeraldas.
-Aparte de nuestra familia, la economía en Fanelia esta mejor que nunca. Y el hijo de Millerna y Dryden cada vez se hace más astuto en los negocios…
Hitomi cayó por un segundo. Recordó la predicción de su hija, el día que nació Folken. Alguien cercano, rubio… ¡Por Kami! Tucker iba a ser…
-¿Qué piensas, amor? –Los ojos rubíes de Van se clavaron en la cara de Kanzaki.
-Eh, nada. No me hagas caso…
-Eres rara…
-¿Qué pensarías si Tucker y Himeko se casaran algún día?
-Que nunca lo permitiría…
-No te creo, seria la felicidad de tu hija…
-No quiero pensar en eso ahora. Solo se que aun nos espera un largo camino en nuestras vidas y en las vidas de nuestros hijos.
-Si. El nacimiento de ellos solo fue el comienzo de todo…
-Y me gusta la idea de tener que vivir el resto de nuestras vidas a tu lado. –Van le dio un beso en los labios a su esposa.
-Eres un romántico…
Los besos y las caricias se volvían a hacer presentes esa noche; como en todas las demás. Pero antes de dejarse llevar Hitomi hizo un último comentario.
-Hagamos lo que hagamos eso no absuelve a Himeko de su castigo…
-Ya lo veremos…
Nuestra historia ha terminado, pero su viaje recién empieza. El destino esta echado; solo falta ver si sus protagonistas se deciden a seguirlo…
FIN
NOTAS DE LA AUTORA:
Snif... Mi historia se ha terminado. Gracias a los que leyeron mis palabras.
Ya se queda como en continuacion, pero la serie se quedo igual; asi que no se quejen... Ne, es broma.
Reviews
GRACIAS A TODOS LOS QUE ME ESCRIBIERON.
elanorbolson, luna, anaid, jennifer, azka, yunuem, katmaila droga, mei fanel, mina fanel.
Gracias por su apoyo.
Este epilogo (como mi cap de The Prince of Tennis) son mi regalo de cumpleaños. Cumplo 18 años el 1ro de abril.
No se que mas decir, mas que esta es una de mis historias que mas satisfacciones me han dado, aqui, en FF.
No me voy a perder, seguire escribiendo El Nuevo Reinado De Los Dioses y demas historias que tengo en proceso. Asi, que leanme!
Una vez mas gracias a todas las personas que han leido esto. Que en un principio era solo un song fic/oneshot, y se convirtio en algo mas.
Saludos!
aDiOs!
